Elementos del Ejército
presuntamente detuvieron a delincuentes y los liberaron tras recibir dinero de
la célula Cabrera Sarabia, que opera para el Cártel de Sinaloa en los límites
con Durango.
La Secretaría de la Defensa
Nacional acusó a por lo menos seis militares y actualmente se encuentran
recluidos en la Prisión Militar de Mazatlán.
Los soldados eran del 85
Batallón de Infantería de la Décima Zona Militar, perteneciente a la Tercera
Región Militar con sede en Mazatlán.
El Ministerio Público Militar
los acusa de delitos contra la salud en su modalidad de colaboración para el
fomento para posibilitar cualquier conducta en materia de narcóticos agravado;
y contra la salud, posibilitar la producción de narcóticos e infracción de
deberes comunes a todos los obligados a servir en el Ejército.
Según la acusación, los
militares tenían relación directa o indirecta con el grupo de los hermanos
Cabrera Sarabia, pertenecientes al Cártel del Pacífico.
Señala que recibían pagos por
evitar operaciones militares destinadas a detener a sus miembros por ilícitos
atribuidos a esa organización proporcionándoles protección y facilidades.
Los soldados presuntamente en
dos ocasiones detuvieron a delincuentes y a cambio de 100 mil pesos los dejaron
ir, consignando sólo vehículos, armas y drogas.
La célula de los hermanos
Felipe, Alejandro y José Luis Cabrera Sarabia controlaba la siembra de
mariguana y amapola, en Durango.
Felipe era considerado jefe
de la plaza para el Cártel de Sinaloa hasta 2011, cuando fue detenido y
actualmente enfrenta un proceso de extradición a Estados Unidos.
En 2012, Luis Alberto murió
en un tiroteo con el Ejército y Alejandro fue detenido en Culiacán un año
después.
Los delitos presuntamente
ocurrieron en junio de 2012, pero el Ministerio Público Militar consignó a los
involucrados hasta el año pasado.
La detención y liberación de
delincuentes ocurrió en poblados del municipio de Pueblo Nuevo, Durango,
ubicado en los límites con Sinaloa.
Documentos de los Juzgados de
Distrito establecen que los militares fueron enviados a la zona a erradicar
cultivos de mariguana y amapola.
Uno de los soldados narró
ante el Ministerio Público que una de las detenciones ocurrió en el poblado San
Manuel, perteneciente a El Salto.
Detalló que se desplazaban
por un camino de terracería cuando los dos vehículos militares que iban
adelante del convoy se encontraron una camioneta Ford 3500 y se escucharon
disparos.
El carro en el que él iba
frenó bruscamente y se bajó corriendo y avanzó hacia donde escuchó los disparos
y vio que en la caja de la camioneta iba un civil y en la cabina otros cuatro.
Los militares lograron
someter a los civiles y en la camioneta hallaron costales y paquetes de
mariguana, cargadores AR 15 y AK 47, dos cascos y uniformes.
Los soldados se llevaron a
los civiles hacia otro sitio donde los interrogaron y luego continuaron la
marcha hasta llegar al poblado Cebollas, donde encontraron camas para secar
mariguana y una camioneta Ford con las puertas abiertas y el motor encendido,
en la cual había un aditamento lanzagranadas.
Los vehículos y los civiles
fueron llevados hasta donde estaba un teniente, quien por medio del celular de
los delincuentes se comunicó con el jefe de la célula delictiva.
“Ahí empezaron a hacer el
trato y escuché yo primero que nada más les pidieron 100, después vio el
teniente la camioneta, el sargento le dijo que pidiera más porque eran más
cosas y de ahí no recuerdo haber escuchado cuánto más le pidieron al malandro”,
dijo.
Otro de los testigos declaró:
“el detenido le pasó el teléfono al comandante y éste empezó a hablar con el
otro civilón y escuché que le decía: ‘aquí tengo a tus compañeros y a tu
hermano, qué plan, quieres que los meta al bote o que los mate, nos podemos
poner de acuerdo en algo y después les dijo dónde nos vemos o que dónde nos
vamos a encontrar porque ya voy de camino”.
Con los detenidos y los
vehículos se trasladaron a la base en la carretera Santa Teresa, donde se
quedaron toda la noche y por la mañana llegó una camioneta Expedition y los que
bajaron del vehículo entregaron el dinero al teniente.
El militar presuntamente les
dijo: “ahí estamos para cualquier cosa para hacernos un paro” y quienes
viajaban en la camioneta Expedition se retiraron con los civiles que habían
detenido.
Otros de los soldado declaró:
“me dijo a mí el teniente, cuenta esa madre que está en la bolsa negra y yo le
contesté que cuál y me dijo en la bolsa negra no te hagas pendejo, en ese
momento me di cuenta que se trataba de un paquete de dinero y me sorprendí y lo
saqué de la bolsa, me puse a contarlo pero como el teniente me hablaba cada
rato me equivocaba y me dijo estás bien pendejo”.
De acuerdo con uno de los
soldados, en el transcurso de esa mañana el teniente les gritaba: “pásenle a
ver al león, los que quieran”, y a quienes se acercaban les entregó 2 mil 500
pesos.
El militar que presuntamente
recibió el dinero declaró que a dos sargentos les dio 8 mil pesos a cada uno y
a los 25 cabos y soldados 2 mil 500 pesos, mientras que él se quedó con 39 mil pesos
y 15 mil que había en la camioneta.
Días después instalaron una
base en San Manuel y mientras circulaban por un camino se encontraron con unas
personas que denunciaron a un grupo armado en el poblado Cebollas.
Cuando llegaron a la
comunidad, al ver a los militares, los armados corrieron pero los soldados
alcanzaron a detener a dos y aseguraron la camioneta.
Los detenidos fueron llevados
a la base junto con la camioneta Tacoma, 2s kilos de goma de opio y un fusil AK
47 y al día siguiente cuando los trasladaban para ponerlos a disposición del
ministerio público de Durango, en el camino fueron interceptados por un civil
que viajaba en una camioneta Ram.
El teniente se subió a la
cabina de la camioneta RAM y tras 20 minutos de estar platicando con el civil,
ordenó al personal militar que bajaran a los detenidos y estos se subieron con
el civil y se retiraron.
A cada soldado le tocó la
misma cantidad de dinero que la vez anterior.
La camioneta, la droga y el
fusil fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
El militar que presuntamente
mantuvo el contacto con los delincuentes y quien recibió el dinero, declaró que
inició el contacto con el grupo delincuencial por medio de otro soldado.
Supuestamente, ante el
Ministerio Público reconoció haber recibido dinero, pero ante el Juez de
Distrito alegó que fue torturado.
El mes pasado, el Juez pidió
que le aplicaran el protocolo de Estambul y se diera vista al Ministerio
Público para que iniciara una investigación por tortura.
Artículo publicado el 18 de marzo de 2018 en la
edición 790 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ ALEJANDRO MONJARDIN/ 20 marzo, 2018)
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