Uno de los mayores fracasos de los
sinaloenses es el festejo del 31 de diciembre.
Durante años, repetidamente,
ese día se han puesto en peligro nuestras vidas; se han enaltecido la violencia
y el abuso; se ha creado un ambiente de miedo
e inseguridad y se han deteriorado las bases de la economía estatal.
En 2017, el impacto económico
total de la violencia en Sinaloa fue de 157 mil millones de pesos, que
significa el 29 por ciento del PIB del estado, esto es, aproximadamente 45 mil
pesos por persona, según estimó el Instituto para la Economía y La Paz.
Una parte de este impacto
económico se deriva de la imagen de impunidad y violencia del estado. Una
imagen que se forja, en un alto grado, en la noche del nuevo año.
Que se disparen miles de
balazos por cientos de sinaloenses hace concluir a muchos inversionistas,
compradores y vendedores que aquí no hay certidumbre ni seguridad para las
transacciones económicas. Que acá, alguien armado lo puede defraudar o robar
impunemente.
Las balaceras de año nuevo
son la escenificación de nuestro fracaso por establecer mejores condiciones de
paz, seguridad, convivencia, competitividad y desarrollo.
Obviamente en esa noche no
suceden todos los males pero si es una acción emblemática que asienta el
triunfo cultural de la violencia y la inseguridad.
El daño que se apuntala con
las ráfagas no es menor.
La tasa de victimización de
las empresas en 2016 fue 2.4 por ciento mayor en Sinaloa que en el resto de
México. Sinaloa se encuentra entre los 10 estados que presentan las mayores
amenazas para la seguridad de las empresas en el país.
La Encuesta Nacional de
Victimización de Empresas 2015 (ENVE) que realizó el INEGI establece que la tasa
de delitos contra las empresas en Sinaloa es superior a la media nacional. En
2016, Sinaloa tenía la décima tasa más alta de delitos contra las empresas.
Los resultados del Sondeo de
Seguridad Empresarial en México realizado por la Cámara Americana de Comercio,
clasificaron a Sinaloa en el noveno lugar de los 10 estados que presentaron los
mayores desafíos a la seguridad empresarial en México.
De acuerdo con la ENVE, el 15
por ciento de las empresas que había sido víctima de delitos indicó que
canceló planes para crecer o invertir como resultado de ser víctima de un
crimen. Las empresas víctimas de delitos también limitaron operaciones comerciales.
El 5 por ciento de las empresas canceló rutas comerciales y casi el 8 por
ciento dejó de operar o de negociar con otra empresa debido a una experiencia
con la delincuencia.
Nuestra capacidad de unirnos
y organizarnos para resolver nuestros problemas comunes también se ve mermada
por la sensación de temor y el triunfo de la cultura de la violencia.
El Instituto para la Economía
y La Paz (IPPM) nos da una calificación débil en buenas relaciones entre los
vecinos y en aceptación de los derechos de los demás.
El pilar de buenas relaciones
con los vecinos en el IPPM considera tres indicadores: la confianza en sus
vecinos reportada por los habitantes, su sentido de seguridad en espacios
públicos y la migración neta en el estado.
En general, la mayoría de los
habitantes de Sinaloa no se siente seguro en su municipio. Vivimos en un
ambiente de zozobra y miedo. El 51 por ciento de la población de Sinaloa
indicó que la inseguridad era su principal preocupación.
Los habitantes han hecho
cambios en sus rutinas diarias como resultado del temor a ser víctima de un
crimen.
El hecho de que la gente haya
dejado de tomar el transporte público, viajar a otro estado, salir por la noche
y visitar a familiares y amigos, puede minar el sentido de comunidad. Cuando
los integrantes de una comunidad retroceden a la esfera privada, tienen menos
contacto personal con otros habitantes del municipio y se debilitan las buenas
relaciones con los vecinos.
En la noche del 31 de
diciembre del 2019 nos volveremos a jugar la careada de cuál es el Sinaloa
hegemónico: el trabajador, innovador y esforzado, o el bronco y buchón.
El triunfo de los que
demuestran su valor disparando no es inevitable.
Existen dos giros de acción
pública que se deben tomar para obtener mejores resultados. A muy grandes
rasgos los expongo.
Una primera línea de trabajo
es obvia y les toca fundamentalmente a las autoridades policiales.
Debe haber un cambio de
estrategia y adoptarse la disuasión focalizada. Las estrategias de vigilancia policial
concentradas en las áreas más simbólicas y de mayor incidencia pueden reducir
los niveles de violencia y contribuir a mejoras en la justicia.
Debe haber una capacitación
especial a los policías para desempeñar eficientemente la labor específica para
ese día y un despliegue mayor de agentes del ministerio público en esas horas.
Asimismo, en esas áreas
prioritarias debe llegar el acompañamiento de acciones de equipamiento urbano,
como la reparación de alumbrado y desbloqueo de calles, para que no se den la
obscuridad y el aislamiento que son condiciones para que se cometa el delito.
La segunda línea de trabajo
está en el terreno del pensamiento y los valores, de la lucha cultural.
Se trata de asentar si
disparar al aire significa una acción loable y propia de personas admirables, o
una acción reprobable y que caracterizan al disparador como un ser aborrecido.
Esto no puede ser solo una
campaña de gobierno.
Los espacios del debate necesario
son cada casa, centro de trabajo, programa televisión, red social, y salón de
clases. Los proclamadores del valor buchón son personajes victoriosos que
contrastan con la calificación a la policía. El lenguaje debe ser más claro que
lo que una campaña gubernamental puede dar.
El debate debe recaer en la
sociedad civil.
El gobierno estatal debe
impulsar una amplia participación de voceros empresariales, escolares,
influencer, sindicales, religiosos, artísticos, deportivos, celebridades,
etarios, comunitarios y vecinales que con un mensaje claro, directo, adecuado a
cada lugar y atractivo, penetren al entorno familiar y comunitario de los
sinaloenses.
Hay muchas personas que
condenan a los buchones y hay muchas organizaciones que trabajan exitosamente
por la paz. Se requiere coordinación para actuar en las zonas de mayor
rafagueo.
Día a día se forman los
valores de una sociedad, día a día se conforman las instituciones de justicia.
Ese 31 de diciembre es un día especialmente importante para forjar el perfil de
Sinaloa.
La muerte por bala perdida,
el miedo, la desconfianza al vecino y la pérdida económica, deben y pueden ser
efectivamente derrotados.
Artículo publicado el 3 de febrero de
2019 en la edición 836 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ OMAR GARFIAS / 5 FEBRERO, 2019)