Jóvenes menos violentos que cumplen
funciones gerenciales, son el motor de algunas de las principales
organizaciones delictivas. Son hijos de los principales narcotraficantes
mexicanos y ahora cursan carreras de Comercio o Negocios Internacionales para
efectuar transacciones y lavado de dinero. Por lo menos son más de veinte los
identificados por autoridades mexicanas y norteamericanas. Presos y prófugos,
los de apellidos Arellano, Esparragoza, Caro, Zambada, Carrillo, Oseguera,
Guzmán y Beltrán, tienen “cuerda” para rato e integran la nueva dinastía del
narcotráfico en México
Así como en su juventud los
hermanos Arellano Félix salieron del prototipo de los narcotraficantes de la
época, hoy los hijos de los narcos de diferentes grupos criminales son más
ejecutivos. Unos, metidos al negocio ilícito, lideran facciones de los cárteles
en la parte operativa o financiera. Y otros, presos en penales del país o en el
extranjero, aguardan el momento de recuperar su libertad.
Autoridades mexicanas y
estadounidenses tienen ubicados con nombres y apellidos por lo menos a una
veintena de descendientes de los capos de la droga más famosos de México y les
dan seguimiento. Algunos de ellos, incluyendo mujeres, ya están boletinados en
la lista de cabecillas del narcotráfico del Departamento del Tesoro de Estados
Unidos y se ha impedido a los norteamericanos realizar con ellos transacciones
de negocios.
Hoy, esos y esas jóvenes son
la continuidad de décadas de trasiego de estupefacientes, el control de
territorios, sobre todo de actividades vinculadas con el blanqueo de capitales.
Para ello, por iniciativa propia o a instancia de sus padres, algunos costearon
carreras universitarias en México o en el extranjero.
Los hijos de Rubén y/o
Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder visible del Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG), y uno de los vástagos de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”,
ex miembro del Cártel de Sinaloa y a la postre del Cártel Beltrán Leyva, son
claro ejemplo de la “especialización” del narco. Sus hijos estudiaron en el
extranjero carreras relacionadas con Negocios Internacionales.
Para desgracia de sus
organizaciones, Rubén Oseguera González “El Menchito” y Jesús Alfredo Beltrán
Guzmán “El Mochomito” están tras las rejas, luego que manejaran importantes
negociaciones con cárteles colombianos y bolivianos, según la Procuraduría
General de la República (PGR).
De los hijos de los hermanos
Arellano Félix que lideran el cártel en esta frontera, ZETA ha informado la
identificación de por lo menos tres jóvenes herederos que comandan las acciones
desde 2014. Y aunque ya se cuenta con sus nombres, todavía falta conocer sus
rostros y su palmarés delictivo.
A quienes les ha ido bien es
a los hijos del desaparecido traficante sinaloense Juan José Esparragoza Moreno
“El Azul”, pues si bien dos de ellos han sido apresados, uno se fugó de prisión
el año próximo pasado y otro libró un juicio de extinción de dominio que le
privaría legalmente de un millón de pesos y 131 mil dólares americanos que le
fueron asegurados a su captura. A otra de las hijas le fue concedido un amparo
para que se descongele y haga libre uso de su cuenta bancaria, tras ser
indiciada por lavado de dinero.
Por su parte, los hijos de
Joaquín “El Chapo” Guzmán, ex líder del Cártel de Sinaloa, “desaparecieron” o
hacen menos gala de protagonismo después que estuvieran en una franca guerra
por control territorial y de trasiego de drogas con la organización disidente
que manejaban Dámaso López Núñez “El Licenciado” y su hijo “El Mini Lic”, hoy
presos en Estados Unidos.
Los descendientes del capo
Rafael Caro Quintero siguen manejándose con un bajo perfil, sin meterse en líos
legales, más allá de que el Departamento del Tesoro los puso en el ojo del
huracán en junio de 2013 al señalarlos de operar actividades de lavado de
dinero. En México se les investigó y se aseguraron cuentas bancarias de
diversas empresas, pero a más de cinco años, abogados han ganado litigios y no
se ha judicializado la averiguación previa del asunto. Se trata de hombres y
mujeres de negocios inmobiliarios.
De los hijos del
narcotraficante Ismael “Mayo” Zambada (nunca detenido), dos de ellos purgan
condenas en la Unión Americana, mientras que un tercero se halla internado en
el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, en espera de ser
extraditado al vecino país del norte y enjuiciado dentro del mismo expediente
que sus medios hermanos.
Otros personajes, hijos de
líderes de organizaciones criminales, como la de Amado Carrillo Fuentes “El
Señor de los Cielos”, ya recuperaron su libertad luego de pasarla mal durante
nueve años en encierro, pagar condenas y, en otros casos, no probarse su
responsabilidad penal. En cambio, de la prole de Javier Torres Félix “El JT”,
dos de sus juniors están encarcelados.
LOS BENJAMINES
El tiempo sigue su curso y
aunque ya están identificados por nombres, tres de los hijos de los hermanos
Benjamín y Javier Arellano Félix, siguen siendo un misterio para las
autoridades, pues a la fecha no se conocen sus rostros y pocos son los datos
que de ellos se han obtenido. A uno le apodan “El Piloto” y es el presunto
mandamás del Cártel Arellano Félix (CAF).
Informes de la Agencia de
Investigación Criminal (AIC) de la PGR,
ubican a los nuevos narcos como Fabián Arellano Corona y Benjamín Francisco Arellano
Serrano, hijos de Benjamín Alberto Arellano Félix; así como a Javier Benjamín
Briseño Arellano, presunto hijo de Javier “El Tigrillo” Arellano.
Los bautizados como “Los
Benjamines” tienen entre 20 y 27 años de edad. Al parecer criados en Estados Unidos,
donde sus padres decidieron alejarlos de cualquier posible atentado en su
infancia y adolescencia. Igual sucedió con muchos de sus primos hermanos, de
los que no se tienen datos de una posible incursión en la delincuencia y
cuentan con estancia legal en aquel país.
Autoridades de ambos lados de
la frontera han incluido en el organigrama del cártel a los chicos Arellano.
Los ponen al lado de otros de sus familiares. De ellos presuponen que Fabián es
“El Piloto”, pero no se tiene certeza hasta ahora. El sobrenombre comenzó a
sonar en el bajo mundo del crimen a raíz de la detención de su primo Fernando
Sánchez Arellano “El Ingeniero” en 2014.
De hecho, la PGR y la Agencia
Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) tienen
identificados a cada uno de los hijos de los hermanos y hermanas Arellano
Félix. Los que viven brincando el muro, los de Baja California y los que nunca
han salido de Culiacán, Sinaloa, medios hermanos de “El Ingeniero”, de
apellidos Zamora Arellano. Hay varias jovencitas que por el momento no
despiertan sospechas de su relación con los negocios ilícitos de sus padres.
Son hijas del fallecido Ramón, de Benjamín y de Javier Arellano.
Los descendientes del finado
Francisco Rafael Arellano “La Pancha” o “El Frank” se han mantenido a
distancia. También hicieron su vida en Estados Unidos. Ajenos a todo suceso en
México, como lo explicó a ZETA uno de sus abogados hace un par de años, cuando
surgió una controversia por la disputa legal de los bienes del hombre asesinado
en octubre de 2013 en Los Cabos, Baja California Sur, por un sicario disfrazado
de payaso.
“MENCHITO” Y JOHANNA
Los hijos de Nemesio Oseguera
Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG, están catalogados por autoridades como
“piezas clave” en la estructura del conglomerado delictivo. A su corta edad,
Rubén “El Menchito” y Jessica Johanna Oseguera González iniciaron en el manejo
de negocios y la red de vínculos para el lavado de dinero.
En 2014, a sus entonces 25
años de edad, el varón, con estudios de Comercio Internacional, ya era
considerado por la PGR como el segundo de la organización, solo por detrás de
su padre. En averiguaciones previas, testigos y miembros del clan declararon la
jerarquía del “Menchito”, de quien recibían órdenes y lo señalan como
negociador directo con cárteles sudamericanos para el trasiego de droga hacia
México.
Rubén ha sido detenido en
cuatro ocasiones y liberado otras tres, aunque de forma efímera. Actualmente
continúa preso en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 13
de Oaxaca, luego que parecía recuperar su libertad al librar diversos procesos
por delincuencia organizada, lavado de dinero y portación de arma de fuego de
uso exclusivo del Ejército, entre otros. Sin embargo, hace un par de semanas le
fue negado un amparo que prácticamente le pondría en la calle.
El cargo que mantiene al hijo
del “Mencho” en la cárcel es el de operaciones con recursos de procedencia
ilícita, puesto que una investigación ministerial realizada en julio de 2015
-por denuncia promovida por la Secretaría de Hacienda- puso en evidencia que en
abril de 2012, el muchacho adquirió un vehículo Chevrolet Corvette ZR1
Centennial modelo 2012, dos puertas, color carbón zolder con ebony, con valor
comercial de un millón 660 mil pesos.
El lujoso deportivo fue
adquirido por Rubén, de entonces de 22 años, al efectuar una transferencia
interbancaria de una de sus cuentas por la suma de un millón 400 mil pesos. El
resto lo pagó de diversas maneras. Sin embargo, Hacienda indagó que Oseguera
hijo tuvo movimientos bancarios en el periodo del 1 de enero de 2010 al 30 de
abril de 2015, por 4 millones 497 mil 722 pesos con 20 centavos en depósitos, y
de 4 millones 277 mil 761 pesos con 83 centavos en retiros bancarios.
Para conocer el origen del
dinero, las autoridades hacendarias solicitaron a la Comisión Nacional Bancaria
y de Valores el soporte documental de los movimientos del cuentahabiente para
cotejarlos con posibles declaraciones de ingresos.
A su última captura, en
declaración ministerial rendida el 24 de junio de 2015, “El Menchito” dijo en
cuanto a su ocupación, ser “(…) empleado cuidador de un rancho de caballos de
carreras en Perris, California, Estados Unidos, con ingresos aproximados de
cuatrocientos dólares a la semana, con tres dependientes en lo económico (…)”.
Obvio que la versión resulta inverosímil, según consideran el Ministerio
Público Federal y el juez de la causa penal.
Por su parte, Jessica Johanna
Oseguera González, quien dirige los restaurantes de comida japonesa Mizu Sushi
en Zapopan y Puerto Vallarta, Jalisco, es considerada como el cerebro del
marketing del cártel y forma parte del grupo de mujeres que se convirtieron en
el alma de las empresas, a través de las cuales los recursos financieros de
procedencia ilícita se convierten en dinero “legal”.
Autoridades federales
estuvieron a punto de detenerla el sábado 26 de mayo de este año, cuando
aprehendieron a su madre, Rosalinda González Valencia, esposa del “Mencho” y
hermana de los narcos michoacanos apodados “Los Cuinis”. Los agentes llevaban
órdenes de aprehensión en mano, expedidas tres días antes por un juez de
Distrito, en contra de Rosalinda y de Johanna, pero esta última ya se había
retirado del lado de su progenitora cuando habían ido de compras a Plaza
Andares en Zapopan. Ambas son imputadas por el delito de delincuencia organizada
en la hipótesis de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Sigue prófuga.
“EL MOCHOMITO”
Otro joven recluido en un
penal y calificado de relevante, tanto en su personalidad como en lo que
aportaba a su organización criminal, es Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, hijo de
Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo” y sobrino de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Actualmente se encuentra preso en el penal estatal de Puente Grande, llamado
Reclusorio Metropolitano.
Desde el 9 de diciembre de
2016, fecha en que fue privado de la libertad por agentes federales y
militares, “El Mochomito” ha promovido diversos juicios de amparo para evitar
ser trasladado a una institución carcelaria de máxima seguridad, como podría
ser el Cefereso Número 2 “Occidente”, a escasos 250 metros de su actual
presidio.
De la imagen de jovencito
flaco, de cabello con rayos dorados, poco queda. En el nuevo penal de Puente
Grande, donde está clasificado como recluso de “seguimiento especial”, el
interno ahora se parece mucho al padre, pues ha embarnecido y está barbado,
aprovechando que la institución no cuenta con reglamento desde que fue
inaugurada en febrero de 2013, y pese a ello, fue certificada
internacionalmente por la Asociación Americana de Prisiones (ACA, por sus
siglas en inglés) en 2016.
Sus cuidadores califican a
Jesús Alfredo como un tipo muy inteligente, que sale del estereotipo de los
hijos de los narcotraficantes, ya que estudió Negocios Internacionales en
Europa -sin precisar el país- y no guarda el tiple en la voz de la gente de
Sinaloa o Durango, de donde es oriunda su familia.
A la fecha, el centro
penitenciario no tiene incidencias negativas del recluso y se sabe que ha
guardado buen comportamiento, aunque las autoridades no se confían y por ello
le siguen sus pasos todos los días. Los abogados del muchacho, Óscar Pulido
Díaz, Alejandro Pérez Torres y María Raquel Delgado, uno de ellos de Nuevo León
y la última de Jalisco, están al pendiente de que su cliente no sea trasladado
a otra prisión, pues al parecer ahí está “a gusto”.
Y es que a pesar de esa
aparente mansedumbre, la autoridad sabe que el día de su detención, cuando
salía de una barbería, Beltrán Guzmán y sus cuatro colaboradores portaban armas
de fuego, drogas y una granada de fragmentación. Sus escoltas, todos jóvenes,
eran también universitarios en su mayoría. Uno de ellos estudiaba Criminología.
LOS HIJOS DE ZAMBADA
La adversidad alcanzó en los
últimos años a tres de los vástagos del capo Ismael “El Mayo” Zambada García.
Primero cayó en manos de la autoridad Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”,
el 18 de marzo de 2009 en ciudad de México; después, Serafín Zambada Ortiz, el
21 de noviembre de 2013, en Arizona; y finalmente, Ismael Zambada Imperial “El
Mayito Gordo”, el 13 de noviembre de 2014 en Sinaloa.
En el caso de “Vicentillo”,
de 43 años hoy día, se declaró culpable de los cargos que le imputan en la
Unión Americana, adonde fue extraditado en febrero de 2010 y se convirtió en
colaborador de ese país. Sus abogados aseguran que en diciembre próximo se le
dictará sentencia en una Corte de Distrito en Chicago, Illinois, por conspirar
para poseer y traficar drogas desde Centro y Sudamérica, así como conseguir
armas para atacar oficinas públicas.
Zambada Niebla aceptó en 2013
ser responsable de la distribución de toneladas de cocaína entre los años 2005
y 2008, procedente de Centro y Sudamérica, que luego fue trasladada a Estados
Unidos por barco, aviones, submarinos, tren, camiones y automóviles. Podría
dictársele una pena menor a diez años, así como una multa de 4 millones de
dólares.
Por lo que ve a Serafín, el
menor de los hijos de “El Mayo”, recuperará su libertad en septiembre próximo
de una cárcel en Estados Unidos, luego que la Corte Federal de San Diego,
California, le dictó una sentencia de 66 meses, los cuales transcurren desde su
arresto en la Garita Internacional de Nogales, entre Sonora y Arizona, según
explicó su abogado defensor Saji Vettiyil.
“El Seráfo”, que gustaba de
exhibir sus excentricidades a través de redes sociales, podría ser sentenciado a
penas desde diez años de prisión hasta cadena perpetua, pero al declararse
culpable de conspirar para traficar 100 kilogramos de cocaína y mil kilogramos
de marihuana hacia Estados Unidos, país de donde es ciudadano, alcanzó
beneficios de la Ley.
El otro Zambada, “El Mayito
Gordo”, se encuentra a la espera de ser extraditado al vecino país del norte
luego que en noviembre de 2015, la Secretaría de Relaciones Exteriores declaró
procedente su entrega para ser juzgado por delitos de conspiración e
introducción ilegal de marihuana, cocaína y metanfetaminas por la frontera de
Tijuana hacia California y la Costa Este de Estados Unidos. Está preso en el
Cefereso 2, donde sus demandas de amparo para recibir atención médica son
constantes.
LOS ESPARRAGOZA
Los herederos de Juan José
Esparragoza “El Azul” han caído en desgracia por las acciones de autoridades,
pero han sabido sortear obstáculos legales y siguen adelante, unos libres,
otros presos. Del padre es de quien no se sabe nada, luego que en junio de 2014
se anunció su supuesta muerte, derivada de una caída en el hogar en Zapopan,
Jalisco.
A la primera que le llegó la
reacción oficial fue a Nadia Patricia Esparragoza Gastélum. A la hija del
“Azul” le fue asegurada su cuenta bancaria de Banorte, sucursal Plaza del Sol,
en Zapopan, el 24 de abril de 2013. La Unidad de Inteligencia Financiera de la
Secretaría de Hacienda detectó que la fémina realizó operaciones relevantes,
inusuales y preocupantes en el ámbito financiero y ordenó investigarle, junto
con sus familiares, con quienes formó parte de la lista que emite la Oficina de
Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Las transacciones hechas
presuntamente por Nadia Patricia se habrían efectuado con la complicidad de un
funcionario bancario. Los movimientos reportados en un breve periodo fueron por
cantidades iguales o superiores a 79 millones 454 mil 840 pesos con 42 centavos.
En la cuenta de Esparragoza Gastélum aún había poco más de 219 mil 400 pesos
cuando fue asegurada por la Comisión nacional Bancaria y de Valores.
Sin embargo, a través de
amparos, la mujer ha conseguido en dos ocasiones revertir el congelamiento de
sus recursos y no contar todavía con orden de aprehensión. La protección
constitucional más reciente le fue otorgada el 25 de enero de 2018. En la
investigación estarían inmiscuidos su madre y sus hermanos, Brenda Guadalupe,
Christian Iván y Juan Ignacio Esparragoza Gastélum.
Los que fueron detenidos
fueron los homónimos de su padre, los dos Juan José. Primero cayó Esparragoza
Jiménez “El Cora”, oriundo de Nayarit. En abril de 2014 le detuvieron en
Culiacán, Sinaloa, por delitos contra la salud, en la modalidad de posesión
simple de marihuana. Le aseguraron un millón 15 mil 800 pesos y 131 mil 344
dólares en efectivo, dinero que fue sometido a un juicio de extinción de
dominio ante un juez. Este año se declaró improcedente la acción impulsada por
la PGR, aunque se encuentra en apelación. “El Cora” sigue detenido en el
Cefereso Número 13 de Oaxaca.
El otro Juan José,
Esparragoza Monzón, fue capturado a inicios de 2017 en Sinaloa, pero su
encierro no duró mucho, pues luego de una fiesta de despedida, el 17 de marzo,
se fugó del penal de Aguaruto, en Culiacán, junto con otros presuntos miembros
del Cártel de Sinaloa. Desde entonces nada se sabe del “Negro”, quien se valió
del apoyo del personal de seguridad penitenciaria.
EL HIJO DE AMADO CARRILLO
Uno de los que ya salió de la
cárcel este año, es Vicente Carrillo Leyva, hijo del fallecido capo de las
drogas Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”. Estuvo prisionero desde
el primero de abril de 2009 cuando le atraparon en un parque cercano a su domicilio
en Bosques de las Lomas en Ciudad de México, hasta el 12 de junio último,
cuando se abrieron las rejas del Cefereso de Puente Grande para regresarle la
libertad.
El junior cumplió una condena
de siete años y seis meses de prisión por el delito de lavado de dinero y fue
absuelto por delincuencia organizada. También llegó a ser sentenciado a tres
años de cárcel por uso de credencial de elector falsa, pero mediante un amparo
directo que le fue concedido, anuló dicha pena.
La credencial para votar
estaba a nombre de Alejandro Peralta Álvarez, alias adoptado por Vicente para
ocultar su verdadera identidad. Y es que en su declaración preparatoria ante el
juez federal, el apodado “El Ingeniero”
dijo que “a raíz de los hechos que usted me ha leído tuve que cambiar mi
vida y dejar de estudiar porque fui perseguido y acosado por las corporaciones
policíacas y nunca pude seguir estudiando.
“También me obligaron a
cambiar de nombre para poder llevar una vida lo más normal posible, ya que al
presentarme con mi verdadero nombre se me negaba la entrada a instituciones de
estudios y de trabajo, obligándome así a cambiar mi identidad para poder
trabajar y sostener mi persona y mi familia”, detalló el hombre.
LOS CHAPITOS
Los hijos del narcotraficante
Joaquín “El Chapo” Guzmán también son muy conocidos. Desde los que nacieron y
viven en Guadalajara; los originarios de Compostela, Nayarit; los de Culiacán,
Sinaloa; y una autonombrada “hija” que habita en Estados Unidos. Algunos ya han
probado la dureza de la prisión, otros son mencionados por autoridades, no así
perseguidos.
El primero en ser
identificado hace casi veinte años fue César, el hijo mayor de Guzmán, en la
“Perla Tapatía”. El muchacho de apenas 20 años de edad fue detenido por
policías de Zapopan por circular en una camioneta ostentosa y que contaba con
blindaje. Tras ser trasladado a las instalaciones de la Procuraduría General de
Justicia de Jalisco y de no hallar delito que perseguir, le ofrecieron
disculpas y le dejaron ir.
Después, en el mismo
municipio, fue detenido el 13 de febrero de 2005 Archivaldo Iván Guzmán Salazar
“El Chapito”, de 21 años, quien viajaba con otros dos jóvenes armados en una
camioneta BMW X-5 modelo 2004, color cereza. Fue encarcelado en el penal
“Altiplano” y juzgado por delitos contra la salud, lavado de dinero y el
homicidio de una mujer canadiense. Luego de más de tres años en el penal
federal fue exonerado, recuperando su libertad.
Jesús Alfredo Guzmán Salazar
“El Alfredillo” o “El Gordo” también fue señalado por la PGR, pero no
prosperaron las órdenes de aprehensión solicitadas por un fiscal en contra de
él, de su madre María Alejandrina Salazar Hernández y de otros familiares.
Alejandrina Giselle, hermana
de “Los Chapitos”, fue detenida el 12 de octubre de 2012, cuando intentaba
cruzar la frontera en San Diego, California, identificándose con una visa
ajena. La mujer tenía siete meses de embarazo y pretendía dar a luz en la Unión
Americana. Al aceptar su responsabilidad llegó a un acuerdo con autoridades
estadounidenses y fue liberada en diciembre siguiente. Fue deportada a México.
Todos ellos, junto con Ovidio
Guzmán López, también hijo de “El Chapo”, han sido vetados para ingresar a
territorio estadounidense. El ex líder del Cártel de Sinaloa cuenta con más
hijos, entre ellos un par de apellidos Guzmán Peña, de Nayarit, y Rosa Isela
Guzmán Ortiz, quien asegura ser descendiente del sinaloense y vive al otro
lado.
LOS CARO QUINTERO
Más de cinco años han pasado
desde que la Oficina de Control de Activos (OFAC, por sus siglas en inglés)
puso en la lista negra de bienes del narco los manejados por los hijos de
Rafael Caro Quintero, sin que nada suceda en definitiva. La presión de los
norteamericanos influyó para que el gobierno mexicano actuara en consecuencia.
El Ministerio Público Federal ordenó el aseguramiento de 19 cuentas bancarias
pertenecientes a 16 empresas y personas físicas de familiares y socios de los
hijos de “Rafa”.
Autoridades hacendarias
informaron a la PGR que los señalados, de apellidos Caro Elenes (Héctor Rafael,
Roxana Elizabeth, Henoch Emilio y Mario Yibrán), habrían realizado movimientos
bancarios a través de terceros por más de 130 millones de pesos en el periodo
comprendido entre 2012 y 2013.
A la fecha, algunas de las
compañías investigadas que sufrieron del congelamiento y/o aseguramiento de sus
cuentas bancarias, todas en la Zona Metropolitana de Guadalajara, obtuvieron
fallos favorables en juicios de amparo interpuestos para el levantamiento de la
medida precautoria.
Defensores y amigos que los
Caro Elenes aseguran que siempre se han manifestado ajenos a las actividades
ilícitas que se imputaron a su padre y también tuvieron que luchar en
instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Guadalajara o el TEC
de Monterrey, contra el estigma de ser hijos de un capo, por cierto, liberado
de prisión el 9 de agosto de 2013.
OTROS NARCOJUNIORS
Los vástagos de Javier Torres
Félix “El JT”, uno de los hombres de mayor confianza que tuvo Ismael “El Mayo”
Zambada y actualmente preso en “Altiplano”, tras una extradición temporal que
le mantuvo en Estados Unidos, también son señalados de participar en
actividades ilícitas, al grado que hoy están internados en diversas cárceles.
Se trata de Misael Torres
Urrea “El M-2”, quien era síndico en funciones en el municipio de Cosalá,
Sinaloa, cuando fue detenido el 1 de octubre de 2014 en el fraccionamiento
residencial Camino Real en Culiacán, acusado de proteger al narcotraficante
Ismael Zambada. Desde entonces se encuentra en el penal de máxima seguridad de
Puente Grande.
A principios de octubre de
2017 fue capturado otro hermano de Misael, Jesús Javier Torres Félix, tras una
persecución y balacera sobre la carretera Culiacán-Mazatlán. En una camioneta
Toyota RAV4, el individuo y sus cuatro acompañantes llevaban cuatro fusiles
AK-47, un M-16, todos con aditamento lanzagranadas, una granada calibre 40 y
más de 200 cartuchos útiles de diferentes calibres.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ INVESTIGACIONES ZETA/ LUNES, 30 JULIO, 2018
01:00 PM)