“Cabrón, si
ya te salvaste, deja concentrarnos en cosas verdaderamente importantes, y no en
cosas que no tienen relevancia, porque finalmente estás vivo”, le dijeron a
Alberto Capella cuando fue atacado 72 horas antes de tomar posesión como
secretario de Seguridad Pública de Tijuana. Actitud similar tomaron las
autoridades respecto a los ataques contra Manuel Díaz Lerma, ex secretario de
Seguridad Pública de Baja California; Eduardo Montero, ex secretario de Seguridad Pública municipal
en Rosarito, y el fallido atentado de militares apócrifos contra Julián
Leyzaola, ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana
Miembros del crimen
organizado ordenaron e intentaron matarlos.
Eran los jefes de
las corporaciones policiacas que se dedicaron a combatir la actividad delictiva
del Cártel Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa en Baja California, entre 2006
y 2011.
Fiscalías cómplices
de los narcotraficantes decidieron no investigar, y dejar a los fallidos
homicidas y a sus jefes impunes.
No importó que los
criminales trataran de matar a figuras de autoridad ni que atacaran al
gobierno. Si el Ministerio Público decidía iniciar alguna indagatoria, era
contra las víctimas, por haber usado las armas “en exceso” para defender su
vida.
Otro factor que
compartieron estas víctimas, fue que no tuvieron el apoyo de sus jefes,
alcaldes y gobernadores, ni la fuerza política para presionar a las autoridades
ministeriales – ni estatales, ni federales- para obligar a las procuradurías a
investigar, procesar y consignar a los criminales que los atacaron cuando
cumplían con su deber de salvaguardar a la ciudadanía.
Conforme a las
versiones de las víctimas entrevistadas por ZETA, la mayoría de los homicidas
que participaron en los ataques en su contra ya están muertos o presos, pero en
ninguno de los casos enfrentan cargos por intentar quitarles la vida.
A GÓMEZ
LO INVESTIGARON
El 17 de diciembre de 2005, en representación
de las autoridades de todos los órdenes de gobierno, el Grupo Coordinación
emitió un boletín asegurando: “Estas cobardes agresiones no quedarán impunes…”.
Se referían al ataque sufrido la noche del 16 de noviembre de ese año por el
comandante de la Policía Estatal Preventiva (PEP), Carlos Gómez Miguel, y a las
3:45 am del mimo día 17, el asesinato de dos de sus escoltas asignados frente a
su casa: Juan Hernández Gutiérrez y
Jesús Noé Rosas Zúñiga.
Como resultado de la
primera balacera hubo un criminal muerto. Gómez reaccionó, pidió apoyo, llegó
una patrulla con la que persiguió a los fallidos asesinos hasta que los
alcanzó, se enfrentaron a balazos y el policía estatal abatió al criminal.
En la Procuraduría
local informaron que por los tatuajes- incluido un apellido Mendoza-, todo
indicaba que el atacante abatido pertenecía al Barrio Logan y se trataba de un
“personaje importante”, debido a la rapidez con que vengaron su muerte.
La autoridad
ministerial incluso tenía las huellas del hombre en otras armas
decomisadas. Pero después, nada.
Se le preguntó al
Gómez, actual director Operativo de la PEP, si hubo algún detenido por los
asesinatos de quienes fueran sus escoltas y si su atentado había sido
investigado: “(Jesús) Quiñónez era el encargado de Homicidios en aquel tiempo,
y lo que hizo fue abrirme una averiguación previa porque consideró que disparé
de más. Mis armas me las regresaron tres meses después y el carro pasó más
tiempo”
Jesús Quiñónez
Márquez fue detenido por autoridades de Estados Unidos en julio de 2010, cuando
era director de Enlace Internacional de la Procuraduría del Estado de Baja
California. Fue procesado y sentenciado como miembro colaborador del Cártel
Arellano Félix.
— ¿Y la patrulla
donde los escoltas fueron asesinados?, se cuestionó a Gómez.
“Esa la recuperamos
hasta mayo de 2006, además, en la indagatoria no dice en ninguna parte que uno
de los muchachos alcanzó a disparar”.
— ¿Impulsaste la
investigación?
“Era Sansón contra
los novatos”, resumió.
CONTRA DÍAZ
LERMA POR MILLONES DE DÓLARES
Poco después de las
nueve de la mañana del martes 25 de abril de 2006, la camioneta blindada donde
viajaba el entonces secretario de Seguridad Pública de Baja California, Manuel
Díaz Lerma, fue atacada por un grupo de sicarios a lo largo de varias cuadras
de la Avenida Internacional, en la zona del fraccionamiento Hípico en Mexicali.
Ahí quedaron heridos
tres de los guardias, mientras el secretario -apoyado por la pericia de su
chofer escolta, y el blindaje de la camioneta oficial- libró la lluvia de balas
y salió ileso. Oficialmente se dijo que se dispararon cerca de 658 tiros, y
trascendió que los sicarios pertenecían al Cártel Arellano Félix (CAF).
Tres meses después,
Díaz Lerma dejó el cargo. Se trasladó como asesor económico en la Embajada
mexicana en Suiza, donde permaneció dos años para regresar a Mexicali en el
verano de 2008 y reintegrarse a la actividad empresarial y política.
“Lo primero que a mí
me preocupaba saber era qué había pasado, por qué había pasado”, explica desde
su oficina Manuel Díaz Lerma.
“Antes de ese
evento, me habían dicho: ‘Mientras tú estés limpio, tu estés haciendo tu
trabajo, nadie se va a meter contigo’. Conmigo se rompió la regla porque yo
estaba haciendo mi trabajo tal cual”, refiere el abogado, quien encabeza un
despacho corporativo y dos empresas, un comedor industrial y una agencia de
seguridad privada.
“Nunca he robado,
nunca robé y nadie trató de corromperme”, insiste Díaz Lerma.
Sobre el atentado se
presentaron -basadas en trabajo de inteligencia- varias teorías, algunas descartadas
por descabelladas, pero él maduró una opción de la que parece convencido:
“Lo que pasó aquí es
que alguien de adentro agarró dinero y dijo que me lo había dado a mí. Como
seguíamos haciendo detenciones por parte de la PEP y les seguíamos pegando,
pues alguien ha de haber reclamado, esta persona que agarró el dinero dijo ‘no,
pues yo ya abrí, yo ya se lo di a él…’.
Ahí quedó sobre mí”.
Posteriormente,
entre amigos y contactos, con información aquí y allá, armó el rompecabezas de
la historia.
Recuerda que
renunció en mayo, pero el entonces gobernador, Eugenio Elorduy, le pidió que se
quedara hasta después del proceso electoral federal (en el que ganó el ex
Presidente Felipe Calderón) y viajó a Europa el 21 de julio de ese 2006, pero
estuvo al tanto del seguimiento al expediente del atentado.
“Los que aparecieron
y los que están detenidos, los detuvieron por otra cosa, no andaban buscando a
los actores físicos del atentado ni mucho menos. En los interrogatorios salía
que habían estado involucrados, y así hubo muchos. Estamos hablando que más de
ocho declararon de esa forma, que están en la cárcel, están siendo procesados
incluso por otros delitos”.
Díaz Lerma considera
que la veintena de sicarios participantes en el atentado eran gente del Teodoro García Simental “El Teo”
-quien luego se integró al Cártel de Sinaloa-, y ahora está encarcelado en el
Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
En enero de 2007
hubo una serie de detenciones relacionadas con el atentado, cerca de ocho
involucrados, entre éstos dos ministeriales adscritos a Mexicali y un subjefe
operativo de la Policía Municipal. Pero el resto de los participantes -una
docena- no están detenidos, e incluso “El Teo” (capturado en enero de 2010)
está encarcelado por otros delitos.
“La realidad es que
dejé de preguntar en la Procuraduría, como cualquier afectado… se lo dejé a
Dios, que Él sea, yo ya ese tema lo cerré, independientemente, pase lo que
pase, si salen libres…la verdad es que yo ya no le estoy dando seguimiento en
la actualidad”, la averiguación que sigue abierta.
“Me pasaron la
información cuando estuve en Suiza, varios aparecieron muertos, y los
identificaron, se dieron cuenta de que habían sido los que participaron. Es
difícil tener el dato exacto de cuantos, pero fueron varios. Nunca me ha
hablado ningún autoridad para algún trámite sobre el tema”, argumenta el ex
funcionario estatal.
Dice que optó por
regresar debido a informes recibidos: “Esta gente ya sabe que se equivocaron,
que nunca recibiste dinero, ya lo saben, ya no tienen nada contra ti; puedes
regresar sin ningún problema’. Muchas de esas gentes me decían que ni siquiera
me tenía que ir, pero era una cuestión de sanidad”.
— ¿Y de cuánto
estamos hablando?
“Nunca supe con
exactitud, sé que hablaban que se había
entregado cuatro millones de dólares, a repartir… había un alto funcionario, y
no (era) de la Secretaría”.
Finalmente, Díaz
Lerma reflexiona y asegura que durante algún tiempo pensó en contratar un
abogado penalista para darle seguimiento al tema, pero optó por dejarlo así.
Aunque sí considera que hay participantes que siguen libres.
CAPELLA: “CABRÓN, ESTÁS VIVO… PARA QUÉ LE BUSCAS”
La noche del 27 de
noviembre de 2007, apunto de amanecer 28, un grupo armado intentó ingresar a la
casa de Alberto Capella, entonces Consejero Ciudadano de Seguridad Pública, que
en 72 horas sería nombrado secretario de Seguridad Pública en Tijuana.
Hombres con armas
largas, a bordo de por lo menos ocho vehículos, intentaron ingresar al
domicilio de la víctima, localizado a un costado de la Unidad Antisecuestros
del Estado y atrás de las oficinas de la Policía Municipal.
Capella, que había
sido amenazado, escuchó ruidos. Tomó una de las armas largas que sus escoltas
le dejaban por la noche al llevarlo a su casa, y empezó a disparar. Los vecinos
pidieron ayuda a los números de Emergencia, las fuerzas del orden tardaron 35
minutos en llegar. Los criminales abandonaron la escena sin completar la
fechoría.
En el lugar, la
Procuraduría General de Justicia del Estado recolectó casquillos de 11 armas,
además de la usada por Capella para defenderse. Cinco armas habían sido
utilizadas el 20 de noviembre del mismo año, en el asesinato del policía federal de Caminos Carlos Mario Breach
Shcultz, en una emboscada bajo una lluvia de balas en la colonia libertad. Este
hallazgo no importó. Este expediente tampoco tuvo conclusión, ni arranque.
En 2009, tras la
captura de Ángel Jácome Beltrán “El Kaibil” -8 de marzo-, uno de sus presuntos
cómplices consignados, el ministerial Ricardo Flores, declaró respecto al
intento de homicidio contra Capella: “Estuvieron involucrados los agentes
ministeriales de nombre Domingo Herrera, Ulises Meza, así como agentes de la
Policía Municipal, de los cuales no recuerdo sus nombres, que dicha célula que
realizó el atentado referido, estuvo dirigido por un ex agente ministerial de
apodo ‘El Negro’”.
También aseguró que
en el operativo homicida, Herrera fue herido y después atendido como accidente
de trabajo en el ISSSTECALI.
En versiones
extraoficiales de policías municipales, se mencionó también la participación
del entonces jefe de Enlace de la Municipal y compadre del traficante Jorge
Briseño “El Cholo”, Javier Enrique Cárdenas Salgado -detenido en noviembre de
2008 por sus presuntas relaciones con el CAF ,-como quien ordenó a los policías
“abrirse” para dejar el camino libre a los criminales.
“Fue un tiempo
bastante complicado, doloroso, porque aparte de que vives momentos de terror y
te salvas de milagro, terminas siendo víctima tres veces, la más importante,
cuando te quieren matar; la segunda cuando te crucifican mediáticamente por
temas de carácter político, manejando la teoría de un auto-atentado (según
informes que recibió posteriormente, esa versión saldría de la Secretaría
General de Gobierno del Estado) para
mover tanta gente, ni modo que alguno no dijera algo; y la tercera, que no hay
justicia”, considera Alberto Capella.
“Eran tiempos tan
complicados, que incluso una autoridad de primer nivel, de quien omito su
nombre, me dijo con estas palabras: ‘Cabrón, si ya te salvaste, deja
concentrarnos en cosas verdaderamente importantes, y no en cosas que no tienen
relevancia, porque finalmente estás vivo’. Y a las 72 horas me convertí en
autoridad por primera vez en mi vida, y entras en una dinámica de mucha
responsabilidad, de mucho estrés, de muchos problemas, que tiene otras
prioridades”.
— ¿Y qué fue lo que
se investigó?
“Sé que en alguna
ocasión me llegó un citatorio por parte de la PGR, en aquel tiempo de que
informara cómo demonios tenía yo una R-15 y G3 en mi casa, y por qué. O sea,
terminé procesado. Hablé con Medina Mora, le expliqué -eran de sus escoltas y
se los dejaban en la noche- y dejaron el asunto sin efecto, pero lo que les
interesaba era ese tema.
“A los dos años
aparecen estos detenidos con esta información y sustentan con un señalamiento
directo la participación de cuatro policías ministeriales del Estado, y
presumiblemente, ocho policías municipales de Tijuana corruptos, y es
básicamente al punto que llegamos”.
— Al ex ministerial
Francisco Manzo Morán “El Negro” o “El Billy”, detenido en julio de 2009, ¿lo
acusaron por su expediente?
“Hasta donde yo sé,
no; yo no he comparecido ante ninguna autoridad judicial”.
— ¿Hay algún
detenido por el atentado contra su vida?
“Ninguno, por lo
menos por mi asunto ninguno. Hay dos expedientes, uno en el Estado y otro en la
PGR, y las dos investigaciones deben estar durmiendo el sueño de los justos.
¿Qué impresión
tengo? que la mayor parte de los que participaron, o están muertos o están
detenidos, porque ya no hubo nada. Y te da el efecto que tienen todas las
víctimas de cuál va a ser la reacción si le mueves -al expediente-, y más con
esos criterios de ‘para qué si estás vivo’.
“Ahora llega gente y
me trae una pieza del rompecabezas que yo no tenía -pero no aceptarían declarar
porque sería ponerse en riesgo-, lamentablemente una cosa es la realidad y otra
la verdad jurídica, de saber a poder acreditar hay una gran distancia; al final
el único link importante que tengo es esta declaración, y la balística de las
armas”.
Al inicio de la
indagatoria, Capella tuvo un enfrentamiento verbal con palabras altisonantes
con Jesús Nelson Rodríguez García, subprocurador contra la Delincuencia
Organizada, porque estaba desestimando el tema intencionalmente.
Víctimas en el tema
de secuestro habían señalado a este funcionario en repetidas ocasiones de
corrupción y colusión con el crimen organizado, sin embargo, fue protegido por
los procuradores Antonio Martínez Luna y Rommel Moreno, hasta abril de 2008,
cuando el General Sergio Aponte Polito, entonces Comandante de la Región
Militar, lo señaló en una carta pública con detalles de averiguaciones y
declaraciones, como un funcionario
corrupto con ligas criminales. Sin embargo, ni lo corrieron ni denunciaron.
Nelson renunció.
Montero: Presuntos responsables liberados
Lo mandaron amenazar
a partir que tomó posesión como secretario de Seguridad Municipal en Rosarito,
el 1 de diciembre de 2008. Los mensajes le llegaron a través de sus escoltas,
lo atacaron a balazos en las oficinas centrales de la Policía el día 18 del
mismo mes. Como sobrevivió, otro mensaje llegó una semana después vía un agente
ministerial, quien le dijo que tenía que negociar con los narcotraficantes y
podía llegar a un acuerdo sin corromperse.
Conforme al análisis
balístico, algunas de las armas de su atentado, se habían usado en el asesinato
del agente federal Carlos Mario Breach Shcultz y en el atentado contra Capella.
Cuando Montero fue a declarar, lo recibió Nelson Rodríguez García, quien le
advirtió que no conocía de “su asunto” porque tenía mucho trabajo y que lo iba
a mandar a la Procuraduría General de la República porque eran pocos agentes y
no querían correr riesgos.
A pocos días del
ataque, como resultado de una serie de entrevistas realizadas entre policías
municipales de Rosarito, con apoyo del Ejército, el General Aponte, ante la
intencional inmovilidad de los investigadores estatales y federales, dio a
conocer una lista de los uniformados corruptos que habrían participado
presuntamente en el intento de homicidio del Capitán Montero. José Luis Lugo
Báez, César Beltrán Saldívar y Mario Alberto Herrera Sánchez; José Luis Lucas
Rodríguez, Júnior Ernesto Escobar Knight, Manuel Miguel Díaz Ayala, Carlos
Peraza Vergara, Marco Antonio Arias Hernández, José Luis Ballesteros Sánchez,
Mario de Jesús Lizán Nájera, Eduardo Bustos Rodríguez y Karlo Omar Herrera Sánchez.
Los policías lo negaron públicamente.
Algunos de ellos
fueron detenidos. Incluso, César Beltrán Saldívar fue asesinado -3 de octubre
de 2008- mientras comía en una taquería con Ángel Jácome Beltrán “El Kaibil”,
detenido como miembro del crimen organizado en marzo de 2009.
Cuando el Ejército
capturó a “El Kaibil”, le permitieron a Eduardo Montero entrevistarlo. “Me dijo
que él no había participado en mi asunto, pero quien pidió permiso para hacerlo
fue César Beltrán, a través de Raydel López ‘El Muletas’, y que ‘El Teo’ (Eduardo
García Simental) lo había aprobado”.
Cuando le preguntó
el por qué, Jácome respondió: “Porque los grupos que ya estaban al interior -de
la Policía- los estaba empezado a desintegrar, y no estaba dejando trabajar”.
— De la lista que se
publicó, ¿alguno de esos policías fue detenido por su atentado y el homicidio
de su escolta, Guillermo Castro Corona?
“Precisamente por lo
de mi atentado yo lo desconozco, supe de la participación por el General
Aponte, pero de que estén en la averiguación, no sé. Es más, yo nunca volví a
ver la averiguación”.
— Formalmente, ¿le
preguntaron a Jácome Beltrán del ataque en su contra y de su escolta o no?
“Ahí desconozco, lo
que pasa es que nunca hubo una unidad de criterio en la elaboración de los
interrogatorios a los detenidos, la unidad que los detenía obtenía su
información -lo que a ellos les interesaba-, y no le permitía a las otras
instancias estar por lo menos presentes para ver qué otros temas se podían
despejar”.
— ¿Acusaron a César
Beltrán Saldívar del atentado?
“Sí estaba en la
lista, pero nunca estuvo detenido porque renunció. Cuando publican los nombres,
él renuncia y jamás lo vuelvo a ver, hasta que muere”.
— ¿Usted declaró?
“Fui y puse mi
denuncia con el General Aponte Polito. Fue la única vez que me escucharon,
incluso no me querían recibir la denuncia, estaba a cargo el que estaba de
Enlace y luego lo agarraron en Estado Unidos- Jesús Quiñónez-. Lo hizo porque
hubo mucha presión del General”.
— Posterior a esa
lista capturaron por temas de droga a los hermanos Herrera y…
“Y ya están
sueltos”.
— ¿Liberados?
“Andan en Rosarito”.
— ¿Y Usted por qué
no impulsó el expediente, Capitán?
“No cuestioné, más
bien propuse que en cada detención se invitara a todas las unidades, para que
una en presencia de todos preguntara sobre lo que a cada una le interesaba. En
el caso de Rosarito me interesaba saber qué policías estaban involucrados, qué
autoridades estaban involucradas, cuál fue la razón por la que mataron a Pedro
o a Miguel, para resolver lo que estaba en mi municipio, pero no había eso”.
LEYZAOLA:
SIN AVERIGUACIÓN PREVIA ABIERTA
El trabajo de
coordinación con el Departamento Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus
siglas en inglés) le permitió al Teniente Coronel Julián Leyzaola como
secretario de Seguridad Pública de Tijuana, conocer de la planeación de dos
atentados en su contra. Uno en septiembre de 2009 y otro el 31 de octubre de
2009, ambos fueron desmantelados a tiempo, en el segundo hubo detenidos, pero
cuando fueron consignados, no les fincaron responsabilidad por planear matarlo.
— Primera amenaza,
¿de la coacción del carro-bomba hubo investigación?
“No, de eso se
presentó una denuncia ante la PGR por intento de homicidio y lo que resulte.
Ahí llegó la información de la DEA de que iban a volar el edificio de ‘La Ocho’
-oficina de Seguridad Pública que estuvo ubicada en la calle Octava de la Zona
Centro- con un vehículo con explosivos; fue cuando decido trasladar
la Secretaría de Seguridad al edificio de la Zona Río. Pero no hubo
consignación, hubo datos de un video, pero nunca detuvimos a nadie”.
— ¿Había una
camioneta con huellas digitales?
“Pero no le
encontraron explosivos, y si no hay nada ahí, no se puede integrar nada”.
Respecto al fallido
atentado programado para el 1 de noviembre de 2009 y los detenidos, Edgar Zúñiga Nuño “El Mono”
y otros 11 criminales detenidos, el Teniente Coronel Leyzaola confirmó: “No
están profesados por el atentado”.
Fueron capturados
tras un enfrentamiento, vestidos de soldados en carros militares apócrifos,
mientras esperaban la orden para salir a la calle, acercarse al comando escolta
de Julián Leyzaola y matarlo.
“Inicialmente que me
llegó la información, supimos que ellos iban a clonar los vehículos, y fueron
detenidos por otros motivos, por declaraciones sabíamos que ellos estaban a la
espera de poder ir sobre mi vehículo, traían montados los barrets en sus autos,
pero no se llevó a cabo el atentado; por eso no se concretó finalmente el
intento de homicidio”.
— Pero se
encontraron videos con la arenga que habla de la intención de asesinarlo y
declaraciones, ¿nadie está siendo investigado a pesar de toda la información
alrededor del operativo criminal?
“Realmente ahí, yo
no se cómo operó la situación, nosotros nada más actuamos en la detención por
delincuencia organizada, posesión de armas de uso exclusivo del Ejército, creo
que por usurpación de funciones y uso de uniformes/colores de las fuerzas
armadas Se supone que el MP les iba a
configurar el intento de homicidio, pero no sé cómo haya operado el Ministerio
Público en el tema de toda la planeación del intento de asesinato”.
— Había videos y
declaraciones, ¿a Usted le hablaron para declarar?
“Todo eso se lo
dimos a la PGR, todo se les entregó para que hicieran la integración, pero no
sé en qué terminó, y no me mandaron llamar nunca”
Oficialmente: sin investigación
Se solicitó
información a la Procuraduría Estatal de Baja California del seguimiento y
avances últimos de todos los casos antes descritos, y la respuesta fueron los
siguientes oficios:
- En el caso
Montero, con fecha 12 de octubre de 2009, la Subprocuraduría contra la
Delincuencia Organizada informa al Ministerio Público de la Federación que
envíe todas y cada una de las constancias originales a la representación social
de la Federación, ya que ejercieron la facultad de atracción de la indagatoria
4035/07/207. El MP responde el 23 de octubre, argumentando que ya lo hizo.
- Otro documento
escrito a mano con fecha 8 de mayo de 2006, indica que remitieron un oficio
“con desglose” al Ministerio Público
Federal con el expediente del caso Díaz Lerma, por tratarse de un delito del
orden federal.
Hasta ahí.
AMPARAN A FALSOS MILITARES
Protección a
sicarios de “El Muletas” regresa proceso penal por delincuencia organizada al
inicio. “La Loba” y Leonardo Salvador Hernández, dos de los que participarían
en un atentado contra Julián Leyzaola en 2009. Otros de los pistoleros se
convirtieron en dolor de cabeza para autoridades del penal de “El Hongo”, al
desarrollar conductas tendientes a establecer un autogobierno carcelario.
Por una formalidad
mal atendida durante el recurso de apelación interpuesto por dos presuntos
sicarios de la célula delictiva de
Raydel López “El Muletas” en contra de un auto de formal prisión dictado
hace más de tres años, un Tribunal Unitario concedió amparos al par de
procesados y ordenó la reposición del procedimiento.
Los beneficiados por
el fallo son José o Jesús Adolfo Lugo Quiroz “La Loba” y Leonardo Salvador
Hernández García, quienes presuntamente atentarían contra la vida del ex
secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola Pérez, el primero
de noviembre de 2009, pero fueron detenidos el día anterior por elementos de la
II Zona Militar.
Ambos sujetos
formaban parte de un grupo de aproximadamente 40 sujetos que organizaban un
operativo para privar a de la vida al actual jefe policial de Ciudad Juárez y
utilizaban uniformes apócrifos del Ejército Mexicano. Se encuentran presos en
el Centro de Reinserción Social “El Hongo”, en Tecate, acusados de delincuencia
organizada en la hipótesis de cometer delitos contra la salud.
MEJORAR LA DEFENSA
Tras permanecer
arraigados durante casi tres meses, a Lugo Quiroz y Hernández García se les
remitió a dicho reclusorio, donde vía exhorto, el Juez de Primera Instancia
Penal de la localidad, en auxilio del Juez Decimosexto de Distrito de Tijuana,
les dictó auto de formal prisión el 2 de febrero de 2010.
Los pistoleros
apelaron al fallo que los declaraba formalmente procesados, y el juzgador de
Tecate los previno para que nombraran un abogado para la segunda instancia. Al
no contar con un profesionista particular, tanto “La Loba” como su cómplice
designaron al defensor de oficio que estuviese adscrito en el Tribunal Unitario
al que le tocara conocer de la apelación.
El exhorto dio
cumplimiento a la formal prisión y regresó al Juzgado Decimosexto de Tijuana,
su titular convalidó la decisión de los procesados de designar al defensor de
oficio para que los patrocinara durante la segunda instancia, y así remitió el
expediente al tribunal de apelación, que también dio por bueno el nombramiento,
y el 26 de julio de 2010, confirmó el auto de bien presos a Lugo y Hernández.
Inconformes con la
resolución, los sicarios interpusieron hasta este año los amparos indirectos
17/2013 y 22/2013, ante el Octavo Tribunal Unitario, que hace unos días otorgó
la protección de la justicia federal a los quejosos y ordenó reponer el
procedimiento hasta la etapa inmediata posterior al dictado de la formal
prisión; es decir, continúan procesados, pero se les dará oportunidad de
designar nuevamente abogados.
Para el magistrado
que resolvió el amparo debió ser el Juez de Distrito de Tijuana el que tenía
que prevenir a los inculpados para nombrar a los litigantes que consideraran
oportunos, y no el juzgador de Tecate. Considera irregular que el juez federal
convalidara la designación del defensor de oficio, y que tampoco el magistrado
de apelación lo haya advertido.
Según el tribunal de
amparo, lo anterior “se traduce en una omisión grave de la defensa en perjuicio
de los inculpados, que trasciende al resultado del fallo y amerita su
reposición”.
El sentido del
amparo, que pareciera intrascendente al fondo del asunto, finalmente permitirá
a quienes sean los defensores de estos sicarios perfeccionar los agravios en
busca de revertir la resolución que los mantiene en prisión.
TIPOS DE CUIDADO
A más de tres años
de los hechos y la reclusión de los criminales, su estancia en el Centro de
Reinserción Social “El Hongo” se ha convertido en un potencial riesgo para las
autoridades y población penitenciaria, puesto que algunos de los señalados no
han cesado en sus conductas ilícitas aun dentro de la prisión, lo que ha
motivado diversas sanciones y medidas en su contra.
Pablo Houston
Barceló tuvo que ser castigado en febrero de 2012 por el Consejo Técnico
Interdisciplinario por su conducta antisocial, al organizar y liderar un grupo
al interior del centro carcelario con intenciones de controlar espacios y
servicios hacia el resto de los presos, ejerciendo un poder indebido. No se
dieron a conocer mayores detalles.
El recluso fue
sancionado con 60 días de aislamiento en celda diferente a la suya y suspensión
de visita familiar e íntima durante ese periodo. Fue removido del edificio
H-C116, al diverso H7-A310. Su madre, Juana Barceló Ochoa, promovió un amparo
debido a la prohibición de visita familiar, la falta de atención médica a su
hijo y el riesgo de que éste pudiese perder la vida. Así se conoció de su
situación.
Por su parte,
Alejandro Ignacio Corona Manzo “El Gordito” también fue sancionado en julio de
2011 por desobedecer las normas generales de conducta del penal de Tecate y por
poseer sustancias ilícitas. El castigo fue de 60 días de observación en celda
propia, sin visita íntima ni familiar.
Corona y sus
familiares demandaron el amparo denunciando presunta incomunicación,
prohibición de visitas y encierro bajo llave las 24 horas del día. Un juez le
concedió la protección constitucional porque las autoridades no especificaron
qué tipo de órdenes no obedeció, ni tampoco señalan tipo de sustancias, tiempo,
modo y lugar de posesión.
Otro interno
conflictivo es Gustavo Gil Díaz, quien fue sancionado por cometer faltas de
disciplina en “El Hongo”. Se le prohibieron visitas y se le restringió el uso
del teléfono, según sus propios lamentos. Promovió diversos amparos, entre
ellos uno en el que se quejó de “incomunicación, segregación, aislamiento,
malos tratos” y la internación en las celdas denominadas “tumbas o bartolinas”.
(SEMANARIO ZETA/ Rosario Mosso Castro / Sergio
Haro Cordero/ Luis Carlos Sáinz / 23 de
Septiembre 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario