Esta es la historia de un incipiente
romance, no de los que termina con un “vivieron felices”. En este caso hay
traiciones y un operativo encubierto del FBI
Trevor Aaronson | The Intercept
Cuando se aprobó la Operación
Bo-Tox, el agente especial Ro envió a Benamar a la clínica de control de peso
de Bouari para preparar la llegada de un agente encubierto. Estos primeros
encuentros no se grabaron, pero un reporte del FBI indica que Benamar le dijo a
Bouari que le había ayudado a un socio a ganar dinero de las drogas y
prostitución y que necesitaba ayuda para lavar las ganancias.
Era justo antes del mediodía
del 14 de abril de 2014 cuando Benamar entró a la clínica de Bouari con una
grabadora secreta, de acuerdo con evidencias del caso. Los hombres se saludaron
en francés y se besaron en la mejilla. Bouari, quien cojeaba por una lesión
sufrida en el gym, alardeó por el crecimiento de su negocio. “Michel, con tanta
gente perdiendo peso… el negocio va muy bien”, le dijo en inglés.
Benamar pronto cambió de
tema, enfocándose en el propósito real de su visita. “Mi cuate viene la próxima
semana y te va a invitar a cenar”, le dijo Benamar a Bouari A su “cuate” le
gustaría hacerle una pregunta al empresario, le advirtió Benamar. “¿Sabes de
dónde viene el dinero?”
“Está bien, pero, ¿por qué
tendría que saberlo?”, respondió Bouari. “No tengo que saberlo. Es mejor si no
lo sé, ¿o no?”
“Él quiere saber con quién
está tratando”, dijo Benamar en su inglès con mucho acento. “Él quiere estar
seguro de que al menos sabes que el dinero viene de las apuestas… o sea de
prostitución, éxtasis y cosas como esas”.
“La forma en que gane el
dinero es su asunto”.
“Bueno, sólo quiero que lo
sepas”, dijo Benamar.
“Siempre y cuando yo no tenga
nada que ver con eso, no hay problema”.
El que Bouari supiera que se decía
que el dinero provenía de las drogas o la prostitución era fundamental para la
investigación del FBI puesto que en los cargos que los fiscales federales
impusieron se alegaba que el lavado de dinero era para esconder “actividades
ilegales”. Si el FBI no hubiera podido demostrar que Bouari supiera que la
actividad subyacente era ilegal, el caso se hubiera caído.
Seis semanas después, Benamar
regresó a la clínica de Bouari con Dennis Laro, un agente encubierto del FBI.
Lao, un tipo menudo con barba de chivo, llevaba una cámara corporal y 50 mil
dólares en efectivo. Bouari los esperaba con una máquina para contar dinero. El
acuerdo era que Bouari cobraría una pequeña comisión antes de firmar cheques a
favor de varias empresas montadas por el FBI con nombres como English Financial
Services y Méndez Movers. Cuando Bouari firmó el último cheque por 46 mil
dólares, Lao preguntó:
“Tienes fondos, ¿verdad?”,
dijo en referencia al dinero en la cuenta bancaria de Bouari. Los lavadores de
dinero a menudo guardan dinero y hacen depósitos incrementales en montos
inferiores a 10 mil dólares, una práctica ilegal que se llama “estructurar” que
evita que los bancos emitan reportes de transacciones monetarias al
Departamento del Tesoro. Lao, consciente de que Bouari no iría a depositar todo
el efectivo de inmediato, quería asegurarse de que el cheque no rebotara.
“Lo garantizo”, dijo Bouari,
y añadió que él le podía “ayudar a diversificar” mediante la presentación de
otros dueños de negocios que podían lavar su dinero. Bouari le mencionó a su
hermano menor, Ghassan, quien operaba varias clínicas de control de peso en
Miami y Filadelfia, así como su novia Milko. Lao lo animó a contactarlo con
ellos, ofreciendo una pequeña parte por cada transacción.
Pasaron cuatro meses y a
fines de septiembre de 2014, a sugerencia de Bouari, Milko, quien además de ser
modelo fitness manejaba una pequeña estética, acordó reunirse con Lao y Benamar
en una mesa en un patio de un Starbucks de Las Vegas.
“¿Te sientes cómoda haciendo
negocios con nosotros?”, le preguntó Lao a Milko, a quien le describió su forma
de operar “salones de masajes de alto nivel” para hombres que viajan desde
Asia. “Sólo quiero asegurarme que no tienes problemas con eso”.
“No hay problema”, dijo
Milko.
“Obviamente estos tipos no
pagan un ‘servicio completo’ con sus tarjetas de crédito”, dijo Lao,
enfatizando la parte de prostitución de su supuesto negocio de masajes”. “Todo
se paga en efectivo”.
Mientras Milko y Lao hablaban
se les acercó una joven. La conversación se registró en el equipo de grabación
de Lao. “¿Kim?”, dijo la mujer. Era una conocida de Milko, contó la modelo a
The Intercept. “Ahora trabajo para Paul Padda”, le dijo la joven a Milko.
“¿En serio?”, dijo Milko. “En
fin, qué bueno verte”.
“Lo mismo digo”.
Luego de que se alejó la
joven, Lao le preguntó a Milko: “¿Puedes manejar 25?”, en referencia a 25 mil
dólares.
“Claro”, respondió Milko.
“OK. Te daré ocho puntos”,
dijo Lao, refiriéndose al porcentaje que Milko cobraría como comisión.
Cuando más tarde se le
preguntó a Milko sobre esa reunión, ella rió entre dientes. “Es muy extraño que
alguien que trabajaba con Paul Padda llegara justo cuando empecé a hablar con
el FBI”, dijo Milko a The Intercept.
Padda, hijo de inmigrantes
indios, fue a la universidad y estudió leyes en Illinois. El Departamento de
Justicia lo contrató apenas salido de la escuela de leyes y pasó casi 10 años
en Washington, D.C. Después aceptó un
trabajo como fiscal federal en la Oficina de la Procuraduría de EU en Las Vegas
antes de poner su propio despacho.
“Siempre he tenido el
gusanito emprendedor y quería empezar mi propia práctica”, dijo Padda en una
video entrevista que subió a su canal de YouTube. En su práctica privada, Padda
ha ganado casi todos los casos. Su oficina se encuentra en un edificio al oeste
de The Strip que lleva su nombre, con grandes letras negras, por ambos lados.
En 2017, fue blanco de atención nacional por su representación de los dueños de
restaurantes coreanos que eran víctimas de un agente de Inmigración y Aduanas,
“una historia clásica de abuso de poder”, dijo Padda al Washington Post. Ganó
también un veredicto de 160 millones de dólares en contra del casino
Cosmopolitan y su club nocturno porque el administrador y sus guardias de
seguridad golpearon de forma tan brutal a un cliente que sufrió un traumatismo
cerebral.
Padda se vende a sí mismo
como un abogado con buenas relaciones y conexiones con las fuerzas de seguridad
de Las Vegas. En su sitio web se aprecia que tiene relación con Jason Hahn,
antiguo detective de la policía metropolitana de Las Vegas, y con Charles
Bevan, antiguo agente del FBI. Hahn y
Bevan han trabajado con Padda como investigadores. Los tres hombres tienen
conexiones con los agentes del FBI involucrados con la operación encubierta que
tenía como objetivo a Bouari. Aparecen en la lista de asesores de la
Organización Internacional de Investigadores y Especialistas del Crimen
Asiático, una organización sin fines de lucro que realiza una conferencia anual
sobre crimen y terrorismo transnacional, junto con Charles Ro, el agente del
caso de la Operación Bo-Tox, y Dean Williams, quien era el agente especial de
supervisión en Las Vegas cuando comenzó la Operación Bo-Tox. Padda reconoce que
ha aceptado trabajo legal de la Organización de Investigadores y Especialistas
del Crimen Asiático, declara nunca haber participado en las reuniones y eventos
de la organización y no saber que estaba en la lista de asesores junto con Ro
del FBI.
A pesar de sus relaciones con
los guardianes de la ley local y federal, Padda habla de sí mismo como el
defensor de los débiles. “Tenemos un sistema en este país en el que tú como
persona puedes hacer responsable al gobierno o a una gran compañía”, dice Padda
en un anuncio de su despacho de abogados. “Decidí volverme abogado del sector
privado y empezar mi propia práctica porque quería ser el abogado de personas
con pocos recursos que se enfrentaran a grandes compañías de seguros o de otro
tipo de intereses corporativos”.
Padda es un personaje
importante de Las Vegas, especialmente en las comunidades legales y del sur de
Asia. Su despacho fue patrocinador este año del Festival Indio de Cultura y
Comida y se anuncia en Vegas Desi, un sitio de noticias de la comunidad.
La disponibilidad de Padda en
mercado local de las citas es muy conocida por lo que cuando se sentó en una
entrevista con Charlotte Evans, antigua conductora de televisión de Las Vegas,
para una conversación online para Vegas Lawyer Magazine, Evans empezó haciendo
referencia a la vida personal de Padda.
“Eres soltero”, dijo. “La
gente viene y te dice ‘¿qué tan soltero estás?’ Y no tengo esa respuesta. No
tenemos que llegar a eso”.
Padda se rió.
“Pero tu pelo es el mejor de
todos los abogados que conozco”, agregó Evans, haciendo referencia a su copete
engominado.
“Pues, gracias. Muchas
gracias”, dijo Padda con modestia.
Padda declinó hablar para
este artículo. En respuesta a una lista de preguntas de The Intercept, Ryan J.
Stonerock,el abogado de Padda, escribió que la demanda por difamación en contra
de Bouari y Milko cuestiona la credibilidad de la pareja. La demanda terminó en
junio con una sentencia por incumplimiento en contra de Bouari y Milko.
“Dada su historia con el Sr.
Padda, el Sr. Bouari y la Sra. Milko tienen motivo suficiente para inventar
informaciones sobre el Sr. Padda en su intento porque The Intercept publique un
artículo que ellos podrían aprovechar en su defensa en su caso criminal”,
escribió Stonerock. El letrado trabaja en el bufete de Charles Harder, el
abogado que representó al ex luchador y estrella de realities Hulk Hogan en una
demanda por violación de la privacía que llevó a la quiebra a la firma de
medios de internet Gawker. Hace poco, la firma de Harder también representó al
presidente Donald Trump, a su yerno y asesor Jared Kushner, y a la primera dama
Melania Trump.
En un correo que envió a The
Intercept, Padda escribió: “Con todo respeto, dudo que su publicación se
dedicara tanto tiempo a escribir sobre Bouari a menos que su objetivo fuera el
de presentarlo como una especie de víctima. Para ser honesto, me sorprenden
mucho todas las historias de injusticias en el sistema judicial criminal que su
publicación pudiera elegir en lugar de enfocarse en el caso de Bouari. Es algo
que, en mi opinión, es muy sorprendente”.
La operación Bo-Tox siguió
funcionando sin interrupciones hasta octubre de 2014. Bouari y Milko ya habían
lavado 295 mil dólares para Lao, el agente encubierto. Los reportes del FBI
señalaban que Bouari y Milko también le presentaron a Lao y a Benamar a una
amiga, Mary Green, una masajista que supuestamente lavó 25 mil dólares. (Green
se negó a hacer comentarios al respecto).
Con la idea de ayudar, Milko
invitó a Lao y a Benamar a cenar con ella y su amiga, una compañera modelo de
fitness llamada Natalie, en un restaurante en el casino Cosmopolitan en octubre
de 2014. Milko le había dado a entender a Lao que Natalie podría interesarse
también en lavar dinero. Los archivos del FBI indican que antes de aceptar un
encuentro, los agentes no sabían su apellido y mucho menos si tenía
antecedentes que hicieran pensar que ella pudiera cometer un crimen.
Al inicio de la cena, Benamar
no estaba concentrado en el trato que tenía enfrente. Más bien se sentó junto a
Natalie y no dejaba que Lao hablara con ella. Furioso, Lao salió para llamar a
Ro.
“Estoy encabronado. Ese
jodido Michel no es profesional”, Lao le dijo a Ro, la conversación quedó
registrada en el equipo de grabación que traía escondido.
“Okay, así están las cosas,
¡ese jodido! ¿Okay? “, seguía diciendo Lao. “Esa chica que trajo Kim, ¿okay?
Está bien buena ¿okay? ¡Pero él se la quiere quedar! No para de hablar sólo con
ella ¿okay?¡ Se supone que esta era una reunión! ¡Está jodido! Oye, se supone
que todo estaba arreglado para que yo me sentara junto a ella. Pero él acomodó
las cosas para sentarse junto a ella. Y yo sólo puedo pensar que ‘ya no quiero
a Kim… ¡ya no me sirve! ¡Necesito a la otra!’ Éste, si se la quiere coger, no
me importa, pero no me hagan perder, no me hagan perder -”
Ro cortó a Lao, pero no se
escucha en la grabación lo que dijo. “Está bien”, dijo Lao con más calma. Y
regresó al restaurant.
Aproximadamente una hora
después, cuando Milko y Natalie ya había dejado la mesa, Lao le dijo a Benamar.
“Estás hablando aparte con ella, y sabes que así no hacemos las cosas”, dijo
Lao.
“¿Qué quieres? ¡Dímelo!”,
dijo Benamar.
“Ya sé que está buena, ¿okay?
Lao dijo.
“Y caliente”, contestó
Benamar.
“Escucha, escucha. Ya es un
poco tarde. Haz lo que quieras, está bien, pero quiero decirte que la próxima
vez, aunque esté muy buena, el trabajo es el trabajo. ¡Es trabajo!”
“Ya sé, pero… Dennis, no me
suelta”.
“Ya sé. Y la verdad es que no
me importa lo que hagas con ella. De verdad no me importa. Ahora sólo tenemos
que seguir con lo que estás haciendo. Está bien, ¿okay?”
“Okay ¿qué quieres hacer? ¿De
qué quieres hablar?”
“¡Es demasiado tarde!” le
gritó Lao a Benamar.
Natalie no volvió a aparecer
en el golpe del FBI. En el reporte del FBI no se informa por qué Benamar echó a
perder esta operación. En vez de eso, Ro escribió en el reporte que “no se
obtuvo información pertinente”.
Ro no contestó a una serie de
preguntas que se le enviaron a la oficina del FBI en Las Vegas, en la que
trabaja. Lao no respondió a las preguntas que se le enviaron a su dirección de
email en East Los Angeles College, en donde da clases de justicia criminal.
¿Qué tanto sabía el FBI sobre
el grado al que trabaja Benamar sus propios ángulos, alimentando su deseo
sexual y su cartera? Esto no queda claro. En su relación con Bouari, Benamar
supuestamente mantenía sus propios escarceos privados con la empresaria del
control de peso. Según los mensajes de texto e emails entre ambos, Benamar le
proporcionó a Bouari números de seguro social para que se los vendiera a Lao,
esos números resultaron ser falsos, indican los reportes del FBI, y Bouari le dio
a Benamar 25 mil dólares por un diamante que Bouari pensó después que era
falso. El abogado de Bouari presentó evidencia de estas acusaciones a la
oficina del procurador en Las Vegas. Recientemente, ante la corte, los
procuradores federales indicaron que “el gobierno está considerando esas
acusaciones para determinar si son precisas”.
Hay muchas historias de
informantes del FBI que cometen crímenes. En algunos casos, los agentes del FBI
permiten estos crímenes para poder seguir con las investigaciones o para
proteger a informantes valiosos. Según un documento en poder del USA Today
desde 2013, el FBI permitió que sus informantes cometieran, sin consecuencia, 5
mil 600 crímenes tan sólo en 2011. En otros casos, se toma por sorpresa al FBI
cuando los informantes rompen la ley. El comportamiento criminal de un
informante de Massachusetts llamó la atención del FBI cuando se presentó de
manera imprudente en un operativo del FBI para comprar heroína. En Florida, un
informante estaba realizando fraudes por estafa mientras trabajaba en un
operativo de contraterrorismo, por lo que los fiscales se encontraron en la
incómoda situación de acusar en casos separados al informante y a sus objetivos
del operativo simultáneamente.
El nombre de Paul Padda
surgió en la Operación Bo-Tox en marzo de 2015. Según un reporte del FBI,
Bouari llamó a Benamar y, en una conversación no registrada, explicó que estaba
preocupado por la demanda de Padda en relación a los comentarios en el Reporte
Ripoff. Padda primero presentó una
demanda en Arizona, en donde se encuentra la matriz de Reporte Ripoff. Bouari
quería que secuestraran a Padda para asustarlo y convencerlo de retirar la
demanda, y supuestamente lo expresó así a Benamar. Por su parte, Bouari dice
que Benamar fue el que sugirió que se buscaran la forma de enviar un mensaje
para asustar a Padda.
Independientemente de quién
diga la verdad, Lao y Benamar se reunieron para almorzar con Bouari en un
restaurante de Las Vegas el 3 de marzo de 2015. Bouari les dijo que estaba
pensando en mudarse a Miami, en donde vivía su hermano Ghassan, sugiriendo que
era más fácil lavar dinero allí. “Miami es diferente”, dijo Bouari.
Fue entonces que Lao mencionó
que Benamar le había dicho que Bouari tenía problemas con un abogado local. Lao
expresó su preocupación. “Es por el interés de todos que te protejas porque
estás haciendo negocios con nosotros”, dijo Lao.
“Necesitas protección”,
agregó Benamar. “Quien quiera que se meta contigo, tienes que saber que te van
a proteger. Queremos protegerte”.
Bouari, con todo y sus
alardes de que conocía agentes del Hezbollah que podían contratarse para
asesinar personas, dejó claro que él no quería que mataran a Padda, tal vez que
lo lastimaran un poco. “Necesito que alguien vaya y le de una golpiza algún
día”, dijo Bouari.
“Sólo quiero darle una
lección”, dijo Lao.
“Sí, dale una lección”,
respondió Bouari.
“Como mandarlo un ratito a la
silla de ruedas”, agregó Lao.
“Sí”.
Pero Bouari, quien dijo que
sólo mencionó a Hezbollah para sonar como un tipo rudo y ganar su respeto,
niega hasta la fecha haber participado en un plan para lastimar a Padda.
Cuando Bouari dejó el
restaurante, Lao le dijo a Benamar que
habían hecho lo posible para hacer que Bouari aceptara un plan para lastimar a
Padda. “Lo empujaste”, dijo Lao. “Tú lo empujaste”.
“Asegúrate de decirle que lo
sabes”, dijo Benamar, aparentemente haciendo referencia al agente Ro del FBI.
Traducido por Graciela González.
(EJE CENTRAL/ TREVOR AARONSON | THE INTERCEPT/ 19 DE
AGOSTO DE 2018)