Foto: Cuartoscuro.com
En lo que va del año, por lo menos se
han localizado 54 sepulcros apócrifos con al menos 167 cadáveres, más de 50
cráneos y decenas de miles de fragmentos óseos. De 2007 a la fecha se estima
que las fosas encontradas rebasan las mil con unos mil 800 cuerpos.
Dependencias federales y estatales cuentan cada una con sus estadísticas, pero
aún no existe un registro nacional que concentre la información, como lo
propuso la CNDH el año pasado. En Jalisco, las casas de interés social
abandonadas se han convertido en tumbas del crimen organizado
Claudia salió de su casa hace
más de cinco años a buscar a su hijo Javier Fernando, quien desapareció un 11
de abril y jamás se le ha vuelto a ver. En su búsqueda, la angustiada madre,
vecina de Ahome, Sinaloa, no ha localizado a su ser querido, pero a cambio ha
encontrado a decenas de personas en el fondo de polvorientas fosas en campos y
laderas.
La mujer se convirtió -como
cientos de personas en el país- en una rastreadora y forma parte de un
colectivo que realiza la búsqueda de desaparecidos, ante la indiferencia de las
autoridades. Sus vivencias en escenarios de muerte son estremecedoras, pero ha
sacado fuerzas de la adversidad, pues no piensa morir sin antes dar con el
paradero del fruto de sus entrañas.
El rompecabezas del horror no
termina de armarse. Los hallazgos de fosas clandestinas con cadáveres o
despojos humanos son reportados con una frecuencia que ya no sorprende. Lo
mismo en un cerro, que en el desierto, en terrenos de cultivo, en el bosque o
en zonas urbanas, donde los ejecutores entierran a sus víctimas silenciadas en
circunstancias poco claras.
La causa de Claudia es la
misma que ha llevado a otros a integrarse a grupos de búsqueda como la
Asociación Unidos por los Desaparecidos en Baja California, que en enero
hallaron cuatro cuerpos en un pozo de un rancho abandonado cerca del cerro de
Las Chichis, en Valle de la Trinidad, en Ensenada, luego de dos semanas de
ardua labor. O las seis osamentas enterradas en cuatro puntos de un área
despoblada que colinda con el fraccionamiento El Roble, sobre la carretera a
Ojos Negros, en el mismo municipio en abril.
Las fosas no tienen siempre
la forma que la gente se imagina. Muchos son terrenos planos, donde incluso ya
creció la maleza. Otros son agujeros rocosos y los hay fangosos a las orillas
de los cauces de los ríos. Aunque la más innovadora, terrible y reciente
estrategia, en el caso de Jalisco, es inhumar los cadáveres en los patios de
pequeñas casas de interés social abandonadas por sus dueños ante la falta de
servicios públicos, la inseguridad o por no tener dinero para pagarlas.
La tardanza de la justicia en
atender las denuncias por desaparición de personas y la impunidad de que gozan
los asesinos y sepultureros anónimos ha potencializado el fenómeno al grado de
convertir al país en un campo minado por los sepulcros clandestinos como un
gran cementerio, donde las tumbas frisan la cifra de las mil y los cuerpos u
osamentas hallados andan por arriba de los mil 800. Sin contar decenas de miles
de huesos o sus fragmentos, tejido u otro tipo de restos humanos difíciles de
clasificar en los servicios médicos forenses.
CIFRAS MOCHAS
La gravedad del asunto, en lo
que se ha calificado como una crisis humanitaria en México es tal, que las
propias autoridades no cuentan con las cifras exactas del fenómeno. Las
Fiscalías estatales, la Procuraduría General de la República (PGR), la Comisión
Nacional de LOS Derechos Humanos (CNDH) y hasta universidades llevan su propio
conteo. Unas con base en denuncias, otras con base en hallazgos y las últimas
en una combinación de datos oficiales diversos e información hemerográfico.
Los recuentos más recientes
fueron emitidos el año pasado, tanto por la PGR, como por la CNDH. Obvio
difieren en mucho. La primera cuenta del 1 de diciembre de 2006 al 1 de enero
de 2017, la inclusión en averiguaciones previas y carpetas de investigación -del
fuero federal- de 280 fosas, en las que han encontrado 784 cadáveres, de los
cuales 274 fueron identificados.
Foto: Fernando Carranza/Cuartoscuro.com
Por su parte, la CNDH, que
cruza informes de todas las fiscalías y los datos de la propia PGR, hizo su
indicador del 1 de enero de 2007 a septiembre de 2016, con una sumatoria de 855
fosas que contenían mil 548 cuerpos u
osamentas, lográndose la identificación de 796 de las víctimas.
Ante la disparidad de
estadísticas, ZETA hizo una recopilación con base en informes policiales, datos
de fiscalías y notas periodísticas que indican que durante 2017 se conoció del
hallazgo de por lo menos 38 fosas con 76 cadáveres y más de 50 cráneos, además
de diversos fragmentos de osamentas. Mientras que en lo que va de 2018, se han
descubierto por lo menos 54 agujeros con 167 cuerpos u osamentas inhumados de
forma clandestina.
Pese a que en abril de 2017
la CNDH rindió un informe especial sobre
desaparición de personas y fosas clandestinas en México, en el que formula 102
propuestas a las autoridades para enfrentar el problema, nada ha ocurrido hasta
el momento. Entre dichas recomendaciones estaba la de “establecer un Registro
Nacional de Fosas Clandestinas que concentre toda la información concerniente
al hallazgo y ubicación de las fosas, así como un registro en cada entidad
federativa”. Caso omiso hasta la fecha por parte de los tres niveles de
gobierno.
También se propuso “realizar
las acciones necesarias a fin de que los restos óseos y/o humanos encontrados
en fosas clandestinas sean tratados y analizados de acuerdo con los más altos
estándares para su plena identificación. Además de implementar las acciones
necesarias para realizar intercambio permanente de información sobre hallazgos
de fosas clandestinas, exhumación y levantamiento de restos humanos e indicios,
con la finalidad de facilitar la identificación y localización de personas
desaparecidas”. Probablemente algunas entidades han aportado los datos para su
concentración y otras no.
CASO JALISCO
Gran parte de la estadística
de 2018 en cuanto a la localización de fosas y de cadáveres la ha aportado la
realidad de Jalisco, envuelto en la violencia y como epicentro de operaciones
de la que es considerada la organización criminal más poderosa de México actualmente.
De enero a la fecha, han sido localizados 44 cuerpos humanos inhumados de forma
furtiva en más de diez tumbas apócrifas.
Lo increíble del caso es que
las víctimas no han sido enterradas en sitios despoblados como ocurre en la
mayor parte del país, sino en el área urbana metropolitana de Guadalajara. Y
las fosas no tienen la forma que en otros sitios, sino que son tumbas en patios
de viviendas de Infonavit abandonadas por sus propietarios.
Tan solo en Tlajomulco de
Zúñiga, donde ha ocurrido la mayoría de los descubrimientos, las autoridades
municipales salientes estiman más de 15 mil casas habitaciones abandonadas en
fraccionamientos “fantasma” que se han convertido en nido de malvivientes, y
recientemente en casas de seguridad y criptas clandestinas.
En agosto se han localizado
21 de esos cadáveres en viviendas de Tlajomulco y Guadalajara. Uno de los
hallazgos ocurrió en la colonia Santa Elena de la Cruz, cercana al Estadio
Jalisco, donde había diez cuerpos, y los once restantes en casas de las llamadas
“huevito” en los fraccionamientos Villa Fontana Aqua y Lomas del Mirador, que
pese a estar abandonadas, algunos vecinos jamás reportaron los olores fétidos
de la descomposición de los cadáveres.
El gobernador del Estado,
Aristóteles Sandoval Díaz, calificó el fenómeno violento que aqueja a la
entidad y la localización del disperso cementerio criminal a “una guerra de
baja intensidad entre grupos de la delincuencia organizada”, lo que le valió
críticas de diversos sectores, principalmente de investigadores académicos que
aseguran que el mandatario no supo ni lo que dijo o quiso decir.
Presuntamente y de acuerdo
con información aportada por la Fiscalía General de Jalisco, se trata de
ajustes de cuentas de células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por
deudas derivadas del narcomenudeo en dichas zonas y en otro de los casos de una
disputa surgida al interior de la misma organización delictiva que se está
purgando de la manera que ahora se conoce.
Sin embargo, el Cardenal de
Guadalajara, Francisco Robles Ortega, pidió a las autoridades no criminalizar a
las víctimas localizadas en estos sepulcros, pues se transmite a la sociedad
que los fallecidos estaban involucrados en actividades ilícitas sin argumentos
que lo comprueben, pues las investigaciones apenas comienzan. “Que lo hagan
cuando ya tengan todas las pruebas de que efectivamente así es, mientras tanto
puede ser eso como una solución rápida y fácil para ellos”, aseguró el
purpurado.
Por su parte, la ministra en
retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero,
futura secretaria de Gobernación en la administración de Andrés Manuel López
Obrador, aseguró que “el país, es una país de personas desaparecidas, lleno de
fosas clandestinas, de fosas comunes llenas de cuerpos sin identificar, uno de los escenarios más dolorosos de
nuestra historia reciente”.
LAS RASTREADORAS
Claudia Rosas es una de las
valerosas mujeres que forma parte del colectivo “Rastreadoras por la Paz”, en
el norte de Sinaloa. Antes estuvo integrada a otra agrupación, pero a partir
del 13 de julio de 2017, junto con un grupo pequeño de madres de desaparecidos,
decidió constituir su propia organización de búsqueda con el único afán de
encontrar a su hijo Javier Fernando Quezada Rosas.
Ella busca al suyo, pero en
realidad, “estamos buscando a todos, porque salimos y en nuestra desesperación,
estamos buscando a nuestros hijos, a todos. Todas y cada una de nuestras
compañeras y yo, nos unimos para salir a buscar a los que son nuestros
desaparecidos, pero realmente son tantos que a los lugares que vamos hemos
encontrado fosas y no sabemos quiénes están allí”.
La madre ha pasado cinco
largos años buscando sin resultados. Incluso tuvo que sobreponerse a una
amenazante llamada que en los primeros días de la desaparición de Javier le
advirtió que dejara las cosas en paz, porque todavía tenía otras hijas.
Inicialmente el miedo la paralizó, pero después obtuvo fuerzas para seguir
indagando el paradero de su hijo y juntarse con otras mujeres, familiares y
amigos.
“Salíamos a gritar, a llorar
en los lugares donde creíamos que podía estar, en los sitios donde creíamos que
estaría agonizando, aún con vida, amarrado, no sé. No sé. Era un martirio
tremendo. Una locura total que pasaba por mi mente, por mi vida”.
Aquí el resto de la
entrevista:
— ¿Cuántas personas forman parte del colectivo?
“Podemos ser 300, 400 o 500,
pero las que en verdad buscamos en nuestro grupo somos 12, las de siempre.
Otras madres nos apoyan económicamente con lo poquito que tienen porque, como
le digo, somos amas de casa comunes y corrientes. Otros nos apoyan con
oraciones. Hay amigos que nos ayudan, pero hasta ahí. Las que buscamos
realmente somos 12 personas. A veces hemos sido tres, y encontramos fosas y
cuerpos. Por eso le digo aquí es la voluntad de las personas. No es la
cantidad, sino la calidad, el amor que se pone, las ganas de encontrarlos, de
vencer ese miedo y arriesgarnos a salir a buscarlos. Gracias a Dios el
colectivo en el que estoy, hay unas mujeres que valen oro. Somos poquitas, pero
de una calidad humana increíble”.
— ¿Qué es lo que han encontrado ustedes en estos años
de búsqueda?
“Es una tristeza. Una
impotencia, porque hemos encontrado fosas. En un lugar aquí cerca, acabamos de
encontrar un pequeño panteón clandestino. Paramos porque fueron tres días de
trabajo. En dos de esos tres días encontramos siete cuerpos, en cuatro fosas.
Algo impresionante. En otro lugar hemos encontrado 14 y así, ha sido el caminar
de nosotros. En unas fosas un cuerpo, en otro sitio a dos y en un año llevamos
una buena cantidad de fosas. No me gusta mencionarlo como números o
estadística, o cantidades, como lo hacen las autoridades, porque se trata de
personas humanas y por respeto, porque no se trata de ver quién encuentra más
fosas. No vemos esto como una competencia. Es muy doloroso, porque cada caso
duele en el alma, no son las cifras. En un año hemos encontrado tantos cuerpos
que nos quedamos sorprendidas de lo que se vive, de la realidad de estar en
casa, ajenas -como mucha gente- a lo que pasa, a la violencia. Muchas personas
no lo viven y a veces son indiferentes, pero cuando lo vivimos, nos damos
cuenta de que este problema existe y que es como una enfermedad. Es muy
doloroso”.
— ¿Como grupo se enteran de lo que pasa a nivel
nacional y cuántas fosas y cuerpos se han encontrado?
“Pertenecemos a un grupo
donde convergen todos los colectivos nacionales, pero como le digo, nosotras
estamos enfrascadas en lo nuestro, aquí, que en conocer el dolor de otras
personas. Haga de cuenta que lo cargamos nosotras también. Nos cerramos así. No
estamos ajenas a que ocurre en otras latitudes como Veracruz, Tamaulipas y en
Ciudad de México, donde han encontrado fosas grandes, mucho más grandes que las
de nosotros aquí. Tratamos de ver de lejecitos porque ya sufrimos mucho con
esto”.
— ¿Hasta dónde han llegado las “Rastreadoras por la
Paz” fuera de Sinaloa?
“Tenemos contacto con
personas que nos envían información de otros estados para compartir en nuestras
páginas de redes sociales. ‘Rastreadoras por la Paz’ no ha querido ir a otras
partes porque lo que buscamos está aquí. Nuestro trabajo está en nuestra zona,
en nuestro lugar. Aquí está lo que nosotros buscamos, entonces irnos a otro
Estado, desgastarnos, cargar con dolores grandísimos que ya estamos viviendo es
pesado. Una de las cosas que nosotras decidimos es permanecer aquí y luchar por
ayudar a las personas de la comunidad porque simplemente aquí en el municipio
son grandes las desapariciones. Ojalá y tuviéramos ese poder como para llevar
alivio a otros lugares, dividirnos y poder ser solución para otras personas.
Ojalá y pudiéramos tener ese poder, pero por ahora queremos ese poder para
encontrar a nuestros hijos que están aquí. Que nosotros sabemos que están
aquí”.
— Se están encontrando muchas fosas y cadáveres en el
país, sin embargo, en la mayoría de los casos no son identificados esos
cuerpos, ¿a qué se deberá este fenómeno?
“Gracias a Dios, nosotros
aquí en Sinaloa contamos con un laboratorio de ADN, que eso nos ha ayudado
mucho, porque es la prueba principal para nosotros. Quizá el problema mayor es
que no hay denuncias, aunque en cada Estado es diferente la situación. Aquí en
Sinaloa, por ejemplo, son desapariciones forzadas o ‘levantones’, como les
dicen. Sabemos lo que pasa porque sabemos lo que tenemos en territorio. Sabemos
cómo se maneja la gente aquí. Conocemos, pues. Y muchos de los familiares no
denuncian, no se acercan a la fiscalía por temor, entonces no hay denuncias, no
hay pruebas de ADN, no hay manera de identificarlos. ‘Rastreadoras por la Paz’
está trabajando mucho en ese sentido, invitando a las familias de desaparecidos
para que denuncien”.
— Tras varios años de buscar a sus hijos y observar
este fenómeno ¿qué cree que sea lo que está sucediendo en México, qué es lo que
está pasando?
“Ay Dios. Aquí sí, no sé ni
que responder ante tanta violencia, ante tanta indiferencia. Como dije antes,
cada situación es diferente. Yo le puedo hablar de mi hijo, él no tenía ninguna
necesidad de andar en malos pasos, porque dentro de todo pertenece a una
familia humilde, pero honrada, con valores. No sé, no entendía nada. Tal vez,
la ambición por dinero o vivir el momento”.
ÚLTIMAS FOSAS CLANDESTINAS
13 DE ENERO
A partir de esta fecha y
durante cuatro días localizan 33 cuerpos
en tres fosas clandestinas en el poblado de Pantanal, municipio nayarita de
Xalisco.
15 DE ENERO
Tras dos semanas de búsqueda,
exhuman cuatro cadáveres que estaban en una fosa en un rancho abandonado cerca
del cerro de Las Chichis, en Valle de la Trinidad, en Ensenada, Baja
California.
9 DE FEBRERO
En el poblado El Testerazo,
municipio de Xalisco, Nayarit, encuentran fosa y luego de tres días hallan ocho
cadáveres.
13 DE MARZO
En fosas clandestinas
descubiertas en Autlán de Navarro, Jalisco, autoridades exhumaron cuatro
cuerpos. Al parecer se trata de cuatro veracruzanos.
30 DE MARZO
Dentro de ocho fosas
clandestinas localizan 13 cuerpos en el los municipios de Villa de Cos, Valparaíso,
y Mazapil, en Zacatecas.
10 DE ABRIL
Localizan seis osamentas
enterradas en cuatro puntos de un área despoblada que colinda con el
fraccionamiento El Roble, sobre la carretera a Ojos Negros en Ensenada.
25 DE ABRIL
Los cuerpos de ocho personas,
cinco mujeres y tres hombres, fueron localizados dentro de dos fosas
clandestinas en el municipio de Tarímbaro, Michoacán.
29 DE MAYO
En Tepic, Nayarit, hallan dos
osamentas humanas en el mismo número de fosas en dos ranchos. En el sitio había
vehículos robados desmantelados.
31 DE MAYO
Reporta el Comité de Derechos
Humanos de Nuevo Laredo, Tamaulipas, la localización de los cuerpos de 16 de
los 57 desaparecidos en esa entidad. Tenían disparos en la cabeza.
7 DE JUNIO
En un terreno bardeado en la colonia
Lomas del Aeropuerto, municipio de El Salto, Jalisco, exhumaron ocho cuerpos de
una fosa.
8 DE JUNIO
Integrantes del Colectivo
“Solecito” revelaron que junto con autoridades de Veracruz recuperaron 20
cadáveres y 12 cráneos en cuatro de ocho pozos artesianos en Omealca.
13 DE JULIO
Fueron encontrados cuatro
cuerpos enterrados en el mismo número de casas abandonadas en la colonia
Chulavista del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.
20 DE JULIO
En una finca abandonada del
fraccionamiento Villa Fontana Aqua, en Tlajomulco, fueron exhumados siete
cadáveres de una fosa.
21 DE JULIO
En uno de los habituales
fines de semana violentos en Ciudad Juárez, Chihuahua, localizan tres cadáveres
en fosas clandestinas.
3 DE AGOSTO
Inicia el descubrimiento
durante tres días de diez cuerpos inhumados en una fosa dentro de una
residencia abandonada en la colonia Santa Elena de la Cruz en Guadalajara.
6 DE AGOSTO
En la comunidad El Chocolate,
en San Juan Guichicovi, Oaxaca, hallan dos fosas clandestinas con dos
cadáveres.
7 DE AGOSTO
En el patio de una casa de
interés social abandonada en Villa Fontana Aqua, en Tlajomulco, localizan en
dos días diez cadáveres sepultados.
7 DE AGOSTO
“Rastreadoras por la Paz”
encuentran dos fosas clandestinas con cinco cuerpos en predio Las Grullas
Margen Derecha, municipio de Ahome, Sinaloa.
9 DE AGOSTO
La Procuraduría General de
Justicia del Estado de Colima localizó cinco fosas con restos humanos en
Tecolapa, municipio de Tecomán. Hallaron cinco cadáveres, entre ellos una
mujer.
10 DE AGOSTO
En un departamento de Lomas
del Mirador, en Tlajomulco, hallan un cadáver inhumado clandestinamente.
14 DE AGOSTO
En Paraíso, Tabasco, donde
entre mayo y junio se localizaron ocho fosas con cadáveres, autoridades locales
y federales buscan más cuerpos.
FUENTE: Recuento de ZETA
(SEMANARIO
ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / LUIS CARLOS SÁINZ LUNES, 20 AGOSTO, 2018 01:00
PM)
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