Los
restos humanos se encontraron en 17 de las 20 fosas clandestinas, precisó el
Grupo de Coordinación Guerrero. Aún no se han identificado los cuerpos ni hay
detenidos.
Autoridades
federales y estatales encontraron 32 cuerpos y nueve cabezas en 20 fosas
clandestinas, localizadas en el Cerro Tenanchitla, municipio de Zitlala, en la
zona centro de Guerrero.
El
Grupo de Coordinación Guerrero informó que los cuerpos y los restos humanos
fueron recuperados por peritos de la Fiscalía General de Guerrero y personal
del Semefo. Tras la exhumación, los restos fueron trasladados a Chilpancingo
“para iniciar las diligencias necesarias”.
“Cabe
mencionar que, de las 20 fosas ubicadas, solo en 17 de ellas se encontraron
restos humanos y hasta el momento ningún cuerpo ha sido identificado y no hay
detenidos como probables responsables”, indicaron las autoridades en un
comunicado emitido este jueves 24 de noviembre.
A
pesar de que las labores de excavación ya concluyeron, personal de la
Secretaría de la Defensa Nacional continuará con recorridos en la zona en busca
de indicios que lleven a determinar si existen más fosas clandestinas.
Además,
la Fiscalía estatal inició la Carpeta de Investigación 120401902200196211116
por el delito de Homicidio en contra de quien resulte responsable.
(ANIMAL POLITICO/ Redacción Animal
Político/ noviembre 24 2016 21:12)
El joven se encontraba en
el bar "El Circo". Foto: Cortesía
Daniel
Alejandro Zaldivar Castellanos fue asesinado por disparos de arma de fuego, la
madrugada de este domingo 27 de noviembre, mientras se encontraba dentro del
bar “El Circo” ubicado en la Calle Sexta de la Zona Centro de Tijuana.
Según
los primeros reportes, el hecho ocurrió alrededor de las 2:13 horas entre las
calles Revolución y Madero.
El
cuerpo del joven, quien vestía camisa de color negra y pantalón de mezclilla
del mismo color, fue encontrado sin vida sobre una mesa de billar dentro del
bar.
Se
implementó un operativo de vigilancia en la zona luego del homicidio.
Foto:
Cortesía
Personal
de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) llegó al lugar, en
medio de una fuerte presencia policiaca, para levantar el cuerpo del joven de
alrededor 23 años de edad, quien presentaba disparos en la axila izquierda y en
el tórax, así como para recolectar evidencia en la escena del crimen.
Aunque
la Calle Sexta es una de las más recorridas por patrullas de la Policía
Municipal, con unidades en puntos fijos sobre la Avenida Revolución y la
mayoría de los lugares cuenta con elementos de seguridad privada, el crimen
ocurrió dentro de uno de los bares más visitados de la zona.
Hasta
el momento, no se reportan detenidos por este homicidio.
Organigrama
dado a conocer por zeta en junio de este año. en el círculo rojo, "el
chapito Trejo" asesinado en Sinaloa.
Integrantes
del Consejo Estatal de Seguridad de Baja California confirmaron que Juan José Trejo Gutiérrez “El Chapito
Trejo” reconocido por las autoridades
como operador criminal de la célula de narcotraficantes del cártel de Sinaloa
identificada como “Los Uriarte” fue asesinado en Los Mochis, Sinaloa.
De
acuerdo a datos publicados en la prensa sinaloense, la Procuraduría de ese
estado informó que el sábado 26 de noviembre, alrededor del mediodía, Trejo transitaba en un automóvil Jetta
plateado con placas de Baja California, por las calles de Jiquilpan y Libertad,
en el fraccionamiento Jardines de Fátima cuando fue atacado.
El
hombre iba acompañado de su esposa y tres niños. En el auto quedaron parados
frente a una tienda – presumen que iba a ingresar al estacionamiento-, cuando
un hombre le descargó todos los tiros de una pistola.
Respecto
al atacante, circularon dos versiones, una que el asesino se paró frente al
auto y disparó, y otra de que lo hizo carro a carro, la PGJE de Sinaloa aún
integra la carpeta de investigación.
Más
tarde, reportaron que el hombre, levantado por una ambulancia de la Cruz Roja,
murió después de las 6:00 de la tarde en un hospital particular.
Las
autoridades también informaron a la prensa local, que el hombre atacado portaba
credenciales falsas con los nombres de Jesús Arashira y Jesús Aarón Avecicho
Acuña.
Finalmente
contaba con otros a nombre de José Juan Trejo Gutiérrez, nativo de Cajeme,
Sonora, con domicilio en Urbi Villa en
Baja California.
La
imagen y el nombre de “El Chapito Trejo” están incluidos en los organigramas
delictivos en poder del grupo Coordinación Baja California desde finales del
año 2009, porque Trejo era el hombre que estaba encargado de cuidar la
seguridad – y escapó- del operativo en
el que fue capturado Gilberto Sánchez Guerrero “El Gil” el ex policía metido a
traficante, detenido el 30 de diciembre de ese 2009 en Ensenada, quien
permanecía prófugo desde octubre de 2007 cuando ayudó a Raydel López Uriarte
“El Muletas” a escapar de un operativo de la Policía Federal.
A
partir de febrero del año 2010, tras la captura de Raydel López Uriarte,
cabecilla y fundador de “Los Uriarte”,
Trejo Gutiérrez empezó a funcionar como brazo armado de este grupo
encabezado por primos y hermanos de “El Muletas”.
Su
nombre resurgió a principios del año 2011 cuando detuvieron al ex policía Jesús
Israel de la Cruz López “El Tomate” y éste declaró que la gente de “Los Teos” y
“Los Uriarte” habían hecho acuerdo desde noviembre 2010 con Ismael “El Mayo” Zambada, en una reunión
en Sinaloa.
Y
entre los nombres de los operadores en Tijuana, destacó a Trejo.
Actualmente
estaba catalogado como brazo armado de “Los Uriarte”, como se dio a conocer en
el reportaje de ZETA “La caída del Chapito Uriarte”, como uno de los rivales de
la célula de “El Aquiles” en La Presa y Zona Este.
“El
Chapito Trejo” también estaba encargado del “ajuste de cuentas y cobro de piso”
en el territorio que abarca desde la delegación La Presa y parte del municipio
de Tecate, donde actualmente libraba una
lucha de poder criminal en dos frentes, por un lado contra con la gente del
Cartel Jalisco- Cartel Arellano y en el
segundo flanco contra “Los Aquiles”.
La
caída de los ingresos petroleros en el actual sexenio, como componente central
del presupuesto público federal, enciende alarmas, pues de acuerdo con el
investigador Alejandro Limón, el Gobierno de Enrique Peña Nieto no ha ampliado
la base fiscal y su único camino para compensarlos es recurrir a más deuda. Los
ingresos derivados de la exportación de hidrocarburos se derrumbaron, primero,
por la caída en la producción de Pemex, derivada de la falta de inversión y las
malas gestiones, además del derrumbe de los precios del petróleo desde finales
de 2013. De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, el monto de los
ingresos petroleros pasó de 34.3 por ciento en 2012, a 13.5 por ciento en el
presente año.
Ciudad
de México, 24 de noviembre (SinEmbargo).– Al contexto de incertidumbre
económica que vive México por la elección de Estados Unidos y el triunfo del
republicano Donald Trump, se suma la caída en los ingresos del petróleo que,
hasta 2014, nutrían aún hasta un tercio del gasto público.
Ahora,
sin embargo, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el
34.3 por ciento que estos ingresos representaban en 2012 se convirtió en un
13.5 por ciento en 2016; mientras que la participación de estos recursos en el
presupuesto de la Nación, agrega el órgano fiscalizador, también cayó de 29.3
por ciento a 7.6 por ciento este año.
De
acuerdo con información de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP), en el periodo de 2000 a 2011 los ingresos petroleros representaron en
promedio casi 34 por ciento de los ingresos presupuestarios del sector público.
En 2006, por ejemplo, los ingresos petroleros repuntaron a 38 por ciento del
total; en 2008 significaron 36.9 por ciento, y en 2011 representaron 33.7 por
ciento de los ingresos totales.
El
elevado peso de los ingresos petroleros significa que un poco más del 30% de
los ingresos totales federales, fuera de la deuda, tuvieron como fuente la
venta de petróleo; o también, una sola entidad del Estado, en este caso
Petróleos Mexicanos, aportaba más de la tercera parte de los ingresos públicos
federales, con los que se financian no sólo todos los órdenes de gobierno en
los niveles federal, estatal y municipal, sino la economía en su conjunto.
Si
bien la “despetrolización” de las finanzas nacionales se planteó como un
objetivo de la Reforma Energética, la ASF establece que la reducción de los
ingresos derivados de los hidrocarburos se debe a la caída en los precios
internacionales del crudo y, en el contexto doméstico, a una disminución en la
producción de Petróleos Mexicanos (Pemex).
“En
2010, el precio promedio de la mezcla mexicana de petróleo crudo de exportación
fue de 72.5 dólares por barril, y al primer semestre de 2016 fue de 29.4 dólares
por barril. Por otra parte, el volumen de comercialización del petróleo en
promedio fue de 1,360.5 miles de barriles diarios en 2010, y al primer semestre
de 2016 de 1,134.0 miles de barriles diarios”, dice la ASF en el Análisis del
Informe de Avance de Gestión Financiera 2016.
El
mismo documento plantea que, debido a que los ingresos totales presupuestarios
del sector público se mantuvieron en el mismo nivel desde 2008, la caída en los
recursos generados por el petróleo no ha sido solventada por otro tipo de
recursos.
“Entre
las limitaciones estructurales de las finanzas públicas se destaca que, de 2010
a 2014, los ingresos petroleros pasaron de representar 32.6 por ciento en
promedio del total a 18.7 por ciento en 2015 y 13.5 por ciento en el primer semestre
de 2016, mientras que los ingresos presupuestarios fueron de 23.3 por ciento
del PIB en 2008 y de 23.5 por ciento en 2015”, dice la ASF.
“Lo
anterior, en conjunto con el débil crecimiento económico, significa que los
ingresos tributarios no petroleros han sido insuficientes para financiar el
nivel que ha alcanzado el gasto público, y los fondos de estabilización también
han mostrado limitaciones en el cumplimiento de sus objetivos. Por otro lado,
las coberturas para proteger los ingresos petroleros, si bien han cumplido su
propósito, se estima que podrían incrementar su costo si persiste la
volatilidad e incertidumbre en este mercado, por lo que será prudente evaluar
sus perspectivas en ese complejo escenario”, agrega el reporte de la ASF,
difundido en agosto pasado.
De
acuerdo con Alejandro Limón Portillo, integrante del Centro de Investigación
Económica y Presupuestaria (CIEP), la caída de los ingresos petroleros es
“preocupante” debido a los motivos –caída de precios y de producción– y al
lugar que ocupan en los recursos del Gobierno federal.
“Es
preocupante, porque históricamente ha sido la fuente principal de ingresos, y
ahora que no se tienen, en algunos casos se ha recurrido a la deuda para
suplirlos”, plantea Limón Portillo.
Datos
de Pemex muestran que la producción de la antes empresa paraestatal se
encuentra en sus niveles más bajos desde 2009: de dos millones 601 mil barriles
diarios de crudo en ese año, a dos millones 88 mil en noviembre de este año; y
de siete millones 31 mil pies cúbicos de gas diarios, a sólo cinco millones 604
este mes.
Estos
datos de producción, agrega Limón Portillo, son los más bajos desde al menos
2003, y la expectativa es que continúen deprimidos hasta 2019, cuando empiece
la explotación del bloque de Trión, el primero ubicado en aguas profundas del
Golfo de México y que entrará en licitación en diciembre próximo.
Y
será sólo entonces, dice el investigador, que podría esperarse también un
aumento en los ingresos petroleros.
“De
hecho, en Pemex no estima un alza en su producción sino hasta el 2019, lo cual
indica que están avalando la caída. Y he ahí la preocupación, porque hasta ese
año se seguirá con un producción baja, y aún no sabemos cómo estarán los
precios”, dice Alejandro Limón.
En
octubre pasado, Limón Portillo difundió un análisis sobre la caída en los
ingresos petroleros y mostró cómo éstos, desde 2015, se componen también por
los recursos que lleguen al nuevo Fondo Mexicano del Petróleo para la
Estabilización y el Desarrollo, introducido por la Reforma Energética y que
tiene como objeto administrar y distribuir lo que generen las licitaciones de
las Rondas de esta modificación constitucional.
Pero
estos recursos, dice Limón en el documento, no han llegado a la meta trazada
por la Reforma.
“El
objetivo es que, una vez realizados los pagos derivados de las
asignaciones/contratos y de las transferencias ordinarias (que deberían
alcanzar el 4.7 por ciento del Producto Interno Bruto), el Fondo Mexicano del
Petróleo pueda almacenar los recursos sobrantes en la reserva del fondo, con el
fin de generar ahorro de largo plazo. Sin embargo, las estadísticas publicadas
por el FMP muestran que, a agosto del año en curso, se ha completado el 42.9
por ciento del objetivo planeado para el 2016; es decir, en una tercera parte
del año se tendría que recaudar más del doble para cumplir el objetivo”.
LOS RIESGOS DEL ABANDONO
Desde
marzo pasado, Pemex plantó en un informe que entregó a la Bolsa Mexicana de
Valores que, por la caída en los precios internacionales del crudo y en su
producción, la reducción de las ventas totales de la empresa para ese momento
se habían desplomado un 28 por ciento, sus costos de operación habían aumentado
un 19 por ciento y, en total, acumulaba pérdidas por 552 mil millones de pesos
en 2015; casi el doble de las registradas en 2014.
A
estas disminuciones se sumó también un recorte de 100 mil millones de pesos
anunciado el pasado 17 de febrero por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP); medida que, de acuerdo con lo que anunció entonces el director
general de Pemex, José Antonio González Anaya, se enfrentará con una reducción
de 46 mil 800 millones de pesos en Exploración y Producción (PEP), su principal
fuente de ingresos.
Esta
disminución, plantea Limón, se dio también en la empresa Subsidiaria de
Transformación Industrial, que dejó de producir gasolina dejando cada vez más
proporción del mercado a la importación de las mismas.
“El
hecho de que tengan menos recursos indica también que se puede refinar menos
petróleo, por lo que, ahora, el 61 por ciento de la gasolina en México ya es
importada”, explicó.
“En
2014, el porcentaje importado era de 47.5 y, en 2015, de 54.2 por ciento; es
decir que, conforme se le asignan menos recursos a Pemex, se importa más
gasolina, lo que nos deja vulnerables por el tipo de cambio”, agregó el
investigador.
Guerrero
sufre de una pandemia de violencia: homicidios, secuestros y desapariciones son
algunos de los problemas de Seguridad Pública que le arrebatan la tranquilidad
a sus más de 3.5 millones de habitantes. En la última semana hubo más de 40
ejecutados, dos secuestrados en el municipio de Huitzuco y doce más en la
ciudad de Ajuchitlán del Progreso. Las autoridades encontraron más de 30
cuerpos en fosas clandestinas la semana pasada. Y ante la creciente ola de
violencia por parte del crimen organizado en distintos puntos del estado, el
Gobernador Héctor Astudillo Flores anunció el despliegue de un millar de
efectivos federales y la creación de nuevos grupos conjuntos de policías y
militares. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, la guerra en
Guerrero no cesa, es más, va en aumento.
Ciudad
de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).- La violencia en Guerrero se ha
recrudecido en las últimas semanas y el derramamiento de sangre pareciera ser
la constante en aquella entidad. En los últimos siete días al menos 41 personas
fueron ejecutadas.
A
ello se suma el hallazgo de 32 cadáveres y nueve cabezas en 20 fosas
clandestinas en el municipio de Zitala y el secuestro de una docena de personas
en la ciudad de Ajuchitlán del Progreso, al norte del estado.
Setenta
y tres cadáveres. Demasiado para una entidad que ha vivido décadas de
violencia.
Guerrero
es el estado con más homicidios dolosos a nivel nacional, según los datos más
recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(SESNSP). De enero a octubre de este año se han registrado mil 832 casos
denuncias por homicidio doloso en esa entidad. Esta cifra, comparada con la de
2014 (mil 269), arroja un incremento del 31 por ciento en este delito.
Si
esta tendencia persiste, la tasa de homicidios en Guerrero podría llegar a
alcanzar 60 asesinatos por cada 100 mil habitantes, según refiere AP. Una cifra
cercana a la tasa más alta que se ha registrado en la región desde 2012, cuando
llegó a 68 homicidios por cada 100 mil personas.
Tan
sólo el fin de semana pasado hubo al menos 22 ejecutados en Guerrero: el
sábado, en diversas colonias de Acapulco, cinco personas fueron asesinadas en
hechos distintos. El domingo dos marinos perdieron la vida en esa misma ciudad
tras ser baleados por desconocidos; y otras seis personas fueron ultimadas en
diversos ataques. También, ese día, las autoridades hallaron nueve cuerpos
desmembrados en el poblado de Tixtla.
Esta
semana no pintó diferente, hubo al menos 19 ejecutados: ayer la Fiscalía
General del Estado (FGE) dio a conocer que el cuerpo del Coordinador del Comité
de Enlace de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de San
Luis Acatlán, Irineo Salmerón Dircio, y otro hombre fueron encontrados sin vida
en un camino que conduce a la comunidad Lodo Grande y la colonia Claveles en
Chilapa. Dos días antes habían sido secuestrados.
Ayer
en Acapulco se recuperó el cuerpo de una mujer desmembrada, y en diferentes
sucesos ultimaron a balazos a seis hombres. Un día antes un chofer de
transporte público fue asesinado en Chilpancingo, y un albañil en Apango.
El
día 22 de noviembre un hombre perdió la vida en la localidad de Los Achotes; un
joven de entre 25 y 35 años fue ejecutado cerca de Taxco; y una pareja fue
asesinada en Acapulco. Finalmente, el día 21, el cadáver de un joven fue
hallado en Tixtla y tres cuerpos desmembrados fueron encontrados en el
municipio de Totoltepec.
Guerrero:
la gente se une para frenar el derramamiento de sangre; el Gobierno, impotente
GUERRERO: TIERRA DE DESAPARECIDOS
El
estado de Guerrero es la segunda entidad de la República, después de
Tamaulipas, con más desaparecidos. Según el Registro Nacional de Datos de
Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), la entidad registra con 56 casos
de desaparición del fuero federal.
En
cuanto a los delitos del fuero común se refiere, Guerrero reporta 590
desaparecidos, de los cuales, la mayor parte (400) se ausentaron en Acapulco,
Chilpancingo, Iguala y Chilapa. De todos los desaparecidos en la entidad, los
datos arrojan que 59 de ellos eran niños y jóvenes menores de 18 años,
incluyendo a uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El
RNPED reportó que en la actualidad, oficialmente, en Guerrero hay 646 personas
desaparecidas, extraviadas o no localizadas registradas ante la Procuraduría
General de la República (PGR) o ante la Fiscalía General del Estado (FGE)
-incluyendo a los 43 normalistas-.
El
diario local El Sur refiere que existen denuncias de otras agrupaciones civiles
-como el Centro de Derechos Humanos José María Morelos (Centro Morelos)- que
revelan que en menos de cuatro años en la zona de Zitala han ocurrido al menos
80 desapariciones y 120 asesinatos como consecuencia de la pugna entre los dos
grupos criminales mencionados.
NO SÓLO MATAN… TAMBIÉN SECUESTRAN
Personal
de la Policía Federal traslada a 16 detenidos por el secuestro de 21 personas
en Arcelia, Guerrero en enero de 2015. Foto: Luis Carbayo, Cuartoscuro.
Además,
Guerrero figura como la quinta entidad con más incidencias de secuestro a nivel
federal al registrar un total de 62 casos, justo después del Estado de México
(215), Tamaulipas (112), Veracruz (106) y Tabasco (65), refiere el SESNSP.
El
Sur informó que entre la semana pasada y ésta, en el municipio de Huitzuco, dos
personas fueron secuestradas en distintos hechos: el sábado pasado unos hombres
armados secuestraron a un joven de 16 años de la comunidad indígena de San
Miguel las Palmas; y el lunes de esa semana, un joven de 20 años dedicado a la
compra y venta de pollo fue privado de su libertad.
El
17 de noviembre una docena de personas fueron secuestradas en la ciudad de
Ajuchitlán del Progreso, al norte del estado. Entre los plagiados iban dos
menores de edad, uno de ellos fue hallado con vida junto a otros dos de los
secuestrados.
Debido
a esta situación y al estado de violencia que se vive en el municipio, cerca de
200 vecinos de la comunidad de San Jerónimo el Grande se organizaron para crear
grupos de vigilancia y buscar a los secuestrados, además de organizarse para
crear su autodefensa ante el ingreso de hombres armados del grupo criminal
conocido como Los Tequileros.
San
Jerónimo El Grande, pueblo de Guerrero, se levanta en armas tras el plagio de
10 habitantes
No
es la primera vez que Ajuchitlán experimenta este tipo de incidentes, ya que en
enero de este año también en fueron secuestrados cinco maestros mientras se
encontraban impartiendo clase en su escuela. Cuatro de ellos fueron rescatados
por la policía; sin embargo uno de ellos perdió la vida a manos de sus
captores, según informaron en su momento las autoridades.
Ese
mismo mes pero un año antes, en el municipio de Arcelia, 21 hombres fueron
secuestrados. Afortunadamente todos ellos recuperaron su libertad tras ser
rescatados en una cueva por fuerzas de seguridad.
DESPLIEGAN A 200 FEDERALES
Ante
la creciente ola de violencia por parte del crimen organizado en distintos
puntos de la región y del hallazgo de 32 cadáveres y nueve cabezas en 20 fosas
clandestinas ubicadas la semana pasada en el municipio de Zitala, ayer el
Gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, anunció el despliegue de un
millar de efectivos federales y la creación de nuevos grupos conjuntos de
policías y militares.
El
operativo contempla a 200 agentes federales y estatales más con la finalidad de
reforzar la seguridad en el municipio de Iguala y otras regiones de la zona
Norte de la entidad, en donde los hechos de violencia han ido a la alza.
La
crisis de seguridad que aqueja a la entidad se debe a varios grupos delictivos
que se disputan el control del estado. Además de Los Tequileros -un grupo que
nació de la mano de Raybel Jacobo Almonte, mejor conocido como “El Tequilero”-,
existen organizaciones criminales como Los Ardillos, Los Rojos y Guerreros
Unidos -responsable de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en
2014-, que de acuerdo con informes del Gobierno federal, operan en cerca de 75
de los 81 municipios de Guerrero.
De
acuerdo con el periódico El Sur, en Tierra Caliente seis de cada 10 homicidios
de este año son atribuidos al grupo criminal Los Tequileros, que mantienen una
lucha por la zona entre Arcelia y Ajuchitlán y tienen bajo control el municipio
de San Miguel Totolapan.
Además
en la entidad hay presencia de bandas y grupos subversivos, entre ellos, Los
Granados, La Barredora y el Cártel Independiente de Acapulco. Estos grupos del
crimen organizado llegan a trabajar con otras organizaciones como lo son el
Cártel de Jalisco Nueva Generación, La Familia y Los Caballeros Templarios.
Los
grupos anteriormente mencionados se escindieron del cártel de Los Beltrán Leyva
luego de que en diciembre de 2009 fuera abatido su líder Arturo Beltrán,
también conocido como “El Barbas”, durante un operativo realizado en
Cuernavaca, Morelos, por fuerzas especiales de la Secretaría de Marina Armada
de México (Semar).
-Con
información de El Sur y The Associated Press (AP)
(SINEMBARGO.MX/
EFRÉN FLORES / NOVIEMBRE 27, 2016 - 10:03 AM)
Ramón
es un indigente, un vagabundo, un trotamundos que apareció de repente, de la
nada, en las calles de San Pedro, Coahuila. Tiene una zeta macada en la espalda
y una oreja mocha. Dice que fueron los zetas, con una navaja, por no trabajar
con ellos en Nuevo Laredo. La gente de San Pedro dice que “Munra”, como le
conocen, andaba con los malos, que era sicario, que lo torturaron los zetas y
que por eso quedó mal. Ramón habla como en delirios de enfrentamientos de
grupos armados, con soldados de Dios -Cartel del Golfo-, menciona que ellos no
eran malandrines, que lo cuidaban. “A veces se la tenían que rifar por mí en
Tamaulipas. Era un ejército santo, pero ya falleció”, recuerda.
Testigo
detalla a EU horrores de Los Zetas en Coahuila: desmembraron a niña frente al
papá. Y así, a muchos
Ciudad
de México, 27 de noviembre (SinEmbargo/Vanguardia).– “Munra” se levanta la
playera, sin pudor y, sin pudor, me enseña la zeta que tiene marcada en la amplitud
de la espalda. Me enseña su oreja rajada a la altura del lóbulo. Dice que
fueron los zetas, con una navaja, por no trabajar con ellos en Nuevo Laredo.
“Oye
‘Munra’ enséñame la espalda”, le pido, “¿donde me marcan la zeta?”, dice como
si nada y como si nada se alza la playera.
“O
sea, te marcan su poder, aunque no seas de ellos, te señalan como si fueras de
su bando”, dice.
“¿Te
pegaron ‘Munra’?”, le pregunto.
“Unos
tablazos aquí y aquí y aquí y aquí y aquí, namás que sin llorar”, dice.
“Munra”
es así: moreno, alto, ni flaco ni gordo, tiene el cabello crespo y esponjado,
una barba de varios días, la ropa chamagosa y huele a sudor rancio.
“Munra”
es un indigente, un vagabundo, un trotamundos que apareció de repente, de la
nada, en las calles de San Pedro, Coahuila, pero ya hablaremos de eso.
Hace
un rato que estoy con él, sentado a la mesa de un Oxxo del centro de San Pedro,
saboreando un pollo rostizado, es la hora de la comida y”Munra” y yo estamos
comiendo.
La
gente que entra y sale de la tienda nos mira como a dos rarezas de feria, un
par de chalados comiendo pollo en un Oxxo, se ríe y sigue de largo.
“Munra”,
diría yo, que es como un niño grandote, habla y actúa como si se hubiera
quedado atrapado en su primera infancia, después sabré por qué.
“¿Tomas
‘Munra’?”, lo interrogo. “Puro café con leche y licuados, pa ¿cómo se llama?,
pa estar en buen estao…”, responde “Munra”.
Semanas
atrás los habitantes del pueblo de Patrocinio, un ejido situado a cuatro
kilómetros de San Pedro, Coahuila y mundialmente famoso gracias a los recientes
hallazgos de restos humanos, me habían contado de un hombre llamado Ramón, que
andaba con una zeta macada en la espalda y una oreja mocha.
Había
aparecido, como por generación espontánea, así, de la nada, en el rancho.
Parecía
un buen chico y los lugareños le habían tomado cariño y adoptado como un hijo
más.
Que
venía de Nuevo Laredo, les dijo.
Y
la gente vio que era respetuoso, obediente, trabajador.
Sabía
cortar leña, hacer carbón de mezquite, pizcar.
Le
gustaba la labor.
Pero
era algo estrafalario.
El
recuerdo A Ramón todo le sabe a la página de un comic o a un pasaje bíblico,
pero en sus momentos de lucidez recuerda su infancia en Tamaulipas, cuando
vendía flores con su abuela. Foto: Vanguardia
Seguido
lo miraban caminar sin rumbo por la aldea, hablando solo, echando maromas y simulando
con manos y boca, como si disparara una ametralladora “pumpumpum”, en un
combate.
Ta
malito de su mente, se dijeron los de Patrocinio.
Un
día Ramón desapareció del pueblo así como había llegado y ya no lo volvieron a
ver.
Algunos
aseguraban haberlo visto merodeando por las calles del centro y la periferia de
San Pedro, pero…
Hasta
una tarde que con ayuda de “El Pitbull”, un oficial gordo y chaparrito de la
policía sampetrina, encontré a Ramón en el populoso mercado “Benito Juárez”, de
San Pedro.
Ramón,
estaba sentado afuera de la carnicería “Juan de Dios”, frente a una vieja
máquina de videojuegos, –a Ramón le gustan los videojuegos–, hablando solo, con
los ojos clavados en la pantalla, embebido, moviendo la palanca frenéticamente
y frenéticamente golpeando botones.
Parecía
un chiquillo de cinco años.
El
ruido ensordecedor de la máquina llenaba su espacio vital.
Me
di cuenta de que en el mercado “Benito Juárez”, como en los alrededores de San
Pedro, a Ramón todos lo quieren. Foto: Vanguardia
Jugaba
“The King of Fighters”, un juego pasado de moda, que, tal vez, Ramón jugó en la
tiendita de la esquina de su barrio, cuando salía de la secundaria, allá en
Nuevo Laredo.
La
dependienta de la carnicería “Juan de Dios”, una muchacha que me había visto
llegar con el fotógrafo y abordar a Ramón, se puso brava:
Que
qué queríamos, que si venimos por él, que a dónde nos lo íbamos a llevar.
Esta
escena se repetirá varias veces, en otros lugares, con otra gente.
Y
yo me di cuenta de que en el mercado “Benito Juárez”, como en los alrededores
de San Pedro, a Ramón todos lo quieren.
Viene
aquí a diario, se pone a jugar en las maquinitas de a peso durante horas, sin
molestar a nadie, y la gente del mercado, que le ha tomado afecto le da un
taco, un refresco, unas monedas.
“Pide
la hora, pero ya sabemos que cuando pide la hora es que quiere comer y aquí lo
sentamos. Llega ‘¿tienes hora?’, le decimos ‘sí, es tal hora, ¿quieres comer?’
y dice ‘sí’. Ya se sienta, ‘¿qué quieres comer?’, dice ‘lo que tú quieras’, ‘no
pos tú dinos’, y ya él nos pide”, me dirá Gabriel Soto López, el encargado de
una fonda del “Benito Juárez”.
Mira
si será buena la gente de San Pedro, pienso yo.
Hace
ya tres años que lo ven rondar por aquí.
Saben
que se llama Ramón y de cariño le dicen “Munra”, quién sabe por qué.
Pero
en San Pedro todos lo conocen como el hombre que lleva una zeta marcada en la
espalda y tiene una oreja mocha.
¿Que
cómo llegó aquí?
Sólo
Dios sabe.
A
las 14:00 horas de una tarde sofocante el mercado es un hervidero de gente que
va y que viene con las compras, música norteña a todo vuelo, olor a guisados, a
verduras, especias y vendedores gritones por todas partes.
“No
te puedo dar mi nombre ni nada, son cosas del Ejército, pero son cosas del
Ejército de Dios, es que como ya es la venida de Dios, que es el Espíritu Santo
y Jesucristo, no te puedo decir verdades, hasta que venga Dios y aclare todo
esto”.
Me
dice “Munra” y yo me quedo pasmado.
-¿Aclarar
qué?
-O
sea, es que son santos que traigo dentro del cuerpo, namás que esos santos no
pueden ser identificados, no los puedes sacar en la tele…
Dice
“Munra”, y yo pienso que no estoy dispuesto a esperar hasta que a Dios le dé la
gana venir para contar su historia.
“Los
santos no te tienen confianza”, dice “Munra”, “¿y cómo qué debo hacer para
ganarme la confianza de los santos?”, le pregunto, “los santos ya no vienen, ya
se fueron”, responde.
Con
los días los santos se apiadarán de mí y aflojarán un poco.
Y
“Munra” me confiará que se llama Ramón Rocha Téllez, que es de Nuevo Laredo,
Tamaulipas, de la colonia Nueva Era, Privada 22 D, número 22; que tiene 24
años, que estudió hasta primero de secundaria en la Técnica 47, que fue
militar, que trabajó vendiendo flores, que un amigo que se llama Arnulfo, y que
le dicen “El Pitufo”, lo trajo a San Pedro, pero que ya se fue; que tiene
hermanos en Laredo a los que hace mucho no ve, que ya no tiene mamá y que su
papá, un soldado, se murió cuando recién nació él, pero que él lo revivió.
“Yo
lo saqué del pozo con el Espíritu Santo. Me lo mataron, namás que a ese soldao
ya lo reviví, lo reviví, como soy santo y soy una obra de Dios, lo llevo dentro
del cuerpo”, dice Ramón.
La
gente de San Pedro dice otra cosa:
Dicen
que Ramón andaba mal, que andaba con los malos, que era sicario, que lo
torturaron los zetas y que por eso quedó mal de la mente.
Dicen
que Ramón habla solo y seguido anda por el mercado echando balazos ficticios
con su metralleta etérea “pumpumpum”.
Dicen
que Ramón sabe mucho de futbol, le va al Cruz Azul y se conoce a todos los
jugadores del equipo y sus puestos.
Y
dice que Ramón es un experto en armas, pero que es buen muchacho.
No
es agresivo ni grosero.
Nunca
habla malas palabras.
Duerme
donde lo agarra la noche.
Y
camina y camina y camina por la orilla de canales y carreteras.
A
veces platica.
La
terrible marca. Los recuerdos de tiempos de pesadilla para Ramón, los tiene
grabados en mente y cuerpo. Foto: Vanguardia
“Sí
tengo mi papelería y todo, pero la tengo en secreto y es con el Ejército
Mexicano de Tamaulipas, o sea con el de Nuevo Laredo, namás que no se puede
saber…”.
Está
diciendo Ramón la tarde misma en que nos conocemos, entre el tufo del menudo
fresco de las carnicerías y el olor dulzón del jitomate y el apio de las
verdulerías, en el “Benito Juárez”.
Después
Ramón me habla, como en delirios, de enfrentamientos de grupos armados, con
soldados de Dios. Un ejército santo que vino de Tamaulipas a salvar a Coahuila.
-¿Quién
era ese ejercito Ramón?
-El
Cartel del Golfo, pero no eran malandrines, me cuidaban a mí, que nadie se me
acercara para hacerme hechizos o así, que no anduviera mal, en los vicios, o
sea namás me iban cuidando. A veces se la tenían que rifar por mí en
Tamaulipas. Era un ejército santo, pero ya falleció.
Dice
Ramón y los marchantes que pasan a nuestra vera nos miran con morbo, sonríen y
se van.
De
pronto Ramón se enfrasca en un monólogo inconexo.
Cuenta
de federales rafagueados por el ejército santo y de personas dejadas en bolsas
negras.
“Pero
esas gentes le hacían males a personas buenas, a la sociedad, o sea eran
delincuentes. Gobiernos que no quieren entender al de arriba, o sea que andan
mal por delincuencia organizada, o así. Muchas veces la municipal anda más mal
que el Ejército y la Marina, anda así en delincuencia organizada”.
Y
yo me pregunto si esas cosas tremebundas de las que habla Ramón, son producto
de su pura fantasía o si en realidad tienen algo que ver con su pasado.
-¿Por
qué viniste a San Pedro Ramón?
-A
ver si venía Dios.
Ramón
está vestido con una sucia playera gris, letras blancas y amarillas al centro
que dicen “UC Gauchos Santa Bárbara”; un chamagoso pantalón caqui y unos
zapatos hechos polvo.
DEL COMIC A LA VIDA REAL
Arrebatos.
Ramón tiene una singular manera de entender la religión, la mezcla con pasajes
de comics. Foto: Vanguardia
Pero
Ramón ya no es Ramón ni “Munra”, se ha metamorfoseado de repente en Goku, el
héroe de Dragon Ball Z.
“¿Si
has visto la serie verdad?, – dice Ramón – ¿donde salgo con dos secuelas?, pero
me las quitan. Es Buu y Majin Buu, es Dabura, Satanás, o sea que está aquí, ya
le habían dicho que no me molestara. A Dabura, que es Satanás, se lo van a
llevar con el Espíritu S anto, o sea allá con el de arriba”.
Más
tarde Celso Ramírez, el dependiente de un puesto de comics del mercado, me dirá
que a Ramón le apasiona Dragon Ball Z.
“Los
anda mirando y te los conoce eh, te los conoce de nombre y todo. Nunca me dice
nada, pero sí se queda un rato viendo todos esos personajes. A veces me
pregunta que a cómo los doy”.
Intento
regresar a Ramón al mundo real, a San Pedro, Coahuila, al Mercado “Benito
Juárez”.
-¿Quién
te enseñó de armas Ramón?
-Lo
llevas de sangre, de psicología, o sea como soy hijo de un soldao mexicano,
hijo de un soldao, soldao…
De
vuelta a la tierra Ramón y yo vamos caminando por el centro de San Pedro, rumbo
a una pollería.
Es
la hora de comer y Ramón y yo tenemos hambre.
La
gente que pasa en bicicleta o a pie por la calle saluda a Ramón.
“Eh
Ramón”.
“Ramón”.
“Ramón”.
“Ya
la gente lo tiene identificado como un miembro más de la sociedad sampetrina.
Nomás lo ven y ‘Ramón’, pero él anda ahí en sus rollos”, dirá Javier Onofre
Vázquez, operador de la Cruz Roja de San Pedro.
Ramón
comienza a delirar otra vez y habla de un oro, de un dragón, del diablo, de un
monstruo, de los zetas, del Cartel del Golfo, de hechizos, de engaños
maléficos, de aviones, de Heriberto Lazcano Lazcano, de Osiel Cárdenas Guillén,
de policías, de levantones, del ejército santo, de malandros disfrazados de
soldados, de que ya viene Dios, de Dragón Ball.
“¿Has
visto las caricaturas de Dragon Ball Z?, pos esas caricaturas sí existen, nomás
que no los pueden sacar en monos grandes porque se asusta la gente“, dice.
Y
dice que él es tan poderoso que puede provocar un tornado, como el de Ciudad
Acuña, o un sismo, capaz de matar gente en seis segundos, con solo poner los
dedos en cruz.
Y
yo siento que tengo que hacer algo, detenerlo, distraerlo, antes que se le
ocurra cruzar los dedos y suceda una hecatombe en San Pedro.
-¿Tú
de qué vives Ramón?
-De
lo que me dan, lo que saco de trabajar.
-¿Y
en qué trabajas?
-En
las labores.
-¿Dónde?
-En
las labores de aquí de los ranchos, pero no, no te puedo dar información de
esos ranchos.
-¿Y
qué haces allí?
-Sembrar,
sacar melón, pizcar algodón y todo eso. Yo sé cómo se hace el carbón negro…
-¿Cuánto
te pagan?
-80,
90 pesos, al día.
Seguimos
andando.
“EL OSO”, VECINO DEL EJIDO TACUBA
“El Oso”, un campesino del ejido Tacuba, me
contará que algunas gentes han visto a Ramón quedarse debajo de los puentes que
están para el pueblo de Porvenir, cerca de Patrocinio. Foto: Vanguardia
Por
el centro de San Pedro, entre el rugir de motores y los negocios de ropa
vomitando gente y cumbias pegajosas a toda pastilla, Ramón no para de
desvariar.
Ahora
me está contando de una mujer, hija de Satanás, que le robó vidas por medio de
sus anteojos.
Y
yo no sé si me estoy volviendo loco o es que comienzo a acostumbrarme a sus
fantasías.
-¿Dónde
vives Ramón?
-Por
ái. Tengo ubicaciones donde quedarme, pero no te las puedo dar.
-Me
gustaría conocer tu casa. Llévame.
-No
puedo decir dónde vivo. No se puede saber eso en la tele ni nada.
-¿Por
qué?
-Se
enoja Dios conmigo después.
Y
parece que los santos se me han puesto otra vez rejegos.
Más
tarde “El Oso”, un campesino del ejido Tacuba, me contará que algunas gentes
han visto a Ramón quedarse debajo de los puentes que están para el pueblo de
Porvenir, cerca de Patrocinio.
El
sol en picada, Ramón y yo estamos comiendo pollo en un Oxxo del centro.
Ramón
me está contando de cuando estuvo en el Ejército que lo levantaban a las cuatro
de la mañana, lo ponían a entrenar box y luego a hacer ejercicio.
“Sabe
de armas. A veces que tiene lucidez te dice, ‘esa arma que traes tú es un
escopeta 12, de tantos tiros y se maneja así’. Y dice ‘esa arma que traes tú es
una AR – 15, de balas…’, siempre y cuando tenga lucidez”, dirá “El Pitbull”, un
policía municipal de San Pedro.
”¿Es
bonito Laredo?”, le pregunto a Ramón y parece que le ha venido de pronto uno de
esos como chispazos de lucidez de los que habla “El Pitbull”.
“Sí
es bonito, pero cuando yo vivía en Nuevo Laredo no había pleitos ni nada,
solamente llegaban personas de fuera o así y te daban trabajo. Te pagaban unos
800 ó 500 pesos. Era gente muy buena, pero esa gente ya falleció. Empezó a
haber violencia…”.
-¿Cómo
era tu madre Ramón?
-Chaparrita,
pelo largo, enojona.
-¿Te
acuerdas a qué jugabas de niño?
-A
los carritos o salía a dar la vuelta.
-¿Tuviste
novia?
-Sí
he tenido novias, pero nunca les he faltado al respeto ni nada. Puros besos
así. ¿verdá?, puros besos, pero no tocarlas, no…
En
eso, no sé por qué, recuerdo la primera vez que oí hablar del hombre con la
zeta en la espalda y la oreja rajada.
Fue
en el ejido Patrocinio, municipio de San Pedro, una de las rancherías donde,
según la gente, ha vivido Ramón.
“Al
rato eso se sabe con el de arriba, al rato se sabe quién quemaba a esa gente y al
rato le da cuello la Marina”, dice Ramón.
“Cuéntame
de Patrocinio Ramón”, le pido, “ahí me quedé unos días, pero nunca hice nada de
eso. Yo hacía leña y la vendía”, dice.
Después
deja sobre la mesa el muslo de pollo que traía entre dientes, se para, se
vuelve, se arremanga la playera, enseña la zeta que lleva marcada en el
espinazo y dice que a esos narcos ya los mató el ejército.
MUY QUERIDO EN EL MERCADO
Los
sampetrinos son gente de buen corazón y han acogido a Ramón sin reticencias;
doña Consuelo y doña Hortensia son solo una muestra. Foto: Vanguardia
Otra
tarde regreso al mercado a buscar a Ramón.
Voy
hasta su rincón favorito, la máquina de videojuegos que está a las afueras de
la Carnicería “Juan de Dios”, pero no lo encuentro.
Recorro
los pasillos del “Benito Juárez”, anegados de olor a carne cruda y verduras,
pero no está.
Pregunto
a los vendedores, a los marchantes, pero nadie lo ha visto.
En
cada puesto que asomo las narices escucho una historia distinta de él.
-Es
muy buena persona.
-A
veces llega ái y le dice uno ‘pos ándale tómate una soda’.
-Viene
y se mira en el espejo.
–
Platica con nosotras, a veces nos pregunta que cómo estamos con los novios o
que nos miramos muy guapas o que anda en la nuez.
-Una
vez lo quisieron echar en la tele, una señora, que porque supuestamente le
quiso arrebatar su bolsa, pero no es cierto.
-Necesita
ayuda y creo que sí se alivianaría porque no está muy dañado como otras
personas que andan aquí y que están más mal de su mente.
-Es
que no es malo, si fuera malo no lo quisiéramos.
-En
Tacuba. Allí sí le pueden contar toda la historia de él, Pregunta por un
mentado el “Oso”.
A LA BUSCA DEL OSO
“Nosotros lo bañamos y le cortamos el pelo… Es
muy buen muchachito”, dice Dora, vecina del ejido Tacuba. Foto: Vanguardia
En
el solar arbolado de la casa de “El Oso”, ejido Tacuba, hace una mañana
templada.
“El
Oso”, un señor bajito, moreno, llenito, sesentaitantos años, me cuenta que
Ramón llegó a Tacuba hace unos cinco años.
Venía
con una familia de Nuevo Laredo, que después se fue y lo dejó aquí, abandonado.
Entonces
la gente de Tacuba le prestó una casa para que viviera, lo enseñó a pizcar, a
cortar leña y le dio trabajo en sus labores.
“De
todo andaba él, donde lo ponían trabajaba. Nomás le decía ‘mira Munra, hazme
esto’, decía ‘sí’”, dice “El Oso”.
Hasta
que hace algún tiempo, por un conflicto familiar, una mujer lo echó de Tacuba.
Fue
cuando Ramón empezó a rodar por las calles y las aldeas de San Pedro.
“Una
mujer aquí levantó firmas pa correrlo”.
-¿Por
qué?
-Tenía
una muchacha la señora y lo volaban con ella. Al último el chavo la agarró en
serio y ándele que… Quién sabe cómo le harían pa correrlo y ái anda el chavo.
Yo me lo he querido trái, pero ¿dónde lo meto aquí, es pura familia?.
Dice
“El Oso”.
Y
dice que teme que la calle haya cambiado a Ramón.
“No
sé qué ondas agarrará ahorita ya. A lo mejor en el tiempo que anda libre pa
allá y pa acá ya no es como antes”.
Más
allá Alejandro, otro vecino de Tacuba contará “le decía yo ‘eh Ramón cuando
tenga ganas báñese, ahí está el baño. Cámbiese, rasúrese. Allá solo anda a
veces todo mechudote, barbón”.
Consuelo,
una lugareña, compartirá que: “yo sé que se crió con su abuelita, que vendía
ramitos de flores en las calles. A veces decía Ramón, ‘es que ando juntando pa
ir a ver a mi abuelita que ya está muy viejecita’”.
Y
Hortensia, una campesina, platicará que, “a veces me lo encuentro en el mercado
le digo ‘Ramón’, ‘Tencha’, me dice, le digo ‘ten Ramón, córtate el pelo’, le
doy 25 pesos y dice ‘sí gracias’”.
CORRERÍAS POR SAN PEDRO
REFUGIO. En sus correrías por ejidos de
San Pedro y por la ciudad misma, Ramón ha tenido diferentes moradas, unas
mejores que otras. Foto: Vanguardia
NOCHE CERRADA
Estoy
con Luis Fernando Verdú Fernández, director de Protección Civil de San Pedro,
platicando de “Munra”.
Dice
que ya le ha tocado recogerlo varias veces por el rumbo las vías del tren y
llevado a la Avenida Coahuila.
“Ahí
se baja y se va caminando, da la vuelta en una calle. Nunca nos dice en sí a
dónde va, él se baja y se mete a unas calles cerca de La Vega y ahí se queda”.
Es
mediodía y el sol se desploma como una plancha hirviendo sobre La Vega.
Cuando
Ramón llegó aquí por primera vez, dijo que lo había mandado Dios, me cuenta un
chiquillo.
Venía
pidiendo un vaso de agua a cambio de barrer la banqueta, lavar el carro o
cortar el zacate.
Y
la gente le dio comer, le cortó el pelo, le prestó la ducha y le regaló ropa
limpia.
Andado
los días Ramón acabó por quedarse en La Vega.
La
gente lo miraba vagabundear por el barrio o tomar la siesta debajo de unas
bancas de cemento que hay en la acera de la casa de Dora Alicia Rodríguez Mata,
una vecina.
“Nosotros
lo bañamos y le cortamos el pelo… Es muy buen muchachito, lástima que esté
enfermito de su cabeza”, dice Dora.
-¿Cómo
llegó aquí?
-De
la noche a la mañana lo miraba que pasaba y dije ‘¿ese muchacho qué?’, ya llegó
y se acercó y le dije ‘oyes, ¿no quieres comer?’, fue cuando empezó a
agarrarnos confianza y nosotros a él.
Mi
última tarde en San Pedro, Soledad Rodríguez, la dueña de un puesto de comida
en la Plaza Principal, dice que ya ha tratado de convencer a Ramón para que se
regrese a Nuevo Laredo con su familia, pero que no quiere.
“Le
dije ‘¿cómo ves si te juntamos para que te vayas?’, dice ‘no’, le digo ‘¿por
qué?’, dice ‘porque yo tengo una misión aquí y pos esa misión no sé cuándo se
va a cumplir’”.
LA BÚSQUEDA
Cada
mañana, nuestro singular personaje pasa horas aporreando botones y moviendo
palancas con juegos en los que parece emular sus desvaríos. Foto: Vanguardia
Semanario
trató de contactar a la familia de Ramón Rocha Téllez en Nuevo Laredo, a través
de la presidencia municipal de aquella localidad.
Los
comisionados por la autoridad para visitar el domicilio proporcionado por Ramón
en este reportaje, (Privada 22 D, número 2, colonia Nueva Era), informaron que
en dicha dirección encontraron a una mujer de nombre Cleotilde Téllez García,
de 89 años de edad, quien dijo ser familiar de Ramón y no saber de él desde
hace 10 años.
Según
el reporte del Ayuntamiento de Laredo Cleotilde, que es cuidada por su nuera
María Amparo González Rivera, está gravemente enferma de una afección en la
nariz, que la mantiene al borde de la muerte, y vive en condiciones precarias.
ESTE
CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Vanguardia.
(SIN
EMBARGO.MX/ VANGUARDIA DE SALTILLO / Jesús Peña/ Fotos y video: Omar Saucedo/
noviembre 27, 2016 - 2:18 pm)