martes, 21 de agosto de 2018

AMOR Y ODIO EN LAS VEGAS (II)


Esta es la historia de un incipiente romance, no de los que termina con un “vivieron felices”. En este caso hay traiciones y un operativo encubierto del FBI

Trevor Aaronson | The Intercept
Cuando se aprobó la Operación Bo-Tox, el agente especial Ro envió a Benamar a la clínica de control de peso de Bouari para preparar la llegada de un agente encubierto. Estos primeros encuentros no se grabaron, pero un reporte del FBI indica que Benamar le dijo a Bouari que le había ayudado a un socio a ganar dinero de las drogas y prostitución y que necesitaba ayuda para lavar las ganancias.

Era justo antes del mediodía del 14 de abril de 2014 cuando Benamar entró a la clínica de Bouari con una grabadora secreta, de acuerdo con evidencias del caso. Los hombres se saludaron en francés y se besaron en la mejilla. Bouari, quien cojeaba por una lesión sufrida en el gym, alardeó por el crecimiento de su negocio. “Michel, con tanta gente perdiendo peso… el negocio va muy bien”, le dijo en inglés.

Benamar pronto cambió de tema, enfocándose en el propósito real de su visita. “Mi cuate viene la próxima semana y te va a invitar a cenar”, le dijo Benamar a Bouari A su “cuate” le gustaría hacerle una pregunta al empresario, le advirtió Benamar. “¿Sabes de dónde viene el dinero?”

“Está bien, pero, ¿por qué tendría que saberlo?”, respondió Bouari. “No tengo que saberlo. Es mejor si no lo sé, ¿o no?”

“Él quiere saber con quién está tratando”, dijo Benamar en su inglès con mucho acento. “Él quiere estar seguro de que al menos sabes que el dinero viene de las apuestas… o sea de prostitución, éxtasis y cosas como esas”.

“La forma en que gane el dinero es su asunto”.

“Bueno, sólo quiero que lo sepas”, dijo Benamar.

“Siempre y cuando yo no tenga nada que ver con eso, no hay problema”.

El que Bouari supiera que se decía que el dinero provenía de las drogas o la prostitución era fundamental para la investigación del FBI puesto que en los cargos que los fiscales federales impusieron se alegaba que el lavado de dinero era para esconder “actividades ilegales”. Si el FBI no hubiera podido demostrar que Bouari supiera que la actividad subyacente era ilegal, el caso se hubiera caído.

Seis semanas después, Benamar regresó a la clínica de Bouari con Dennis Laro, un agente encubierto del FBI. Lao, un tipo menudo con barba de chivo, llevaba una cámara corporal y 50 mil dólares en efectivo. Bouari los esperaba con una máquina para contar dinero. El acuerdo era que Bouari cobraría una pequeña comisión antes de firmar cheques a favor de varias empresas montadas por el FBI con nombres como English Financial Services y Méndez Movers. Cuando Bouari firmó el último cheque por 46 mil dólares, Lao preguntó:

“Tienes fondos, ¿verdad?”, dijo en referencia al dinero en la cuenta bancaria de Bouari. Los lavadores de dinero a menudo guardan dinero y hacen depósitos incrementales en montos inferiores a 10 mil dólares, una práctica ilegal que se llama “estructurar” que evita que los bancos emitan reportes de transacciones monetarias al Departamento del Tesoro. Lao, consciente de que Bouari no iría a depositar todo el efectivo de inmediato, quería asegurarse de que el cheque no rebotara.

“Lo garantizo”, dijo Bouari, y añadió que él le podía “ayudar a diversificar” mediante la presentación de otros dueños de negocios que podían lavar su dinero. Bouari le mencionó a su hermano menor, Ghassan, quien operaba varias clínicas de control de peso en Miami y Filadelfia, así como su novia Milko. Lao lo animó a contactarlo con ellos, ofreciendo una pequeña parte por cada transacción.

Pasaron cuatro meses y a fines de septiembre de 2014, a sugerencia de Bouari, Milko, quien además de ser modelo fitness manejaba una pequeña estética, acordó reunirse con Lao y Benamar en una mesa en un patio de un Starbucks de Las Vegas.

“¿Te sientes cómoda haciendo negocios con nosotros?”, le preguntó Lao a Milko, a quien le describió su forma de operar “salones de masajes de alto nivel” para hombres que viajan desde Asia. “Sólo quiero asegurarme que no tienes problemas con eso”.

“No hay problema”, dijo Milko.

“Obviamente estos tipos no pagan un ‘servicio completo’ con sus tarjetas de crédito”, dijo Lao, enfatizando la parte de prostitución de su supuesto negocio de masajes”. “Todo se paga en efectivo”.

Mientras Milko y Lao hablaban se les acercó una joven. La conversación se registró en el equipo de grabación de Lao. “¿Kim?”, dijo la mujer. Era una conocida de Milko, contó la modelo a The Intercept. “Ahora trabajo para Paul Padda”, le dijo la joven a Milko.

“¿En serio?”, dijo Milko. “En fin, qué bueno verte”.

“Lo mismo digo”.

Luego de que se alejó la joven, Lao le preguntó a Milko: “¿Puedes manejar 25?”, en referencia a 25 mil dólares.

“Claro”, respondió Milko.

“OK. Te daré ocho puntos”, dijo Lao, refiriéndose al porcentaje que Milko cobraría como comisión.

Cuando más tarde se le preguntó a Milko sobre esa reunión, ella rió entre dientes. “Es muy extraño que alguien que trabajaba con Paul Padda llegara justo cuando empecé a hablar con el FBI”, dijo Milko a The Intercept.

Padda, hijo de inmigrantes indios, fue a la universidad y estudió leyes en Illinois. El Departamento de Justicia lo contrató apenas salido de la escuela de leyes y pasó casi 10 años en Washington, D.C.  Después aceptó un trabajo como fiscal federal en la Oficina de la Procuraduría de EU en Las Vegas antes de poner su propio despacho.

“Siempre he tenido el gusanito emprendedor y quería empezar mi propia práctica”, dijo Padda en una video entrevista que subió a su canal de YouTube. En su práctica privada, Padda ha ganado casi todos los casos. Su oficina se encuentra en un edificio al oeste de The Strip que lleva su nombre, con grandes letras negras, por ambos lados. En 2017, fue blanco de atención nacional por su representación de los dueños de restaurantes coreanos que eran víctimas de un agente de Inmigración y Aduanas, “una historia clásica de abuso de poder”, dijo Padda al Washington Post. Ganó también un veredicto de 160 millones de dólares en contra del casino Cosmopolitan y su club nocturno porque el administrador y sus guardias de seguridad golpearon de forma tan brutal a un cliente que sufrió un traumatismo cerebral.

Padda se vende a sí mismo como un abogado con buenas relaciones y conexiones con las fuerzas de seguridad de Las Vegas. En su sitio web se aprecia que tiene relación con Jason Hahn, antiguo detective de la policía metropolitana de Las Vegas, y con Charles Bevan, antiguo agente del FBI.  Hahn y Bevan han trabajado con Padda como investigadores. Los tres hombres tienen conexiones con los agentes del FBI involucrados con la operación encubierta que tenía como objetivo a Bouari. Aparecen en la lista de asesores de la Organización Internacional de Investigadores y Especialistas del Crimen Asiático, una organización sin fines de lucro que realiza una conferencia anual sobre crimen y terrorismo transnacional, junto con Charles Ro, el agente del caso de la Operación Bo-Tox, y Dean Williams, quien era el agente especial de supervisión en Las Vegas cuando comenzó la Operación Bo-Tox. Padda reconoce que ha aceptado trabajo legal de la Organización de Investigadores y Especialistas del Crimen Asiático, declara nunca haber participado en las reuniones y eventos de la organización y no saber que estaba en la lista de asesores junto con Ro del FBI.

A pesar de sus relaciones con los guardianes de la ley local y federal, Padda habla de sí mismo como el defensor de los débiles. “Tenemos un sistema en este país en el que tú como persona puedes hacer responsable al gobierno o a una gran compañía”, dice Padda en un anuncio de su despacho de abogados. “Decidí volverme abogado del sector privado y empezar mi propia práctica porque quería ser el abogado de personas con pocos recursos que se enfrentaran a grandes compañías de seguros o de otro tipo de intereses corporativos”.

Padda es un personaje importante de Las Vegas, especialmente en las comunidades legales y del sur de Asia. Su despacho fue patrocinador este año del Festival Indio de Cultura y Comida y se anuncia en Vegas Desi, un sitio de noticias de la comunidad.

La disponibilidad de Padda en mercado local de las citas es muy conocida por lo que cuando se sentó en una entrevista con Charlotte Evans, antigua conductora de televisión de Las Vegas, para una conversación online para Vegas Lawyer Magazine, Evans empezó haciendo referencia a la vida personal de Padda.

“Eres soltero”, dijo. “La gente viene y te dice ‘¿qué tan soltero estás?’ Y no tengo esa respuesta. No tenemos que llegar a eso”.

Padda se rió.

“Pero tu pelo es el mejor de todos los abogados que conozco”, agregó Evans, haciendo referencia a su copete engominado.

“Pues, gracias. Muchas gracias”, dijo Padda con modestia.

Padda declinó hablar para este artículo. En respuesta a una lista de preguntas de The Intercept, Ryan J. Stonerock,el abogado de Padda, escribió que la demanda por difamación en contra de Bouari y Milko cuestiona la credibilidad de la pareja. La demanda terminó en junio con una sentencia por incumplimiento en contra de Bouari y Milko.

“Dada su historia con el Sr. Padda, el Sr. Bouari y la Sra. Milko tienen motivo suficiente para inventar informaciones sobre el Sr. Padda en su intento porque The Intercept publique un artículo que ellos podrían aprovechar en su defensa en su caso criminal”, escribió Stonerock. El letrado trabaja en el bufete de Charles Harder, el abogado que representó al ex luchador y estrella de realities Hulk Hogan en una demanda por violación de la privacía que llevó a la quiebra a la firma de medios de internet Gawker. Hace poco, la firma de Harder también representó al presidente Donald Trump, a su yerno y asesor Jared Kushner, y a la primera dama Melania Trump.

En un correo que envió a The Intercept, Padda escribió: “Con todo respeto, dudo que su publicación se dedicara tanto tiempo a escribir sobre Bouari a menos que su objetivo fuera el de presentarlo como una especie de víctima. Para ser honesto, me sorprenden mucho todas las historias de injusticias en el sistema judicial criminal que su publicación pudiera elegir en lugar de enfocarse en el caso de Bouari. Es algo que, en mi opinión, es muy sorprendente”.

La operación Bo-Tox siguió funcionando sin interrupciones hasta octubre de 2014. Bouari y Milko ya habían lavado 295 mil dólares para Lao, el agente encubierto. Los reportes del FBI señalaban que Bouari y Milko también le presentaron a Lao y a Benamar a una amiga, Mary Green, una masajista que supuestamente lavó 25 mil dólares. (Green se negó a hacer comentarios al respecto).

Con la idea de ayudar, Milko invitó a Lao y a Benamar a cenar con ella y su amiga, una compañera modelo de fitness llamada Natalie, en un restaurante en el casino Cosmopolitan en octubre de 2014. Milko le había dado a entender a Lao que Natalie podría interesarse también en lavar dinero. Los archivos del FBI indican que antes de aceptar un encuentro, los agentes no sabían su apellido y mucho menos si tenía antecedentes que hicieran pensar que ella pudiera cometer un crimen.

Al inicio de la cena, Benamar no estaba concentrado en el trato que tenía enfrente. Más bien se sentó junto a Natalie y no dejaba que Lao hablara con ella. Furioso, Lao salió para llamar a Ro.

“Estoy encabronado. Ese jodido Michel no es profesional”, Lao le dijo a Ro, la conversación quedó registrada en el equipo de grabación que traía escondido.

“Okay, así están las cosas, ¡ese jodido! ¿Okay? “, seguía diciendo Lao. “Esa chica que trajo Kim, ¿okay? Está bien buena ¿okay? ¡Pero él se la quiere quedar! No para de hablar sólo con ella ¿okay?¡ Se supone que esta era una reunión! ¡Está jodido! Oye, se supone que todo estaba arreglado para que yo me sentara junto a ella. Pero él acomodó las cosas para sentarse junto a ella. Y yo sólo puedo pensar que ‘ya no quiero a Kim… ¡ya no me sirve! ¡Necesito a la otra!’ Éste, si se la quiere coger, no me importa, pero no me hagan perder, no me hagan perder -”

Ro cortó a Lao, pero no se escucha en la grabación lo que dijo. “Está bien”, dijo Lao con más calma. Y regresó al restaurant.

Aproximadamente una hora después, cuando Milko y Natalie ya había dejado la mesa, Lao le dijo a Benamar. “Estás hablando aparte con ella, y sabes que así no hacemos las cosas”, dijo Lao.

“¿Qué quieres? ¡Dímelo!”, dijo Benamar.

“Ya sé que está buena, ¿okay? Lao dijo.

“Y caliente”, contestó Benamar.

“Escucha, escucha. Ya es un poco tarde. Haz lo que quieras, está bien, pero quiero decirte que la próxima vez, aunque esté muy buena, el trabajo es el trabajo. ¡Es trabajo!”

“Ya sé, pero… Dennis, no me suelta”.

“Ya sé. Y la verdad es que no me importa lo que hagas con ella. De verdad no me importa. Ahora sólo tenemos que seguir con lo que estás haciendo. Está bien, ¿okay?”

“Okay ¿qué quieres hacer? ¿De qué quieres hablar?”

“¡Es demasiado tarde!” le gritó Lao a Benamar.

Natalie no volvió a aparecer en el golpe del FBI. En el reporte del FBI no se informa por qué Benamar echó a perder esta operación. En vez de eso, Ro escribió en el reporte que “no se obtuvo información pertinente”.

Ro no contestó a una serie de preguntas que se le enviaron a la oficina del FBI en Las Vegas, en la que trabaja. Lao no respondió a las preguntas que se le enviaron a su dirección de email en East Los Angeles College, en donde da clases de justicia criminal.

¿Qué tanto sabía el FBI sobre el grado al que trabaja Benamar sus propios ángulos, alimentando su deseo sexual y su cartera? Esto no queda claro. En su relación con Bouari, Benamar supuestamente mantenía sus propios escarceos privados con la empresaria del control de peso. Según los mensajes de texto e emails entre ambos, Benamar le proporcionó a Bouari números de seguro social para que se los vendiera a Lao, esos números resultaron ser falsos, indican los reportes del FBI, y Bouari le dio a Benamar 25 mil dólares por un diamante que Bouari pensó después que era falso. El abogado de Bouari presentó evidencia de estas acusaciones a la oficina del procurador en Las Vegas. Recientemente, ante la corte, los procuradores federales indicaron que “el gobierno está considerando esas acusaciones para determinar si son precisas”.

Hay muchas historias de informantes del FBI que cometen crímenes. En algunos casos, los agentes del FBI permiten estos crímenes para poder seguir con las investigaciones o para proteger a informantes valiosos. Según un documento en poder del USA Today desde 2013, el FBI permitió que sus informantes cometieran, sin consecuencia, 5 mil 600 crímenes tan sólo en 2011. En otros casos, se toma por sorpresa al FBI cuando los informantes rompen la ley. El comportamiento criminal de un informante de Massachusetts llamó la atención del FBI cuando se presentó de manera imprudente en un operativo del FBI para comprar heroína. En Florida, un informante estaba realizando fraudes por estafa mientras trabajaba en un operativo de contraterrorismo, por lo que los fiscales se encontraron en la incómoda situación de acusar en casos separados al informante y a sus objetivos del operativo simultáneamente.

El nombre de Paul Padda surgió en la Operación Bo-Tox en marzo de 2015. Según un reporte del FBI, Bouari llamó a Benamar y, en una conversación no registrada, explicó que estaba preocupado por la demanda de Padda en relación a los comentarios en el Reporte Ripoff.  Padda primero presentó una demanda en Arizona, en donde se encuentra la matriz de Reporte Ripoff. Bouari quería que secuestraran a Padda para asustarlo y convencerlo de retirar la demanda, y supuestamente lo expresó así a Benamar. Por su parte, Bouari dice que Benamar fue el que sugirió que se buscaran la forma de enviar un mensaje para asustar a Padda.

Independientemente de quién diga la verdad, Lao y Benamar se reunieron para almorzar con Bouari en un restaurante de Las Vegas el 3 de marzo de 2015. Bouari les dijo que estaba pensando en mudarse a Miami, en donde vivía su hermano Ghassan, sugiriendo que era más fácil lavar dinero allí. “Miami es diferente”, dijo Bouari.

Fue entonces que Lao mencionó que Benamar le había dicho que Bouari tenía problemas con un abogado local. Lao expresó su preocupación. “Es por el interés de todos que te protejas porque estás haciendo negocios con nosotros”, dijo Lao.

“Necesitas protección”, agregó Benamar. “Quien quiera que se meta contigo, tienes que saber que te van a proteger. Queremos protegerte”.

Bouari, con todo y sus alardes de que conocía agentes del Hezbollah que podían contratarse para asesinar personas, dejó claro que él no quería que mataran a Padda, tal vez que lo lastimaran un poco. “Necesito que alguien vaya y le de una golpiza algún día”, dijo Bouari.

“Sólo quiero darle una lección”, dijo Lao.

“Sí, dale una lección”, respondió Bouari.
“Como mandarlo un ratito a la silla de ruedas”, agregó Lao.

“Sí”.

Pero Bouari, quien dijo que sólo mencionó a Hezbollah para sonar como un tipo rudo y ganar su respeto, niega hasta la fecha haber participado en un plan para lastimar a Padda.

Cuando Bouari dejó el restaurante, Lao le dijo a Benamar  que habían hecho lo posible para hacer que Bouari aceptara un plan para lastimar a Padda. “Lo empujaste”, dijo Lao. “Tú lo empujaste”.

“Asegúrate de decirle que lo sabes”, dijo Benamar, aparentemente haciendo referencia al agente Ro del FBI.

Traducido por Graciela González.

(EJE CENTRAL/ TREVOR AARONSON | THE INTERCEPT/ 19 DE AGOSTO DE 2018)

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