martes, 13 de noviembre de 2018

MALAYERBA ILUSTRADA: NO QUIERO MORIR


Sacó el teléfono celular del bolsillo del pantalón y marcó. Contestaron rápido y él dijo vengan por mí. Dio la dirección y colgó. Tenía tres heridas de bala y un balbuceo briago, aunque ese día no había pisteado. Eran las perforaciones de las que emanaba sangre, su debilidad, esa postración paralizante, esa despedida que empieza y que uno no quiere terminar. Y entonces dijo no quiero morir. Y se desmayó.

El ulular avisó que la ambulancia de la Cruz Roja estaba cerca. Bajaron los paramédicos. Una revisión rápida: no podían perder tiempo, era evidente que ese hombre estaba en peligro de muerte y que había que trasladarlo velozmente a un hospital. Camilla, curaciones frugales, pa arriba y de nuevo el uiui de la vagoneta rojiblanca.

Pasó su infancia con su padre y su hermano. El papá tenía una cantina y ambos meseraban. Ahí convivieron con teporochos y putas. Pero ellos tranquilos, sin broncas, respetuosos de los demás y cuidando el negocio. Creció y ya de adolescente se le vio con otros jóvenes en el barrio. Llegaba él y detrás esos acompañantes. Compró un carro pero no era de lujo. Tenía para sus fiestas que casi siempre terminaban en amanecidas y borracheras, con la tambora a un lado.

Vinieron las desavenencias con sus progenitores: que no andes de vago, deberías ponerte a estudiar, deja esos vicios del cigarro y de andar pisteando, con esas fachas pareces delincuente. Ese bla bla bla que le taladraba y hacía que saliera de su casa en medio de una explosión de gritos y madres. Levantaba tanto la voz que los vecinos le temían y ese niño de ocho lo mirara con pavor.

Él lo vio y le dijo fuerte. Qué, me tienes miedo. El niño solo lo miró. Se le llenaron los ojos de lágrimas y dio dos pasos atrás. Él se marchó de ahí expidiendo humos y mentándosela a toda la vecindad. Días después vio al mismo niño y le dijo que no le tuviera miedo: sacó uno de veinte pesos y se lo dio, y así lo hizo cada que se lo topaba: veinte, cincuenta pesos. Y el niño encantado.

Se le vio embriagándose solo, bajo un frondoso árbol que está en la esquina del barrio. Luego llegaron los de su clica y protagonizó una plática cerrada, como si diera instrucciones. Al rato lo dejaron solo. Dos días después hombres armados llegaron en un carro y le dispararon a corta distancia. Pum pum pum.

Los vecinos salieron. Estaba tirado en un rincón del vecindario, sangrando. Fue la Cruz Roja por él y lo llevaron a un hospital. La operación fue un éxito, dijo el médico cuando salió y la mirada de los familiares y amigos se iluminó. Algo pasó que truncó su recuperación: ya no despertó. Por qué, preguntaba la familia. Si cuando estaba herido dijo no me quiero morir. Por qué.

Columna publicada el 28 de octubre de 2018 en la edición 822 del semanario Ríodoce.

(RIODOCE/ JAVIER VALDEZ/ 30 OCTUBRE, 2018)

EL SECUESTRO DE PEDRO ÁLVAREZ, PERIODISTA DE LOS MOCHIS


—El Ruco es reportero —le aclaró el sicario novato al jefe.

—Me vale verga. Traigo ganas de matar —escupió el patrón en ese monte circundado por casas y en donde a lo lejos se escuchaba el ritmo del vendedor callejero: El panadero con el pan, el panadero con el pan… pásele, pásele marchantita ¿de cuál va a querer? El sonido de la música gancho se fue apagando, desvaneciendo en la penumbra que se tragaba a la ciudad.

Lea: Comando secuestra al periodista Pedro Álvarez en Los Mochis; lo liberan golpeado https://bit.ly/2z6jsTx

Y en el monte, hincado, sin playeras, en calzones y con los ojos vendados estaba Pedro Álvarez Félix, un veterano reportero de televisión, y actual entrevistador en medios electrónicos alternativos, de esos que hoy son novedad en la web.

Largos segundos de silencio, rotos ocasionalmente por el cuchicheo de esos sujetos que tenían su vida en sus manos. De entre las voces sobresalían la de mujeres, pero para él todas eran desconocidas, aunque por el timbre le parecían jóvenes, no mayores a los 25 años de edad.

Hincado, sin poder hacer nada, sintiendo en sus carnes el frío cañón de los fúsiles que ni siquiera lo tocaban, Pedro estaba tranquilo. No se inmutaba por nada. No le molestaba la nube de moscos que parecían le arrancaban trozos de carne en lugar de chuparle sangre.

—La libraste viejo —le dijo el jefe de matones. Te vamos a soltar. No te levantes en 15 minutos. Escuchó los pasos que se alejaban, amortiguados por tierra húmeda, olorosa a caño. También escuchó el ronroneo de un motor retirándose, y cómo las espinas rayaban la pintura de la carrocería.

Cuando el silencio tronó en sus orejas, se levantó como impulsado por un resorte. Se quitó su camiseta de los ojos y vio su carro con las llaves en el encendido. Se montó y comenzó a conducir por donde le pareció que se habían alejado los matones. Llegó a un chumilco y preguntó cómo salir, confirmó la ruta con un hotdoguero, y cuando vio el caserío respiró aliviado. Se ubicó cuando vio la tienda de Mamá Lucha, y luego enfiló a su casa, en el fraccionamiento Urbi Villa del Bosque, en donde todo había comenzado, seis horas antes de ese 22 de octubre.

Ahora su casa estaba toda revuelta. Policías la custodiaban. Y recordó que en seis horas de cautiverio jamás vio a ningún policía, ni tampoco escudriñó torretas y mucho menos el ulular de las sirenas. Ya adentro, saludó a su esposa y demás familia. Su hijo, Esaú y Rodrigo, el amigo de él, aún no habían recalado, pues a la misma hora y del mismo lugar también habían sido privados de la libertad por tres sujetos que llegaron de improviso, escandalizando, golpeando a la gente.

Cuando la puerta principal tronó por tres patadones que le pusieron justo en la chapa, y cuando el bullicio se convirtió en histeria, Pedro decidió bajar de su recámara y poner orden. No lo conseguiría, porque un tipo con fusil al hombro lo paró en seco: ¡Quieto Ruco! Buscó responder, alegando que estaba en su casa. Como respuesta recibió un culatazo entre el hombro y el gato. El golpe casi lo noquea.

“El grillo, el grillo, dónde está el grillo”, le preguntaron insistentemente los tres desconocidos que revolvían colchones, camas, sillones, closet, maletas, archivos y que se apoderaban de dinero, el ahorro para un viaje, tarjetas de crédito, identificaciones, gafetes, joyas y hasta réplicas de pulseras y collares finos.

Pedro entendió que los sujetos buscaban “cristal”, y les respondió que en su casa no había, que seguramente estaban equivocados. ¡Qué equivocados ni que la verga, Ruco! El grillo o te mueres. Nada valió.

En un acto, le taparon los ojos y lo metieron a la cajuela de su propio auto. A su hijo y a un amigo de él lo subieron en otro compacto. Desde entonces ya no los vio. Sólo escuchó cuando estaban siendo torturados en aquel mismo paraje y les preguntaban por quién sabe quién y que buscaban sabe qué cosa.

Otras cinco horas pasó en vela hasta que los muchachos recalaron a la misma casa.

Pedro dice estar tranquilo, que se repondrá del susto, y que todo fue producto de un error de los sicarios. Con todo, interpuso denuncia de hechos, aunque sabe que éstas difícilmente prosperan.

Por el ataque a Pedro Álvarez Félix nadie protestó. Ni el medio en donde trabaja, ni la asociación de periodistas en la que se afilió. Tampoco las otras agrupaciones de colegas existentes. No hubo marcha ni reclamo al gobierno por el atentado. Ni un escrito de condena, tampoco un banner. Nada. Absolutamente nada. El hecho fue como si no hubiese ocurrido, como si todo estuviera en santa paz.

De lo sospechoso del caso, Carlos Alberto Acuña Ronquillo, jefe de la policía municipal en Ahome, negó que los atacantes de Pedro fuesen policías o que aquellos estuvieran bajo el cobijo y la protección de éstos: “Lo rechazo categóricamente”.

De los nulos resultados culpó a la tardanza en el aviso del hecho: “Los levantones son esporádicos. No hay una frecuencia estable o continua”.


Artículo publicado el 28 de octubre de 2018 en la edición 822 del semanario Ríodoce.

(RIODOCE/ LUIS FERNANDO NÁJERA/LOS MOCHIS EN 30 OCTUBRE, 2018)

SER POLICÍA EN TIJUANA, EN ÉPOCA DE CÁRTELES


En casi dos años, la Policía Municipal de Tijuana ha decomisado mil 751 armas de fuego, más de 140 mil envoltorios y 7.1 toneladas de droga. Ha detenido a 14 mil 595 delincuentes, entre ellos homicidas, secuestradores, violadores y asaltantes.

Con escasez de agentes, una pugna entre organizaciones criminales dedicadas a la venta de droga y una ciudad en crecimiento, la corporación enfrenta nuevos retos y la tropa los peligros de las calles

En Tijuana, 2 mil 108 hombres y mujeres forman parte de la Policía Municipal. Todos los días salen a las calles, cumplen con sus turnos, participan en operativos especiales y atienden reportes de emergencias.

Durante medio turno, ZETA acompañó al comandante operativo de región, Jaime Valencia Arechar, y a un grupo de agentes a patrullar la Zona Este de Tijuana, una demarcación conflictiva que se caracteriza por una numerosa población que habita en fraccionamientos de interés social, algunos en condiciones sumamente precarias, en la periferia de la ciudad, en los límites de la ciudad entre Tecate y Playas de Rosarito.

Es una de las áreas de mayor incidencia delictiva y, debido a su gran extensión territorial, falta de conectividad de vialidades, aunado a la falta de servicios básicos, son comunes los robos, ataques armados, homicidios, problemas de consumo y venta de drogas.

En el recorrido efectuado por este Semanario, de las ocho de la noche a las cuatro de la madrugada, entre otros reportes, los policías municipales atendieron una denuncia de allanamiento de morada, logrando capturar a cuatro hombres en posesión de droga al interior de una vivienda en Urbi Villas del Prado; localizaron un vehículo con reporte de robo previamente utilizado en un ataque armado días antes; y participaron en una persecución que concluyó con la detención en flagrancia de tres asaltantes con una pistola 9 milímetros.

Cada semana, estima el director de la Policía Municipal, Mario Martínez Martínez, sus agentes decomisan entre 15 y 20 armas de fuego, los números más altos que ha registrado la corporación en su historia.

Según Martínez, esto se debe en gran medida a que la portación de armas ya no es un delito que amerita prisión preventiva de manera oficiosa, por lo que la mayoría de los aprehendidos, son puestos en libertad mientras llevan el proceso penal.

Respecto al alto número de homicidios, expuso que de un promedio de treinta asesinatos a la semana, la corporación logra detener a tres o cuatro involucrados en flagrancia.

Para mostrar la efectividad de sus elementos en las calles, refiere un dato: el 97 por ciento de las personas presentadas ante el Ministerio Público por haber cometido un delito, fueron detenidas por un agente municipal.

SON TIEMPOS COMPLICADOS

Mario Martínez forma parte de la Policía Municipal desde hace 35 años. “Son tiempos complicados para la corporación”, refiere el policía de carrera.

“He visto muchas etapas en cómo se ha conducido la Policía. Cuando entré, teníamos funciones plenamente preventivas como acercarnos a la ciudadanía para dialogar y dar presencia en las comunidades”, explica en entrevista.

Sin embargo, las condiciones han cambiado: “Con escasez de personal y las necesidades que tiene la ciudad, el 70 por ciento nos dedicamos a tareas reactivas para así poder atender las eventualidades que surgen en el día a día”.

La Policía Municipal cuenta 342 elementos menos que hace diez años, lo que la sitúa en un déficit de 3 mil 211 policías, según el estándar internacional establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Otros retos que ha identificado la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), surgen de la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal en junio de 2016: delincuentes que no ingresan a la cárcel porque los delitos que cometen, no alcanzan prisión preventiva de manera oficiosa, lo cual lleva al reciclaje de delincuentes.

A ello se suma la pugna entre los cárteles De Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y Arellano Félix. De este enfrentamiento en las calles de la ciudad, el director de la Policía calcula que se genera el 97% de los homicidios.

Aun con estas dificultades, la corporación ha detenido a 14 mil 595 personas por haber cometido algún delito, quienes han sido presentadas ante el Ministerio Público (ya sea del orden común o federal) desde diciembre de 2016 -cuando inició la actual administración municipal- hasta el 29 de octubre de 2018.

DROGAS, ARMAS Y VEHÍCULOS ROBADOS

De esas casi 15 mil personas, una tercera parte ha sido detenida por posesión de drogas. Para mayor precisión, se trata de 5 mil 330 individuos, un promedio de siete por día.

Además, 5 mil 330 personas han sido detenidas por posesión de armas, 2 mil 499 por posesión de vehículo robado, mil 280 por posesión de arma de fuego, 972 por robo sin violencia y 861 por robo con violencia.

En el mismo periodo, la Policía Municipal ha arrestado a otros mil 182 individuos que contaban con alguna orden de aprehensión por ilícitos como homicidio, robo, delitos contra la salud, violación, entre otros.

Mientras que mil 751 armas de fuego han sido decomisadas, en el 80% de los casos se ha tratado de armas cortas. De igual forma, los agentes municipales han recuperado 5 mil 685 vehículos con reporte de robo.

En cuanto a los decomisos de drogas, de diciembre de 2016 a septiembre de 2018, han sido 238 kilogramos y 111 mil 902 envoltorios de cristal; 6 mil 860 kilos y 17 mil 955 envoltorios de marihuana; once kilos y 10 mil 212 envoltorios de heroína; así como 21 kilos y 383 envoltorios de cocaína.

CÓMO OPERA LA POLICÍA

Una de las estrategias trazadas para reducir los índices delictivos, consiste en dividir las labores de las policías en cuatro áreas permanentes:

La primera corresponde al servicio normal que los agentes realizan, esto es, el despliegue operativo en los 12 distritos policiales en que se distribuye la ciudad para la vigilancia preventiva y la atención de los reportes que se hacen al número de Emergencia 911 y al 089 de Denuncias Anónima.

Por separado, está el Operativo Comercial y C2 Móvil, a través del cual, en dos turnos, se apoya a las secciones y unidades operativas en puntos mayormente comerciales.

Además, están los operativos internos y coordinados. Los primeros abarcan los que se realizan en los distritos o regiones, así como puntos de bloqueo cuando se comete un delito de alto impacto.

En los operativos coordinados, están lo que se realizan con las Fuerzas Armadas, sea Ejército o Marina, con la Policía Estatal Preventiva, Policía Ministerial y Policía Federal.

En acciones móviles -casetas de vigilancia-, hay presencia policial permanente en las delegaciones Centro, Playas de Tijuana, San Antonio de los Buenos, La Mesa, La Presa, La Presa Rural, Centenario y Cerro Colorado.

Respecto a los operativos coordinados, Martínez refiere que se trata de 18 grupos conformados con otras corporaciones, militares y marinos para atender las áreas designadas como primordiales, debido a la alta incidencia de homicidios y venta de droga.  Aparte de los cuatro campamentos militares en los distritos Sánchez Taboada, Natura, El Pípila y Mariano Matamoros, así como 15 grupos operativos especiales conformados por agentes municipales, cada uno con ocho elementos.

“Nos enfocamos en cubrir las áreas con mayores índices de narcomenudeo, situaciones de alto impacto y robos con violencia. Hemos tenido resultados, por ejemplo, en la reducción de delitos patrimoniales, hemos logrado reducir todos los robos, especialmente robo con violencia a comercio y robo de vehículo”, explica el jefe de la Policía.

Sin embargo, más allá de los operativos y acciones permanentes de prevención y vigilancia, para el funcionario municipal, un elemento que no se puede separar de la labor policiaca es el desarrollo de aptitudes para entender el actuar de los delincuentes.

“Por una parte, te acostumbras a estar alerta a cualquier situación delictiva, pero al mismo tiempo estás al pendiente de los lugares donde ya sabes que se pueden dar los delitos”, manifiesta.

En resumen, “hemos adquirido una sapiencia al respecto de cómo operan y se manejan los delincuentes, por eso de los logros en las detenciones de estas personas”.

 UNA NOCHE PATRULLANDO

Otro agente con larga trayectoria dentro de la corporación es el comandante Jaime Valencia Arechar, quien tiene a su cargo la operatividad de la Policía Municipal en la mitad de la ciudad.

Ingresó como policía en noviembre de 1989, es licenciado en Derecho, catedrático de universidad en materias de Derechos Humanos y Ciencias Forenses. Ha trabajado lo mismo en cruceros y patrullas que como perito, supervisor, subjefe y jefe, incluso como coordinador jurídico de puesta a disposición.

Para el comandante Valencia, hay una palabra que define a un policía: vocación. Junto a los elementos que lo acompañan, está por iniciar su turno de ocho de la noche ese martes 30 de octubre, que concluirá a las ocho de la mañana del miércoles.

El primer reporte que surge es el robo a una tienda Oxxo sobre la Vía Rápida Poniente, a la altura de la Tercera Etapa del Río Tijuana. El cajero reportó que los dos asaltantes corrieron hacia la canalización del río, pero la oscuridad y la abundante y alta vegetación, no ayudan a dar con el paradero de los responsables.

Luego siguen un par de reportes falsos de detonaciones de arma de fuego que provocan la movilización de varias corporaciones. Situación muy común, según comentan los oficiales.

La noche transcurre con la detención de cuatro jóvenes dentro de una vivienda en Villas del Campo, quienes se encontraban consumiendo drogas y allanando la propiedad, una casa abandonada.

Los oficiales recuperan también un vehículo con reporte de robo que había sido usado en un ataque armado días antes y que fue dejado sobre el Corredor 2000.

Cerca de la una de la mañana, el comandante Valencia acude a un reporte en el que una pareja de policías detuvo a tres asaltantes de una gasolinera sobre la Carretera Libre Tijuana- Tecate.

Los tres jóvenes, dos hombres y una mujer, habían huido del lugar cuando la víctima, un cliente de la estación de servicio, encontró a la patrulla y les informó que los delincuentes huyeron en una camioneta.

Después de una persecución y el intento fallido de huir de uno de ellos, fueron asegurados. Llevaban consigo una pistola nueve milímetros abastecida con cinco tiros, así como el teléfono celular y el dinero en efectivo que habían robado. Fueron tres de los siete asaltantes detenidos esa semana por la Policía Municipal.

Acciones como ésta, son realizadas diariamente por la tropa, reducida en número, pero que todos los días sale a las calles.

Si bien, se han logrado reducir los delitos comunes como el robo con violencia, que en los últimos años ha descendido un 32%, o el robo a comercio en25%, los homicidios siguen al alza con más de 2 mil 500 registrados de enero a octubre del presente año.

Al respecto, Mario Martínez Martínez comenta que la reducción de asesinatos está relacionada con otras dependencias de seguridad, no sólo la Policía Municipal. “Se requiere de una estrategia para frenar la entrada de armas y de droga”.

No obstante, en casi dos años, 234 homicidas en flagrancia han sido detenidos por la corporación local.

Para concluir, asegura que las cabezas de los cárteles que controlan el mercado de los enervantes en Tijuana se encuentran fuera de Baja California, por lo que es difícil detener la actividad de estas células, las cuales reemplazan a sus sicarios o vendedores de droga con facilidad.


(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / INÉS GARCÍA RAMOS LUNES, 12 NOVIEMBRE, 2018 01:00 PM)

VAN MIL 33 HERIDOS EN NARCOGUERRA


Ladrones y narcomenudistas convertidos en matones, fracasan en el cumplimiento de órdenes homicidas. En Tijuana, durante 2017 se registraron 895 lesionados por arma de fuego, y este año ya acumula mil 033 lesionados a balazos en once meses. Los matones fallidos enfrentan penas mínimas de nueve a veinte años de prisión, y los pagos que les prometen van desde 500 hasta 8 mil pesos

De acuerdo a versiones no oficiales de los implicados, esta semana, en la Zona Norte, Jorge Alberto Ávila Alvarado “El Chacal”, mandó asesinar a Víctor Manuel Berrelleza “El Tiburón”, presunto delincuente de una de las células de la mafia de Sinaloa encabezada por Edgar Moran Zavala “El Turbo”. Pero el improvisado operativo homicida, perpetrado el lunes 5 de noviembre, no tuvo éxito.

También resultó fallido, el 4 de noviembre, el intento de los integrantes del Cártel de Sinaloa (CDS) para ejecutar a Alejandro Miranda Flores, al que ubicaron como integrante de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), encabezada por Israel Alejandro Vázquez Vázquez “El Goofy” y/o “El 50”, quien de acuerdo al Grupo Coordinación, encabeza las actividades delictivas en la delegación Centenario.

Como resultado de estas dos tentativas de homicidio, seis personas fueron detenidas, incluidos un menor de 16 años y una mujer sin antecedentes penales. Esta media docena se sumó a las 101 personas que la Policía Municipal ha capturado en flagrancia, después de intentar cometer asesinatos con arma de fuego en lo que va de 2018.

Además de las 2 mil 138 personas que han sido asesinadas en Tijuana, otras mil fueron lesionadas por arma de fuego. Tales estadísticas indican que la ola homicida podría superar los 3 mil cadáveres, lo cual no ha sucedido porque los matones han fallado.

Conforme a estadísticas de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), entre 2017 y 2018, los intentos de homicidio han incrementado en un 15.41 por ciento en la ciudad fronteriza durante el presente año: en enero se registraron 94,  64 en febrero, 71 en marzo, 83 en abril, 89 en mayo, 116 en junio, 127 en julio, 154 en agosto, 92 en septiembre, 11 en octubre y 29 durante los primeros siete días de noviembre.

Las zonas donde más intentos de homicidios se cometen, son San Antonio de los Buenos, Sánchez Taboada, Los Pinos y La Presa.

En el pleito armado por las calles de Tijuana, narcomenudistas, ladrones violentos y roba-autos intentan “ascender” rápidamente en el organigrama criminal, convirtiéndose en matones desechables para los cárteles.

Este año, el exceso de confianza basado en la impunidad en poco más del 80 por ciento de los homicidios, la ausencia de experiencia y organización entre los matones improvisados y la reorganización de los patrullajes en las zonas de mayor incidencia homicida, ha resultado en un centenar de homicidas fallidos detenidos en flagrancia.

INTENTO DE HOMICIDAS

El domingo  4 de noviembre, alrededor de las diez de la noche, Gibrán Raúl Pérez, de 35 años, estaba en un punto de la delegación Centenario, acompañado de quien dijo es su amigo, el joven Juan Jesús “N”, de 16 años de edad.

De acuerdo a la versión de Gibrán, esperaba, porque así se lo había pedido, a su amigo Miguel, quien “trabaja para la gente de Sinaloa”.

Ante sus captores, aseguró que en un momento, antes de las diez de la noche, Miguel llegó corriendo y le entregó una bolsa negra que pidió le guardara y después regresaría por ella. Explicó que después se fue caminado rumbo a su casa, pero en la calle Juan de Dios Peza, frente al número 46 de la colonia Nueva Tijuana, fue abordado por dos elementos de la Policía Municipal que le dieron la orden de detenerse y tirar la bolsa al suelo, lo que hizo.

Frente a él, los uniformados, sacaron el arma de la bolsa y le dijeron que con ella se acababa de atacar a un hombre a balazos.

La víctima fue Alejandro Miranda Flores, de 35 años, quien ha sido detenido en dos ocasiones: una en 2011 y otra en 2014, por los delitos de violencia intrafamiliar y lesiones agravadas.

En cuanto a los detenidos como agresores, Pérez Millán fue capturado previamente en 2008 por daño en propiedad ajena; en 2010, por lesiones culposas, daño en propiedad ajena y manejar en estado de ebriedad; en 2011, por robo con violencia; y en  2016, por robo simple.

Mientras que Juan Jesús “N” también ha sido aprehendido anteriormente, a los 13 años por portación de arma prohibida.

De acuerdo a la información del Grupo Coordinación, en la delegación Centenario aún no tiene identificado quién encabeza el CDS, pero por parte del CJNG,  ubican a Israel Alejandro Vázquez Vázquez “El Goofy” y/o “El 50”.

Pese a la versión dada Pérez, el detenido fue presentado ante el juez y se le inició el proceso y la investigación por intento de homicidio, no así por posesión de arma prohibida.

Al día siguiente, el lunes 4 de noviembre, agentes de la delegación Centro capturaron a tres hombres y una mujer que participaron en otro intento de asesinato.

A bordo de la unidad  P-0438, los oficiales informaron de “… una persona de sexo masculino, la cual realiza detonaciones en contra de una persona de sexo masculino y posteriormente abordan un vehículo sedán Honda Civic de color negro, mismo que aceleró su marcha sobre la calle Coahuila, y dio vuelta hacia la av. Baja California por la calle Niños Héroes, donde inicia la unidad 0455 con la persecución ininterrumpida del vehículo, permaneciendo el primer respondiente con la persona lesionada por arma de fuego”.

Los agentes de la unidad 0455 informaron que le dieron seguimiento ininterrumpido y, “… en persecución sobre av. Internacional, logrando abordarse descendiendo del mismo cuatro personas uno de ellos con un arma de fuego en la mano con la cual apunto  al oficial, por lo que el oficial al ver en peligro real e inminente su vida hizo uso de su arma e inmovilizo al responsable quien fue atendido por la ambulancia”.

De estos hechos resultó lesionado en el brazo  y mano izquierda Víctor Manuel Berrelleza Morfín, de 30 años, cuyos antecedentes indican que ha sido detenido en dos ocasiones (en 2013 por violencia intrafamiliar e incumplimiento de obligaciones  de asistencia; y en 2018 por robo de vehículo).

De acuerdo a los detenidos, esa mañana habían circulado por la Zona Norte durante varios minutos, buscando a “El Tiburón” para matarlo.

El auto era manejado por Roberto Arturo Mora Mendoza, en el lugar del copiloto iba la joven Martha Cruz alias “Joana Vianey”, de 23 años; detrás de ella, Esteban Rosales Moreno “El Chapo”, quien portaba el arma; y detrás del piloto, Christian Brayan Ramírez Madueño.

En la plática informal previa, todos confesaron “trabajar para ‘El Chacal’, el que quedó en lugar del ‘Mono”, hombre identificado por las autoridades con el nombre de Jorge Alberto Ávila Alvarado.

De acuerdo a la conversación de los detenidos con las autoridades, “El Chacal”, “… le dijo a ‘El Chapo’ que matara a un narcomenudista de apodo ‘El Tiburón’, que trabajaba para la gente de Sinaloa”, y una vez que lo encontraron, disminuyeron la velocidad de su auto, le dispararon y huyeron rumbo a la Avenida Internacional, pero “se embancaron en un camellón central” y los alcanzó la patrulla.

Agregaron que la joven detenida con ellos y que no cuenta con antecedentes delictivos, era novia de un joven llamado Edgar, quien fue asesinado por “El Tiburón” en la colonia 20 de Noviembre en abril. Y era la razón por la que los acompañaba.

Respecto a los antecedentes de los implicados en estos hechos, la víctima, Manuel Berrelleza, fue requerido  por la autoridad ministerial en 2013 por violencia intrafamiliar e incumplimiento de obligaciones de asistencia, y en 2018 por robo de auto.

Del lado de los victimarios, Mora Mendoza ha sido detenido y procesado tres veces en 2018 y en dos ocasiones en 2017 por robo de auto; en 2016 por lesiones agravadas por razón de parentesco, violencia familiar y robo por querella. Esteban Rosales Moreno ha sido capturado en dos ocasiones en 2018 por narcomenudeo, y en 2017 por daño en propiedad ajena. Y Brayan Ramírez cuenta con antecedentes por robo en 2017.

Un mínimo de ocho años y nueve meses de prisión

“En la mayoría de estos casos, no los procesamos por lesiones, buscamos judicializarlos por intento de homicidio, incluso cuando la víctima se niega a cooperar y aportar datos a la carpeta, porque tenemos

TIJUANA ARRANCA NOVIEMBRE CON 53 EJECUTADOS; VAN 2 MIL 136 EN EL AÑO

La cifra de homicidios dolosos en Tijuana sigue engrosándose. En los primeros ocho días de noviembre, 53 personas han sido privadas de la vida, la mayoría a balazos y, hasta el jueves 8, la estadística asciende a 2 mil 136 víctimas.

Aquí los homicidios perpetrados del domingo 4 al jueves 8 de noviembre.

DOMINGO 4. En la Cruz Roja falleció Hilda Pelayo Herrera, de 40 años de edad, víctima de impactos de bala. Un cuerpo calcinado fue localizado en Cuero de Venados. Un desconocido fue encontrado muerto en el Ejido Francisco Villa. En una maleta se localizó un cuerpo calcinado en Torres del Matamoros. Tapado con una cobija, se halló el cadáver de un hombre en Praderas de la Mesa. Con un cuchillo fue ejecutado Carlos Efraín Bañuelos Gallegos en Ampliación Guaycura.

LUNES 5.  En el Hospital General murió Ismael Chavira Gómez, quien había sido lesionado a balazos. Un desconocido de 35 años fue ultimado de un tiro en la cabeza en Villas del Campo. Luis Romero Fupen, de 27 años, fue ejecutado a balazos en el fraccionamiento Alcalá. Ramón Chávez Canales, de 18 años, murió por los tiros que le dieron en Villa del Álamo. En un terreno baldío en Hacienda Agua Caliente fue hallado el cuerpo de un joven de  20 años. En Terrazas del Valle fue encontrado muerto de un disparo de arma de fuego un hombre de 25 años. Ese mismo día se registró otro doble homicidio, sin dar a conocer más detalles.

MARTES 6. De un vehículo en movimiento fue arrojada una maleta y una bolsa con el cadáver de un desconocido de alrededor de 40 años en la colonia 20 de Noviembre. De un tiro en el pecho, fue asesinada María Mercedes Zamora Vega, de 58 años, en Los Laureles. En la misma colonia fue encontrado el cadáver de un masculino en la canalización.  En el Mariano Matamoros Centro, una persona fue asesinada por arma de fuego.

MIÉRCOLES 7. Alejandro del Villar Verdín, de 36 años, falleció a consecuencia de los tiros que le dieron en el ejido Francisco Villa. En un camino de terracería con disparos en zona dorsal y rodilla fue localizado el cuerpo sin vida de un sujeto. Restos humanos calcinados fueron localizados en  Torres del Matamoros. En la colonia Emperadores fue hallado un desconocido de 30 años, con una herida por disparo de arma de fuego. En el Mariano Matamoros Sur, fue asesinado a tiros Humberto Montero Polanco, de 47 años. Un masculino de entre 50 y 55 años de edad, fue ultimado a balazos cuando se encontraba dentro de un taller de carrocería en Nuevo Tijuana Módulo 1. A la víctima le dejaron un narcomensaje que a la letra decía:  “Esto es por lo del Muki ya van 2 el Rudy y el Patron Falta 1 y ese eres tu PANTERA Att. La Mera Verga La Nueva”. Un joven de 20 años fue asesinado por proyectil de arma de fuego en Las Torres parte baja. Israel Flores García, de 42 años, fue lesionado por arma de fuego en El Pípila. De un tiro en el tórax fue ejecutado un hombre en en Urbi Villa del Prado II.

JUEVES 8. Una cabeza cercenada y dos brazos de una mujer fueron localizados al interior de una maleta color negro en Las Delicias II. En Natura fueron localizadas dos piernas junto a una maleta.

De acuerdo a cifras de la Procuraduría General de Justicia del Estado, hasta el jueves 8 de noviembre se cometieron 2 mil 665 crímenes en BC, con Tijuana a la cabeza (2 mil 136 víctimas), seguida de Ensenada (220), Mexicali (132), Rosarito (99) y Tecate (78).

otros elementos”, detalló el subprocurador de Zona Tijuana, licenciado Jorge Álvarez.

Con estas acusaciones, los homicidas fallidos enfrentan penalidades altas. Actualmente, la pena mínima por homicidio en juicio es de 30 años, en tanto que, por tentativa de homicidio, es de 20 años en juicio, y de ocho años y nueve meses en juicio abreviado.

De acuerdo a los detenidos, las cantidades que les ofrecen a cambio de cometer homicidios varían. A veces les pagan con mercancía, otras veces deben 500 pesos de droga, y para cancelar la deuda, deben acompañar a otros narcomendistas en operativos homicidas, algunos pagan 2 mil 500 pesos.

“Los que más pagan son de una línea del Cártel de Sinaloa que ofrecen entre 5 mil y 8 mil pesos”, remataron los implicados.

(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA  /INVESTIGACIONES ZETA /LUNES, 12 NOVIEMBRE, 2018 01:00 PM)

GUERRA DE NARCOMENUDISTAS


El 64 por ciento de los crímenes en Tijuana se han cometido en delegaciones como Los Pinos, La Presa, Centro, Sánchez Taboada y San Antonio de los Buenos, donde hay una pugna por el control de las zonas para la venta de drogas entre miembros de los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa. Para ganar terreno, el CJNG vende dosis de cristal más grandes por el mismo precio, lo que levantó una guerra indiscriminada. Entre los líderes de células que traen en jaque a la autoridad destacan José Luis Mendoza Armenta “El Güero Chompas”, Edgar Alejandro Herrera Pardo “El Caimán”, Rodolfo López Arellano “El Cabo 30” e Iván Leonardo Peña Peralta “El Turbo”

En las calles de Tijuana sigue corriendo sangre y parece no tener fin.

Proyecciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) estiman que el año 2018 cerrará con alrededor de 2 mil 500 muertos, una cifra histórica para Baja California.

La pugna entre células de cárteles por el control de venta de droga engrosa la estadística de homicidios, que hasta el cierre de edición, contabilizaba 2 mil 083 víctimas.

Los crímenes dolosos se han registrado con mayor frecuencia en las delegaciones Los Pinos, La Presa, Centro, Sánchez Taboada y San Antonio de los Buenos. Sólo en esos puntos, en lo que va del año se ha privado de la vida a mil 443 personas, el 64 por ciento de la totalidad de los asesinatos cometidos en esta frontera.

En la guerra entre los cárteles De Sinaloa (CDS) y Jalisco Nueva Generación (CJNG), la autoridad  tiene identificados a dos grupos que se mantienen como líderes entre los sicarios y están en constante disputa por la venta y distribución de narcóticos.

El Cártel Arellano Félix (CAF), Los Aquiles y Los Chapitos, mantienen disputa únicamente en la Zona Centro de Tijuana. En otras áreas, el CAF mantiene alianzas con el CJNG, aunque investigadores informan de un distanciamiento entre esos grupos criminales, que podría empeorar el ambiente de inseguridad, ya de por sí en alerta de gravedad.

De acuerdo a información obtenida por ZETA, la estrategia que desde hace meses utiliza el CJNG para ganarle terreno a Los Aquiles en el tema de narcomenudeo, consta en la venta de cristal en dosis más grandes por el mismo precio.

“Una dosis tiene un valor en el mercado de 50 pesos. Jalisco lo que está haciendo es ofrecer dosis más grandes por el mismo precio, con el fin de agarrar más ‘tiradores’ y clientes. Casi, casi está regalando la droga. Aunque Sinaloa paga mejor a sus vendedores, éstos optan por cambiarse de bando y es cuando viene la guerra entre narcomenudistas”, expresó una fuente consultada por este Semanario.

LOS QUE DISPUTAN LAS CALLES DE TIJUANA

En la delegación Los Pinos quienes riñen en las calles son: José Luis Mendoza Armenta “El Güero Chompas”, del Cártel de Sinaloa, contra Rodolfo López Arellano “El Cabo 30”.

En La Presa compiten el mismo “Güero Chompas” y Ricardo Antonio Álvarez Olivares “El Cabo 39”, del CJNG.

En Sánchez Taboada disputan el territorio José Loreto Capoeman Rivera “El Versi”, de Sinaloa, contra Edgar Alejandro Herrera Pardo “El Caimán”, “El Zame” y/o “El Cabo 8”, de Jalisco Nueva Generación.

En Zona Centro se imponen Jorge Alberto Ávila Alvarado “El Chacal” (CAF) contra Edgar Morán Zavala “El Turbo”, de Sinaloa, y Francisco Javier Rabadán Gudiño “Aguacate”.

En San Antonio de los Buenos contienden “El Turbo” por Sinaloa y el apodado “El Búho” por CJNG.

DELEGACIÓN LOS PINOS

Los Pinos es la zona más peleada por los narcomenudistas y donde se registran más asesinatos. Criminalmente es liderada por “El Güero Chompas” (Sinaloa) y “El Cabo 30” (CJNG).

La zona comprende alrededor de 13 complejos residenciales entre los que se encuentran Los Pinos, Villas de Baja California, Villas de Alcázar, Delicias 1, 2 y 3;  Hacienda Los Venados, Villas del Campo, Natura, Ke Casas y Los Valles.

“Lo atractivo de esta zona y por lo que pelean el control, es que es un territorio extenso, densamente poblado y de recursos bajos. Hay mucho consumidor cautivo, pues las oportunidades son muy limitadas en desarrollo social y humano. Pocos parques, casas reducidas; es un buen mercado para los narcotraficantes”, refirió una fuente.

Por si fuera poco, agregó, hay ausencia de las autoridades policiacas. La lejanía del lugar lo convierte en tierra de nadie.

“Prácticamente en esos lugares se están peleando privada contra privada. En una calle hay un líder de ‘tiendita’ y en el otra calle el contrario. Se están presionando entre ellos”.

Hasta el cierre de edición, en Los Pinos se contabilizaban 378 crímenes en el transcurso de 2018.

DELEGACIÓN SÁNCHEZ TABOADA

Hasta el jueves 1 de noviembre, en la demarcación han sido privadas de la vida 217 víctimas, la mayoría por órdenes de José Loreto Capoeman Rivera “El Versi”, del Cártel de Sinaloa, quien disputa la zona a Edgar Alejandro Herrera Pardo “El Caimán”, “El Zame” y/o “El Cabo 8”, de Jalisco.

De acuerdo a información proporcionada a ZETA por fuentes confiables, “El Caimán”, de 38 años de edad, es líder de sicarios. Su grupo criminal está conformado por jóvenes de entre 16 y 30 años, quienes se dedican a buscar y ejecutar a narcomenudistas contrarios y así ganarle terreno a Sinaloa.

“En junio se inició una pugna interna entre los autodenominados ‘Los Cabos’, adheridos a Jalisco entre el conocido como ‘El Cabo 8’ y contra David López Jiménez ‘Cabo 20’ o ‘El Lobo’, este último disidente del Cártel Jalisco para formar alianza con algunos integrantes del CAF para el trasiego de droga hacia Estados Unidos, iniciando una pugna interna que en este caso va encabezando Herrera Pardo”, comentó un miembro del Grupo Coordinación.

Mientras que “El Versi” de 32 años, encargado de narcomenudeo en la zona, forma parte del grupo Los Chapitos (Sinaloa) y mantiene una aguerrida lucha contra “El Cabo 8”.

“La Sánchez Taboada es el bastión del CJNG, ahí es donde nace el cártel como una sucursal de Jalisco. Ahí residían los pioneros del agrupación como Juan José Pérez Vargas ‘El Piolín’, Arturo Gómez Herrera ‘El Gross’ (asesinado en Jalisco), Erick Deraz González  ‘El Güero Canesten’ (acribillado en Tijuana) y Los Cabos. El primer problema entre ellos es que uno de los sectores que por tradición había controlado Sinaloa, que es la colonia Camino Verde, pretendía adueñarse Jalisco, es ahí cuando empieza la pugna por el territorio”, confió la fuente.

Hace cinco años,  cuando el CJNG  comenzó a tener influencia en Tijuana, fue precisamente cuando “El Piolín” estuvo detenido en la Penitenciaría de La Mesa.

“Cuando sale del Cereso lo contactan con alguien importante en Jalisco. Le dan mucho poder y le dijeron que ocupaban tener influencia en la ciudad, pero como no les podían mandar dinero les mandaban droga, una parte hasta se la regalaban y otra se las financiaban, por ese motivo Tijuana se inundó de droga. Fue muy diferente a cómo Sinaloa se metió aquí en la zona, con dinero y poder, les decían ‘ahí te va tanto para que contrates gente, compres droga, armas, corrompas autoridades’. El reto era quitarle el poder a los Arellano Félix”, relató el investigador.

DELEGACIÓN LA PRESA

La disputa por la zona se debe a la rivalidad entre José Luis Mendoza Armenta “El Güero Chompas” y Ricardo Antonio Álvarez Olivares “El Cabo 39”, de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, respectivamente. Los sicarios de ambos lados registran 331 víctimas en colonias como Ejido Francisco Villa, Las Fuentes, Mariano Matamoros, El Florido, Terrazas del Valle y  El Dorado Residencial.

Datos de grupos de Inteligencia indican que Mendoza Armenta es líder de la célula de Los Chapitos, quienes han mantenido una guerra criminal contra el CJNG por preservar el control de la Zona Este.

 DELEGACIÓN SAN ANTONIO DE LOS BUENOS

La pugna por ese territorio está a cargo de Edgar Morán Zavala “El Turbo”, alineado al Cártel de Sinaloa, contra el de apodo “El Búho”, aunque se desconoce su nombre. Entre los registros y declaraciones de detenidos, se perfila como un masculino de entre 40 y 45 años, de complexión obesa y tez morena; pertenece al CJNG.

Las zonas en conflicto son: Pedregal de Santa Julia, Obrera, Fundadores, Cumbres de Juárez, Loma Bonita y Guadalajara. Al cierre de edición, se registran 175 víctimas mortales en 2018.

DELEGACIÓN CENTRO

En lo que va del año, contabiliza 215 víctimas. Esta demarcación es disputada por tres cárteles bajo los mandos de Jorge Alberto Ávila Alvarado “El Chacal” (CAF), contra “El Turbo” (Sinaloa) y “El Aguacate” (Los Aquiles).

Fuentes de Inteligencia mencionan que la Zona Centro es un atractivo turístico, al contar con locales comerciales, bares, hoteles, negocios de comida; aunado a la alta afluencia de personas y constante flujo económico.

Hasta el 1 de noviembre, la Zona Centro se ubica como la quinta delegación con los niveles más altos de incidencia de homicidios La disputa principalmente es entre miembros del grupo de Los Monos (CJNG) y Los Turbos (Sinaloa).

Los Monos tienen de líder a Jorge Alberto Ávila Alvarado “El Chacal”, quien pertenecía anteriormente al grupo de Los Monitos  y asume el liderazgo después que escindieron del CAF para trabajar bajo las órdenes de Jalisco.

MÁQUINAS TRAGAMONEDAS

Datos del Consejo Ciudadano de Organizaciones Independientes, señalan que en 2017 se contabilizaban alrededor de 10 mil máquinas tragamonedas distribuidas en Centro (Zona Norte) y Zona Este. Los “mini casinos” son disfrazados de tiendas de abarrotes, cafés internet o farmacias, y son frecuentados por delincuentes para la distribución de droga. El rubro es controlado por Luis Arturo Cosme Espinoza “El Cosme”, del CAF.

 TIJUANA POR DISTRITOS

De acuerdo al Grupo Coordinación, la zona de guerra entre cárteles se distribuye en cuatro distritos:

Distrito 1.- Mesa de Otay, Sánchez Taboada, Cerro Colorado y parte de la Zona Centro, donde se tiene identificado como zona de operación al grupo o cártel liderado por Alfonso Arteaga García “El Aquiles” y su hermano René, alias “La Rana”. Fuentes confiables señalan que el control del cártel lo lleva este último, cedido por “El Aquiles”.

Desde 2015, este grupo ha estado luchando por el control de la plaza en contra de Los Uriarte, y por otra parte, contra los grupos asociados del CAF y CJNG y/o CTNG.

Su zona de operación es Mesa de Otay, donde hay presencia de narcomenudistas en el resto de las delegaciones mencionadas.

DISTRITO 2.- Comprende La Presa, Presa Rural y Cerro Colorado. Según entrevistas oficiales y extraoficiales, en esta zona predominan Luis Alberto López Uriarte “El Pájaro”, quien tiene disputa con los hermanos Uriarte y con Los Aquiles, CAF y CTNG.

DISTRITO 3.- Lo integran Los Pinos, Cerro Colorado, La Presa y Sánchez Taboada. Opera el grupo delictivo encabezado por los hermanos Uriarte -Francisco Javier y José Luis Mendoza Uriarte-, ambos en disputa por el control del narcomenudeo con Los Aquiles, “El Pájaro” y  CAF-CTNG.

DISTRITO 4.- Abarca Sánchez Taboada, Los Pinos y San Antonio de los Buenos, Playas de Tijuana y  Zona Centro. Operan grupos delictivos asociados (CAF-CTNG-CJNG), en disputada por el control del narcomenudeo con gente de Los Aquiles, del “Pájaro” y de Los Uriarte.

LOS GRUPOS DELICTIVOS QUE DELINQUEN Y VIOLENTAN TIJUANA

HERMANOS ARTEAGA.- Alfonso Arteaga García “El Aquiles” y René Arteaga García “La Rana”. Bajo su mando integran el grupo delictivo: Sergio Arturo Andrade Magallanes “El Checo”, Rodolfo Alberto Moreno Gaeta “El Chaparro”, Edgar Alejandro Simón Delgado “El Chilango” o el “El Chilas”; Roberto Carlos Carbajal Castillo “El Charly” -recluido en el Cereso-. Cristian Adrián Ceciliano Cortés “El Pipián” y Marcos David García Lozada “El Mangue” o “Manguerísimo”.



CTNG Y CJNG.- Célula liderada por Edgar Alejandro Herrera Pardo “El Caimán”, “El Zame” o “Cabo 8”, bajo sus órdenes  operan: Juan Hernández Quintero “El Juan Tortas”, quien tiene una orden de aprehensión activa por homicidio; Francisco Javier Gómez Hernández o Miguel Ángel Gómez Hernández; Israel Alejandro Vázquez Vázquez “El 50” o “El Goofy”; Giovanni Ruanova Pantiga “El Koreano”, Daniel Misael Murillo Gastélum “El Miclo”, Manuel Santiago Navarro Silva “El Minimí”, los tres últimos, presos en el Centro de Readaptación Social.

 En la Zona Este del Grupo de Los Cabos, señalan como jefe de sicarios a Rodolfo López Arellano “Solecito” o “El Cabo 30”. Entre los pistoleros figuran: Elix Guadalupe Valdez Alcaraz “El Lupillo”, de 23 años; Carlos Lorenzo Hinojosa Guerrero “El Hacker” o “El Cabo 96”, de 28; Cristian Jonathan López Saenz “El Jona”, de 22; y Ricardo Antonio Álvarez Olivares “El Bebé” o “El Cabo 39”, de 28 años, con orden de aprehensión activa por incumplimiento de las obligaciones familiares.

HERMANOS URIARTE (CÁRTEL DE SINALOA).- Francisco Javier “Chapito Uriarte” y José Luis Mendoza Uriarte “Güero Chompas”, encargado de narcomenudeo en Sánchez Taboada; José Loreto Capoeman Rivera “El Versi”, operador financiero (nómina); Rogelio Sebastián Osuna Leyva “El Wara” o “El Jerson”, líder de sicarios y cobro de piso; Luis Alberto García Meza “El Güicho” y Rubén Manuel Ríos Hernández “El Niño”, quien tiene una orden de aprehensión por robo con violencia y narcomenudeo. Además de Christian Israel Jordán Salazar “El Travieso” y Ramón Daniel Orozco Rodríguez “El Junior”.

CAF.- De acuerdo a fuentes de Inteligencia, el Cártel Arellano Félix conserva su propia estructura y sólo comparte ciertas zonas de Tijuana para que operen los cárteles Jalisco y Tijuana Nueva Generación.

Acorde con las autoridades, el CAF es liderado por Pablo Edwin Huerta Nuño “El Flaco”, cuya célula criminal es integrada por Luis Roberto Toscano Torres “El Monito” o “Luiyi”; Guillermo González Camarillo “El Pelón”; Alberto Ávila Alvarado “El Chacal”; así como Ladislao Antonio, Roberto Carlos y Marcos Rafael (asesinado), los tres, de apellidos Toscano Rodríguez.

TRASIEGO DE DROGA Y DISTRIBUCIÓN INTERNA

“Narcotráfico sí hay, y sí hay violencia derivada por narcotráfico. No podemos decir que el negocio de estos líderes de cártel sea la venta de droga al menudeo. No es negocio. Tienen una estructura criminal grande, que dedicarse a vender dosis de droga les saldría muy caro”, resumió una fuente consultada, para luego plantear:

“¿Cuál es la principal circunstancia de que Tijuana sea una ciudad violenta? La respuesta es que hay presencia de estructuras criminales violentas que se dedican al trasiego de droga en grandes cantidades. Tijuana es una de las tres principales plazas, hay una estructura bien armada desde protección de autoridades, hasta método efectivo de cruce de drogas como los túneles y el cruce por garitas en vehículos de doble fondo”.

La Policía Estatal Preventiva registra un incremento en el número de homicidios dolosos y lo atribuye principalmente a la disputa que mantienen cárteles de droga acentuados en Baja California, los cuales mantienen una lucha por el control de la plaza para la distribución y venta de droga.

“La dinámica de trabajo por parte de los cárteles, que anteriormente centraban su actividad al trasiego de droga, ahora buscan la distribución interna con fines de narcomenudeo en calle, siendo un negocio redituable para ellos por el alto consumo de drogas que se tiene a nivel local, lo que repercute también en el incremento de los índices delictivos”, remató.

La pugna iniciada por el CJNG contra Sinaloa se suscita principalmente por el control de las delegaciones Sánchez Taboada, La Presa, Los Pinos, La Presa Rural y Zona Centro, descartando la demarcación San Antonio de los Buenos.

“La situación ha derivado ejecuciones constantes y una guerra sin cuartel, debido a que en estas delegaciones el índice poblacional es mayor y representa un mercado atractivo para el narcomenudeo de drogas”, se informó.

Para concluir, el consultado expuso que a partir de 2015, el CJNG inició un reclutamiento de líderes en activo pertenecientes a grupos contrarios, a manera de aprovechar su posicionamiento y control de zonas, además de realizar la ejecución de mandos de nivel medio para debilitar las células que operaban para otros cárteles, lo que ha llevado a un incremento en casos de homicidios por ajustes de cuentas, o cambios en estructuras de narcomenudeo.

(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ INVESTIGACIONES ZETA/ LUNES, 5 NOVIEMBRE, 2018 01:00 PM)

#ARISTEGUIENVIVO 13/11/18: CONFLICTO EN SAN JUANICO; INICIATIVA CONTRA EL ESPIONAJE; CARAVANAS MIGRANTES, Y MÁS…


Si te perdiste el programa de este martes, aquí encontrarán el noticiario completo en el que damos detalles del inicio del juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán en NY y del análisis de la Ley de Seguridad Interior en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

(ARISTEGUI NOTICIAS/ Redacción AN / IR /13 DE NOVIEMBRE 2018)

“CAMBIEMOS LA CONSTITUCIÓN”


Si la ley se atraviesa en su camino, el próximo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, está dispuesto a cambiarla. Por ejemplo, en materia de seguridad pública, donde López Obrador inspiró su estrategia en el modelo que se aplicó en la Comarca Lagunera en 2014, donde se creó un Mando Especial para atender las necesidades en esa región metropolitana compartida por Coahuila y Durango. Esa estrategia reemplazó al Modelo Coahuila, que inició el gobernador Humberto Moreira, donde toda la seguridad pública quedó al mando de 16 jefes militares, la mayoría generales en retiro, apoyados por más de 190 militares que, recuerda Javier Garza, quien dirigió El Siglo de Torreón en los años calientes, “fue un fracaso”.

“El Mando Especial es lo que más se acerca al concepto que quiere la Ley de Seguridad Interior, pero tiene su misión bien acotada y definida, ajustada a una realidad local”, agrega Garza. Tras el desastre del Modelo Coahuila, el Mando Especial llevó a un general brigadier al frente de la coordinación de las policías estatales en la región metropolitana que abarca a dos estados, y ha dado buenos resultados. López Obrador quiere llevarla mucho más allá, en términos legales, en las 265 regiones de alta incidencia delictiva en el país, donde quiere colocar a un militar al frente de todas las instituciones de procuración y administración de justicia, con lo cual ampliaría el control militar sobre la seguridad pública y todas las instituciones vinculadas a ella, como nunca ha existido en tiempos de paz en México.

López Obrador pretende que un mando militar coordine no sólo a las policías federal, estatal y en donde haya confianza, también la municipal, sino también las investigaciones y subordine a la Policía Ministerial y al ministerio público federal y local. El modelo de control militar sobre todo lo que tiene que ver con la seguridad pública fue expuesto por el presidente electo en una reunión con el secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, al detallarle los planes que tenía. El general Cienfuegos le dijo que eso no podría realizarse porque violaría la Constitución, pero el presidente electo respondió “cambiemos la Constitución”.

La forma tan determinante como la planteó López Obrador, apoyado en un Congreso a modo, le daría la vuelta a la violación de varios artículos constitucionales. El 21, que establece: “La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función. El ejercicio de la acción penal ante los tribunales corresponde al Ministerio Público”. El 16, que señala: “No podrá librarse orden de aprehensión sino por la autoridad judicial y sin que preceda denuncia o querella de un hecho que la ley señale como delito”. Y el 129: “En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”.

La idea de López Obrador es que mediante esas 265 células de 300 elementos mínimo cada una -en la mitad de ellas, por la alta presencia delictiva, la integrarán 600- se abata la delincuencia. “Serán fuerzas de tarea rápida para atacar inmediatamente la delincuencia”, confió uno de los arquitectos del modelo. “Con esto bajaremos rápidamente la incidencia delictiva”. Se desconoce si la demora en presentar la estrategia de seguridad esté relacionada con la conciliación del plan con la Constitución, que no sólo levantó los ojos del secretario de la Defensa, sino generó oposición dentro del próximo gabinete del presidente López Obrador. Las voces discordantes fueron las de la próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia, que observó las violaciones constitucionales, y el próximo subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, quien alertó los riesgos que conlleva esa instrumentación en su campo.

Subordinar todas las instancias del Estado Mexicano al Ejército, abre la puerta del infierno en materia de derechos humanos y contraviene el artículo 1 de la Constitución, que señala: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.

Dentro de todo el aparato político alrededor de López Obrador, Encinas es quien más crítico ha sido de la participación del Ejército en la seguridad pública, con críticas muy fuertes a su actuación en Tlatlaya y Ayotzinapa. El 25 de agosto pasado, en una entrevista con Proceso, Encinas afirmó que a partir del próximo 1 de diciembre habría un “cambio de paradigma en la relación de las Fuerzas Armadas en el país”, con el propósito de “acabar con la impunidad de las tropas que hayan cometido abusos contra la población”.

El plan, como lo concibe López Obrador, eliminará la existencia de los abusos, cuando los hubiera, al ser el mando militar el que determinaría qué se investiga, cómo se investiga, quién investiga, cuándo y contra quién. Este es el mundo de las dictaduras, no de las democracias. Se entiende la urgencia para combatir la criminalidad, y la necesidad del presidente López Obrador de cumplir con su promesa de acabar con la violencia en 36 meses. Pero la declaración fácil y superficial que introduce presión a su palabra política, no debe estar por encima de las posibilidades reales y objetivas para lograr ese propósito. Es un error lo que quiere hacer, del cuál él se arrepentirá por las consecuencias que provocará.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa

(EJE CENTRAL/ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/13 DE NOVIEMBRE DE 2018)