En los últimos tres meses, levantados,
baleados, asesinados y hasta narcomantas
dejan entrever una nueva batalla ahora por Los Cabos entre Ismael “Mayo”
Zambada y Dámaso López Serrano “El Mini Lic.”
Los Cabos, Baja California
Sur.- Aunque en apariencia terminó la pugna en La Paz, después de que la
organización del capo Dámaso López Serrano “El Mini Lic.” perdiera la batalla y
fuera expulsada de la capital de Baja California Sur, el fantasma de una nueva
guerra entre células criminales del Cartel de Sinaloa se avizora en el destino
turístico de Los Cabos.
Según los primeros reportes
de inteligencia federal desde agosto “comenzaron a registrarse una serie de
sucesos que pueden ser tomados como los primeros síntomas de una inminente
guerra entre narcomenudistas en Los Cabos”, los cuales van desde baleados,
levantados, asesinados hasta la colocación de narcomantas en algunos puentes
del destino turístico de Cabo San Lucas, de lo cual hasta hoy nada o poco ha
transcendido en los medios de comunicación locales.
De acuerdo a un integrante
del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública en el estado el último caso de
“la guerra que se viene” es el levantón del comerciante de mariscos, Francisco
Ixtoc Noriega Avilés, quien tras ser reportado como desaparecido, reapareció,
después volvió a desaparecer hasta que el 26 de octubre fue encontrado el que
se presume pudiera ser su cuerpo.
El hallazgo de los supuestos
restos del comerciante fue alrededor de las 11:45 de la mañana debajo del
puente de la playa El Tule, localizada en el kilómetro 16.7 del corredor
turístico de Cabo San Lucas a San José del Cabo. Previamente el cuerpo había
sido destazado y calcinado en un bote de basura.
La necropsia de los peritos
de la PGJE indicó que debido a las quemaduras en el 97% de la superficie
corporal el cadáver no pudo ser identificado por sus familiares, por lo que al
cierre de esta edición, era sometido a una prueba de ADN cuyo resultado podría
confirmar la identidad de la víctima dentro de dos a tres semanas.
La última vez que el
comerciante de 36 años fue visto con vida fue el 4 de octubre, cuando su
hermano de nombre Carlos, de 23 años de edad, reportó un levantón en Comondú,
después de que ambos, acompañados por dos mujeres, salieron de San José del
Cabo rumbo a Ciudad Constitución.
Sobre la desaparición hubo
dos versiones: La primera fue que los hermanos –tras llegar el 3 de octubre por
la tarde noche—salieron a divertiste en la playa de La Curva, localizada en el
kilómetro 54 de la carretera de Ciudad Constitución a Puerto San Carlos, donde
estuvieron consumiendo bebidas embriagantes, hasta que Carlos se quedó botado.
En virtud de tal situación,
el hermano mayor lo dejó en el hotel Oasis, de ahí continuó la fiesta con las
dos acompañantes.
Luego de que el joven de 23
años logró recuperarse en el hotel, el hermano menor de Francisco Ixtoc, se dio
cuenta que no estaba con él, por lo que salió a buscarlo a su habitación. Al no
encontrarlo, revisó el estacionamiento, pero tampoco apareció el vehículo.
Entonces el hermano presentó un reporte de la
desaparición del comerciante, asegurando que “fue levantado”.
La segunda versión es que
ambos estaban consumiendo bebidas embriagantes en esa playa, cuando Carlos
perdió el conocimiento. Lo último que recordó es que su hermano se estaba
bañando bajo el puente de esa playa.
Después de despertarse, al no
ver a su hermano, las chicas y el carro, pidió auxilio a las autoridades,
pensando que el comerciante se había ahogado o que lo habían levantado,
describiéndolo de la siguiente manera: “complexión delgada, pelo corto, barba,
ojos negros, 1.70 metros de estatura, tez clara y vestía short de color azul”.
Las autoridades encabezadas
por elementos de la Secretaría de Marina iniciaron entonces una búsqueda dentro
del mar, y después vía terrestre en todo el pueblo, dando parte a la comisaría
de la Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Comondú e
iniciando la búsqueda en Ciudad Constitución.
No obstante, no se supo nada
de él hasta la noche del día siguiente, es decir, el 5 de octubre, cuando
repentinamente llamó a su hermano menor, después de ventilarse la desaparición
en las redes sociales. Entonces le dijo
que había regresado a San José del Cabo y que se encontraba bien, por lo que
dio aviso a las autoridades y suspendieron la búsqueda.
LA INVESTIGACIÓN
A ciencia cierta, los agentes
de investigación de la PGJE, no saben sí realmente apareció Francisco Ixtoc
Noriega Avilés o todo fue un invento de su hermano Carlos, tras haber sido
posiblemente amenazado vía telefónica. Sin embargo, las autoridades creen que
el cuerpo calcinado podría tratarse del comerciante de 36 años, por la
complexión física y estatura de la víctima.
Incluso uno de sus parientes,
tras ver los restos en el anfiteatro, admitió que “podría ser su familiar”,
aunque prefirió esperar el resultado de la prueba de ADN.
Los agentes de investigación
–al cierre de esta edición—, armaban el rompecabezas del asesinato, pero siguen
la pista a las siguientes personas:
1.- Un abogado amigo de la
víctima, el cual pareciera que se lo tragó la tierra.
2.- Una mujer y dos hombres
de supuesto origen nicaragüense.
En el primer caso, el
litigante habría sido avisado vía celular sobre el hallazgo del cuerpo de su
amigo, quien advirtió sobre el crimen a las autoridades competentes.
El segundo caso es el
resultado de un reporte telefónico que ingresó el 20 de octubre a la guardia de
la comisaría de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de
Los Cabos, donde se alertaba que se estaba cometiendo un crimen alrededor de
las 11:45 de la mañana en una casa de una zona residencial conocida como “El
Zacatito”, dentro de la comunidad de La Playa o La Playita en San José del
Cabo.
Quien reportó, una estudiante
de 21 años, dijo haber estado presente cuando una mujer armada con una pistola
y dos hombres, golpeaban salvajemente y torturaban a una persona de “complexión
delgada, pelo corto, barba, ojos negros, tez delgada y de aproximadamente 1.70
metros de estatura”, en una casa marcada con el número 13 y la cual era de
color rosa fucsia.
La joven relató textualmente:
“lo empiezan a torturar y posteriormente a cortar los dedos y la piel de la
cabeza, y las personas agresoras contaban con tatuajes marcados con imagen de
una virgen y una leyenda con la palabra ANTRAX”.
Cuando el policía cuestionó a
la joven sobre cómo y de qué manera se había enterado de la situación,
respondió: “Una amiga me había invitado de Cabo San Lucas a San José del Cabo a
bordo de un vehículo Toyota Runner, el cual era abordado por tres personas del
sexo masculino y una femenino, y quienes al llegar a San José (del Cabo) se
conducen camino a la costa, como por el área de El Zacatito, y donde ingresamos
a una vivienda, y donde observo que al bajar dos de los hombres comienzan a
golpear a uno”.
Lo mujer dijo que cuando se
subió no vio nada extraño, hasta que habían tomado la carretera de Cabo San
Lucas a San José del Cabo y primero observó a la víctima muy callado y
pensativo, por lo que inclusive le preguntó por qué estaba tan serio, y no contestó
nada. “Lo miré como asustado”, comentó, y dijo que al voltear vio que la mujer
lo traía amagado con una pistola, le preguntó que si “era de verdad”, y le
contestó que sí.
Fue entonces que comenzó a
ponerse nerviosa, pero trató de disimular por lo que sacó plática a los otros
dos hombres que –según dijo—, “hablaban medio raro”, y les dijo: “ustedes no
son de aquí ¿verdad? ¿de dónde son? ¿Por qué hablan muy raro?”.
Uno de ellos dijo: “venimos
de Nicaragua”, y “andamos trabajando aquí en Los Cabos”, por lo que siguió
preguntando: “¿y de qué trabajan?”, a lo que uno respondió “¡ahorita vas a
ver!”.
Después de presenciar la
tortura, la mujer comenzó a llorar. Pidió que la dejaran salir del sitio, pero
no se lo concedieron hasta que su amiga abogó por ella, y la sacó con la
condición de que si “abría la boca estaría muerta”.
Después de dar aviso, la
mujer colgó su celular y ya no quiso dar mayores detalles.
La Policía Municipal,
Ministerial y Fuerzas Armadas llegaron hasta la vivienda señalada, pero no se
animaron a ingresar por no tener orden de cateo misma que, al cierre de esta
edición, todavía no era librada por el juez.
LOS HECHOS
Lo anterior es solo un caso.
En los últimos tres meses se ha registrado un sinnúmero de sucesos violentos,
algunos de los cuales ni siquiera han trascendido a la opinión pública. Los
siguientes son los más relevantes de lo que se manifiesta como una guerra
sorda:
1.- El 4 de agosto fue
encontrado el cadáver de una persona con la cabeza cercenada y estado de
putrefacción en la playa El Tule en el kilómetro 16.7 del corredor turístico de
Cabo San Lucas a San José del Cabo. El hallazgo sucedió alrededor de las 5 de
la tarde, y de inmediato se activó el sistema de alerta de las fuerzas de
seguridad de los tres niveles de gobierno.
2.- El 4 de septiembre fue
ejecutado el comerciante Ricardo Guerrero, quien fue encontrado en una calle de
terracería de la colonia El Choyal en la comunidad de La Playa o La Playita,
donde fueron encontrados 5 cartuchos percutidos calibre 9 milímetros.
3.- El 27 de septiembre fue
baleado el presunto narcomenudista Francisco Olachea Agúndez, de 26 años,
cuando convivían alrededor de las 5 de la tarde en una zona conocida como
“Yenakamu”. El joven presentaba una herida de bala en la espalda del lado
izquierdo, cuyos agresores le dispararon a quemarropa con una pistola 9
milímetros, cuando circulaban a bordo de un vehículo de color blanco, línea
Accord, marca Honda con placas de circulación VPZ-96-56 del estado de Sinaloa.
Los agresores no fueron detenidos, pero sí fue encontrado el carro abandonado a
escasos tres metros de la carretera federal a la altura del vivero conocido
como “Baja”.
4.- El 3 de octubre fue
encontrado el cuerpo sin vida de un hombre con un par de tatuajes con la
leyenda “Triny” y “Valeria”, el cual estaba en estado de descomposición en un
camino de terracería de la comunidad Los Rincones de San Lázaro en San José del
Cabo. La cabeza estaba cercenada y se encontraba a un lado del cuerpo de la
víctima.
Peor aún. En los últimos días
–según algunos partes informativos de la comisaría de Seguridad Pública,
Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos—, se ha estado reportando
la aparición de narcomantas colgadas en los principales puentes de Cabo San
Lucas.
Un comandante de la Policía
Municipal de Cabo San Lucas confirmó a ZETA cuanto menos 5 reportes de
narcomantas que “habrían sido colgadas, y de las cuales no fueron encontradas
evidencias, porque cuando llegó la policía, sospechosamente ya habían sido
bajadas y no encontraron nada”.
“O una de dos: o son los
células criminales o son policías que están sirviendo a los grupos delictivos,
y quienes pudieran haber bajado esas narcomantas”, reflexionó el comandante.
La última vez fue alrededor
de las 6:45 de la tarde del 27 de octubre, cuando entró un reporte de que
habían colgado una narcomanta en el puente del supermercado Chedraui en Cabo
San Lucas.
No obstante, cuando una
patrulla fue al lugar, algunos testigos dijeron que dos personas vestidas de
civil ya la habían sido bajado.
LO QUE SIGUE
ZETA consultó a cuando menos
dos integrantes del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública de Baja
California Sur, sobre los últimos sucesos en Los Cabos.
- Con base en su experiencia,
¿qué lecturas le dejan esta serie de sucesos?
“Me queda claro que Los Cabos
se está calentando y hay síntomas evidentes de una inminente guerra entre
narcomenudistas”.
- ¿Que tan caliente está el
terreno? ¿Qué tan pronto puede estallar?
“Con lo que estamos viendo,
la guerra puede estallar en cualquier momento. La información que hemos
obtenido hasta ahorita apunta que los grupos delictivos de San José y Cabo San
Lucas, no van a tardar mucho en darse un agarrón”.
El miembro del grupo
interinstitucional reveló que todo lo que ha estado pasando gira alrededor de
dos grupos criminales:
1.- El de las células del
capo Ismael “Mayo” Zambada, quien controla el territorio de Cabo San Lucas.
2.- El de las células del
capo Dámaso López Serrano “El Mini Lic.”, quien controla el territorio en San
José del Cabo.
Los dos grupos delictivos
–según el otro integrante del Grupo de Coordinación consultado por esta
Semanario—, habrían entrado en pugna por sus territorios, en virtud de los
siguientes hechos:
1.-Por el envío de halcones
del grupo criminal de Cabo San Lucas a San José del Cabo, dos de los cuales
–tras haber sido descubiertos enviando información—, fueron levantados y
asesinados, dos de ellos colocados justamente en la línea divisoria de los
territorios de Cabo San Lucas y San José del Cabo.
2.- La incursión de sicarios
del grupo de Cabo San Lucas al territorio del grupo de San José del Cabo,
cuando –en una evidente misión especial—, y violentando los presuntos acuerdos,
trataron de levantar y asesinar a la ex jefe de las Fuerzas Especiales de los
Dámaso, Melissa Margarita Calderón Ojeda “La China” en el hotel “Carolina”.
3.- La protección que el jefe
de la plaza del narcomenudeo de San José del Cabo, Guadalupe Acosta “El Javier”
o “El Cangre”, dio a los matones de las Fuerzas Especiales de los Dámaso,
quienes tras ser expulsados de La Paz, ahora vive la mayoría en San José del
Cabo.
4.- La colocación de
narcomantas de presuntas amenazas de parte de Guadalupe Acosta “El Cangre” o
“El Javier” en contra del grupo criminal de Cabo San Lucas.
Lo anterior –según el miembro
del Grupo de Coordinación—, obviamente, es una “guerra declarada” entre las
células de Ismael “Mayo” Zambada y Dámaso López Serrano “El Mini Lic.”.
Finalmente, el factor que
pudiera ser el detonante de esta pugna –de acuerdo al integrante del Grupo de
Coordinación—, es “el pago de cinco mil pesos a agentes de la Policía Municipal
de Los Cabos por parte de ambos grupos criminales, a cambio de detener a vendedores
de droga de uno y otro bando”, y los cuales están agarrando dinero de ambos
grupos delictivos, lo que justamente sucedió en La Paz, cuando estalló la ola
de violencia que después de un año terminó por apaciguarse apenas el 28 de
septiembre pasado.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ BCS/
Investigaciones ZETA / Fotos. Cortesía/
03 de Noviembre del 2015 a las 16:50:13)