martes, 28 de noviembre de 2017

#ARISTEGUIENVIVO 28 DE NOVIEMBRE: MEADE ARROPADO POR EL PRI; MESA POLÍTICA; FISCAL ASESINADA Y MÁS…


Además, damos detalles del asesinato de la Fiscal Especializada en Delitos de Violencia contras las Mujeres en Veracruz y hablamos del intento albazo en la aprobación de la Ley de Seguridad Interior.


(ARISTEGUI NOTICIAS/ REDACCIÓN AN/ 28 DE NOVIEMBRE 2017)

LA CONFIRMACIÓN DE MEADE

La decisión tomada fue ratificada en Los Pinos. El Presidente Enrique Peña Nieto despidió a José Antonio Meade de su Gabinete con enorme calidez y le deseó lo mejor en el proyecto que ha decidido emprender. Eufemismo arcaico del Presidente al intentar ocultar al elefante en la sala. Meade, faltando el trámite estatutario para ello, asumió de facto la candidatura presidencial del PRI. La cita para el registro está fijada para el próximo jueves a las dos de la tarde, y ningún militante más, de los que importan, se registrará para hacerle sombra. El Presidente, como tantas veces lo dijo, engañó con la verdad.

El 17 de agosto pasado, bajo el título simple de “2018: Meade”, se publicó en este espacio, a propósito de la 22 Asamblea Nacional del PRI, que los rituales habían regresado por la puerta grande. “Sin lastres para que el Presidente Enrique Peña Nieto decida con quién buscará mantener Los Pinos, la cargada corporativista con las pancartas de organizaciones y sindicatos, y la clientelar con delegados levanta manos, llenó un escenario que mostró otro tipo de bufalada, la de los tecnócratas, que discretamente el sábado se formaron detrás de la persona para la que parece haber sido confeccionado un traje a la medida con la eliminación de los candados para la candidatura presidencial en 2018, José Antonio Meade, Secretario de Hacienda”.

En ese texto se mencionó cómo el Presidente estaba dando instrucciones a Meade que no le había dado a nadie más. La columna decía: “De acuerdo con información en el entorno del Secretario de Hacienda, Peña Nieto le indicó no moverse ni buscar grupos que lo apoyen, mantener la calma y ejecutar las acciones directas y prioritarias que le pida. Lo primero, con suma urgencia, fue restablecer la relación con los gobernadores, que se encuentra rota hace bastante tiempo. Los gobernadores son parte esencial de la ecuación sucesoria. Durante la primera parte de la administración peñista, los principales gobernadores afectados por el maltrato político y presupuestal fueron los priistas, adicionalmente que han sido algunos de ellos, que se comprometieron con el proyecto de Peña Nieto para llegar a la Presidencia, los que están pagando el costo de la corrupción sexenal. Sin el respaldo de los gobernadores no habría ni posibilidades de ser competitivo en 2018.

“Meade hizo caso rápidamente al Presidente, y realizó también ajustes estratégicos en el equipo hacendario que pasaron desapercibidos por la mayoría. Trasladó a Emilio Suárez Licona, de la dirección de la Unidad de Banca de Desarrollo en Hacienda, a donde llegó de la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde trabajó con Meade a la Coordinación de Entidades Federativas. En su lugar entró Mario Govea, quien era director general adjunto de Coordinación y Política del Sistema Financiero de Fomento. También promovió a Arturo Téllez, titular del Órgano Interno de Control de Hacienda, y que trabajó con Meade en las secretarías de Energía, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y Hacienda, a la Dirección General de Auditoría del SAT. Estas áreas son las que atienden directamente a los estados, tanto en los apoyos presupuestales como en algo que hoy es más importante, revisar sus cuentas, detectar las irregularidades, anomalías y, de ser necesario, trabajar con los gobernadores para ver cómo pueden ayudarlos a resolver hoyos financieros en sus cuentas que pueden significar, como se ha visto últimamente, procesos penales en su contra.

“No ha sido lo único que ha construido Meade para su futuro. A diferencia de lo que no pudo hacer (Luis) Videgaray porque el Presidente no lo permitió, Meade sí nombró a todos los directores de la banca de desarrollo, colocando en esos cargos a personas muy cercanas a él. Virgilio Andrade, a quien le dio su primer trabajo en el servicio público, lo nombró en Bansefi. Llevó a Francisco González al Banco Nacional de Comercio Exterior. Mario Zamora, a quien le dio trabajo en Financiera Rural por recomendación de su tío, Francisco Labastida, lo nombró en la Financiera Nacional de Desarrollo, y la semana pasada fue el coordinador de la Mesa de Estatutos que eliminó los candados para la candidatura presidencial.

“El más significativo, sin embargo, fue el nombramiento de Alfredo Vara Alonso, en Banobras, porque significó un desafío a Videgaray, quien había logrado que el Presidente nombrara directora a la Senadora Ana Lilia Herrera, como premio de consolación por no haber sido candidata en el Estado de México, y Meade, en un acuerdo extraordinario en Los Pinos, tumbó la designación y llevó a un hombre de confianza, que trabajó en el Instituto de Protección del Ahorro Bancario, una institución imaginada y construida por el padre del Secretario, Dionisio Meade.

“La fortaleza de Meade dentro del gobierno es poco notoria en la opinión pública, pero tiene un alto significado. Meade no era parte del equipo compacto de Peña Nieto, pero la autorización para hacer los cambios de conformidad a su criterio, sugieren que, como nadie más en el Gabinete, tiene la confianza que otros muy cercanos no tuvieron. ¿Es esto la señal definitiva sobre su futuro próximo? Sólo Peña Nieto lo sabe, pero los símbolos están jugando mucho a su favor”.

Aquella columna señalaba que Meade había captado la atención y el imaginario como el gran delfín de Peña Nieto. “¿Será tan obvia la decisión?”, se preguntaba en el texto. Hoy vemos que sí era obvia y que Peña Nieto sí engañó con la verdad. Ciertamente, sólo se puede leer las acciones electorales de Peña Nieto a tiempo pasado. Y hoy se puede argumentar que la decisión sobre su sucesor se tomó desde agosto.

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(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ Raymundo Riva Palacio/ 28/11/2017 | 03:00 AM)   

LA CENA DE OCTUBRE

En la residencia de un empresario a finales de octubre, el Presidente Enrique Peña Nieto cenó con un grupo de capitanes de la industria. De lo poco que trascendió, se conoce que el Presidente, sin reclamar a nadie, habló sobre lo que cree dicen de él. Dijo, por ejemplo, colocando sus frases en voces anónimas de empresarios, que podían pensar que no era la persona más culta, la más letrada, o que se equivocaba al hablar. Que sus deficiencias podrían ser grandes ante sus ojos, pero lo que podía asegurarles es que era altamente competente en los temas electorales. El sabor de boca que les dejó, según una de las versiones de la reunión, es que tenía control sobre el proceso de sucesión y que confiaba en que a quien escogiera como su sucesor, ganaría la elección en 2018.

Varias semanas después, vinieron algunas confirmaciones. El preámbulo fue el viernes, un día después de que un video mañosamente editado enviado a los medios de comunicación, mostraba al Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, pronunciar un insólito elogio del Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, frente al cuerpo diplomático acreditado, que provocó que varios periódicos en el país publicaran que Videgaray había destapado a Meade para la candidatura presidencial del PRI. Las ruedas de la sucesión parecían haber sido puestas en marcha, en una versión postindustrial de aquellas épocas del viejo régimen cuando uno de los sectores del partido se pronunciaba por un candidato, lo que era la señal de que la línea presidencial se había decantado.

En esta ocasión, sin embargo, no hubo confirmación, sino atajo. El Presidente terminaba una gira en La Paz, cuando inesperadamente se desprendió de la burbuja de seguridad del Estado Mayor Presidencial y caminó con una enorme sonrisa hacia la prensa, con la que bromeó y afirmó: “Están bien despistados. El candidato no se elige por elogios o aplausos”. Peña Nieto desautorizaba a Videgaray, aunque su lisonja a Meade no fuera realizada en un acto público, sino que trascendió por la infidencia de alguien en la Cancillería que plantó en los medios un clip editado donde está la frase. El viernes Pablo Hiriart, en las páginas de El Financiero, escribió sobre la forma como Videgaray pareció arrancarle a Peña Nieto la decisión sobre su sucesor, buscando colocar un sello personal sobre Meade –quien tendría que agradecérselo en caso de que fuera el ungido-, y adjudicando en el futuro candidato todo lo bueno en términos de estabilidad, y todo lo malo, podía inferirse con la omisión, a su jefe.

Videgaray, tan experimentado, por largo tiempo la persona que ha hablado al oído del príncipe, y quien desde que se descartó por la candidatura presidencial ha dicho en privado que buscaría, si no decidir, sí incidir en el sucesor de Peña Nieto –por ejemplo, mostraando los negativos del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong-, ¿podría cometer un error de tal naturaleza? ¿Quién podría haber filtrado a la prensa el clip extrañamente editado para ensalzar a Meade? Podría plantearse también, como hipótesis de trabajo, que se lanzó un globo de sonda (trial balloon) para medir la temperatura a la opinión pública, como se hace en otras naciones con sistemas políticos avanzados, y ajustar los tiempos del destape. Si uno ve los resultados del llamado destape de Videgaray, los negativos se los chupó el Canciller, pero que no hubo críticas ni cuestionamientos sobre Meade, ni extrañamientos sobre su exposición como el candidato designado. En el balance final, la candidatura de Meade entraría bien en los grupos donde hay resistencia, en el PRI, por subordinación o disciplina, que no reaccionaron sino con resignación a la eventual candidatura de un no priista.

¿Está jugando el Presidente con los escenarios y trabajando de manera heterodoxa las alianzas internas en su partido? En la sucesión de 1988, que es donde más remembranzas ha generado la de 2018, el Presidente Miguel de la Madrid procesó el destape de Carlos Salinas de Gortari el domingo 4 de octubre de 1987 en una reunión con el Comité Ejecutivo Nacional en Los Pinos, donde les pidió a varios de sus miembros, los líderes en las cámaras y de los sectores popular y campesino, que hablaran con el dirigente obrero, Fidel Velázquez, para que diera su apoyo al candidato designado, al ser el único que, derivado de la reconstrucción de la economía dos años antes, la clase trabajadora había sido la más sacrificada y la más agraviada por el arquitecto de decenas de miles de despidos, el entonces Secretario de Programación y Presupuesto.

De la Madrid negoció las alianzas con la designación en marcha, y el trabajo de consenso que buscó para evitar un nuevo quiebre en el PRI, como había sucedido con la Corriente Democrática un año antes, tiene una analogía clara con la forma como surgió el nombre de Meade como el inminente la semana pasada. No hay que olvidar lo que dijo el Presidente a los empresarios en la cena de octubre, ni lo imposible que es leer sus decisiones electorales a partir de sus acciones. A Peña Nieto sólo se le puede interpretar en el manejo de los procesos electorales, a tiempo pasado.

El viernes, cuando se refirió a lo sucedido, su lenguaje de cuerpo era relajado y pletórico de gran humor, sin presión ni tensión, como se le había visto dos semanas antes. Contuvo la bufalada y restableció el control unipersonal sobre la sucesión. Es cierto lo que dijo en aquella cena. En el manejo electoral, se pinta solo.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa

(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 27/11/2017 | 02:00 AM)