El panorama para el PRI es complicado en
el corto y mediano plazos luego de su fracaso en las elecciones del 1 de julio.
El tricolor, dicen politólogos y el consejero nacional priista Armando Barajas
Ruiz, requerirá una renovación muy profunda y va más allá de la posibilidad de
cambiar de nombre: necesita regresar a las bases y apostar a los nuevos cuadros
políticos, recurrir a los jóvenes que ahora no tiene.
La actual dirigencia que está a cargo de
esa mayúscula tarea, sin embargo, está dominada por viejos políticos, por
“dinosaurios” con una imagen desgastada y ampliamente reconocida por sonados
escándalos a nivel nacional: Claudia Ruiz Massieu, Ruben Moreira Valdés y
Miguel Ángel Osorio Chong, entre otros).
Si la tarea se antoja cuesta arriba, los
académicos agregan que el discurso nacionalista del PRI ya le fue arrebatado
por Morena, perdió su fuerza a nivel estatal y tiene ante sí a las nuevas
generaciones de mexicanos antipriista que asocian al partido con la corrupción.
Ciudad de México, 7 de agosto
(SinEmbargo).– El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se enfrenta a la
peor crisis de su historia. La debacle del tricolor tras las pasadas elecciones
federales fue el inicio de la etapa más negra que haya tenido el partido
fundado por Plutarco Elías Calles, y debe apostar por nuevos cuadros ante el
desgaste de la imagen de sus personajes más conocidos: “dinosaurios” que cargan
acusaciones de corrupción, coinciden politólogos consultados por SinEmbargo.
La época de bonanza del PRI
se remonta al siglo pasado. Es tan lejana que las nuevas generaciones de
mexicanos desconocen que en los tiempos de la hegemonía priista existía la
frase: “Gánale al PRI”, que se utilizaba en varias partes del país como parte
de la jerga popular cuando alguien se cansaba de dialogar con una persona muy
necia, con aquellos que no aceptaban la derrota con o sin argumentos o bien
cuando algo se tornaba prácticamente “imposible”.
Hoy, esa época dorada del
tricolor se ve muy lejos.
La recesión que enfrenta el
priismo es mucho peor que la de 2000, cuando perdió por primera vez la
Presidencia de la República, y que en 2006, coinciden Enrique Toussaint,
politólogo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y José Luis Fernández
Santillán, doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) y profesor investigador del Tecnológico de Monterrey campus
Ciudad de México. Ambos especialistas, al igual que Armando Barajas Ruiz,
consejero nacional del PRI, consideran que el futuro “es oscuro completamente”.
La votación para el partido
tricolor el pasado 1 de julio fue la más baja de su historia: 61 por ciento
menos respecto a la elección federal de 2012; casi 20 por ciento menos de los
votos que obtuvo en 2006 y 45 por ciento menos de los votos que registró en
2000, cuando por primera vez perdió la Presidencia ante el panista Vicente Fox
Quesada.
De los 300 diputados locales
que logró para la Cámara de Diputados en 1994, en la pasada elección cayó a 43
diputaciones. En el Senado de la República, de los 95 legisladores que colocó
en 1994, ahora sólo pudo instalar a 12.
Así, 52 por ciento de los
mexicanos considera que el PRI es el gran perdedor de las elecciones de julio,
de acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky titulada “El PRI
después de la elección”.
El politólogo Enrique
Toussaint considera que el contexto actual del PRI es tan grave que incluso
podría poner en riesgo su existencia.
“Por primera vez el PRI tiene
un competidor fuerte hegemónico en el cuanto al debate nacionalista. Es cierto
que el PRI ya fue una vez sustituido [en la Presidencia] por el PAN; pero, ojo:
el PAN no le disputada directamente su nicho ideológico, [….] no reivindicaba
el pasado nacionalista revolucionario de nuestro país”, agrega.
Al partido que colocó a Peña
Nieto en la Presidencia y que alguna vez gobernó por más de 70 años
consecutivos, no le será nada fácil recuperarse, coinciden los especialistas
consultados.
Toussaint explica que la
crisis deriva de por al menos cuatro razones: La primera, porque perdió
identidad ideológica y ahora Morena compite por ese nicho ideológico: el
nacionalismo revolucionario.
La segunda porque se volvió
ícono de la corrupción sistemática del país. “cuando el ciudadano piensa en
corrupción de la clase política, lo primero que se le viene a la cabeza es el
PRI como el partido que más lo representa”, señala.
Tercera, porque perdió poder
territorial en los estados y puestos públicos. Y cuarta, porque la nueva
generación de jóvenes tiene una identidad antipriista.
“Hay gente entre 18 a 34
años, que son generaciones netamente anti priistas, el poco voto que le queda
al PRI está circunscrito a la gente que tiene más de 55 años. Me parece que hay
un rechazo muy fuerte del millenial al PRI, tiene una identidad netamente
marcada anti priista”, apunta.
Para el analista político, el
Revolucionario Institucional tiene transitar a un cambio generacional muy
profundo, “nuevos nombres, nuevas personas, incluso no sé si pensar en cambio
de nombre, pero sí en una redefinición del partido”.
Carolina Viggiano y Rubén
Moreira, una pareja de políticos criticados y que, además, integran ahora el
Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional. Foto:
carolinaviggiano.com
Juan Luis Hernández Avendaño,
Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla, recuerda la
frase del jurista y politólogo francés, Maurice Duverger, quien señalaba que
“los partidos políticos llevan tatuada la marca de su nacimiento”. Bajo esa premisa, Hernández Avendaño destaca
que el PRI lo que requiere es una refundación, es decir, un cambio que
implicaría que desaparezca como tal. Sus las siglas, estructura y
características.
“Si están interesados en
pasar en una nueva etapa de vida partidaria tendrían que hacerlo con otro nombre
[…] la única ruta en la que veo posibilidades de futuro al PRI es enterrándose
para dar lugar a otro partido, con otro tipo de reglas de juego; reglas
democráticas y con una perspectiva social, que alguna vez lo tuvo”, sentencia
el especialista.
El politólogo compara la
situación a lo que pasó con Europa del Este cuando varios partidos comunistas
tuvieron que desaparecer para dar lugar a otro tipo de partidos con otro nombre
con otra orientación, ideológica programática y con tras reglas del juego. “Eso ya ha ocurrido en otras partes del
mundo, donde partidos políticos como el PRI fueron absolutamente sancionados
por los electores y destruidos electoralmente hablando”, añade.
La encuesta de Mitofsky
también arrojó que aunque se le considera el partido perdedor, 45 por ciento de
los mexicanos piensa que se recuperará y solo 35 por ciento que es su
“certificado de defunción”.
El pasado 8 de julio, el colectivo
denominado coro Dinos cantaron a las afueras del CEN del PRI la canción de
Charly García “Los dinosaurios” a manera de protesta y de burla por la derrota
que sufrió el partido en las recientes elecciones locales y nacionales. Foto:
Cuartoscuro
Armando Barajas Ruiz concuerda
en que la tarea y el pronóstico es complicado, pero difiere con Toussaint, pues
no cree que el PRI esté en riesgo de perder vigencia. “Es un partido a nivel
nacional, contamos con la estructura a nivel nacional, que en su voto dura
llega a más de 8 millones de votos, que tiene vigencia y tendrá durante un buen
tiempo”.
Fernández Santillán tampoco
considera que el PRI vaya a desaparecer, pero sí es necesario, dice, que haya
un replanteamiento y autocrítica. Lo que
sí coincide con Toussaint es que incluso el PRI podría tener hasta un cambio de
nombre, pero eso sólo pasa a segundo plano si no hay un cambio de actitud y
reestructuración a fondo.
El doctor en historia de las
ideas por la Universidad de Turín expresa que dentro del partido ya se formó
una nueva corriente dirigida por César Augusto Santiago que culpa a la
tecnocracia de llevar al PRI a la
desgracia, y no sólo a ellos sino al país.
“En primer lugar tienen que
sacar a los tecnócratas porque lo que vimos
fue una humillación. Al meter ahí a Enrique Ochoa, amigo de Luis
Videgaray, y luego impusieron a un candidato que no era priista, y eso se debió
a que rompieron los candidatos en los estatutos que prohíban presentar
candidatos que no tuvieran militancia o una antigüedad en el PRI, carrera partidista,
y eso lo promovió Luis Videgaray”, detalla.
Sobre el futuro del Tricolor,
una clara mayoría de ciudadanos, el 69.9 por ciento, opina que la renovación
del PRI debe venir de nuevos miembros y no de sus políticos experimentados,
17.2 por ciento; esta opinión incluso predomina entre los simpatizantes de este
partido: el 71.3 por ciento de los priistas dice que la renovación debe venir
de nuevos miembros y 21.9 por ciento cree que se debe usar la experiencia de
sus políticos.
Miguel Ángel Osorio Chong y René Juárez
Cisneros, los próximos líderes de la chiquibancadas priistas. Foto: Diego Simón
Sánchez, Cuartoscuro
De igual manera, Armando
Barajas afirma que el caos es culpa de los tecnócratas a quienes se les
permitió modificaran los estatutos para abrir la candidatura a la Presidencia a
alguien que no era un priista.
“Eso fue un grave error, y no
porque Meade no haya sido buen candidato, administrador, funcionario con muchas
virtudes sino porque no estaba comprometido con el partido y el partido no estaba
comprometido con él y desde ahí inicia un problema para el propio partido.
Desde el momento en que llegan simpatizantes a quererse adueñar del partido y
los tecnócratas, -en el caso de Luis Videgaray-, tomaron decisiones por la
militancia sin estar comprometidos nos trae una debacle que la verdadpara
reponernos será difícil”, sostiene el consejero político del PRI.
Fernández describe que los
tecnócratas del PRI , “la gente que son los que creen en la ciencia económica
no en la política”, son funcionarios como Luis Videgaray y Enrique Ochoa.
“Ellos colonizaron la administración pública y la achicaron, se deshicieron de
cualquier cosa que fuera del tema social. El padre de la tecnocracia mexicana
es Carlos Salinas de Gortari, y la fuente, de donde salen los tecnócratas es el
ITAM”, expone.
Y considera que”los
jitomatazos que ahora reciben [los priistas], deberían recibirlos los
tecnocratas porque ellos son los que llevaron la país en la situación en la que
estamos: la mitad de la población en la pobreza y con un puñado de familias que
concentran la riqueza nacional”.
Enrique Ochoa Reza, ex presidente del
Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y
José Antonio Meade Kuribreña, ex candidato presidencial, los tecnócratas protagonistas
del hundimientos del PRI. Foto: Cuartoscuro
LOS LIDERES DE SIEMPRE
Los especialistas destacan
que si el PRI quiere realmente renovarse debe generar nuevos cuadros, sin
embargo en su organigrama no se ven indicios de cambio.
El pasado 16 de julio,
Claudia Ruiz Massieu, ligada ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, quedó al
enfrente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, tras la renuncia de René Juárez
Cisneros y Rubén Moreira –uno ex gobernadores más cuestionados por sus presuntos
nexos con el crimen organizado y desvíos de fondos– quedó como secretario
general del Comité Ejecutivo Nacional y su esposa, Alma Carolina Viggiano
Austria, es desde hace más de un año secretaria jurídica y de transparencia.
Héctor Gutiérrez de la Garza,
cercano a Manlio Fabio Beltrones, fue designado secretario de Organización del
PRI.
Miguel Ángel Osorio Chong, ex
Secretario de Gobernación, fue elegido por los futuros senadores priistas como
coordinador de su bancada para la LXIV Legislatura y René Juárez Cisneros,
asociado al grupo de los “políticos” y cercano al político hidalguense, será el
líder de sus compañeros de partido en la Cámara de Diputados.
“Ver que la presidente es
Claudia Ruiz, que los líderes priistas en el Congreso de la Unión son los de
siempre y representan lo de siempre [….], si no cambian eso va a ser muy
difícil que se refunden, por lo tanto yo creo van continuar los años donde el
PRI pierde votos. Con ese tipo de
perfiles, como Osorio Chong, Ruiz Massieu es muy difícil que la sociedad crea
que hay un partido renovado en busca de tener otro papel en la vida pública ”,
expresa el politólogo de la Universidad de Guadalajara, Enrique Toussaint.
En relación a los liderazgos
actuales del PRI, figuras identificadas como representantes del viejo régimen,
el analista políticos cree que sí es posible una refundación con estos líderes
sí es posible “siempre y cuando sepan aprender de este golpe electoral que le
dieron los mexicanos”.
Hernández Avendaño esboza dos
posibilidades para el Revolucionario Institucional: “Pensar que pueden
rehacerse a partir de un simple cambio cosmético o en verdad hacer un cambio
profundo”.
El analista reitera que el
cambio profundo para el PRI consistiría: cambiar el nombre; modificar las
reglas del juego, es decir hacer un partido democrático, que no lo son; y
tercero, replantear su programa como su ideología.
René Cisneros, próximo líder de la
bancada del PRI en el Congreso de la Unión; al renunciar a la dirigencia
nacional, que tomó Claudia Ruiz Massieu. Foto: Cuartoscuro
Similar fue la opinión de
Armando Barajas: “son perfiles que están en su etapa última, caducando. Son los
mismo de siempre. El partido debe de voltear a ver a los jóvenes que tengan
experiencia para sacar avante los municipios y estados donde todavía estamos”,
comenta.
Aunque el historiador
Fernández Santillán también opina que tienen que “poner atención en la cartera
y no depender nada más de los viejos jugadores”, califica que perfiles como
Osorio Chong sí pueden beneficiar.
“Es un líder nato y aunque
serán pocos senadores puede hacer mucho, además es un hombre de conciliación y
acuerdos. [El PRI ] debe hacer alianzas con otros partidos para ser contrapeso
en el Senado y eso sólo lo puede hacer Osorio, no un joven inexperto. Y en lado
de diputados, René Juárez me parece que está bien ahí” comenta.
En cuanto a Claudia Ruiz, el
doctor estima que se trata de una presidencia de transición. “Van a tener que
ir a una asamblea nacional, primero hay una serie de puntos en la agenda.
LA APUESTA AL DESENCANTO
Los especialistas Armando
Barajas y José Luis Santillán manifestaron que también es cuestión de esperar
el periodo de desencanto que tendrá la ciudadanía cuando se vea que no se
cumplen todas las promesas que hizo Andrés Manuel López Obrador durante su
pasada campaña.
“Los que se quedan en el PRI
van a tratar de levantar a su partido porque es una franquicia que todavía, en términos
de interés personal, puede dar porque la cuestión es que hay una euforia por
las promesas de López Obrador, pero cuando empiecen a no cumplirlas va a venir la decepción y entonces van a
venir menos votos [para Morena ] y va a venir el movimiento contrario”, apunta
Fernández Santillán.
Barajas Ruiz también observa
una oportunidad en el posible fracaso de Morena.
“En cuanto empiece el
desencanto de las promesas hechas por los candidatos de los partidos
antagónicos de nosotros, en caso concreto de Morena, es cuando se van a dar
cuenta que no todo se arregla con una barita mágica, sino que se requiere de
experiencia […] No espero que le vaya mal al país con López Obrador, […] no hay
que apostar a eso, pero sí el desencanto de muchas de las cosas o mucho de lo
que él prometió no va a poner llevarse a cabo y ahí es donde van a tener que
recapacitar muchas de las personas que votaron por Morena”.
(SIN EMBARGO/ INVESTIGACIONES/ SUGEYRY GÁNDARA/ AGOSTO
07, 2018, 12:05AM)