jueves, 6 de agosto de 2015

TANHUATO: LA ROPA INTACTA Y LOS CUERPOS DESTROZADOS (3 de 3)


¿Por qué los cuerpos de sus familiares mostraban huellas de tortura, balazos en la espalda, fracturas múltiples, quemaduras… y, sin embargo, su ropa estaba intacta, sin siquiera huellas de sangre?

Esa es una pregunta que las familias de Ocotlán, Jalisco, de donde eran originarios la mayoría de los muertos del Rancho El Sol, situado en Tanhuato, Michoacán, se repiten una y otra vez.

¿Por qué en el Servicio Médico Forense de Morelia trataron los cuerpos peor que en un rastro, sin que los responsables de defender los derechos humanos en México dijeran absolutamente nada y, encima, permitieran las burlas de miembros de la Policía Federal a las familias?

Este último es otro de los muchos cuestionamientos que ni las autoridades locales ni las federales han aclarado sobre el supuesto enfrentamiento del 22 de mayo pasado que dejó más de 42 muertos, dicen las familias, y por el que una comunidad entera se ha unido en un esfuerzo por limpiar los nombres de los jóvenes que, sin distinción, fueron señalados por el Gobierno federal como criminales y miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación.

TANHUATO, MICHOACÁN, 22MAYO2015.- Más de 40 personas fallecidas, entre ellos un Policía Federal y dos más heridos, fue el saldo de un enfrentamiento en la comunidad de Tinaja de Vargas enfre elementos federales y presuntamente miembros del crimen organizado.



FOTO: ESPECIAL /CUARTOSCURO.COM
Escena difundida luego del 22 de mayo pasado, tras el presunto enfrentamiento entre federales y miembros del CJNG. Foto: Cuartoscuro

Ocotlán, Jalisco, 5 de agosto (SinEmbargo).– Era el número 13. Le fue asignado al azar. Un número que le robaba su identidad. No tenía nombre, pero su padre detectó entre la montaña de seres humanos desnudos y apilados en el suelo con aserrín, su cuerpo menudo, adolescente, casi de niño. Tenía 17 años. Se llamaba Francisco Daniel Magallón Torres.

El olor a muerte penetró en la nariz de Francisco Javier Magallón Pérez. De pronto, llegaron a su mente las imágenes de los gemelos recién nacidos, con cinco años, con 10. Francisco Daniel y Francisco David, idénticos, tanto que la gente los confundía de manera constante.

Y ahora, ha visto a uno de ellos en este lugar indigno. Hace cuatro meses Francisco Daniel “El Cuate”, se casó con Leslie. Estaba feliz, radiante. Trabajaba de dependiente en una tienda, pero su salario no le alcanzaba. Quería progresar, obtener un sueldo mejor para construir una familia y empezar una nueva vida.

Y a lo lejos lo identifica. Quisiera creer que no es él. Un padre conoce a su hijo. A medida que se acerca siente un estremecimiento, un ligero vértigo  físico y de emociones; un dolor intenso por la pérdida, un golpe al corazón por esta realidad que parece ficción. Todo es como una novela negra, un thriller post apocalíptico.

El escenario putrefacto, surrealista, siniestro. No hay refrigeración, tampoco condiciones para tener 43 cuerpos. Pero allí están apilados, otros en fila, tirados en el suelo con aserrín y barras de hielo derretidas rápidamente y convertidas en agua. La sangre mezclada, el fétido olor, el ambiente nauseabundo, la muerte.

–¿Por qué los tienen así, como animales?”, preguntó sin dar crédito a la imagen inhumana, más parecida a un rastro a un matadero, que al Servicio Médico Forense de Morelia.



Francisco Javier Magallón Pérez, padre de Francisco Daniel Magallón Torres, el más pequeño de los 42. Foto: Especial.

ROPA Y DISPAROS

En realidad, Francisco Javier Magallón Pérez primero identificó a su hijo en las imágenes de lo que él llama la “matanza” del Rancho El Sol, ubicado entre Ecuandureo y Tanhuato: “Estaba de espaldas, vestido con una sudadera naranja y un pantalón de mezclilla”.

Y ahora lo estaba viendo allí tirado en el suelo. Su sangre mezclada con la de otros: “Estaba todo su cuerpo amoratado. Y en la pierna como que le cortaron la piel, como con un cuchillo o algo así. Los torturaron”.

Las preguntas siguen surgiendo. “¿Por qué el pantalón está intacto si su pierna la tiene dañada y su piel cortada? Es obvio, dice, que primero los desnudaron, los torturaron y luego los vistieron”.

Cuenta que pudo ver los otros cuerpos, gracias a que ingresó al lugar junto a los trabajadores de la funeraria, sin pedir permiso: “Estaban en pésimas condiciones, echados a perder, uno estaba picado con la piel reventada, torturados, unos les mocharon los dedos de las manos, les tumbaron dientes a unos, a otros les mocharon sus partes íntimas. ¡No se vale!”.

Indignado añade: “Fue una emboscada, dicen que fue enfrentamiento, no, eso es una mentira. Fue una matanza. Los agarraron, primero los torturaron y luego les dieron el tiro de gracia. Mi hijo tenía un balazo por la espalda”.

Es otra de las preguntas que se hace. ¿Por qué su hijo tenía un balazo en la espalda y en las fotos difundidas en las redes sociales aparecía con una sudadera naranja intacta, sin el agujero del proyectil?.

“Los tenían en un cuarto todos amontonados, ni siquiera en la cámara (refrigerada) para que aguantaran los cuerpos. Yo cuando los vi, ya ni tenían hielo, ya nomás era pura agua la que estaba escurriendo, agua y sangre de ellos, aserrín abajo, como si hayan sido unos animales. Así los tenían”.



El cadáver de Francisco Daniel Magallón con sudadera naranja. Foto: Especial.

Comenta que al entregarle el cuerpo en una bolsa, no le entregaron sus pertenencias: “Nada, ni camisa, ni la sudadera, nomas me dieron el puro pantalón y sus trusas. Todo lo demás se quedaron con ello”.

No tiene duda de que los policías federales alteraron la escena del crimen e hicieron lo que quisieron: “A mi hijo primero lo torturaron y ya después órale córrale y por la espalda le dieron, el balazo lo tiene por la espalda, él cayó boca abajo. Con el balazo que le dieron con eso tuvo, le perforaron los pulmones. Y luego todo el cuerpo amoratado”.

Y añade: “No esta bien eso que hicieron, los hubieran aprehendido, los hubieran entregado y que la ley haya caído sobre ellos. No haber hecho justicia ellos, como lo hicieron. Que se haga justicia, que caiga la ley como debe de caer sobre ellos, porque eso fue un asesinato, fue una masacre fea. Supuestamente dijeron que los sanguinarios eran ellos y resultó más sanguinario el gobierno de ellos”.

Considera que fue una estrategia del Semefo dejar que los cuerpos se descompusieron al no tenerlos en la cámara frigorífica: “Mi hijo no se descompuso porque estaba delgado… Yo me metí con los de la carroza hasta el cuarto que los tenían, de hecho, hasta me regañaron porque me metí”.

Ninguna institución se acercó a apoyarlos, ni la CNDH ni la CEAV, tampoco alguna dependencia social para ayudarles con los gastos funerarios o con terapia psicológica.

Francisco Javier tiene cuatro hijos. El rostro de Francisco Daniel esta presente en su hijo gemelo Francisco David, pero el hueco en el corazón por la pérdida es irremplazable. El gemelo visita el cementerio constantemente para llevarle serenata.

Los trabajadores del cementerio conocen las tumbas de los “Guerreros de Ocotlán”. En su tumba hay una manta con la foto del rostro de Francisco Daniel con la frase “Mi guerrero”. Esta llena de flores y comparte espacio con otros familiares: “Hace días allí estuvimos, pero él se quedó con unos amigos, metieron la camioneta para ponerle música, serenata a su gemelo. La gente los confundía mucho, casi eran iguales. Lo extraña mucho. Mi esposa anda mal, en ratitos anda bien, pero a veces anda de la patada, es que no es para menos, la pérdida de un hijo es dura”.

Si la pérdida de un hijo es difícil, para María de Jesús Martinez la pérdida de dos nietos, José Antonio y Jesús Giovanni Mendoza Martínez de 20 y 21 años, a quienes crió como hijos, es un golpe tremendo del cual “jamás” podrá recuperarse.

Esta sentada en una pequeña habitación. En su casa visiblemente humilde se escuchan los palomos de José Antonio criaba. El palomar se ha quedado sin cuidados, ya no hay quien le hable a los palomas.



Tumba de Francisco Daniel Magallón Torres, el Cuate, tenía 17 años. Foto: Especial.


MISAS PARA SU DESCANSO

“Ellos no saben que están muertos”, dice de manera desolada Mamá Chuy, como le decían José Antonio y Jesús Giovanni a su abuelita que desde pequeños se hizo cargo de ellos.

Doña Chuy de 62 años solicitó al sacerdote del pueblo unas misas gregorianas para los 42 y hoy como todos los días se está preparando para asistir a la Iglesia San Antonio donde el cura nombre a cada uno de ellos con sus nombres y apellidos para pedir por su eterno descanso.

“Ellos aquí nacieron y se quedaron a vivir conmigo. Y hasta la fecha. Ellos se quemaron con el mismo hielo porque amontonaron los cuerpos. Me dijeron que los tenían como animales”, dice esta mujer de 62 años con un hilo de voz, apenas audible. La depresión no la ha podido superar.

Llora “no es justo”, repite. “Los masacraron. ¿Qué puede hacer uno? Es una impotencia. ¿Y el gobierno? Ni se ha acercado, ya ve lo que dicen, que eran unos malvivientes y eso no es cierto”.

Cuenta que Jesús Giovanni se iba en la mañana a vender fruta y en la noche le ayudaba a un señor a vender tacos, también trabajaba por temporadas en la empacadora de pollos; mientras José Antonio trabajaba cerca de la vía del ferrocarril lavando carros. Ambos fueron invitados a trabajar en el Rancho El Sol.

“Yo lo único que le pedía a Dios es que estuvieran bien, y por lo que veo, ahora si están bien, pero con él. Eran creaturas como todos, traviesos, pero no eran malosos ni andaban en malos pasos. Aquí toda la gente viera como los extraña. Cuando no andaba trabajando Antonio se la pasaba allá arriba con los palomos, se la pasaba chiflándoles, los soltaba y les daba de comer… Y así”.




Ambos no terminaron la primaria. Jesús Giovanni a quien le decían “el mudo”, la finalizó de adulto porque quería seguir estudiando. Y muestra la foto de su novia que estudiaba enfermería: “Esa muchacha no nos abandona para nada, sigue viniendo aquí, le decía ‘su paquetito’”.

En cambio, José Antonio a quien le llamaban “El Guamara” fue un niño mucho más sociable: “Con toda la gente se dieron a querer. Ya no los pude ver, me dijeron que estaban en bolsas negras y que con el hielo se quemaron y estaban bien hinchados. Y no los pudimos incinerar”.

Con profundo desaliento dice que no espera nada del gobierno: “Lo único que pedimos es justicia divina. ¿el gobierno qué? De malvivientes y cuánta cosa no los bajan. No es cierto nada de lo que dicen”.

Dice que gracias a los ahorros de Jesús Giovanni pudo atenderse del cáncer de matriz en quinto grado que padecía y finalmente superó hace pocos meses: “Fue gracias a él, porque era muy trabajador. Los dos, eran muy buenos muchachos. ¿Cómo se supera la muerte de dos hijos? Todavía dijéramos fue uno, pero no, fueron dos. Me los mataron”.

Jesús Giovanni era devoto de San Judas Tadeo, como la mayoría de los jóvenes muertos en el Rancho El Sol: “Las misas gregorianas son importantes, porque ellos no saben que están muertos y andan penando. Y estas misas es para que no anden penando los jovencitos, la mayoría eran  puros jóvenes”.

Está segura que gracias a las mismas gregorianas, sus gritos y lamentos ya casi no se escuchan en el cementerio, según les han dicho los trabajadores del cementerio: “Era lo que les hacía falta, las misas”.

Aunque María de Jesús Amezcua Briones, esposa de César Mora Pérez, otro de los abatidos en el Rancho El Sol, difiere de esa opinión: “Dicen que se siguen escuchando en el panteón, unos se lamentan, otros se quejan, lloran. De todas maneras, ellos no están descansando. En el lugar donde los matan siempre hay que ponerles una cruz y no hemos podido ponérselas, no nos dejan”.

César Mora Pérez ya muerto y en el ataúd.




César Mora Pérez, un recuerdo en vida y en el ataúd. Foto: Especial


EL CARPINTERO

César Mora Pérez era el número cuatro en el Servicio Médico Forense. Trabajaba como carpintero en Taosa Muebles y también atendía una pequeña tienda de abarrotes en su casa, un negocio que ahora su esposa cerró a falta de recursos económicos.

María de Jesús cuenta que un día le ofrecieron llevar un estiércol al Rancho El Sol para trabajar el jardín: “Pidió un camión para llevar eso para el jardín. Me avisó y todo. Y me llamó por teléfono para avisarme que ya venía”.

Era 22 de mayo y a las 8:50 de la mañana recibió su llamada: “Ya voy para allá, hazme de almorzar, traigo mucha hambre”, le dijo. Al pasar las horas, vio la noticia por la televisión.

Lo que más le sorprendió, dice, es que en el acta de defunción dice que su esposo murió a las 7 de la mañana: “Me lo entregaron sin un oído, lo tenía desprendido como si se lo hubieran arrancado con un cuchillo. Tenía un balazo en la cabeza, un tiro de gracia pues y una herida hecha con navaja o cuchillo en la cara”.

Dice que cuando se los estaban entregando pudo ver otros jóvenes amigos de su marido: “Estaban unos calcinados con el rostro quemado, unos sin ojos, sin dientes. Los torturaron. Hemos pedido justicia. Pero no hacen caso. Fue el gobierno. El gobierno hizo eso, una masacre. Si ellos eran delincuentes, ¿entonces el gobierno qué fue? Su deber de ellos era aprehenderlos, no matarlos con tanta crueldad”.

Indignada por la versión oficial de la Policía Federal, que dijo que los 42 pertenecían al Cartel Jalisco Nueva Generación, señala: “Si hubiera sido narco, ahorita tuviera un casonon”.



Una de las casas humildes donde vivían los 42. Foto: Especial.

Ella y sus dos hijos viven en una vecindad sumamente humilde. El pequeño tiene un año y el mayor seis. Ahora vende perfumes y ropa en la calle, para sacarlos adelante, ya que se quedó sin sustento y con la deuda del funeral y otras cosas.

Cuando vio las fotos publicadas en las redes sociales de los muertos en el Rancho El Sol identificó inmediatamente a su marido y está segura de algo muy importante: “A ellos les arrimaron las armas, se las sembraron”.

Muestra una imagen donde su marido aparece sin arma, y otra donde ya le sembraron en arma: “En unas fotos los mismos que salen con armas, en otro lado salen sin armas. Esa arma que le pusieron además tiene seguro, según me dijeron, yo no sé de armas. Allí está acomodado”.

Dice que su esposo tenía un pie visiblemente quebrado y una cuchillada en el rostro: “¿Entonces qué fue lo que hicieron? Los torturaron y luego los mataron a sangre fría. Si son gobierno para qué sirven. Dudo que vaya haber justicia. Todo se quedará en la impunidad, como siempre. Los mataron muy feo”.

El niño de seis años le hace una pregunta recurrente: “¿Cuando va a venir mi papá?” Ella intenta explicarle el sentido de la muerte. El pequeño insiste. Y no contesta, simplemente añade: “El niño sabe que su papá está en el cielo, pero piensa que va a regresar”.


(SIN EMBARGO.MX/ Sanjuana Martínez /agosto 5, 2015 - 00:00h)

TANHUATO: “GUERREROS DE OCOTLÁN”, LOS MUERTOS SIN EXPLICACIÓN (2 DE 3)



Las huellas de tortura, dicen los familiares de los ahora llamados “Guerreros de Ocotlán”, están por todas partes, pero las autoridades no las quisieron ver. Tampoco las observaron la gente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), insisten. Pero las familias insisten en sus reclamos y afirman que no le tienen miedo a las autoridades federales.

Denuncian que los miembros de la Policía Federal (PF) se burlaron de ellos. “Los agarramos como pollitos y quedaron con el pico caído”, les dijeron con sorna en el Semefo de Morelia.

Madres, padres, hermanos y hermanas afirman que no fueron 42, fueron como 60, aseguran. Y argumentan por qué sus dichos pueden ser corroborados si de verdad hubiera voluntad política para investigar.


Víctor Hugo Reynoso Tejeda y su acta de defunción alterada en hora y motivo. Foto: Sanjuana Martínez

Ocotlán, Jalisco, 4 de agosto (SinEmbargo).– Cuando Luis Alberto Reynoso Tejeda vio a su hermano Víctor Hugo tendido en el suelo con aserrín y barras de hielo, entre otros 41 cuerpos desnudos, colocados en fila en el Servicio Médico Forense de Morelia, su primera impresión fue la indignación, luego paso al asombro y después al estupor.

Como si fuera un viaje al horror, fue caminando lentamente y viendo cada uno de los cuerpos. Aquello era la imagen de la barbarie. Estremecido por el fétido olor a muerte sintió que las piernas le temblaban por la crueldad humana reflejada en las heridas que tenían los cadáveres mutilados, destrozados, calcinados…

Pudo ver a los jóvenes, algunos de ellos núbiles adolescentes, con visibles huellas de tortura: sin testículos, a unos les faltaba un ojo, dedos en los pies, no tenían una pierna o una mano, sin dientes; otros tenían el rostro quemado, uno más exhibía la huella de la soga en el cuello, otro el tiro de gracia…

Fue un momento aterrador. Al llegar junto a su hermano, el corazón le dio un vuelco. Quiso aferrarse al valor que le obligaba estar allí, pero aquella imagen la perseguirá el resto de sus días.

El rostro de su entrañable hermano mayor con quien compartió innumerables momentos de felicidad y una vida de aprendizaje, estaba ensangrentado con un rictus de dolor. Supo entonces que había muerto por disparos en la espalda: “Eso demuestra que todo el que iba saliendo lo iban tumbando. Todos tenían impactos en la espalda… Una señora que estaba allí no reconocía a su hijo, lo reconoció por un tatuaje porque toda la cara la tenía desbaratada, no tenía sus partes; otro muchacho no traía impacto de bala, estaba ahorcado. ¿Cómo está eso? ¿Entonces qué hicieron? Pudieron haberlos detenido…”.

–¿Eso qué demuestra? El estado de los cadáveres…

–Que fueron torturados. Y se ve que ellos no llevaban la intención de detenerlos, ellos [policías federales] ya llevaban una orden de matarlos a todos. Y pues detener a tres, aparentemente para hacer creer, como se maneja el gobierno aquí en México, a puras mentiras…. ellos saben cómo hacer todo su circo, todo su teatro, arman ellos su obra y la sacan a la luz.

–¿Esos policías federales que hicieron ese operativo, qué son?

–Para mí son asesinos con permiso, con permiso para matar. Ellos sí traen el permiso de matar, ellos sí traen el derecho de matar. Dicen un enfrentamiento, ¿llevaban a todo el Gobierno de México? ¿A nosotros como familia quién nos asegura que ellos sí dispararon? En la pura entrada del rancho había cámaras, ¿por qué no sacan los vídeos?…

Luis Alberto conocía el rancho de 101 hectáreas. Dice que mientras esperaba la entrega del cuerpo de su hermano, ocurrió un hecho que añade más dudas a la versión oficial: “En el Semefo había 43 muertos, el domingo 24 de mayo, recogen otros cinco que estaban tirados atrás del rancho porque los familiares no los encontraban y un papá de ellos le dio la vuelta al rancho y arriba del cerro estaba tirado su hijo; entonces dio el informe, fue Semefo otra vez y se trajo cinco cuerpos [más]… No buscaron bien, llegaron, levantaron lo que vieron y ¡vámonos!… Imagínese si a nosotros nos entregaron los cuerpos echados a perder, imagínese los que estaban tirados que ya tenían viernes, sábado y domingo todo el día, cómo estaban. Él informó a las autoridades y fueron e hicieron otra revisión y encontraron otros cinco cadáveres”.

Por tanto, hace cuentas:

“A mí me dijeron que había como 60 hombres trabajando en el rancho… 42 más 5, son 47, y tres que detuvieron porque según esto se rindieron. ¿Y los otros 10? Gracias a ellos hemos sabido lo que realmente pasó”.

¿Y qué pasó realmente en el rancho “El Sol”, ubicado entre Tanhuato y Ecuandureo? La Policía Federal (PF) dijo que había sido un “enfrentamiento”. El saldo: 42 muertos y un policía, aunque dos meses después no han publicado el nombre del elemento de esa corporación supuestamente abatido en el operativo.

Cuarenta y dos muertos frente a uno del bando contrario, son números que arrojan una versión matemática muy distinta a la “versión histórica” del Gobierno federal. Pero aún esa versión, la oficial, choca frontalmente con la versión de los familiares y testigos de este suceso considerado como la “segunda matanza” de Michoacán en lo que va del año, después de Apatzingán del pasado 6 de enero, donde la misma Policía Federal es señalada por la ejecución de 16 personas. La tercera fue el ataque del Ejército en Ostula, donde murió un niño de 11 años y hubo varios heridos.

Michoacán se tiñe de sangre, sangre no solamente vertida por los crímenes de los grupos delictivos, sino por los presuntos crímenes de Estado. En este caso, el Gobierno federal se apresuró a decir que los 42 eran miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). ¿Lo eran? Ahora están muertos y ya no pueden contradecir esa versión, pero sus familiares entrevistados lo niegan rotundamente y denuncian tortura, ejecuciones extrajudiciales y “siembra” de armas.

Víctor Hugo Reynoso Tejeda tenía 28 años y era vendedor de pollo, al igual que el resto de su familia. Se graduó como técnico mecánico en el Cbetis del Centro Universitario de La Ciénega de la Universidad de Guadalajara y debido al desempleo aceptó el trabajo en el rancho para labores de mantenimiento y agricultura. No era la primera vez que trabajaba en la pizca. El desempleo que azota esta región obliga a los jóvenes a trabajar como jornaleros. Semanalmente enviaba dinero a sus dos hijos, una niña de cinco y un niño de siete, y hablaba regularmente con su madre quien además, hace dos años, padeció por su hija de 16 años, quien fue atropellada y murió.



María Teresa Tejeda, madrre de Víctor Hugo Reynoso. Foto: Sanjuana Martínez



MÁS DE 42…

Teresa Tejeda se muestra inconsolable. Comenta que no puede asimilar la muerte de su hijo, una muerte violenta y “horrenda” como la que sufrió: “Me molesta que suene el teléfono, que toquen la puerta de la casa, porque tengo tanto dolor, porque nunca imaginé que mi hijo mecánico industrial fuera a terminar así. Nunca imaginé que mi hijo sin antecedentes, mi hijo ni drogadicto, ni fumaba tabaco, ni fumaba, ni tatuajes, nada. Yo digo: si era su trabajo, okey, pues que los detengan y los encarcelen, aunque se queden presos de por vida. ¿Pero por qué matarlos así? ¿Un enfrentamiento? ¿Cuántos murieron de parte de ellos? Ni uno. Para mí fue una masacre, los mataron cruelmente a todos…”

Añade: “Nomás imagínese, el gobierno saca que nada más fueron 43, cuando fueron cincuentaitantos muchachos… Unos no tienen sus partes, a uno le falta una pierna, a otro un brazo; uno los ojos, a otro los dientes, quemaduras de tercer grado, quebraduras por todo su cuerpo. ¿Ese es un enfrentamiento? Pero el gobierno siempre va a tener la palabra, nosotros somos un cero a la izquierda para ellos. ¿Y sabe de dónde vive el gobierno? De los impuestos de uno. Los muchachos se fueron a buscar trabajo”.

Víctor Hugo tenía apenas un par de meses de haberse ido a trabajar. Un día le dijo:

“Mamá no hay trabajo, vamos a ir a buscar con unos amigos allá en Zamora para cortar jitomate y limón”.

Su madre le dio la bendición, pero nunca imaginó que no lo iba a volver a ver con vida.

El 23 de mayo, su hijo Luis Alberto, le llamó:

“Mi hermano va a llegar en el ataúd, tengan listo todo lo del funeral”, le dijo. A las cuatro horas le volvió a llamar: “Mamá, tienes que tener una foto de mi hermano porque no se va a poder abrir la caja. Ya no están en condiciones de que los vean”.

Teresa soltó un grito desgarrador desde lo más profundo de su ser. Cuando el ataúd llegó, no le quedó duda. Lo abrió: “Yo soy su madre, tuve que abrir la caja y lo vi con toda la sangre embarrada, seca, negra, y su boca abierta. Le perforaron sus pulmones, el hígado, todo por la espalda. Y no quise saber si estaba completo de abajo, porque me lo trajeron envuelto en unas bolsas negras y con cinta canela…. pero yo soy su mamá, tenía que verlo, tenía que estar segura…  Tan guapo él. Me lo mataron bien feo, a todos”.

Llora, grita de rabia y dolor. Desde hace dos meses se le han agudizado los problemas cardíacos, las enfermedades y está sumida en una gran depresión. Cuando sale, es inevitable encontrarse con las madres de los demás muchachos: “Una señora me dijo que a su hijo le faltaba una pierna y no se las entregaron. Todas, dicen que estaban golpeados, mutilados, a uno le faltaban sus dedos. Otra vecina me dijo que su hijo estaba todo desbaratado de su cara y sin dientes, que otro tenía cuchilladas en la cara y en el cuerpo. ¿Eso es un enfrentamiento? No, eso es masacre. Yo le pido a Dios justicia. ¿A cuál funcionario le voy a pedir? ¿A Peña Nieto? Por favor, uno no es nada al lado de él”.

“Si quisiéramos justicia, que los torturen a ellos así, que los maten así; ellos también eran seres humanos. Sabemos que dispararon desde arriba y destrozaron toda la bóveda porque eran armas de alto poder, muy grandes que el gobierno traía y tiraban y los dejaron desbaratados a los muchachos. ¿Cómo es que todavía con aquella crueldad, sin corazón, sin sangre en las venas, tengan la capacidad para pasarles por encima los vehículos? ¿Por qué estaban quemados y desquebrajados sus cuerpos? Muchos padres de familia tuvieron que pedir un permiso para ir a buscar a sus hijos al rancho, esos estaban tirados entre las hierbas, ya mosqueados, ya casi para cumplir ocho días. El gobierno ni siquiera buscó bien, ni nos dijo cuántos muertos había”, añade.

Las lágrimas le caen por sus mejillas, va vestida con una camiseta rosa y uno de sus pequeños nietos esta jugando al lado.

“Él tenía que buscarle, aquí no hay fondos de trabajo. Entonces, yo no le encuentro explicación. Él andaba trabajando en el rancho…. Haga de cuenta como si hubieran matado unos animales, no significó nada para el gobierno. Yo nomás le pido a Dios que Dios los perdone, porque yo no puedo, a mí me duele mucho lo que hicieron con mi hijo y con todos los demás. Si mi hijo causó daño, pues que lo detengan, pero matarlo… nomás imagínese. Que los detengan para que paguen con cárcel. ¿Quiénes son ellos para quitar la vida?”.

Y con profundo desaliento, recuerda ese mal endémico que afecta a México: la impunidad. “Siempre va a ser la palabra de nosotros contra la de ellos”, dice, sin parar de llorar.


El altar a Víctor Hugo y su hermana muerta un año antes en un accidente de tráfico. Foto: Sanjuana Martínez

VIDA Y MARGINACIÓN

Caminar por la calles de las colonias Infonavit Cinco, San Juan, Mascota, Cartolandia, Cantaranas, Riveras, Ferrocarril o Lázaro Cárdenas, es adentrarse en el cinturón de extrema pobreza.

En algunas de estas colonias no hay servicios básicos, las calles sin asfaltar, sin agua corriente… Se trata del cinturón de pobreza extrema de Ocotlán, un lugar donde los jóvenes y menores sin trabajo o sin posibilidad de estudiar, se concentran en las esquinas. No hay parques, ni centros deportivos, mucho menos políticas públicas que atiendan a esta población sin incentivos ni posibilidad de movilidad social.

Por estas calles llenas de casas humildes no se ve el dinero del narcotráfico.  Las vecinas, madres de los jóvenes abatidos en el rancho “El Sol”, suelen encontrarse de manera cotidiana:

“Me duele hasta el alma, cuando me encuentro a la mamá de uno y del otro, mejor le sacó la vuelta. ¿Qué les puedo decir si tenemos el mismo dolor? Ni modo, pero creo que mientras Dios me preste vida me va a doler y más de la forma en que acabaron con él. El gobierno está muy callado. Supuestamente tres muchachos se rindieron y los tienen presos, pero no han hecha pública su detención, ni sus declaraciones, porque ellos fueron testigos de la matanza, pero seguramente los tienen amenazados”, dice Teresa Tejeda.

Añade: “Lo que sé es que eran buenos muchachos. Mi hijo era tan bueno para lavar, planchar, para guisar, siempre andaba arreglado, no quería que ni se le ensuciaran sus zapatos. No le gustaba tomar, ni fumar, drogas menos. Era tan buen padre. Y realmente no me explico por qué me lo mataron. Quedan muchas preguntas sin respuesta. Su muerte, sin explicación”.

Los vecinos han creado una especie de comunidad para apoyarse entre ellos del acoso policiaco. Las patrullas pasan constantemente por el lugar donde colocar el altar a los llamados “Guerreros de Ocotlán”: “Los policías estatales están robando y golpeando a los muchachos, con malas palabras y les quitan su dinero. Yo le di la vida a mi hijo y lo que más me duele es todo lo que seguimos viviendo de parte de ellos [policías].  Aquí en el pueblo toda la gente tenemos que estar encerrados a las nueve de la noche, temen, porque la policía los roba”.

La intimidación y el acoso de las autoridades ha surtido efecto: “Muchas mamás sentimos miedo porque tenemos más hijos. Si algo existe es el miedo al gobierno. No ponemos ponernos al tú por tú porque ellos tienen la libertad de agarrar a una persona y llevársela y sembrarle armas y drogas, nomás porque se defendió, o peor, se lo llevan y amanece muerto”.

–¿La Policía Federal ha dicho que los 42 muertos en el rancho “El Sol”, eran del Cartel Jalisco Nueva Generación?

–Eso es mentira. En todo caso, que los hayan detenido. Si hubiera sido un enfrentamiento caen de un lado y del otro, pero cayeron sólo los muchachos. Eso fue una masacre. Fue inhumano. No tienen corazón”.

Como todos los días, Teresa reza por el descanso de su hijo Víctor Hugo y constantemente le cambia las veladoras:  “Todos los días les hago oración, a él y a todos los muchachos que murieron sin poderse defender. Que Dios no nos abandone y nos ayude a encontrar la paz, porque a nuestros hijos ya no los vamos a tener. Y que ellos encuentren su descanso después de la horrible forma en que murieron y todo lo que duraron allí tirados sobre aserrín, encimados, con el calor y con barras de hielo. ¿Pues qué eran? ¿Animales?”.



Laura Arellano Rivas, madre de Juan Manuel Sánchez Arellano, vendedor de pollo. Foto: Sanjuana Martínez

EL POLLERO

En la colonia Mascota, otra madre llora a su hijo. Juan Manuel Sánchez Areliano de 24 años. Empezó a trabajar desde los seis años en el Mercado Juárez. No terminó la secundaria. Y finalmente entró a laborar en la empacadora de pollo. Vivía en la colonia Ferrocarril. Era casado y tenía tres hijos pequeños. El bajo salario que percibía no era suficiente para mantener a su familia. Un día se acabó trabajo en la pollería. Y duró tres meses desempleado, así que cuando le avisaron que en un rancho necesitaban un velador, no dudó en aceptar el trabajo.

Su madre Laura Areliano Rivas no ha encontrado consuelo.

“Le ofrecieron ese trabajo cuando vinieron a contratar a varias personas con prestaciones. Él tenía sus papeles del Seguro Social, él no sabía manejar armas ni nada de eso, aquí puede preguntar, todo mundo lo conoce como un hombre trabajador. Y ahora el gobierno me entrega un cadáver diciendo: ‘es un delincuente’. No se vale. Eso es mentira”.

Su hija, Mayra Alejandra de 25 años fue quien identificó el cuerpo. Está sentada en la cocina y narra lo que vivió: “Los tenían con aserrín y barras de hielo, en fila. Nos dijeron que no servía el cuarto frío y que no había ventiladores”.

Cada cuerpo tenía un número y así fueron llamando a los familiares que se apresuraron a comprar ropa para vestirlos: “Otra señora ya le había puesto ropa interior porque lo confundió con su hijo, porque los cambiaron de caja, a mí me dieron a otro muchacho… Mi hermano estaba muy hinchado… más inflado su cuerpo”.

Añade: “Yo vi muchas fotos, porque yo cuando subí no reconocí a mi hermano y como él no tenía tatuajes, ni tenía cicatriz como para identificarlo, lo único era por una operación que tenía reciente en su mano. Cuando me enseñaron varias fotos había bien muchos que estaban de la cara quemados y muchos tenían las balas en la cara”.

Cada uno fue llamado para identificar a su familiar primero en las fotografías  en la computadora. Y luego los llevaron a declarar: “A los tres detenidos los pasaron por un lado y los muchachos si iban golpeados, porque yo los vi…”.

Entre los familiares de los 42 empezaron a comunicarse: “A un muchacho dijeron que le faltaban los ojos, a otro dijeron que la lengua y los demás se escuchaba que los habían quemado… a otros que los habían castrado a los más chicos, no se porque hayan hecho eso”.

A su hermano pudo verlo: “Yo a mi hermano sí lo abrí cuando me lo entregaron y él no tenía nada, él no estaba torturado, nomás tenía un solo tiro en el estómago… pero otros muchachos sí estaban bien quemados y bien golpeados, varios dijeron que les faltaban los testículos. Escuché de una persona que a su hijo no se le ve nada con el pantalón, y cuando se lo quitaron se le ve quemada su pierna”.

Después de observar el estado de los cuerpos a Mayra Alejandra le queda claro que la versión oficial es una mentira. Comenta que los policías federales que estaban en el Semefo se burlaban de los familiares. Uno de ellos gritó:

“Los agarramos como pollitos y quedaron con el pico caído”.

Y de manera tajante dice: “A ellos los mataron”.

Su madre añade: “Fue una masacre porque fueron muchos, a todos mataron”. Y dice: “Es una muerte injusta. Un muchacho de trabajo, mis hijos desde los seis años empezaron a trabajar. Toda la gente nos conocemos bien. Todos nos vemos bien. Cuando empezó a llegar mucho gobierno nos asustamos porque están aquí para azorarnos y asustarnos”.

Muestra la foto de su hijo muerto publicada en las redes sociales. Su hija interrumpe y recuerda cómo los familiares fueron recibidos por los policías federales:

“¿Ya se van a llevar a sus delincuentes?”, les dijeron.

Mayra Alejandra les contestó: “¿Entonces ya nos van a entregar a los que los mataron?”.

“Que no se quede así, él dejó tres hijos; él era un muchacho trabajador, solamente con que hablen con alguien del mercado, que pregunten qué era él; o por qué, si él se merecía que lo hubieran matado así y haber dejado tres niños chiquitos, no se lo merecía porque él era bien trabajador… y más el trato que nos dieron, como si de verdad hubiera sido un delincuente”.

Otra cosa: comenta que del lado donde le “sembraron” el arma estaba operado de su mano: “¿Cómo es posible?.. Eso se lo pusieron a él y dicen que todos dispararon, yo no puedo hablar por los demás, yo hablo por mi hermano… eso fue una masacre”.

Su madre señala que en una de las fotos su hijo viste una camiseta y después sale desnudo con una arma en la mano izquierda: “Mi hijo no era zurdo y además no sabía usar armas… mi hijo es inocente de todo. Una persona que se dedica en eso yo pienso que vive bien”. Y efectivamente, la pobreza en la que viven demuestra además que no había ingresos altos.

La familia Sánchez Aleriano pasó un verdadero calvario después para poder tener el cuerpo de Juan Manuel, porque las autoridades entregaron otros cuerpos por error: “Me lo habían cambiado y eso no lo dicen, a mí me dieron otro cuerpo que no era el de él”.
La mayoría de las actas de defunción son iguales. No especifican la causa de la muerte violenta al señalar que fue “otro” presunto motivo. La Secretaría de Salud les entregó el certificado de defunción con folio número 150478512 y fecha 24 de mayo de 2015, firmado por la doctora Verónica Sánchez Sosa. La muerte fue registrada en el Ministerio Público con el acta número 1204 bajo el expediente 1812015-III-AEH-I. La razón de la muerte: “choque hipovolémico por hemorragia profusa debido a lesión de bazo secundario a la penetración de proyectil de arma de fuego a cavidad abdominal”. A pesar de que a todos se les practicó la necropsia de ley, no se les entregó ningún documento al respecto.

Su madre exige justicia: “Que haya ley para ellos porque no les gustaría que les hicieran lo mismo… a nosotros nos dejaron el corazón destrozados todos, yo crié sola a mis hijos, yo los saqué adelante y nunca les enseñé a robar ni a matar… Pero está Dios… Yo no les tengo miedo, ya que vengan y me asuste, ya lo mataron, ya qué más quieren. ¿Matarla a ella o matarme a mi?”.

Comenta que ninguna institución les ha atendido: ni la CNDH que se supone que abrió un expediente y cuyo resultado guarda, ni la CEAV que supuestamente está para atender a las víctimas: “El gobierno no nos ha ayudado. Los niños a veces no tienen ni para comer, su mamá trabaja en una taquería y le pagan 150 diarios”.


Luis Alberto ReynosoTejeda, hermano de Víctor Hugo. Foto: Sanjuana Martínez

MÁS VIOLENCIA

“¡Qué bárbaros, lo que les hicieron!”, exclamó la doctora encargada de certificar la muerte de los 42. Y añadió: ¡Nunca en mi vida había visto esto!

Luis Alberto Reynoso Tejeda, fue testigo de las expresiones del personal del Semefo. Observó la escena catastrófica de los muertos una vez más, antes de irse: “Para cuando me entregan a mi hermano, él ya estaba verde, hinchado, ya no aguantaba olerlo. Lo abrí para asegurarme que era mi hermano, de tanto cuerpo que era, se equivocaron”.

–¿Cree usted que va haber justicia?

–Al tiempo que ha pasado, no.

Y recuerda las burlas de los policías federales delante de los familiares: “Uno de ellos gritó: ‘fue pan comido para nosotros, los agarramos como pajaritos dormidos’. Burlándose delante de uno. El gobierno ya le dio carpetazo, ya no hicieron nada. Todos merecen justicia. No fue uno, ni dos, fueron más de 50 cuerpos, y el gobierno nomás le mete 43, prácticamente todos los muchachos, menos los tres detenidos”.

Dice que esos detenidos saben todo: “¿Dónde están los expedientes? ¿Nos dieron algo? No, nomás nos daban la hoja, recoge  tu cuerpo y que te vaya bien”.

En estos días ha tenido tiempo de ir reconstruyendo la escena del crimen de acuerdo a sus conocimientos sobre el rancho y las fotos que circulan en las redes sociales: “Las fotos que llegan a Internet no son por la prensa, son por los mismos oficiales, soldados. De hecho, en una foto está un soldado tomándole una foto a un cuerpo, ellos son los que suben esas fotos a Internet. Hay una foto donde están todos dormidos afuera del rancho en catres y hay como siete muchachos dormidos cobijados, muertos, ellos como que no tuvieron chance de levantarse a correr, pues allí quedaron”.

La imagen de Víctor Hugo en el anfiteatro se le quedó grabada en el alma. Él prefiere verlo en una gran foto, junto a su hermana fallecida, una imagen donde ambos sonríen.

“¿Por qué no los detuvieron? Los mataron a todos, les dieron chansa de torturarlos. ¿O le cuesta al gobierno tenerlos encerrados o se le hace más fácil matarlos? Le sale más barato. ¿Usted cree que vamos a meter una demanda? ¿A quién se la mete? ¿Al gobierno? No le va a ganar uno.. Tuvieron todo su tiempo de armar su teatro ellos allí y de acomodar las cosas como ellos quisieran, ellos armaron su show”.


(SIN EMBARGO.MX/ Sanjuana Martínez/  agosto 4, 2015 - 00:00h)

GRUPO MÉXICO MINTIÓ EN ESPAÑA PARA “BORRAR” EL DERRAME DE SONORA, REVELA INVESTIGACIÓN



Grupo México gestionaría la mina de Aznalcólla, en Sevilla. Foto: ElDiario.es.

Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).– El 16 de marzo pasado, la Junta de Andalucía otorgó al consorcio conformado por Minorbis (filial de Magtel) y Grupo México los derechos de explotación de la mina Aznalcóllar en Sevilla por un periodo de 30 años. Sin embargo, de acuerdo con información obtenida por el diario El Confidencial, integrantes de la junta ahora niegan que la minera mexicana se haya presentado al concurso de licitación.

Al tiempo que en España se investigaba el proceso de concesión de la mina que desde el principio mostró irregularidades, Grupo México, propiedad del segundo hombre más rico del país, Germán Larrea, enfrentaba acusaciones por el derrame en la mina Buenavista del Cobre, ubicada en Sonora, que justo hoy cumple un año.

Hace unos meses, cuando el Gobierno de Andalucía adjudicó los derechos de explotación de la mina lo hizo al consorcio. Así está afianzado en diversos documentos para la solicitud de la concesión, que incluso mostraron los logotipos de ambas empresas.

“Se puede comprobar también que en toda la documentación que presenta la entidad adjudicataria del concurso siempre aparecen los logotipos de las dos empresas, tanto el de Grupo México como el de Minorbis”, explicó la defensa jurídica de Emerita Forbes Manhattan, la compañía que compitió también por la adjudicación y perdió.

El escrito presentado ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla y al que tuvo acceso el diario español indica que funcionarios o autoridades que redactaron y aportaron documentos sobre el caso podrían estar ante la comisión de los delitos de falsedad en documento público, como de prevaricación y delitos contra la Administración de Justicia.

“Resulta también claro y evidente que, en todos los documentos aportados a este juzgado en los que se afirma que la única entidad licitadora era Minorbis, se está faltando de forma consciente y deliberada a la verdad, alegando un hecho evidentemente falso. Hay que tener en cuenta que dicha documentación en la que se falta a la verdad se elabora no por personas imputadas, sino por funcionarios que emiten informes y actos administrativos en los que se supone que deben respetar la legalidad y la veracidad de los hechos, y que conscientemente tratan de perjudicar a una de las partes con su versión falsificada”, argumentan las defensa de la perdedora del concurso.

Apenas esta semana, el Consejo de Gobierno andaluz cesó a la directora general de Industria, Energía y Minas, María José Asensio Coto, una de las siete personas involucradas en el delito de prevaricación.

Asimismo, la defensa de Emerita Forbes Manhattan critica que pese a que la Junta de Andalucía había paralizado la concesión de la mina “no existe ningún tipo de suspensión, y todo sigue como si tales decisiones no se hubieran tomado”.

OTRAS IRREGULARIDADES

En junio pasado, el diario El Mundo, en una nota firmada por Chema Rodríguez, publicó que el consorcio no cumplía ni un solo de los requisitos establecidos en el procedimiento de concesión y que posiblemente falsificó documentos y aun así consiguió la licitación debido a que pagó un millón de euros para que interviniera a su favor en el concurso de adjudicación.

Incluso, entre los documentos que la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Junta envió al juzgado está una factura emitida por Minorbis –filial de Magtel– a AMC Mining Iberia S.L.U. –filial de Grupo México– “por un importe de 1 millón 210 mil euros”. La cual fue presentada, aseguró el diario, como ”honorarios por servicios de coordinación previa” a AMC Mining Iberia “para el desarrollo e impulso del proyecto de explotación de la reserva minera Aznalcóllar”.

La factura del más de un millón de euros “aparenta ser una comisión en toda regla por las gestiones realizadas para lograr la adjudicación de la mina ante la Junta, con la que según los investigadores de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, Magtel tenía relaciones privilegiadas”, afirmó el diario.

Los investigadores también detectaron otras irregularidades, entre ellas, que no se cumpla la exigencia de aportar el informe expedido por la Oficina Consular de España en México respecto a la capacidad de la multinacional minera. O que no se satisfaga el requerimiento de detallar el compromiso de inversión de cada una de las partes.

Además, de acuerdo con la defensa de Emerita Forbes Manhattan, el hecho que no se haya parado la concesión es un “grave riesgo” para la seguridad de las personas y el medio ambiente.

“El resultado y consecuencia de la comisión del delito sería la adjudicación del concurso, al igual que todos los actos que se derivan de ella (como la aceptación) estarían viciados de nulidad, por traer causa de un delito. Es por ello que al derecho de esta parte interesa que por parte de Su Señoría, se acuerde como medida cautelar la inmediata suspensión provisional tanto de la resolución de 25 de febrero de 2015, dictada por Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, por la que se adjudica el concurso a Minorbis- Grupo México, así como de la posterior aceptación por Minera los Frailes SL”, dijo a El Confidencial.

GRUPO MÉXICO EN SONORA

A raíz del derrame en la mina Buenavista del Cobre en Sonora, Grupo México fue investigado por el caso. Una investigación realizada por SinEmbargo descubrió que los siete alcaldes y sus familiares de los municipios afectados cobraron cheques jugosos por resarcimientos de acuerdo con la lista de beneficiarios del Fideicomiso Río Sonora.

También obtuvieron cuantiosas sumas varios políticos del Partido Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) de renombre y peso en Sonora, de acuerdo con la información entregada por la Unidad de Transparencia de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a este medio digital.

La información da cuenta de 536 millones 382 mil 249 pesos con 49 centavos – de los 2 mil millones de pesos del Fideicomiso– que fueron entregados al 16 de junio de este año, excluyendo los datos de las personas que recibieron resarcimientos por concepto de salud, por considerarlos información clasificada.

El listado comprende con nombre y apellido los beneficiarios por concepto de Proagro, Progan, Unidades Económicas, Tomas de Agua, Cultivos y Pescadores.


(SIN EMBARGO.MX/ Redacción / agosto 6, 2015 - 13:46h)

EL DESPRESTIGIO DE EPN ES TAL, QUE RECURRE A BELTRONES PARA SALVAR SU SEXENIO: CORRAL


Manlio Fabio Beltrones se perfila como el sucesor de César Camacho Quiroz. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 06 de agosto (SinEmbargo).– Javier Corral Jurado, candidato a la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), dijo que el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto está tan fracasado, que necesita echar mano del “viejo PRI” y del “PRI más autoritario” para salvar el sexenio.

En conferencia de prensa en Querétaro, el Senador con licencia afirmó que la decisión de que Manlio Fabio Beltrones Rivera sea candidato único rumbo a la presidencia nacional del Revolucionario Institucional (PRI), es señal de que este instituto político regresó a su época más autoritaria.

“Enrique Peña Nieto nunca pensó, menos cuando apareció en la portada del TIME como el salvador de México, que iba a necesitar de Manlio Fabio Beltrones para salir al paso. Pero el desprestigio es de tal magnitud que ha tenido que recurrir ni más ni menos que a Beltrones para controlar al PRI en un momento en el que todo se resquebraja”, dijo.

El político chihuahuense criticó el hecho de que el Presidente de la República, igual que lo hacía en los años sesenta, setenta, ochenta y noventas designe con su dedo al presidente de su partido.

Pero no solo se trata de la designación por “dedazo”. Corral señaló que Beltrones Rivera, todavía coordinador de los diputados priistas en San Lázaro, tendrá el poder, junto con el Presidente, de nombrar a los próximos candidatos a cargos de elección popular.

Dijo podrá “castigar” a aquellos que disientan de las políticas del Gobierno federal.

“Esa decisión no es otra cosa más que el signo del endurecimiento frente al fracaso del Gobierno de la República. Que Peña tenga que echar mano de Beltrones en este momento no hace sino confirmar que el Gobierno de Peña Nieto se agotó a la mitad del sexenio”, recalcó.

Corral se dijo listo para enfrentar al PRI de Manlio Fabio Beltrones, en caso de que los panistas lo favorezcan con su voto el próximo 16 de agosto.

“En el PRI se reedita el dedazo en el peor rostro, en la peor década. Por supuesto que estamos listos para enfrentar ese PRI bajo mi Presidencia”, apuntó.

BELTRONES AL FRENTE DEL PRI

Manlio Fabio Beltrones se perfila como el principal candidato para asumir la presidencia de su partido, así lo revelaron fuentes citadas por distintos medios de comunicación.

Esta mañana en entrevista con Radio Fórmula, Beltrones señaló que esperará a que el partido emita las reglas de la convocatoria para saber que día podrá presentar su candidatura para ocupar el cargo de Dirigente Nacional del PRI.

El ex Gobernador del estado de Sonora aseguró que de ser elegido para ocupar el cargo será un líder cercano al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. “Mi relación con Peña es respetuosa pero también amistosa, y coincidimos en que este país debe seguir la ruta de la transformación”.

También señaló que el ser dirigente del PRI no lo inhabilitaría para que presentara una posible candidatura para la Presidencia de la República.

Beltrones Rivera señaló que aún no tiene definido quién formaría su equipo de trabajo, pero comentó que le encantaría que la actual Diputada Federal, Carolina Monroy ocupara el cargo de Secretaria General.

En días pasados versiones periodísticas señalaban que Aurelio Nuño Mayer, jefe de la oficina de la Presidencia de la República, podía ser quien tomara las riendas del partido, sin embargo, los estatutos del PRI exigen que los candidatos a la dirigencia nacional hayan ocupado un cargo en el tricolor, además de que no cumple con otro de los puntos requeridos que es del contar con 10 años de militancia en el partido.

En entrevista con Radio Fórmula el día de ayer César Camacho Quiroz, actual dirigente nacional del PRI aseguró que Nuño Mayer cumple con todos los requisitos para presentar su candidatura. No obstante, el Jefe de la Oficina presidencial ha sido descartado por las mismas fuentes que colocan a Beltrones al frente del PRI.


(SIN EMBARGO.MX/ David Martínez Huerta/ agosto 6, 2015 - 15:38h)

EL ASALTO A OCOTLÁN


Las refriegas que se han presentado en Jalisco entre las fuerzas federales y grupos armados durante este 2015, han sido de las más violentas y costosas en vidas. Es una señal del fortalecimiento del crimen organizado en el estado, como sucedió en la región de La Ciénega este mismo año
  
5 oficiales de la PF murieron en marzo en Ocotlán al enfrentar al CJNG

5,000 oficiales tuvo la Gendarmería para arrancar operaciones, en 2014

8 efectivos de la Sedena perdieron la vida en 2006 en Villa Purificación



Los enfrentamientos que las fuerzas federales han sostenido en Jalisco durante este año con grupos armados se han colocado entre los más cruentos y con mayores bajas de efectivos, en todo lo que va de la estrategia de combate al crimen organizado que se lanzó desde 2006 en el país.

El hecho del 19 de marzo pasado, en el municipio de Ocotlán, donde murieron cinco oficiales de la División de Gendarmería de la Policía Federal, en un choque con gatilleros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), es hoy el tercero más violento para esa institución, y las consecuencias pudieron ser mucho peores.

Aquel destacamento de Gendarmería que patrullaba las calles de ese municipio de Jalisco, se encontró repentinamente en medio de una lluvia de disparos por sujetos que se movilizaban en una decena de vehículos, que dejó además otros ocho oficiales heridos.

El asalto de Ocotlán, según lo confirman los archivos de la Policía Federal, quedó registrado como el primer enfrentamiento que puso a prueba a la recién creada Gendarmería, cuyas operaciones iniciaron el 22 de agosto de 2014 con 5 mil oficiales, en un anuncio encabezado por el Presidente Enrique Peña.

Antes de esa refriega en Ocotlán, donde murieron otras seis personas (tres agresores y tres personas ajenas al conflicto), la Policía Federal ni siquiera registraba caídos en Jalisco por enfrentamientos.

Sentaba, pues, un precedente del fortalecimiento que había alcanzado el CJNG, que así como emprendía ataques directos al Ejército en Guachinango, ahora emboscaba a los gendarmes a pesar que el patrullaje de estos en Ocotlán se realizaba a bordo de siete vehículos. 

Hasta el 10 de abril pasado ese persistía como el único enfrentamiento por el que había pasado la Gendarmería en todo el país.

De acuerdo con los registros de la corporación y otros periodísticos, la Policía Federal y sus Divisiones únicamente han tenido dos choques peores al de Ocotlán con el crimen organizado:

El del 14 de junio de 2010, en Zitácuaro, Michoacán, atribuido a La Familia y que le costó la vida a 12 policías federales, 10 de ellos fallecieron en el lugar de los hechos y dos más mientras estaban hospitalizados.

Aquello fue una emboscada que habría sido ejecutada por cerca de 35 integrantes del cártel y ordenada por Nazario Moreno “El Chayo” (fundador de La Familia, que se dio por muerto equivocadamente en diciembre de 2010, pues murió en un operativo del 9 de marzo de 2014). 

El segundo peor enfrentamiento en los registros de la Policía Federal data del 27 de mayo de 2008, en Culiacán, Sinaloa, contra una célula del Cártel de los Beltrán Leyva que dejó a ocho oficiales sin vida.

MUERTOS DE JILOTLÁN

Casi un año después de la emboscada de Zitácuaro donde murieron 12 policías federales, esta corporación realizó una operación en Jilotlán de los Dolores, Jalisco, contra ese mismo cártel, La Familia, donde abatió a 15 de sus miembros en ese municipio vecino a Michoacán, el 27 de mayo de 2011.

Ese incidente aparece en los archivos de la Policía Federal como el enfrentamiento con más agresores fallecidos desde 2006, pero esto es debido a que aún no registra su intervención en Tanhuato, Michoacán, el 22 de mayo pasado, donde 42 presuntos miembros del CJNG quedaron sin vida en el Rancho El Sol.

Aquel día en Jilotlán se detectó una reunión convocada por el líder de La Familia, José de Jesús Méndez “El Chango” –que sería detenido casi un mes después, el 21 de junio de 2011-, a muy poco del surgimiento de Los Caballeros Templarios, en marzo de ese año, tras la fractura del cártel michoacano. 

El Gobierno federal anunció en ese entonces: “El 27 de mayo del presente en Jilotlán de Dolores, Jalisco, se tuvo conocimiento de la presencia de personas armadas pertenecientes a ‘La Familia’ y resultado  de un operativo fueron aseguradas 40 personas. En este operativo perdieron la vida un total de 15 presuntos delincuentes”.

Finalmente, el tercer choque con más agresores muertos por la Policía Federal se dio en Valparaíso, Zacatecas, el 27 de febrero de 2012, fallecieron 11 y ningún oficial; se atribuyó a Los Zetas.

VILLA VIOLENTA

En los archivos obtenidos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sobre sus enfrentamientos con grupos armados desde 2006, no hay ninguno tan grave para el Ejército como el de Villa Purificación, Jalisco, el 1 de mayo, donde ocho efectivos suyos perdieron la vida.

Ese choque con el CJNG donde murió además una policía federal, no se trató tan solo del primero donde un helicóptero militar caía derribado con un lanzacohetes, es también el que más bajas le ha dejado al Ejército en todo el país en estos 10 años, otra señal de las capacidades que desarrolló ese grupo delictivo. 

Hasta antes de ese 1 de mayo en que inició la Operación Jalisco, los dos enfrentamientos más graves para la Sedena según sus archivos son estos en los que murieron 10 de sus miembros:

Uno ocurrido el 1 de mayo de 2007, en Carácuaro, Michoacán, donde cayeron cinco soldados y un presunto delincuente; y otro del 3 de agosto de 2013, en Reynosa, Tamaulipas, con cinco efectivos muertos y ningún agresor.

Jalisco ya estaba entre los estados donde el Ejército había tenido choques muy cruentos, debido particularmente al ataque del 12 de mayo de 2014 del CJNG, en Guachinango, tras un operativo contra el robo de combustible, y donde murieron cuatro soldados.

Ese día el camión donde viajaban los soldados fue chocado de frente por una camioneta y luego se le prendió fuego por los miembros del cártel.

Solo hay otros dos hechos en el país donde también cayeron cuatro soldados en cada uno, ambos ocurrieron en Tamaulipas, uno en Reynosa, el 24 de agosto de 2010 y otro en Ciudad Mier, el 13 de noviembre de 2010.

En cambio, las tres refriegas con más agresores abatidos por el Ejército son:

La del 2 de septiembre de 2010, en Ciudad Mier, Tamaulipas, murieron 28 agresores, ningún soldado.

La del 10 de febrero de 2009, en Ciudad Juárez, Chihuahua, murieron 20 agresores y un soldado.

La del 6 de junio de 2009, en Acapulco, Guerrero, murieron 16 agresores y dos militares.

En sus registros no está el hecho de Tlatlaya, Estado de México, donde fallecieron 22 personas, el 30 de junio de 2014, y en el que está pendiente el juicio de los militares que participaron por presuntas ejecuciones extrajudiciales.

La Sedena apunta que su estadística de agresores fallecidos en estos choques se actualizó hasta el 5 de abril de 2014, pero no se hará más: “esta Secretaría ya no da continuidad a la estadística en este rubro por no ser parte de sus atribuciones”.


(REPORTE INDIGO/ LUIS HERRERA/  Jueves 6 de agosto de 2015)