CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El
pasado 2 de agosto, Enrique Peña Nieto utilizó sus redes sociales para enviarle
una felicitación a su esposa Angélica Rivera por sus 49 años. En sus cuentas de
Facebook e Instagram, el presidente en el ocaso escribió:
“Muchas felicidades en su
cumpleaños, a quien me ha regalado ya 10 años de estar juntos y de compartir
muchas vivencias que han dejado huella. Angélica, te deseo todo lo mejor en la
vida, salud y muchas alegrías. Gracias por tu entrega y dedicación a nuestra
familia. ¡Que Dios te bendiga!”.
Más que un mensaje de
felicitación el texto sugería una despedida. Para nadie en el entorno íntimo de
Peña Nieto y de Angélica Rivera es un secreto que los dos personajes se han distanciado
física, política y emocionalmente. El convenio entre ambos se rompió
prácticamente desde que llegaron a Los Pinos. El escándalo de La Casa Blanca
fracturó para siempre una sociedad conyugal tele-dirigida que tuvo su peor
momento cuando la ex protagonista de telenovelas salió a defenderse de una
propiedad inmobiliaria que era del presidente de la República y no de ella.
La disputa entre ambos fue
escalando en el entorno íntimo de Los Pinos. En el camino quedaron algunos
náufragos como el exjefe de Comunicación Social de la Presidencia de la
República, David López, quien nunca tuvo una buena relación con la primera dama
y a quien le costó el cargo el escándalo mayúsculo de la propiedad inmobiliaria
de la pareja presidencial. Otros personajes de la mala telenovela presidencial
salieron mal parados al intentar enmendar el guión del “romance perpetuo”.
Durante casi cuatro años la
relación entre Peña Nieto y Rivera ha sido todo lo contrario a una telenovela
rosa: desencuentros políticos, diferencias entre los hijos, un nuevo escándalo
sobre el departamento de Miami de La Gaviota, tensión protocolaria, sonrisas
congeladas, la eterna pose de “enamoramiento” que ya nadie se la compra.
La historia no tiene un final
feliz para ella ni para él. Derrotados como “producto mercadológico”, Peña
Nieto le manda felicitaciones a su esposa desde su refugio vacacional en Punta
Mita, después de la aplastante derrota de su partido y de su candidato
presidencial el 1 de julio, y ella realiza su enésimo viaje a Europa,
acompañada solamente por sus hijas y un nada discreto personal de seguridad que
protagonizó un episodio bochornoso el pasado 6 de agosto.
Angélica Rivera fue captada
por turistas mexicanos en la avenida Montaigne, una de las zonas más exclusivas
de París, a dos cuadras de la avenida Campos Elíseos, y se generó una intensa
polémica en redes sociales por la forma en que guaruras de la primera dama
evitaron que el periodista y productor independiente Francisco Cobos grabara
imágenes y se acercara a ella.
En su cuenta de Twitter y de
Youtube, Paco Cobos compartió la foto de Angélica Rivera y relató lo que le
sucedió:
“Caminando por una de las
zonas más exclusivas de París, a dos cuadras de la avenida Campos Elíseos,
encontramos a la primera dama de México, Angélica Rivera, comiendo en una
terraza junto con sus hijas. Alcancé a tomar estas fotos, lo que ocurrió después
se los cuento luego”.
“En el forcejeo lograron
borrar algunas imágenes y amenazaron con llevarme detenido”, afirmó Cobos al
relatar cómo los guaruras de Angélica Rivera evitaron que se acercara a la
actriz. En otras palabras, estaba denunciando un acto de censura.
La anécdota no podía ser más
contrastante con los signos y símbolos de la próxima pareja que habitará
Palacio Nacional: mientras López Obrador aplica la cercanía con los ciudadanos,
viaja sin aparato de seguridad, anuncia drásticas medidas de austeridad y su
esposa Beatriz Gutiérrez decide renunciar a cualquier protagonismo
tele-producido, Peña Nieto y Rivera insisten en demostrar su frivolidad, su
falta de empatía con los ciudadanos y su empeño en simular una vida gozosa a
costa del erario.
La soledad y el menosprecio
social suelen ser acompañantes de los excesos. El viaje de Angélica Rivera no
forma parte de la agenda de su esposo que apenas cuatro días antes la
felicitaba en redes sociales, para demostrar lo mucho que le agradece una
década de contrato matrimonial. Al revelarse las imágenes de su estancia en
París, las reacciones de muchos usuarios de redes sociales volvieron a
demostrar que la caída del tele-presidente viene acompañada del fin de una
telecomedia que le costó mucho a la credibilidad, a la gobernabilidad y a la
sinceridad de un gobierno.
(PROCESO/ ANÁLISIS/ JENARO VILLAMIL/ 7 AGOSTO, 2018)
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