Adiós al glamour, a las pasarelas, a las sesiones de fotos, a la corona.
La ganadora del certamen Mujer Sinaloa 2012, María Susana Flores Gámez,
descendió de la camioneta pick up, blanca, “portando un arma larga”,
afirma el parte militar entregado a la PGR junto a varias armas,
cargadores, cartuchos útiles y pertrechos de guerra. Gritó su rendición a
los elementos del Ejército, contradicen vecinos entrevistados por
Ríodoce en El Palmar de los Leal.
El vehículo del que se bajó la joven quedó destrozado en el primer vado
al entrar al ejido El Palmar de los Leal, municipio de Mocorito. Varios
fusiles quedaron tirados a su alrededor, entre ellos un AK-47, conocido
comúnmente como “cuerno de chivo”, el cual, dicen las autoridades, ella
portaba al bajar del vehículo.
Fue abandonada a su suerte por Orso Iván Gastélum, el Cholo, y tres
gatilleros más. Al entrar al ejido, el líder de los sicarios del cártel
de Sinaloa en esa zona, instruyó a la miss: “Di que te secuestramos… no
te van a hacer nada, te dejarán ir”.
Dicho esto, el Cholo escapó junto con el resto. Antes, lanzaron una
ráfaga al aire para distraer al Ejército, que intentaba acorralarlos.
Después corrieron, entre las casas y la maleza, en aquellos vallecitos
que producen hortalizas y ajonjolí.
Sin embargo, el parte militar consigna que la joven fue un muro de
contención para el escape de los delincuentes: “En un paraje, dicho
vehículo, quien sirvió de muro para que la segunda camioneta lograra
huir del lugar, mas sin embargo, continuó con la agresión, resultando
abatida una persona de sexo femenino, la cual bajó del vehículo cargando
un arma larga, situación que aprovecharon los otros agresores para
darse a la fuga por el paraje, siendo imposible lograr su captura en
virtud de los tres compañeros heridos”, detalla el documento.
Antes, el mismo parte explica que en una de las agresiones sufridas en
la persecución, los sicarios hirieron a un “primer elemento militar y
más adelante a dos elementos militares”.
***
Todo comenzó en Caitime, un pueblo de acaso mil 500 habitantes que
divide la carretera México 15, aproximadamente 20 kilómetros al sur de
la ciudad de Guamúchil.
La madrugada del sábado 24 de noviembre, un convoy compuesto por decenas
de soldados entró sigilosamente al pueblo con la consigna de cazar a
Orso Iván Gastélum, el Cholo, un operador de Joaquín el Chapo Guzmán que
en agosto de 2009 se fugó del penal de Culiacán después de hacerse una
fiesta de despedida donde presumió que su patrón tenía palabra.
Los uniformados no llegaron en vehículos oficiales, sino en camionetas
particulares, entre ellas una doble rodado blindada que, tres años
antes, las mismas fuerzas castrenses habían decomisado en Guasave a
sicarios de Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, enemigo acérrimo del
Cholo. Iban escondidos bajo bultos de paja.
Cuando el anillo de seguridad de Orso Iván Gastélum se dio cuenta que
gente armada rodeaba la casa, avisaron a su jefe, quien se encontraba en
otra cueva de seguridad, a menos de cien metros de distancia. Pensando
que se trataba de los grupos rivales de Guasave, empezaron a disparar
contra los desconocidos. Pero al darse cuenta que no era el Chapo Isidro
a quien enfrentaban, sino a soldados, tomaron todo el armamento
posible, se montaron en al menos dos camionetas y tumbando matorrales y
cercas salieron a toda velocidad por un camino de terracería que conduce
a El Progreso.
Inició así una persecución a muerte que se extendió por tres poblados y
más de 15 kilómetros que terminaría cuando los militares dispararon a
María Susana Flores Gámez, en la entrada de El Palmar de los Leal.
Atrás habían quedado un sicario y un soldado muertos, producto de la
primera refriega. Luego vendrían más, soldados y sicarios, incluyendo un
jornalero que se atravesó en la balacera y quedó muerto.
Uno de los partes militares integrado a la investigación remitida a la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (SEIDO), informa que los elementos militares recibieron una
denuncia anónima a las 21:30 horas del viernes 23 de noviembre, porque
“sujetos integrantes de la delincuencia organizada, en horas de la
madrugada, establecían retenes tipo militar en áreas de acceso a dicho
poblado”.
Entonces se planeó un operativo y se ejecutó a las 05:00 horas del día
siguiente. Al llegar al lugar, estaban sujetos armados, quienes huyeron
en sus camionetas hasta llegar a una casa. Los militares los siguieron y
fueron recibidos a balazos por armas de fuego por los delincuentes,
quienes recibieron refuerzos desde el interior del inmueble.
“Hiriendo en esos momentos a un cabo de infantería, por lo que se
repelió abatiendo a uno de nuestros agresores… mientras que otros
agresores nos seguían disparando desde el interior del citado inmueble
por espacio de 15 minutos”, se detalla.
En la refriega quedó abatido Eleazar López Bernal. Algunos sicarios
lograron escapar, pero los que estaban al interior claudicaron: “Nos
rendimos. No disparen”, consigna el parte militar. Ahí se detuvo a
Álvaro Cázarez Iribe con un fusil AR-15; Gabino Ramírez López, quien
portaba un AK-47 y a Giovanny Rodríguez Beltrán, con otro “cuerno de
chivo”.
Todos ellos se encuentran bajo arraigo de la SEIDO en la Ciudad de México, a donde fueron trasladados el jueves pasado.
También en Caitime se decomisaron seis camionetas diferentes y un
arsenal: seis armas AK-47, un fusil AR-15, un aditamento lanzagranadas,
una granada calibre .40 milímetros, dos granadas de fragmentación
defensivas, una pistola Colt calibre .45 milímetros, además 37
cargadores diversos, y mil 308 cartuchos diferentes. Así también ropa y
equipo táctico.
***
Después de la primera refriega en Caitime se inició la persecución del
Cholo Iván, quien se acompañaba de María Susana. Según los testimonios
recogidos, los sicarios escaparon hacia la carretera México 15 y se
introdujeron por una brecha de terracería de aproximadamente 11
kilómetros, amurallada por maleza y conocida por los lugareños como
Zaragoza, que conecta con El Progreso.
De acuerdo con el parte militar, tres vehículos se introdujeron por la
brecha referida: una pick up Ford guinda, blindada, con placas
TX-31-216; una Cheyenne Silverado blindada, color gris-plata, placas
TZ-44076; y una camioneta Captiva Sport del mismo color que la anterior,
pero con placas VMZ-7794-0.
Los conductores viajaban por una brecha cercana a Caitime, cuando al
observar los dos helicópteros integrados a la operación, les dispararon.
De los tres vehículos, solo fue posible detener uno, la camioneta Ford
que era conducida por Felipe de Jesús Ortíz Reyes, “quien procedió a
rendirse, tendiéndose en el suelo, siendo detenido por personal
militar”.
En la misma operación fueron asegurados los otros dos vehículos, pero no
se informa dónde, cómo, ni qué pasó con los delincuentes.
El Ejército omitió dicha información en el parte militar presentado a
los investigadores. Tampoco mencionó a qué grupo delictivo pertenecen
los agresores, aunque en esos es vox pópulli que son parte del cártel de
Sinaloa.
Morir con el alba
La mañana de ese día, Rosario Méndez se levantó poco antes de las cinco.
Su mujer, Sara Concepción Yañes, ya le tenía preparado su lonche por lo
que el Chayo, como le decían a Rosario, tomó la bolsa con tacos que le
daba su mujer, agarró su cachucha y salió a la calle donde la camioneta
que lo llevaría a su trabajo ya lo estaba esperando.
Su esposa lo despidió y no supo que nunca más volvería a verlo vivo.
De acuerdo con testimonios de habitantes de El Progreso, la persecución
que venía de Caitime pasaba por el pueblo y los sicarios, al ver que la
camioneta Dodge Ram en que viajaba el Chayo se detenía afuera de una
casa en espera que les abrieran la verja, la gente del Cholo se detuvo
violentamente a lado de ella; los sicarios corrieron y sacaron al Chayo y
al chofer de la unidad, mientras la otra camioneta de sicarios atravesó
la unidad para resguardar a su jefe.
Todo habría ocurrido en cuestión de segundos, ya que los militares
estaban a pocos metros y, sin detenerse empezaron a disparar a diestra y
siniestra contra los pistoleros. Varios de esos disparos atravesaron en
repetidas ocasiones el cuerpo del Chayo, quien no tuvo tiempo de
tirarse al suelo, como lo hizo su compañero.
Jacinto Yañes, de 68 años, velador del rancho, recuerda con horror que,
al ver y oír a los sicarios atravesar violentamente la camioneta, y
escuchar los disparos de los militares, se tiró rápidamente al suelo y
comenzó a arrastrase hasta la orilla de un árbol.
“Deseaba que en ese momento me tragara la tierra, porque esos truenos y
zumbidos es lo más feo que le puede ocurrir a una persona”, comentó a
Ríodoce, días después de la balacera.
Fue entre aquellas ráfagas que el Cholo y María Susana Flores Gámez, que
viajaban en la primera de las camionetas y la cual ya no podía
continuar por tener las llantas ponchadas por los tiros, se bajaron y
cubriéndose los disparos de los militares se cambiaron a la unidad en
que segundos antes llegara el Chayo.
Así continuaron el escape rumbo a El Palmar de los Leal, una población
que se encuentra a dos kilómetros al sur de El Progreso. La camioneta
que su escolta había atravesado, también arrancó siguiéndolo, en tanto
los militares continuaron tras los pistoleros.
Atrás quedaba el terror, y el cuerpo hecho pedazos del Chayo, que había caído como fulminado.
La persecución era a muerte y los sicarios lo sabían. Después de todo ya
habían matado a un soldado y habían herido a otros dos. Fue por eso
que, según afirman fuentes de Ríodoce, el Cholo le decía a María Susana,
en medio de la huida, que tendrían que separarse.
“Los soldados no le van a disparar a una mujer”, le dijo. “Cuando te
agarren, di que te teníamos secuestrada… Te van a dejar ir”.
Nadie pudo precisar qué le respondió la reina de belleza.
Para entonces la persecución entraba con violencia en El Palmar, donde,
pasando el primer puente de un vado que hay en el lugar, la gente del
Cholo dobló a la izquierda y ahí, debajo de un árbol detuvieron la
camioneta, bajaron de inmediato con fusiles en mano y se cambiaron a
otra unidad, dejando atravesada la camioneta en que estaba María Susana.
Los soldados llegaron a toda velocidad y al ver la camioneta de los
pistoleros atravesada, se parapetaron y armaron un frente y, sin
averiguar más, comenzaron a disparar. Ahí comenzó un nuevo infierno,
porque los disparos no cesaron hasta varios minutos después.
Uno de los vecinos entrevistados por Ríodoce aseguró que, antes de que
los soldados dispararan, la voz de María Susana se escuchó pidiendo “que
no dispararan”. Pero los sonidos se apagaron con las ráfagas.
Versiones contradictorias
Cuando los disparos cesaron, el pueblo parecía un hervidero de soldados,
marinos y federales. Había dos helicópteros sobrevolando el área, y las
fuerzas castrenses no dejaron entrar absolutamente a nadie al lugar,
pero además impidieron que los vecinos salieran de sus casas.
“Yo ni me quería asomar, porque tenía miedo… oiga, tantos disparos, y
nosotros con niños y esperando que se acabara aquello, pues estábamos
tirados en el suelo”, dijo un hombre que prefirió no revelar su nombre.
Según se explicó, ni siquiera agentes del Ministerio Público pudieron
entrar al lugar, en lo que el Ejército realizaba sus labores de
peritaje.
Según fuentes de Ríodoce, el Cholo habría sido herido, aunque apenas
sería un rozón. Uno de sus pistoleros estaría en peores condiciones,
puesto que uno de los tiros les habría destrozado un brazo que, días
después, le tuvieron que amputar.
Pero la versión del primer parte militar sobre la muerte de la miss
también es diferente. En el documento se detalla que María Susana
viajaba en la camioneta blindada junto con otras personas, portaba un
“arma larga”, pero no señala que ella disparó contra los militares, como
se procede a especificar institucionalmente.
De acuerdo con la narración, una camioneta pick up blanca circulaba a
alta velocidad en el ejido El Progreso, y al pasar junto a un reten de
militares disparó contra ellos. Quienes procedieron a repeler e iniciar
una persecución.
Más adelante, en la agrícola, recibieron un segundo ataque. Además,
robaron una camioneta y continuaron escapando. Al arribar al siguiente
ejido, fueron recibidos con otra agresión de la camioneta pick up, en la
cual viajaba la modelo.
“Inició una tercera agresión por parte de los agresores que viajaban en
la camioneta blanca blindada, logrando herir a un primer elemento
militar y más adelante a otros dos elementos militares, repeliendo la
citada agresión. Deteniendo finalmente su marcha en un paraje dicho
vehículo, que sirvió de muro para que la segunda camioneta lograra huir
del lugar”.
“Mas sin embargo, continuó con la agresión, resultando abatida una
persona de sexo femenino, la cual bajó del vehículo cargando un arma
larga, situación que aprovecharon los agresores para darse a la fuga por
el paraje”, acusa.
El parte militar concluye sin informar qué sucedió con el resto de los
agresores que viajaban con ella, si se deduce que la camioneta sirvió de
“muro” para que escaparan los agresores de la otra camioneta.
A partir de ese momento los militares se readueñaron del escenario.
Dieron aviso a las autoridades civiles pero el agente del Ministerio
Público, acantonado en la cabecera municipal de Mocorito, tuvo que
esperar dos horas para iniciar las diligencias sobre el cuerpo de la
miss, porque no dejaron pasar a nadie.
El procurador Marco Antonio Higuera Gómez aseguró inicialmente que la
joven acompañaba a los sicarios y se negó a puntualizar si ella disparó.
Días después pasó la bolita a la PGR cuando ellos dieron fe del cadáver
y realizaron la prueba de rodizonato de sodio. Esta, de acuerdo con el
dictamen, resultó positiva para bario y plomo.
La misma posición adoptó el general Moisés Melo García al cuestionarle
la participación de María Susana en los hechos, de acuerdo con un medio
de comunicación: “Creo que están exagerando esa situación, yo no pudiera
confirmarle (si disparó) eso que dice la PGR, en dado caso son ellos
los que tienen que informar lo que pasó ese día”, respondió.
De los hechos, la Sedena no emitió ningún boletín oficial y solo se limitó a elaborar partes de guerra que entregó a la PGR.
Belleza y tragedia
La breve historia de María Susana estuvo marcada por el glamour, la
belleza y la tragedia. A los ocho años le habían matado a su padre
durante un enfrentamiento. Entonces la niña quedó bajo el cuidado de su
madre, aunque encontró consuelo en los certámenes de belleza en los que
empezó a participar.
Leopoldo Sánchez, promotor de desfiles de moda en Guamúchil, explicó que
María Susana primero fue reina del concurso Fantasía y Talento, y
posteriormente reina del instituto donde estudiaba el bachillerato.
Posteriormente empezaron las pasarelas, hasta que llegó a ser Mujer Sinaloa y Miss Turismo Sinaloa.
“Era una muchacha sana, muy bonita y muy simpática… nunca se supo que
anduviera en esos ambientes”, explicó el promotor a Ríodoce.
En algún momento de esos certámenes, o fuera de ellos, se topó con Orso
Iván Gastélum, pero es una historia cuyos detalles pocos conocen y nadie
quiere contar.
La noche que del viernes 23, María Susana estaba en Culiacán y habría
dicho a su madre que iría a la Feria Ganadera a ver el concierto de
Jenny Rivera.
Pero algo pasó porque esa madrugada trágica ella estaba en Caitime, en
una casa de seguridad del Cholo que fuentes de inteligencia del Ejército
ya tenía ubicada, y que esa misma madrugada tenían la orden de asaltar.
Fue por eso que cuando la madre de María Susana recibió la llamada de
que su hija había sido “herida” en un tiroteo en Caitime, lo recibió
primero con pavor y después con incredulidad.
“No, mi hija está en Culiacán, y fue a la feria a ver a Jenny Rivera con
sus amigas”, les habría dicho a los portadores de la mala noticia.
La realidad era otra.
Arraigados por la SEIDO
— Álvaro Cázarez Iribe.
— Gabino Ramírez López.
— Giovanny Rodríguez Beltrán.
— Felipe de Jesús Ortíz Reyes.
Aseguramiento:
— Chevrolet Tornado, pick up, blanca.
— Chevrolet Silverado, pick up, roja.
— Dodge Dakota, pick up, blanca.
— Toyota Sienna, suv, gris.
— Toyota Tundra, pick up 4X4, gris.
— General Motors Silverado, suv, negra.
— Dodge Ram, de redilas, blanca.
— 6 armas AK-47.
— 1 fusil AR-15.
— 1 aditamento lanzagranadas.
— 1 granada calibre .40 milímetros.
— 2 granadas de fragmentación defensivas.
— 1 pistola Colt calibre .45 milímetros.
— 37 cargadores diversos.
— Mil 308 cartuchos diferentes.
El Burrión y Guamúchil. Secuela de enfrentamientos por la plaza
El Cholo, de frente y de perfil
La historia pública de Orso Iván Gastélum, conocido en el mundo criminal
como el Cholo, inicia el 11 de agosto de 2005, cuando es detenido en un
operativo de las BOMU junto con siete presuntos gatilleros más en la
colonia Lombardo Toledano de Culiacán, donde les aseguraron un arsenal.
El Cholo ingresó al penal acusado de los delitos de acopio de armas de
fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas y de delincuencia
organizada, pero consiguió un amparo y logró salir bajo fianza.
La segunda vez fue detenido en agosto de 2008 y también procesado por
delitos de portación de armas. Pero no quiso cumplir la sentencia de dos
años que le dieron.
Se fugó del centro penitenciario el 9 de agosto de 2009 —junto con otro
reo llamado José Luis Encarnación Fernández Padilla—, después de haber
realizado una fiesta de despedida donde presumió que su “patrón” tenía
palabra, que le había prometido que lo sacaría de la cárcel y que le
estaba cumpliendo.
Hubo esa noche grupo musical, mujeres, bebidas embriagantes y drogas
para los amigos. Estuvo en la velada el juglar de los narcos, Arley
Pérez, y participaron en ella también algunos celadores. Luego quedó
registrado que se fue tranquilamente por la puerta principal, confundido
entre la gente que desde fuera asistió a la fiesta.
Al declarar los celadores ante el Ministerio Público, expresaron que el
plan de fuga había sido concebido desde mayo y desde entonces Orso Iván
presumía que para sacarlo de ahí el Chapo Guzmán había “comprado” a
funcionarios que controlan el penal.
Durante algunos meses el Cholo se refugió en la región de la Cruz de
Elota, donde dirigió las operaciones del cártel de Sinaloa, que para
entonces ya se había dividido a partir de la aprehensión de Alfredo
Beltrán Leyva, el Mochomo.
Luego fue transferido a Guamúchil, donde construyó un muro de contención
para evitar el despliegue de los hermanos Beltrán Leyva quienes,
aliados con los Carrillo Fuentes y los Zetas, amenazaban con expandirse
hacia el centro del estado, estratégico para el cártel.
Orso Iván Gastélum se convirtió en el hombre clave de Joaquín Guzmán en
esa zona, que abarca la sierra baja de Mocorito hasta el valle de
Salvador Alvarado. Cobijado impunemente por las propias autoridades
municipales, se ha dado el lujo hasta de organizar cabalgatas y fiestas
en la cabecera municipal de Mocorito como cualquier vecino de abolengo.
Con un ejército de sicarios a su servicio, se ha enfrentado en varias
ocasiones con las fuerzas del Chapo Isidro, batallas en las que han
quedado, de uno y otro bando, decenas de muertos.
Estos dos grupos se enfrentaron el 28 de abril de 2011 y el saldo fue de
siete personas muertas. La balacera se extendió desde Guamúchil hasta
El Burrión, municipio de Guasave. Los cadáveres quedaron regados en al
menos dos puntos, luego de que un comando ingresó a la cabecera
municipal de Salvador Alvarado y atacó a balazos la comandancia de la
Policía Municipal, a las 0:300 horas: 12 patrullas quedaron rafagueadas,
igual que la fachada de las instalaciones.
Otro enfrentamiento se suscitó en noviembre de 2011, cuando comandos de
los dos grupos se enfrentaron en las inmediaciones de Guamúchil, hacia
el norte, en ataques y persecuciones que se extendieron nuevamente hasta
El Burrión.
En estos hechos murió Carlos Omar Elizalde Coronel, mejor conocido como
el Güero McGyver, hombre de confianza del Chapo Isidro y cuyo nombre
apareció públicamente en enero del 2010 cuando una narcomanta lo
responsabilizó a él y a otros del homicidio del periodista José Luis
Romero, del noticiero radiofónico Línea Directa.
Viejos lodos
No fue en la madrugada del sábado pasado la primera vez que las fuerzas
del Cholo se enfrentaban con el Ejército. En mayo de 2012, cinco de sus
pistoleros cayeron muertos en un enfrentamiento contra el Ejército en
Guamúchil. La pertenencia de los sicarios fue revelada por la Policía
Ministerial del Estado.
Según la PME, Orso Iván forma parte del “brazo armado” del cártel de
Sinaloa, cuya célula opera en la zona de Guamúchil para contener el
ingreso de Los Mazatlecos, aliados al cártel de los Beltrán Leyva, hacia
el centro del estado.
Los cinco muertos viajaban en una camioneta Suburban blindada por la
carretera México 15, la cual se incendió durante el tiroteo.
El extraño caso del hospital
En marzo de 2011, después de un aparente accidente automovilístico, un
hombre fue llevado al Hospital General de Guamúchil. Pero no llegó solo.
Varios sujetos armados lo internaron al amanecer del viernes 25 ante el
asombro del personal de guardia que se disponía a ver un día más en esa
ciudad del Évora.
De acuerdo con fuentes militares consultadas por Ríodoce, podía tratarse
de Orso Iván Gastélum. En los primeros interrogatorios hechos por
personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el herido
dijo llamarse Roberto Torredo Reyes y/o Orso Iván, mientras que el otro
individuo que fue capturado armado dentro del nosocomio se identificó
con los nombres de Nieves Rodríguez Vázquez y/o Roberto Torres Retamoza.
El herido no quiso dar su nombre completo, por lo que el personal del
hospital solo lo registró como “Paciente XXX”. El hombre fue descrito
como de aproximadamente 35 años, robusto y alto, de tez morena, el cual
traía el aliento alcohólico, pero que estaba consciente.
Dentro del nosocomio fue detenido un hombre armado y se aseguró un rifle
AK-47, dos armas cortas, una granada de fragmentación y una porción de
droga, aparentemente para consumo personal.
El Ministerio Público Federal realizó las investigaciones. Días después,
una ambulancia custodiada por varias unidades del Ejército trasladó a
los dos detenidos a la Delegación de la Procuraduría General de la
República (PGR) en Culiacán para determinar si uno de ellos era Orso
Iván. Nunca se volvió a saber nada.
Manta contra Malova y el Cholo
Apenas el 29 de octubre pasado las narcomantas volvieron a aparecer en
Sinaloa, ya que varias fueron vistas en Guasave y Los Mochis y fueron
nuevamente dirigidas al gobernador Mario López Valdez.
En las narcomantas nuevamente se indica que Malova sostiene tratos con
el cártel de Sinaloa. Una de ellas en una zapatería de Los Mochis. Todas
llevaban el mensaje:
“MALOVA ¡HASTA CUÁNDO VAS A SEGUIR PERMITIENDO AL CHOLO IVÁN, GATILLERO
DEL CHAPO GUZMÁN SEGUIR MATANDO MUJERES EN GUAMÚCHIL! ¿ESO TAMBIÉN ESTÁ
EN EL TRATO DE QUILÁ?”.
Miss narco: belleza y pólvora
Gabriela Soto
Su vida era el modelaje, las pasarelas, el glamour. Desde pequeña María
Susana Flores Gámez compitió en diferentes certámenes de belleza para
obtener la corona y casi siempre ganó.
Pero también tenía una vida clandestina paralela, entre casas de
seguridad ubicadas en comunidades despobladas, armas de fuego y drogas.
La reina de belleza convivía con la pólvora.
Su cuna relacionada con el narcotráfico hizo que desde niña conociera la tragedia.
Su padre, Mario Flores, oriundo de Badiraguato, fue asesinado cuando ella era aún pequeña.
La joven creció entre las luces de una vida en sociedad en su natal
Guamúchil. A pesar del ambiente de estrés y envidias que rodea ese
medio, se diferenciaba por ser una joven solidaría y agradable, expresan
sus amistades cercanas.
Siempre participaba en los concursos de belleza. Disfrutaba portar una
corona sobre su cabeza. María Susana era una joven atractiva, delgada,
risueña. Tenía 20 años cuando murió a consecuencia de una bala calibre
G-3 que le perforó el cuello.
Su madre, Carmen Gámez, fue su iniciadora en la carrera del modelaje. A
sus nueve años, participó en el concurso de Niña Fantasía y Talento,
obteniendo el título Niña Fantasía.
Sus estudios los realizó en los colegios Renacimiento y Sinaloa; en la
primaria consiguió ser soberana. En el bachillerato intentó en
reiteradas ocasiones ser la Reina de los Charros, título que no
consiguió por no cumplir el principal requisito: ser hija de algún socio
del Lienzo Charro.
Después se trasladó a radicar a Culiacán, junto con su familia, donde
estudió cosmetología y actualmente era estudiante de la licenciatura de
Comunicación, en la Univer.
Más tarde, en 2009, fue nombrada Modelo del Año, Fashion Men, en su
tierra natal. Y en 2012 obtuvo la corona de Mujer Sinaloa que le
concedió el pase a los certámenes internacionales, al ser nombrada Miss
Turismo Oriental México y representar al país en China.
Su última participación destacada en el modelaje fue en la competencia
en el certamen Nuestra Belleza Sinaloa, pero no consiguió la corona.
Se presume que desde hace un año atrás, mantenía una relación
sentimental con el jefe de sicarios del cártel de Sinaloa en el Évora,
Orso Iván Gastélum, conocido en el mundo criminal como el Cholo Iván, a
quien acompañaba durante el enfrentamiento cuando los sorprendieron
elementos del Ejército.
Las coronas del narco
El patrón se repite. Mujeres hermosas, con cuerpos delicados y carácter,
fuerte sostienen relaciones peligrosas con hombres poderosos, casi
siempre traficantes de drogas. Las reinas de belleza son trofeos para
los narcotraficantes.
Las historias amorosas datan de décadas atrás. Colombia y México aportan
su cuota. La sociedad conmocionó cuando la Señorita Jalisco 1970, Irma
Lizette Ibarra Navejath, se relacionó sentimental con el narcotraficante
Vicente Carillo Fuentes. Murió en junio de 1997, cuando se disponía a
revelar nexos entre el Ejército y algunos líderes de la droga.
El fundador del cártel de Tijuana, Francisco Rafael Arellano Félix, hizo
lo suyo al apoderarse de una perla del Pacífico, cuando raptó a la
reina del Carnaval Internacional de Mazatlán, Carmen Lizárraga
Lizárraga, en 1990.
Más recientemente, la reina de la Feria del Café y la Guayaba 2007, en
Durango, Emma Coronel Aispuro, con 18 años, se casó con el
narcotraficante sinaloense más buscado, Joaquín el Chapo Guzmán, con
quien procreó gemelas en 2011.
El escándalo brotó nuevamente con la detención de la entonces ganadora
del certamen Nuestra Belleza Sinaloa 2008, Laura Elena Zúñiga Huízar,
cuando transportaba un arsenal en un automóvil junto a su pareja
sentimental, Luis David García Gutiérrez, hermano del Doctor, Raúl
García, quien era operador financiero del cártel de Juárez. Ella fue
despojada de su título.
En un caso internacional, la Señorita Antioquia 2008, Juliana Sossa
Toro, fue detenida por la Secretaría de Seguridad Pública en una lujosa
casa de campo en la Ciudad de México, junto al integrante del cártel de
los Beltrán Leyva, José Jorge Balderas Garzas, conocido como el JJ.
Otra reina de belleza colombiana fue victima del narcotráfico. Liliana
Lozano fue ejecutada después de que asesinaron a su pareja sentimental y
narcotraficante Fabio Vargas, en España.
La recapitulación es larga, las historias son diferentes, pero la
atracción es fuerte entre las coronas y armas de fuego, besos y pólvora,
glamour y poder. Y muerte. |