El modelo de la Universidad Autónoma de
la Ciudad de México se distingue del de otras instituciones educativas por,
desde su fundación en 2001, trabajar con normas internas que sean acordes a los
objetivos planteados desde un inicio, como la atemporalidad en los estudios y
en la toma de decisiones entre directivos, profesores y alumnos.
Pero como lo dice su lema “Nada humano
me es ajeno”. Estudiantes han documentado que en los últimos cinco años, 31
profesores han encontrado una puerta para no cumplir con los estatutos y no
concluyeron su proceso de año sabático, lo que podría significar un desfalco a
la UACM por cerca de 25 millones de pesos.
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Ciudad de México, 2 de julio
(SinEmbargo).– Estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
(UACM), tienen documentación que comprueba que 31 profesores de la institución
no entregaron proyecto final como producto del goce de año sabático; esa falta
representa un desfalco al presupuesto por 25 millones de pesos y varios órganos
de gobierno de la Universidad, que van desde el Rector hasta los coordinadores
de los tres colegios están al tanto de esta práctica.
Con base en información
obtenida a través del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información
Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de
México (InfoDF), se sabe que son 31 profesores que de 2011 a 2016, están bajo
esta irregularidad. Al respecto, la Universidad ha contestado a los estudiantes
que no puede sancionar por no hay normatividad para hacerlo.
En entrevista con SinEmbargo,
Roberto López, estudiante de la UACM, explica que aunque efectivamente no hay
normatividad, aplica la Ley Federal del Trabajo, el Contrato Colectivo de
Trabajo de los Profesores y la Patronal.
Este último, en la cláusula
78, establece las características del año sabático: “Durante el periodo
sabático, el profesor quedará liberado de la obligación de asistir a las
instalaciones de la UACM y de cualquier carga de trabajo que no se refiera
específicamente al desarrollo del proyecto que presentó como plan de trabajo
para el periodo sabático con goce de salario íntegro, prestaciones y generación
de antigüedad”.
Sobre la entrega del trabajo
final, Roberto expone que los académicos y las autoridades se excusan diciendo
que no hay temporalidad como tal señalada; dicen que saben de la entrega de un
proyecto, pero que no hay ninguna reglamentación que diga cómo y cuándo.
Sin embargo, cuando el
profesor hace la solicitud del proyecto de año sabático, tiene que hacer un
cronograma de actividades en el que señalan cómo va a distribuir sus
actividades durante un año.
La cláusula 78.7 dice que “el
profesor deberá presentar dos informes por escrito de las labores
desarrolladas. Uno semestral y uno al finalizar el año sabático. Dichos
documentos se integrarán al expediente del trabajador junto con el proyecto”.
“Si bien es cierto que el
proyecto en sí no tiene en el Contrato Colectivo de Trabajo un periodo de
entrega, lo que sí nos dice es que se tienen que entregar dos informes. Cuando
los profesores presentan las solicitudes entregan el proyecto general con el cronograma
de tiempos y ahí establecen lo que harán por periodos y se comprometen a
entregar su proyecto al final del periodo. Esa solicitud va firmada, tiene
vinculación jurídica y establece los tiempos de entrega de los productos y hay
una obligación del trabajador de entregarlo al término”, comenta Roberto.
Añade que, independientemente
de ese producto, tampoco hay registro de la entrega de dos informes que están
normados por las cláusulas contractuales, como en la 83 del Contrato Colectivo,
que señala que se deben desempeñar las labores con el cuidado y esmero
apropiado para cumplir con las responsabilidades que le corresponden según el
Catálogo de Puestos sin menoscabo de sus derechos, y entregar informes y plan
de trabajo cuando lo requieran los órganos académicos competentes.
“En otro documento se señala
que de no entregarlo significa el incumplimiento del Contrato Colectivo de
Trabajo. Estos profesores no han entregado informes”, sostiene.
Hasta la noche del sábado 1
de julio se esperó una respuesta por parte de las autoridades de la UACM, pero
no hubo tal.
El año sabático es una
prestación laboral que se otorga a profesores de tiempo completo con más de
seis años en activo. Durante ese periodo el docente puede gozar de su salario,
sus prestaciones y no afecta en su antigüedad. En el caso de profesores este
periodo se utiliza para realizar trabajos de investigación, estudios de
posgrado, actualizaciones o para la elaboración de materiales didácticos.
“Eso es un acto de omisión y
de irresponsabilidad respecto de una cuestión vinculante. Hay casos de
profesores del Colegio de Ciencia y Tecnología que desde 2009 tienen “pendiente
de entregar informe final”. Y volvemos a lo mismo: si desde 2009 no se ha
entregado un informe que debes hacer por normatividad y ya pasaron siete años,
incurres en falta de probidad. La Ley Federal de Trabajo contempla una causal
de despido”, comentó López.
Alumnos de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México acusan a 31 profesores por falta de probidad e incumplimiento
de leyes. Foto: María José Martínez, Cuartoscuro
AÑOS SABÁTICOS DE 25 MILLONES
De acuerdo con el análisis
hecho por López, las 31 irregularidades representan un costo de 25 millones al
presupuesto de la UACM, porque al no entregar los informes y el producto del
año sabático no se devenga el salario.
“Una de las cláusulas señala
como derechos de los trabajadores recibir el salario y las prestaciones que le
corresponden por el desempeño de sus labores. Si no están desempeñando nada, si
no entregan ningún producto de ese año, entonces hay acto de defraudación”,
dice.
En la Ley de la Universidad,
se plantea lo que es considerado como patrimonio, que es el efectivo, valores,
créditos y otros bienes muebles, así como los equipos inmuebles con que cuenta
en la actualidad, los presupuestos anuales y las aportaciones ordinarias y
extraordinarias específicas que le asignan la Federación y el Gobierno de la
Ciudad de México.
Al llegar el presupuesto a la
UACM, el 94 por ciento se transforma en nómina y al ser parte de una partida
presupuestal pública “cobrar y no haber trabajado, es un fraude a la
Universidad. Así se constituyen por lo menos tres faltas: una es la no entrega
de los informes, la no entrega del producto final y el cobro”, agrega.
Para el estudiante, la
ausencia de normatividad creó ya un “modus operandi” de los profesores e
incluye a personal administrativo y a los coordinadores de los colegios –del
Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales, Fernando González Casanova; del
Colegio de Ciencias y Humanidades, María Elena Durán Lizárraga, y del Colegio
de Ciencia y Tecnología, Igor Peña Ibarra– a los que les corresponde vigilar
los años sabáticos.
Roberto explica que los
profesores al hacer la solicitud describen cuál será la actividad y los
proyectos que desarrollarán, pero han encontrado casos en que los profesores
que se van de año sabático y entregan su libro, al momento de publicarlo lo
hacen fuera de la UACM, con otra institución, o no ponen los créditos.
“Entonces le pagan todo el
año, cobra por ese producto subsidiado y no da ni siquiera los créditos. Los
productos o frutos que se le otorguen y los de sus trabajos de investigación,
desarrollo y experimentación. Todo lo que produzca la Universidad y produzca su
gente a partir de los apoyos que se otorgan son parte del patrimonio de la
Universidad”, expone.
Vicente Hugo Aboites Aguilar,
Rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Foto: María José
Martínez, Cuartoscuro
NINGUNA SANCIÓN
López considera que el hecho
de que hasta el momento no se haya iniciado una investigación se debe sí a la
falta de normatividad específica, pero también por buscar mantener un estado de
confort en el sector académico de la Universidad.
También relata que cuando
finalizó la huelga, uno de los compromisos que se adquirió por parte de la
Universidad fue la realización de estatutos para normar la condición de cada
uno de los sectores.
Durante los dos Consejos
Universitarios que han precedido, o que fueron instalados después del periodo
de huelga en 2012, no se construyó ninguna propuesta de estatuto y ya pasaron
dos legislaturas desde entonces, pero lo que se produce es rechazado por
algunos académicos, afirma.
En este caso serían el
Rector, Hugo Aboites Aguilar, los coordinadores de los colegios y de las
distintas áreas, los que “no están dispuestos a trabajar mucho”, dice.
“Solicité información sobre
las facultades de los coordinadores de los colegios y me entregaron un resumen
de acuerdo a la Norma 4 de la UACM. Según eso, ellos tienen que estar
encargados de vigilar el cumplimiento de las actividades de investigación,
informes, etcétera. Pero no lo hacen”, afirma.
Antes de irse, Esther Orozco
realizó una auditoría en la que se evaluó cuántos profesores estaban con dobles
tiempos. Se tomó una muestra de 57 profesores, de los que 36 tenían dobles
tiempos, tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el
Instituto Politécnico Nacional (IPN) y en otros lados, cuando el Estatuto
General Orgánico en la cláusula 108 dice que “los profesores investigadores de
tiempo completo no podrán tener un contrato de más de ocho horas a la semana en
otra institución. De incurrir en esta falta, se les separará laboralmente de la
Universidad, de conformidad con la normatividad aplicable”.
El costo anual de un
académico de tiempo completo en la UACM es de 800 mil pesos, incluidos salario
y prestaciones; son de los mejores pagados del país. Es un salario que cubre
asesorías, clases frente a grupo, investigación y extensión universitaria.
El caso de los 31 profesores,
de acuerdo con Roberto, ya está en manos del abogado de la Universidad, del
Contralor, del Secretario Técnico, al Consejo Universitario, de la Coordinación
Académica y se enviará a Auditoría Superior de la Asamblea Legislativa de la
Ciudad de México.
“Al haber una
irresponsabilidad y ausencia de los funcionarios, se abren ventanas de
oportunidad para no cumplir con lo que tienen que hacer. Pueden ser profesores
excelentes en la academia al dar sus cursos, pero son pésimos al cumplir con
aspectos básicos como esto, que están normados. Hay universidades privadas en
las que no se entrega nada, pero la diferencia es que aquí es presupuesto
público y tienes que mostrar los resultados”, plantea López.
(SIN EMBARGO.MX/ DANIELA BARRAGÁN/ JULIO
2, 2017, 12:05 AM)