Empieza a deshojarse la
margarita en lo que va a ser el gobierno de Sara Valle, en su segunda
oportunidad sobre la tierra (García
Márquez)
Y si la futura alcaldesa,
ahora por Morena-PT-PES, ya antes lo fue por el PRD, había dado visos de
surrealismo puro, cuando se reunió con algunos de los responsables y
beneficiarios del desastre municipal –ex presidentes, exfuncionarios y
empresarios locales-- para llevar con esos pájaros de cuenta –ahora sí-- Orden
y Progreso a Guaymas, algo análogo como poner al Chapo, al Mayo o al Azul,
presidiendo los Foros de Pacificación y Reconciliación del Peje, bueno no
tanto, porque estos últimos traen orden de extradición de los gringos y no
pasan como gente de bien.
LA SEGURIDAD PÚBLICA, UN PELIAGUDO PENDIENTE
En un municipio en donde en
últimas fechas la inseguridad, se ha convertido en un tema crucial ante el
alarmante número de desaparecidos y ejecuciones, algunas a plena luz del día,
además del hallazgos de fosas clandestinas como la del Cañón del Nacapule y el
incremento de delitos del orden común, lo que orilló a la Embajada
norteamericana a lanzar una alerta a sus trabajadores y a los turistas y
visitantes para que tomaran precauciones o evitaran circular por lugares al sur
de Hermosillo, el rubro debe de ser atendido por la futura administración
saravallista con toda la seriedad posible, lo que incluye la organización
interna de la propia corporación encargada de suministrar dicho servicio
público y que para la sociedad porteña ha dejado mucho que desear en cuanto a
su desempeño, toda vez que existen barrios a merced de la delincuencia.
Iván Nava, es el edil petista
que asumirá la presidencia de la Comisión de Seguridad Pública, en el próximo
cabildo y el muchacho, sin experiencia en el rubro, está decidido a aportar en
tan peliagudo y viciado tema.
VOLVER AL PASADO: UN ESTILO QUE REGRESA
Como perlas pasadas, de un
estilo de gobierno a punto de regresar por sus fueros, se recuerda que en su
anterior etapa como alcaldesa sus problemas iniciaron cuando su “primer damo”,
recibió de “regalo” por parte de una empresa cervecera un automóvil para “amarrar”
el carnaval, lo que le valió el enfrentamiento muerte con el grupo Coyota,
primera versión, es decir con el entonces secretario Santiago Luna, el tesorero
Oscar Ramos y el director administrativo de la comandancia de policía Miguel Ángel
Haro, hoy distinguido petista. Ahí empezó todo el zafarrancho que culminó con
la revocación de su mandato.
Actualmente, que a Luis
Felipe Valenzuela, se le ha detectado muy de cerca al círculo de Sara, se ha
traído a colación cuando pretendió vender su voto al mejor postor y junto con
su colega regidor del PAN, Javier Peralta, le pidieron cien morlacos al
tesorero Manuel Ibarra, para “pensarla” si apoyaban o no, el mega crédito de
365 millones que proponía se le aprobara Otto Claussen. Al final, la “rebelión
azul” de los hoy distinguidos militantes morenistas, fue sofocada cuando
Roberto Romero López, número dos del padrecismo en su apogeo, los conminó en
votar a favor o los echaban fuera del partido ¡faltaba más!
“El Grillo”, dejó a su paso
por la Inmobiliaria del Municipio, una estela de facturas apócrifas,
presupuestos alterados –a favor, obvio-- y otras linduras. Hasta ahí el breve
paréntesis.
LA MALDICIÓN DE LA JEFATURA DE POLICÍA
El cargo de jefe de policía
en Guaymas, en el que no han faltado personajes polémicos, es señalado como un
puesto complicado, no exento de maldición, pues en los últimos trienios algunos
de sus titulares no han logrado ni calentar la silla.
Todo inició en tiempos del
Concejo Municipal panista (1991-1994), cuando José Manuel Sánchez Fuerte, un
abogado que se desempeñó como secretario ene Juzgado Local, perdió la vida en
una extraño accidente de tránsito.
Con Mundo Chávez y su “Happy
Family”, Jorge “Coco” Velderráin, abandonó el jefatura por acusaciones de
represor y presiones del grupo “El Barzón”, que presidía Sara Valle Dessens,
luego de haber ordenado pegarle unos coscorrones al exmarido de esta, allá por
rumbos de la placita del general Lázaro Cárdenas.
En el Gobierno de Ciudadanos,
Oscar Villa, dejó el cargo junto a su patrona en abril de 1999, al que retornó
en la administración del Toño Astiazarán.
Con César Lizárraga, Ramón
Aguirre Vizcarra, salió de la comisaría por no aprobar el examen de confianza.
Su sucesor en el cargo, Librado “El Negro” Navarro, quien ha usado la presidencia
de la Barra de Abogados para escalar cargos públicos, abandonó el puesto por un
fuerte diferendo con el secretario Alonso Arriola Escutia.
Otto Claussen Iberri, se la
pasó tres años sin jefe de la policía municipal, ante la falta de consenso para
elegir un nombre y decidió entregar el mando al vaivén de los intereses creados
al interior de la corporación.
En el gobierno de Lorenzo De
Cima, pasaron por la silla caliente, el abogado Humberto David González Cano y
José Norman Castillo. Este último perdió la tierra tras la ejecución del
comandante Francisco Genaro Bogarín. Norman apenas alcanzó a tirar la renuncia
pasando el puente Douglas y ni voltear atrás quiso, para evitar lo alcanzara la
maldición de la mujer de Job. El atentado hace días a la comandante Lilian
Arce, en el gimnasio Goal, prendió las luces rojas respecto a tan delicado
tema.
LA RIFA DEL TIGRE
Entre los nombres que se
barajean en el “mesón sarista”, y que demuestra el nivel de crisis que enfrenta
la seguridad pública en el puerto y la falta de seriedad con que se piensa
combatir, ya circulan algunos para ocupar la Comisaría de Seguridad Pública
Municipal. Entre quienes están dispuestos a ponerle otra raya más al tigre,
perdón a enjaular y domesticar a la fiera, están José Bolaños Castro, Oscar
Villa Encinas y el bendecido del grupo Coyota, Daniel Morales Pardini.
Bolaños, labora como jefe de
seguridad del ITAMA y ya fue jefe de Tránsito y de Policía en el pasado. Su
estilo de trabajo es nadar de muertito, aunque tiene liderazgo entre los
elementos de la corporación policiaca, lo que evita desordenes internos e
imponer algo de disciplina entre los azules.
Oscar Villa, fue jefe de
policía en el Gobierno de Ciudadanos y salió del cargo junto con su jefa la
Valle, cuando el Congreso del Estado le revocó el mandato. Cuando a los oídos
de Carlos Gámez Fimbres, presidente de la bancada tricolor en Hermosillo llegó
la noticia de que Villa, estaba armando a un grupo de agentes para resistir la
orden legislativa, desde la capital arribó una fuerza policíaca para tomar el
mando de la corporación y poner “quietecitos” a los chicuelos de Oscar y
permitir una transmisión sin sobresaltos del poder al nuevo alcalde sustituto,
el doctor Vicente Pascual Rodríguez.
El locuaz y conflictivo
Villa, son de los que estilan hablar a las radios y deschongarse con todo
mundo, además es proclive a la mentira y eso es peligroso.
“El cara de loco”, tiene como
única experiencia en las lides gendarmeriles el sacar borrachos del C4 y párale
de contar. Es un improvisado, pues.
Su fuerza y debilidad, radica
en que forma parte del grupo Coyota, sección Guaymas y toda la campaña anduvo
pegado con Santiago “El Cabezón” Luna, el primer cuñado del municipio. Pero,
hasta ahí.
EL COLECTIVO SANGRE AZUL
En todo ese escenario
apocalíptico –sin exagerar— cobra relevancia la integración de una organización
por quienes tienen la responsabilidad de lograr materializar el servicio de
seguridad pública en las calles y barrios: los policías.
Si alguien conoce a fondo la
realidad del tema de seguridad, es el mismo policía, que labora en el campo y
es su materia de trabajo.
Los azules, tamarindos,
genízaros o gendarmes, o como guste identificarlos el amable lector, son los
encargados de proveer dicho servicio como una atribución del gobierno municipal
en turno, en cuando a su cara de prevención del delito y en hacer que se cumpla
el Bando de Policía y Buen Gobierno, para lo cual se requiere contar con los
instrumentos y elementos mínimos para cumplir con tan complicada encomienda, es
decir ser capacitados, equipados, motivados y desempeñarse en un ambiente
agradable, sin correr riesgos innecesarios, como cualquier trabajador con
familia.
Para alcanzar tal objetivo,
se requiere por las exigencias de la naturaleza de su tarea, de mandos
respetables que impongan una disciplina interna, sin desplantes arbitrarios,
que permita el buen funcionamiento de la corporación.
Debido a lo anterior los
policías guaymenses han tomado la decisión de organizarse para afrontar los
nuevos retos que como servidores públicos la cruda y cada vez más peligrosa
realidad les impone. De su capacidad de organización y de presión, dependerá el
éxito de dicho esfuerzo.
Es sabido que las policías
municipales, son una de las dependencias que por su debilidad estructural, muy
propensas a caer en la corrupción, en la cooptación y en la infiltración, y por
lo mismo, en las que habrá de poner atención el nuevo gobierno de Andrés Manuel
López Obrador y su proyecto de pacificación del país y cuyos foros Alfonso
Durazo, quien será titular de la futura Secretaría de Seguridad Pública
federal, encabeza.
Ojala Sara Valle y su equipo,
tengan el tino de elegir bien en un tema que por lo que está en juego, no
admite más surrealismo…
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL SEÑOR/ 11
SEPTIEMBRE 2018)