martes, 7 de junio de 2011

LA LIBERTAD DE EXPRESION Y LOS MEDIOS DE COMUNICACION

JOSE LUIS HERNANDEZ MORA

El 7 de Junio se celebra el "Día de la Libertad de Expresión", conocido también como el "Día de la Libertad de Prensa", fecha instituida en el año de 1952, durante el gobierno de Miguel Alemán Valdez, esto como muestra de agradecimiento del gremio periodístico a la acción implementada cuando ordenó se consiguiera papel para garantizar su labor, debido a una escacez de esa materia prima en el período de la posguerra, que colocó a la prensa en peligro de disminuir el número de páginas y tiraje de los medios impresos nacionales, con lo cual, se salvó a la prensa de una crisis que la hubiera dañado gravemente.




De esta forma nace la relación de la información oficial entre el Estado y los medios de comunicación, situación que aun en nuestros días sigue manifestándose de forma latente, coartando espacios para la libre expresión de las ideas,lo que se comprueba con las acciones donde el Estado se reserva el derecho de indicar el contenido de la información, convirtiendo a los medios de comunicación en voceros oficiales del gobierno, utilizando así, la libertad de expresión, más como un elemento discursivo lleno de argumentos retóricos que el de una realidad objetiva, pues no olvidemos que la versión de la realidad que se nos ofrece como noticia, comúnmente responde a intereses políticos y económicos de quienes detentan el poder, sesgando los medios de comunicación la información por dichos intereses, muchas veces sin darse el tiempo ni la preocupación de investigar lo que realmente ocurre.



Asimismo, me queda claro, que no puede existir libertad de expresión o de prensa, sin reconocer primero el derecho a la información, el derecho a la rendición de cuentas y el derecho a la transparencia. El derecho a la libre expresión es uno de los derechos más fundamentales de la lucha por conseguir el respeto y la promoción de todos los derechos humanos. Sin el derecho de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre estará condenado a la opresión.



Por eso, la libertad de prensa debe de ser el resultado de una necesidad pública, de la búsqueda de la verdad, de la representación de los intereses de la sociedad, porque la labor periodística es y será fundamental para el buen funcionamiento de la sociedad, procurando que la libertad de expresión, ya no sea más un discurso, sino que se convierta en una realidad.



En este contexto, el derecho a la libertad de expresión se manifiesta por sus efectos sociales que pueden contribuir para reproducir, transformar o destruir el poder, lo que evoluciona a la palabra en poderosa y peligrosa a la vez, convirtiendo a la libertad de expresión como uno de los derechos más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por personas individuales que quieren imponer su ideología o valores personales, intentando y en ocasiones callar a quiénes sí se manifiestan de forma libre. De ahí, que la lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo.



Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra, pues la libre manifestación de las ideas es en sí mismo, un tema que atañe a la tolerancia, a la diversidad de pensamiento y de expresión, y cuyos matices implican desde el respeto a las personas por la forma en que visten, por sus creencias, por su orientación sexual, así como sus formas de poder verter una opinión o percepción de su realidad, expresándose sin miedo alguno a las represalias.



Ante esta acotada realidad, la única forma democrática a la que ha tenido acceso la sociedad que no detenta el poder político o económico para hacer uso de su derecho de libertad de expresión o de prensa, son los medios de comunicación cibernéticos, pues no han podido reglamentar su uso mediático, a pesar de varios intentos frustrados de los dueños de los medios de comunicación.



En el caso del internet, de momento sus contenidos no han podido ser controlados, siendo las redes sociales los espacios más socorridos por quienes desean expresarse con libertad e incluso bajo un anonimato, y quienes se expresan sin necesidad de hacerse responsables de sus opiniones, ni haciendo responsables de ellas a quienes las emiten.



Los diarios virtuales o portales de noticias independientes se presentan también como la otra opción, pero cuya limitante es que se dirige a un grupo selecto de individuos, por lo que no tienen el alcande masivo de los demás medios, aunque justo es decirlo, muchas son las personas que utilizan más comercialmente estos espacios. También se cuenta con la opción de las radios comunitarias, los canales de televisión vía internet y la prensa impresa alternativa, quienes han adquirido en mi opinión, mayor solidez en la medida en que se articulan políticamente.




Aún así, la libertad de expresión está presente hoy no solo como una posibilidad, lo que nos obliga y nos compromete a defenderla, porque claro está que quienes tienen el poder político, poseen además el poder de manipular la información de la forma que prefieran, bloqueándola o modificaándola de manera en que les resulte provechoso.




Debemos de aprender a leer y ver lo que se nos ofrezca como noticia, como comentario político, etc. con una mirada crítica y de sospecha, pues lo que se nos presenta como real, puede distar mucho de lo que efectivamente es real.



En todo caso, queda claro que cualquiier apelación al concepto de libertad de expresión debe de precisar a la libertad de quién se está refiriendo. Hoy por hoy y en las circunstancias en las que vive nuestro país, debemos combatir la concentración monopolizadora de los medios de comunicación en los grupos de la oligarquía mexicana, es decir, debemos de luchar y pugnar para que la clase social marginada pueda ejercer su libertad de expresión, resultando imprecindible combatir al mismo tiempo el poder de la clase social que se los ha apropiado.



En tales circunstancias, no basta, insisto, con dar cuenta de la inmensa nube de información contaminada con que pretenden cubrir nuestro horizonte, ahora, será preciso convertir cada proyecto de comunicación en un instrumento de lucha que actúe contra ése núcleo duro y retrógrado de la sociedad, teniendo siempre presente que cualquier instrumento social, puede ser un excelente y real medio de comunicación capaz no sólo de expresar sino también producir hechos diferentes.



No es sencillo y, esto nos llevará tiempo, pero frente al comunicar para favorecer las condiciones en que se desenvuelven los negocios de las grandes corporaciones, existe un comunicar para arrancarles de las manos nuestras vidas, porque pertenecemos a un pueblo que está emergiendo y que día a día se fortalece, se organiza, que necesita y reclama otros conocimientos, otras ideas y otras actitudes.