Tres lesionados, entre ellos Andrés
Martínez Chávez, director del Cereso, fue el saldo del motín registrado el fin
de semana en el centro penitenciario paceño. Grupos antimotines tardaron tres
horas en controlar a los reos. Aunque la comunicación por medios electrónicos
está prohibida, testimonios de internos vía redes sociales, son prueba del caos
que prevalece en la institución carcelaria
“Pretendiendo aplicar
verdaderas medidas privativas reales de libertad y aislamiento, estas además de
aplicadas rigurosas, daba la alternativa de ser flexibles si existiese un pago
de por medio”, expuso un miembro de la Guardia del Penal de La Paz ante la
constante denuncia de familiares y ahora confirmada por un elemento activo en
la guardia del Centro de Reinserción Social (Cereso) de La Paz, pero solo es
una versión de todo lo que ha ocurrido los últimos días.
Las cuatro paredes del penal
guardan una lucha sin cuartel entre fuerzas de seguridad e internos:
“La tarde en el ‘bote’ se
preparaba para un encuentro importante, se trataba de una semifinal de futbol
entre internos del centro, cuando pasadas las cuatro de la tarde un disturbio
rompió con la tranquilidad de la cárcel”,
informó un interno del penal.
En medio de un disturbio,
Andrés Martínez Chávez, director del centro penitenciario, resultó lesionado.
“Fue apedreado y golpeado en espalda, cara y dos piquetes en las costillas”,
dijo la fuente; el funcionario público caminaba cuando fue sorprendido por un
grupo de internos encapuchados, quienes fueron en contra del servidor público
por los abusos registrados.
La Secretaría de Seguridad
Pública confirmó los hechos, “se suscitó un disturbio en el interior del Centro
Penitenciario de La Paz, resultaron tres personas lesionadas, entre ellas
Andrés Martínez Chávez, director del penal, las cuales de inmediato recibieron
atención médica y se reportan fuera de peligro”.
El “disturbio” generó
movilización por casi tres horas, hasta que supuestamente fue mitigado.
En la trifulca también fueron
lesionados los internos Ramón Salgado Núñez, de 32 años de edad, y Carlos Joel Navarrete Peñuelas, de 27 años.
Lo cierto es que los reos
tuvieron la “oportunidad” y “cercanía” al director en un momento vulnerable y
“lo atacaron por lo mamón que se ha portado con todos, y se desquitaron”,
señaló un interno a ZETA.
Ese día, grupos antimotines
de la Policía Municipal, Estatal, de Custodia y Federales ingresaron para
controlar la situación, a las afueras, fuerzas militares de la Marina y de la
Defensa Nacional resguardaban los alrededores, y al mismo tiempo, un
helicóptero sobrevolaba la zona.
Aunque la autoridad mencionó
que el evento estaba controlado, al igual que las instalaciones del penal, el
paso fue restringido a familiares, pues hasta el lunes 9 de abril aún no había
control, gente armada y encapuchada se mantenía en resistencia, sin autoridad
que mediara. Internos manifestaron “mantener el control”, pues “ninguno de esos
perros se atreven a entrar, solo dejaron un olor a uñas quemadas del pinche
miedo”, refirieron los internos.
“Queremos salir a trabajar, putos, tenemos familias;
ábranse, putos”, los gritos salían
desde un segundo piso, en las celdas contiguas a la cancha deportiva y hacia
los guardias que mantienen el operativo. Fue una tarde y noche larga para los
internos.
“Todos esos putitos que llegaron encapuchados a
tirarnos de pansa (sic) con las manos en la nuca y la frente en el piso vallan
(sic) y chingen (sic) a su puta”, expresó
un reo de nombre David en redes sociales.
Los agentes de seguridad
colocaron a todos los reos en el suelo, bocabajo, a algunos con cinchos en las manos
para evitar que continuaran con el “disturbio” (motín), al intento de que
alguno alzara la voz, de inmediato eran callados a gritos por los agentes.
“Entre dientes muchos les
mentaban la madre, y cómo no, si nos tenían ahí tirados, la mayoría nada que
ver, pero los que la debían por el atentado contra el director estaban
preocupados. Somos presos, pero más de verga somos animales y así es como nos
quieren tratar”, señaló el recluso contactado por este Semanario.
COMUNICACIÓN INSTANTÁNEA DEL PENAL
Dos días después del
incidente, todavía se temían más disturbios, pero eran controlados en minutos.
Desde las cuatro de la tarde del sábado 7, a las 10:58 am del domingo 8 de
abril, al joven se le mantuvo incomunicado con sus familiares. Su mensaje fue:
“A TODA MI GENTE QUE SE PREOCUPPA X MI…. ESTOY BIEN
GRASIAS A DIOS PERO ES UN PUTTA DESMADRE EN EL CERESO LA PAZ JAJAJAJAJA”.
Los 592 internos empezaron a
resentir las secuelas del levantamiento en armas. Directiva, custodios,
policías municipales que fungen como guardias y los equipos antimotines que
ingresaron, se encontraban preparados para las represalias contra la gente
armada en las carracas.
Ahí empezaron las quejas,
pues la comida y el agua habían sido racionalizadas como castigo, asimismo, las
visitas fueron limitadas, de entrada fueron paralizadas y hasta pasado el
mediodía empezaron a ingresar por periodos de 10 minutos.
Policías resguardan el Policías resguardan el
penal de La Paz, se encuentran equipados para contener cualquier situación de
riesgo que se pudiera presentar
“Ya son dos dias (sic) enserrados (sic)
con candado,sin agua,sin locutorio,sin nada.donde estan (sic) los derechos humanos?
Ni los guardias, ni los estatales pueden controlar esto”, publicó una vez más David. Y así lo hizo siete veces
más a través de Facebook.
Otros como Froylán Rojas
Ramírez “El Zopilote” exhibieron fotografías la mañana del martes 10, en una de
ellas se aprecia al joven de pie, empuñando un machete. La publicación se hizo
a las 9:22 am; precisamente esa tarde, la Secretaría de Seguridad Pública daba
a conocer un nuevo aseguramiento.
Precisamente “El Zopilote” ha
encabezado el movimiento de los internos, este joven fue detenido el 29 de
enero en las inmediaciones del fraccionamiento Juárez junto con cuatro personas
más; a todas se les aseguró un poderoso arsenal, el mismo que hoy mantiene al
penal en la inestabilidad.
Su machete en mano,
representa el nivel de ingobernabilidad al interior del reclusorio, “aseguraron
armas punzocortantes hechizas y diversos utensilios, la mayoría de ellos, utilizados
para la elaboración de objetos con punta. Cabe destacar que a fin de ubicar y
extraer todos aquellos objetos considerados como prohibidos, estos operativos
continuarán realizándose de manera constante, en coordinación con las
autoridades de los tres órdenes de gobierno, respetando en todo momento los
derechos de las personas internas”.
Entre las armas aseguradas no
se percibe el machete del joven.
Ya se había dado a conocer
que en “un operativo de revisión al interior del centro, que tuvo como resultado
el aseguramiento de una serie de objetos no permitidos como teléfonos
celulares, armas blancas, dinero en efectivo, refrigeradores, televisiones,
aparatos eléctricos y varios objetos de ornato”, esto generó inconformidades de
aquellos internos que tienen privilegios “ilegales”, como le llamaron, “quienes
al verse frente a la pérdida de privilegios ilegales, provocaron un disturbio
la tarde del sábado 7 de abril, en el cual resultaron lesionados dos personas
internas y el director del centro, quienes se encuentran estables de salud al
momento”.
Luego indicaron que 110
internos recibieron a sus familiares por el área de ventanilla, misma que se
tienen considerada restablecer de manera normal.
Sin embargo, desde sus celdas
los reos han estado filtrando videos, fotografías, estados de Facebook y
llamadas al por mayor, pasándose por encima el reglamento del Cereso. Incluso,
la comunicación ha sido limitada por momentos.
“Nosotros, como oficiales de
Seguridad Pública Municipal, en apoyo a las labores de resguardo del penal,
fuera de nuestras actividades, hemos pasado el reporte, también lo han hecho
custodios, han reportado la venta indiscriminada de droga, lo sabían desde hace
meses y no hicieron nada, hoy quisieron cobrar más por el piso y generó desconcierto
y enojo, ese fue el resultado”, comentó la fuente de seguridad del penal.
La lista de internos con
comunicación ilimitada es muy larga y tiene precio. “Las cuotas por usar el
celular están establecidas, hasta donde sé, el cobro varía según seas nuevo,
medio nuevo o ya con tiempo, pero el pago es de entre los 20 y 30 pesos
diarios, del tiempo que tengas también varía de acuerdo a si usas un equipo del
penal o metes tu propio celular, es algo tan normal como para que traten de
prohibirlo, ellos lo permitieron”, señaló el familiar de un recluso.
A consecuencia del motín, los
internos han permanecido limitados en cuestión de alimentos, agua, amarrados
con cinchos, heridos con balas de goma, algunos fueron golpeados, aunque en
algunos casos fue por oponer resistencia y rebelarse.
Los internos siguen
compartiendo estados en redes sociales con toda tranquilidad, otros han
aprovechado para llamar a sus familias, algunos grabaron con sus celulares
escenas desde dentro, incluso hay internos que burlándose totalmente de la Ley
ofende a oficiales de los tres niveles y exhibe fotografías drogándose en estos
días de intenso movimiento.
Moretones que presentaron
algunos internos despúes de haber sido controlados por los guardias del CERESO
de La Paz.
El problema es que por mucho
tiempo los titulares pasaron por alto los problemas e irregularidades que se
registraban. “Por miedo o lo que digas, pero por mucho tiempo se dejó en el
olvido, como si no pasara nada, hoy vemos el grave problema que es hacer que
casi 600 personas obedezcan la Ley, es muy difícil, no digo imposible, pero sí
es muy difícil acabar con tantos vicios”, expuso un agente del Grupo de Coordinación
de Seguridad Pública.
Incluso autoridades de Salud
confirmaron a ZETA que se ha buscado generar un programa de desintoxicación de
los internos, pero solo ha quedado en papel y no se ha podido aplicar
realmente.
GRITOS DE AYUDA TRAS LAS REJAS
“Desde el Juzgado se
escuchaban los gritos, mujeres internas que gritaban que querían agua, era muy
desesperante oír sus gritos, llegaban y nos daba un no sé qué, pero no debe ser
por algo bueno, eso lo entiendo, pero es inhumano que lo hagan de esa manera”,
señaló un miembro del Juzgado Segundo de Distrito.
Familiares de reos se
manifestaron al mediodía del lunes 9 de abril. Todo inició porque les fue
negado el acceso para ver a su familiar recluso.
Desde la tarde y noche del
domingo 8, los reos se habían comunicado con sus familiares y ellos mismos
habían pasado el recado a otras familias que esperaban noticias de sus
internos.
“Queremos saber cómo están,
porque ellos están purgando su condena, están pagando con su libertad, pero no
son animales, tienen familia, deben entender que después de lo que pasó
nosotros estamos angustiados, preocupados; hay gente enferma, rogando ahí
adentro ver a sus hijos”, expresó una de las manifestantes que prefirió omitir
su nombre.
Por disposición de la
autoridad, a los reos que tuvieron participación en el acto se les mantuvo
incomunicados por 24 horas, con el fin de que se tranquilizaran y evitar que
siguieran las manifestaciones. Las visitas han sido limitadas hasta asumir el
control total de la seguridad al interior, sobre todo erradicar todo tipo de
amenaza que atente contra personal de custodia.
El sábado y domingo las
visitas se reanudaron parcialmente, pero los internos podrán tener ciertas
libertades hasta la semana en curso, para confirmar que ya no sucederá lo del 7
de abril y se tengan que tomar medidas drásticas como el traslado de internos a
otros penales del país.
“Que nos dejen verlos para
saber que están bien, no sé qué están escondiendo porque desde ayer no nos han
permitido la entrada desde las 7:30 de la mañana a las 7:30 de la tarde; no les
han dado comida, ni agua, no hay agua para el baño, nada de eso”, acusaron.
Igualmente, exigieron la
renuncia del director Andrés Martínez Chávez, pues desde su llegada se han
registrado abusos contra los reclusos. Los cambios impuestos han provocado
descontento entre la población interna, los privilegios a los que estaban
acostumbrados muchos, ya están limitados y no pueden acceder fácilmente.
Algunos denunciaron que “nos
subieron de precio de piso para usar nuestras cosas”, información que no ha
sido aceptada por las autoridades, pero ZETA ha confirmado que existen pagos de
hasta 20 y 30 pesos diarios por el uso del celular, y muchas otras cosas.
Ante las limitaciones, los
familiares han solicitado la renuncia del secretario de Seguridad Pública del
Estado.
“La renuncia del
subsecretario de Seguridad Pública y su gente, sus achichincles, porque todos
juntos son unas lacras, estaban muy bien nuestros familiares, ¿desde cuándo
empezó a cambiar esta situación? Desde que entró este nuevo director, hace 15
días empezó todo, eso todos los sabíamos, era latente, se veía muy tensa la
cosa, prohibiéndonos cosas”, reprochó una madre de familia a las afueras del
penal.
Luego del motín, se han
suspendido los talleres, al abusar los internos de la confianza y llevarse
herramientas para agredir a los elementos de seguridad y al propio director,
por ello tendrán un castigo enérgico, Derechos Humanos ha ingresado al penal y
de momento no hay resultados que declaren que haya abusos, aunque han sido
evidenciados.
Familiares esperan que pronto
se puedan solucionar las inconsistencias y abusos a los que están expuestos sus
reclusos, y así regresar la tranquilidad al interior, sobre todo porque afirman
que ya estaban bien; el problema es que no se han dado cuenta que los reos
estaban abusando de más libertades de las que se les habían brindado.
LOS PRIVILEGIADOS
Según las manifestantes
entrevistadas, un informante al interior les ha comunicado que hay internos
golpeados, además de maltrato al que están expuestos, sin embargo, también
confirmaron que hay privilegios e irregularidades, pues cuentan con equipos de
comunicación.
“Sabemos que hay muchachos
golpeados allá adentro, que no los han alimentado, desde que entró el director
este nuevo ha habido muchas irregularidades allá adentro, muchas cosas en
contra de los reclusos. Cada mes nos pedían una ‘renta’ mensual por tener
derecho a piso, sacaron todas las cosas de los muchachos, las tiendas, los
restaurantes, pertenencias”, dijo el familiar de un recluso.
A la par, proporcionó el
teléfono de alguien que podría explicar el suceso más a fondo, los reporteros
preguntaron de quién se trataba, las mujeres se veían una a la otra, confirmando
que se trata de un interno, “un joven angustiado que no tenía otra cosa que
decir, más que estaban siendo abusados”.
El reo detalló que están
limitados, encerrados en sus celdas con buena comida, sin salir a trabajar, ya
que los talleres fueron cerrados y les quitaron las tienditas establecidas.
Aseguró, tanto él como sus compañeros fueron “robados”.
Pero hay algo que se asoma y
que no se han dado cuenta: en el afán de dar a conocer los problemas por los
que están pasando, sus cuentas en Facebook y sus teléfonos celulares activos
recibiendo mensajes de WhatsApp, compartiendo estados en redes sociales y
diversas llamadas. Tienen comunicación día y noche, como si no estuvieran
encerrados.
“¿Para poder hacer esta
llamada, qué tuvo que hacer, joven?”, se preguntó al interno.
“La verdad tuve que mandar
traer un teléfono, conseguir un teléfono para hablar porque nosotros estamos
incomunicados, tuve que mandar traer un teléfono para poder, hablar, porque
nadie nos escucha”, exhibió desde el interior del penal.
La tarde y noche de ese
sábado, el interno relató que fueron atados de manos y pies, a algunos solo les
colocaron sus manos en la nuca, los revisaron y ahí permanecieron por un buen
rato.
Sin embargo, fotografías en
poder de ZETA exhiben a reclusos con moretones circulares, producidos por las
balas de goma, además de cinchos en las manos, encerrados; a la par se aprecia
a los oficiales muy cerca de las celdas, protegidos por sus uniformes, cascos y
escudos.
“Si te fijas es una
estrategia militar, están imponiendo las normas y creo que eligieron mal, de
esa manera solo van a generar descontento y lo hemos visto. Hasta para tratar
maleantes hay que tener tacto, si no, esto se va a salir de control”, informó
una fuente civil de seguridad del penal.
En otras fotografías aparecen
algunas pertenencias arrojadas en el patio, incluso se captan alimentos como
pan y basura, algunos restos de escombro. Según los internos que sostuvieron
una llamada desde el Cereso, su petición es simple: que se les valore y respeten
las pertenencias, “algo justo para nosotros, más que estamos encerrados, sé que
somos delincuentes y estamos pagando una condena y no nos merecemos esto de que
nos roben lo poquito que tenemos, más que nada por la orden de una persona que
vino a provocar todo este desorden aquí, cuando ya estábamos tranquilos aquí,
ya no había problemas de nada”, señaló.
A raíz de la movilización
registrada, se filtraron unas imágenes de la situación interna, es claro cómo
elementos de seguridad, al momento de ser activado el código rojo, custodiaban
los pasillos utilizando cascos, gafas, ropa que los cubriera por completo,
evitando ser identificados.
Asimismo, los elementos de la
Policía Municipal y seguridad penitenciaria caminaban por las zonas de mayor
riesgo, es decir, los pasillos del penal que albergaban a los internos de mayor
peligro. Portaban rifles para uso de balas de goma, escopetas y chalecos
antibalas.
“Estamos operando desde hace
seis meses y creemos que no nos merecemos esta labor, se nos dijo que
vendríamos a apoyar las labores por un mes, no estamos capacitados para esta
labor dentro de un penal, lo malo es que le pedimos ayuda a los custodios y nos
dicen que nos rasquemos con nuestras uñas, no es justo que nos tengan
comisionados aquí y ni comida nos den”, denunció un agente de la Municipal que
apoya las labores de seguridad.
Las heridas en los internos
después del motín eran reales, moretones por balas de goma, algunos testimonios
de familiares expresaban haber sido fracturados de brazos, heridos con armas
punzocortantes. La información ha salido a cuentagotas, de no ser por la,
aunque prohibida, comunicación vía celular de los internos que, hasta el cierre
de esta edición, continúan activos en redes sociales.
“Nosotros tenemos la
información y no vamos a decir nombres por el bien de los internos, pero
tenemos la información los familiares, ¿en qué situación están? Golpeados, los
tienen golpeados los tenían amarrados, tenemos pruebas de lo que estamos
diciendo, de todo lo que está pasando allá adentro”, dijo la desesperada esposa de un reo, a las
afueras del centro penitenciario.
FALTA APLICAR LA LEY
Custodios y policías
municipales que normalmente resguardan el penal han cambiado el simple uniforme
tradicional de botas, camisola y pantalón, por cascos, escudos, toletes.
El secretario de Seguridad
Pública del Estado, Capitán de Navío, Germán Wong López comentó que al interior
del penal había internos con privilegios ilegales, desde un inicio se habló de
objetos de ornato, refrigeradores, abanicos, aires acondicionados, droga y
armas, incluso se desmontó una cocina completa, casi como estar en la comodidad del hogar.
Privilegios como una cocina
particular y otros artículos en sus celdas, estaban permitidos, o al menos la
autoridad carcelaria se hizo de la vista gorda por mucho tiempo.
“Dentro de las actividades
que notamos como irregulares, existían tiendas, celdas con cocina, con
refrigeradores, con toda una serie de artículos que ellos empleaban”, informó
el funcionario.
Reconoció que no había un
control total de lo que se hacía al interior, cada interno hacía lo que quería,
ir de procesados a sentenciados y viceversa, hacer llamadas a la hora que
quería y hasta sostener un cuenta de Facebook (aunque esto aún sucede y ha sido
comprobado por ZETA).
Los internos casi podían
realizar lo que quisieran, recibir visitas cuando querían y tener acceso a casi
cualquier cosa, incluso informes donde claramente expresan que hay venta de
droga, no solo dentro, sino a las afueras.
“Ellos están o estaban
acostumbrados a una rutina libre, no había un orden, no había un control de
visitas, tenían visitas a todas horas, no había un control en las áreas, los
procesados pasaban a sentenciados. Lo que hemos tratado es poco a poco ir normalizando
una disciplina, un reordenamiento”, reconoció Wong López.
Por usos y costumbres, dentro
del Cereso de La Paz existían concesiones de tiendas que distribuían diferentes
artículos, algunos ni siquiera se supo cómo llegaron a la venta, ahí se vendían
incluso focos para que los internos pudieran consumir cristal. Se trataba de
concesiones que eran heredadas con costos y beneficios para algunos reos.
“Existían tiendas de personas
que hace muchos años ellos, con base a sus necesidades, fueron instalando dentro
del penal, y cuando ellos salían libres, ellos pasarían esas tiendas a los
nuevos internos, habían concesiones dentro del centro penitenciario”, todo esto
fue destapado por no acatar el reglamento del centro.
Lamentablemente, dentro de
las tiendas también existían artículos no regulados y en algunos casos podrían
servir para agredir a internos o personal del penal. En cuanto a teléfonos
celulares y armas, el secretario reconoció que los internos tienen escondites
para resguardarlos, “en sus celdas encuentran muchos lugares donde pueden
esconder estos teléfonos, también artículos con los que pueden dañar a las
personas, motivo por el cual estamos en esta extracción, de que estamos
buscando los artículos que están prohibidos”, complementó el Capitán de Navío.
Durante la exhaustiva
revisión al interior del penal de La Paz, fuerzas de seguridad lograron el
aseguramiento de artículos que son utilizados como armas, algunos de estos
hechizos y que pueden privar de la vida, como puntas, figuras de la muerte,
desarmadores, martillos, cuchillos, celulares, bates de beisbol, tijeras,
marros, cerillos y cigarros, esposas, trozos de madera y lámina, además de
restos de equipos eléctricos.
“Y así una serie de artículos
que pueden dañar a las personas, esos
artículos son diseñados de todo lo irregular que hay en los penales, como son
ventiladores, artículos de cocina, así como lo que compran en las tiendas y no
está controlado”, finalizó el
secretario.
Aun con la incautación, ZETA
confirmó que por lo menos hay diez celulares activos, pues se han comprobado
cuentas de Facebook activas de nueve hombres y una mujer.
SEGÚN EL REGLAMENTO DEL CENTRO PENITENCIARIO DE LA
PAZ, UN INTERNO DEBE ACATAR LAS SIGUIENTES NORMAS:
1|Contar con medidas de seguridad
2 Respetar los derechos de sus compañeros
3 Respetar a las personas que laboran en el Cereso
Conservar en orden y aseo de su estancia, así como las
instalaciones del centro
Hacer buen uso y tener el cuidado con el equipo,
vestuario, mobiliario y demás objetos
Conservar en buen estado las instalaciones del centro
penitenciario
Cumplir con el rubro de su plan de actividades
Cumplir con los programas de salud
Acudir a sus revisiones médicas y de salud mental.
Entre otras como evitar el contacto externo sin
autorización o poseer sustancias y objetos prohibidos.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / INVESTIGACIONES
ZETA /MARTES, 17 ABRIL, 2018 12:00 PM)