domingo, 18 de junio de 2017

15 ADORABLES FOTOS DE PAPÁS FAMOSOS EN REDES SOCIALES
















( MILENIO / REDACCION/ 18 DE JUNIO 2017)

DE ESTE LADO DEL MURO, SEGUNDA ENTREGA; DEPORTADOS INDIGENTES

(EXCELSIOR TV/ 14 DE MARZO 2016)

DE ESTE LADO DEL MURO PRIMERA ENTREGA: MEXICANOS DEPORTADOS

(EXCELSIOR TV/

VAQUITA MARINA TERCERA ENTREGA: TRÁFICO ILEGAL QUE GENERA MILLONES

(EXCELSIOR TV/ 29 DE ABRIL 2017)

VAQUITA MARINA SEGUNDA ENTREGA: SIGUIENDO EL RASTRO DE LAS TOTOABAS

(ECELSIOR TV/ 29 E ABRIL 2017)

VAQUITA MARINA PRIMERA ENTREGA: LA OPERACIÓN MILAGRO

(EXCELSIOR TV/ 27 DE ABRIL DE 2017)

MATAN A BALAZOS A MUJER A BORDO DE SU VEHÍCULO EN LEÓN, GUANAJUATO

(EXCELSIOR TV/ 17 DE JUNIO 2017)

TRAS SOFOCAR INCENDIO, HARÁN RECUENTO DE LOS DAÑOS EN REFINERÍA DE SALINA CRUZ

(EXCELSIOR TV/ 17 DE JUNIO 2017)

MÁS DE 60 VÍCTIMAS MORTALES POR INCENDIO FORESTAL EN PORTUGAL


Al menos 62 personas perdieron la vida y medio centenar resultaron heridos durante un incendio forestal en Portugal.

El fuego comenzó el sábado por la tarde en la localidad de Pedrogao, Grande, a unos 50 kilómetros de Coimbra, en la región de Leira.

Las llamas se propagaron rápidamente.










(LA JORNADA / AGENCIAS/ 18 DE JUNIO 2017)

EXPLOTA PIPA CON COMBUSTIBLE ROBADO EN TAMAULIPAS


Agencias/El Dictamen/Tamaulipas. Una pipa cargada de combustible clandestino estalló en la zona urbana de Río Bravo, en Tamaulipas, lo que provocó un fuerte incendio que dejó al menos 10 casas quemadas y más de 16 vehículos calcinados, según informó Protección Civil del estado.

En su cuenta de Facebook informó también que elementos municipales y estatales arribaron al lugar para atender el fuego.


(EL DICTAMEN/ REDACCION/ 18 DE JUNIO DEL 2017)

EMBOSCADA MORTAL EN VERACRUZ; TRES MUERTOS Y VARIOS DETENIDOS


* Emboscada contra policías municipales en Otatitlán
* Tras la muerte de un elemento se activó un operativo y los oficiales municipales y estatales repelieron la agresión y murieron en el tiroteo dos civiles armados en la carretera a Tlacojalpan, el resto escapó internándose hacia unos cañales

Un enfrentamiento a balazos entre civiles y policías municipales en el centro de Otatitlán dejó como saldo un oficial muerto, otro lesionado y tres civiles en calidad de detenidos, así como el robo de armamento de la corporación.

Cerca de las 02:50 horas del viernes, oficiales de la Policía Municipal hacían un patrullaje de rutina a bordo de la unidad 106 sobre calle 20 de Noviembre, en la zona centro de Otatitlán.

Cuando circulaban frente a la biblioteca municipal, los uniformados fueron interceptados por cinco desconocidos armados, quienes viajaban a bordo de dos motocicletas y una moto taxi.

Testigos aseguran que, sin mediar palabra, los desconocidos dispararon a corta distancia en contra de los patrulleros asesinando al oficial Jorge Aguirre Cobos, de 35 años, además resultó lesionado el policía Luis Ángel Morales Olán.

Al momento que los patrulleros quedaron tendidos, uno sin vida y el otro con heridas de gravedad, los criminales robaron a los policías dos rifles de asalto AR-15 y escaparon con rumbo desconocido.

Paramédicos auxiliaron poco después al policía Luis Ángel Morales Olán, al que trasladaron al servicio médico, confirmando los doctores que su estado de salud es grave.

Policías estatales, en coordinación con los soldados del Ejército Mexicano, iniciaron un operativo de búsqueda de los presuntos y, presumiblemente, han detenido a tres sospechosos.

Peritos criminalistas acudieron a Otatitlán para el levantamiento del cadáver del policía Jorge Aguirre Cobos, trasladando el cuerpo a medicina forense de Cosamaloapan.

DOS CIVILES DE LA EMBOSCADA MUEREN EN TLACOJALPAN

Durante el operativo instrumentado por la policía estatal en relación al ataque ocurrido en Otatitlán, a las 10:30 horas del viernes los uniformados detectaron a hombres armados en un camino de terracería a bordo de dos motocicletas.

Los tripulantes de las motos se pertrecharon en el camino y dispararon contra los policías estatales, pero los oficiales repelieron la agresión y murieron en el tiroteo dos civiles, el resto escapó internándose hacia unos cañales.

Peritos criminalistas acudieron para el levantamiento de los cuerpos de los dos civiles, los cuales se presume participaron en la emboscada la madrugada del viernes en Otatitlán.


(NOTIVER/ FEDERICO GARCÍA/ 17 June, 2017 05:43:00)

DEJAN SIN TRABAJO A LOS MARINOS MERCANTES

Boca del Rio, Ver. Los marinos mercantes no cuentan con plazas de trabajo y ahora están siendo desplazados por los elementos de la Secretaría de Marina, aseguró José Antonio Ramírez Pelayo, socio del Sindicato de Pilotos Navales de la República Mexicana.
Aseguró que actualmente la Secretaría de Marina ha incrementado los plazos laborales en perjuicio de los mercantes debido a que toma el control de las capitanías de puerto.

"Nos pueden quitar o nos están quitando fuentes de trabajo, las estaciones de control de tráfico marítimo también quieren injerencia o más bien ya la tienen por la capitanía", comentó.

Indicó que en el caso de la Secretaría de Marina han creado cerca de 700 plazas laborales para la nueva dirección de capitanías de Puerto las cuáles podrían ser de pollo para los marinos mercantes y sin embargo nos están dando a ellos.

Explicó que este tipo de situaciones se suman a las pocas oportunidades laborales que existen debido a la falta de barcos mexicanos y a otras situaciones como la crisis petrolera.

"Al día de hoy ya no hay tantos empleos como los había antes, la promesa de poder navegar en el extranjero se ve reducida año con año, las empresas que manejan el comercio marítimo son extranjeras", indicó.

Además dijo que en algunos años podría ver el desplazó de las personas que actualmente se encuentran trabajando en las capitanías y que fueron absorbidos por la Secretaría de Marina, para poder colocar a sus propios elementos.

Señaló que podrían mandar a estas personas alguna otra Plaza lo que implicaría múltiples deserciones.

"En cinco años, en tres años a donde no sea de utilidad a donde los van a mandar, a algún destacamento en algún punto alejado a las Islas Marías, esa gente va a desertar, ya no va a querer y van a meter a su propio personal, su propio personal de formación castrista", aseguró.


(NOTIVER/ AVC/ANA ALICIA OSORIO/ 18 JUNE, 2017 07:58:00)

MATAN A CUATRO; DEJAN NARCOMANTA

El hallazgo fue reportado a las autoridades alrededor de las 6:30 horas de hoy



Foto: Especial

Chimalhuacán.- Los cuerpos de tres hombres y una mujer fueron hallados dentro de un establecimiento ubicado en el Municipio de Chimalhuacán, además fue abandonada una narcomanta a un lado de los cadáveres.

El hallazgo fue reportado a las autoridades alrededor de las 6:30 horas de hoy, por lo que se generó una movilización policiaca sobre la calle Arenal, en la Colonia Barrio Pescadores.

Dentro del establecimiento con razón social 'La Chica de Oro', donde se vendían bebidas alcohólicas, fueron encontrados los cuerpos con heridas de bala.

Sobre dos de ellos se encontró una narcomanta en la que se amenazaba al Cártel del Sur por parte de la Familia Michoacana.

Peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México realizaron el levantamiento de los cuerpos y los trasladaron hacia el Semefo municipal para realizar las investigaciones e identificar a las víctimas.

El establecimiento quedó clausurado por las autoridades y una patrulla realizó el acordonamiento, pues algunas manchas de sangre quedaron sobre la vía pública.


(ZOCALO / Reforma/ 18 DE JUNIO 2017)

“ORDEÑADORES” QUEMAN PATRULLA FEDERAL

Un fuerte despliegue de las fuerzas armadas federales y de equipos de emergencias de distintas corporaciones y municipios, arribaron al kilómetro 100+500 del poliducto de Petróleos Mexicanos (PEMEX) tramo Guaymas-Obregón, donde un grupo delincuencial fuertemente armado, atentó contra elementos de la Policía Federal, quienes atendieron el llamado de una toma clandestina, en la inspección de los uniformados, ardió dicha toma, la cual contaba con derrame de diesel, llevándose las flamas en el camino a la unidad policiaca.

Una estela de humo de varios kilómetros que duró casi dos horas presente en un terreno despoblado, del tramo del poliducto antes mencionado, casi en el entronque de la carretera Federal 15 y desviación al Municipio de Bácum, fue observado por centenares de personas que cruzaban por la ya conocida México 15, mientras elementos policiacos federales y estatales arribaron al lugar, tras un llamado de apoyo vía “matra” que realizó un elemento federal al ser atacado por un grupo armado.

En el lugar las fuerzas castrenses federales, lograron asegurar una unidad tipo pick up, de las conocidas “toneladas” con seis contenedores de capacidad para mil litros, totalmente llenos de combustible “ordeñado” de dicho poliducto de PEMEX, a unos 300 metros aproximadamente de donde fue el flamazo de hidrocarburo derramado por la toma clandestina.

En cuestión de minutos arribó el helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, quienes lograron ubicar presuntamente a un vehículo con características similares al reportado por la Policía Federal, a su vez la persecución por tierra por parte de elementos de Seguridad Física de PEMEX y de la Secretaría de la Defensa Nacional por las brechas del lugar inició, la cual concluyo poco más de hora y media logrado asegurar a un cajemense y cuatro vehículos.

Extraoficialmente se logró saber que dentro del área asegurada se encontraban algunos casquillos percutidos de arma larga, donde peritos de PEMEX realizaron la pesquisa de materia evidencial, mientras la búsqueda de los supuestos delincuentes continuaba por cielo y tierra.

DETIENE PESP A PRESUNTO “ORDEÑADOR”

Elementos de la Policía Estatal de Seguridad Pública, con el apoyo de la aeronave de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), logró la detención de Guillermo “N”, a quien se le señala por haber participado en los hechos donde se suscitó el incendio de una toma de poliducto de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la incineración de una unidad de la Policía Federal.

El helicóptero de la corporación fue fundamental dentro de la persecución de un vehículo, logrando descender al monte y en coordinación de los oficiales federales y estatales por tierra, obtienen la detención de Guillermo “N” de 38 años de edad, originario de Ciudad Obregón, así como el aseguramiento de un vehículo pick up marca Dodge Ram modelo 1996 en color blanco, en el que se transportaba, minutos después arribó el apoyo terrestre, asimismo se decomisó un pick up Volkswagen marca Amarok blanca mismo que cuenta con reporte de robo; también se aseguró un tonelada Ford F-350 con redilas color blanco y un camión pipa color blanco.

El operativo en conjunto de las fuerzas armadas, muestra una decisión tomada a tiempo y una reacción oportuna de las autoridades, para minimizar los atentados contra las corporaciones y el robo desmedido de combustibles en el país.

ARRIBAN CUERPOS DE EMERGENCIA

Bomberos de Petróleos Mexicanos con base en Guaymas y Obregón, con refuerzos de personal de emergencia técnica de Hermosillo arribaron con todo el equipamiento necesario, respaldados por sus colegas del Cuerpo de Bomberos de Cajeme, Bácum y Vícam, quienes coordinadamente lograron sofocar la llamas en aproximadamente 25 minutos.

Quedando en manos de los técnicos la reparación del derrame del hidrocarburo y la cancelación de la toma clandestina, donde participaron alrededor de un poco más de 60 personas de seguridad y cuerpos de emergencias, reportando oficialmente elementos de Seguridad Pública de PEMEX, el decomiso de 6 mil litros de hidrocarburos, la unidad que portaba los contenedores y la unidad incinerada de la Policía Federal, sin alguna persona asegurada y herida.


(DIARIO DEL YAQUI/ Antonio Aragón y Ricardo López/17 DE JUNIO 2017)

ZONKEYS (DE TIJUANA) PIERDE ANTE OSTIONEROS (DE GUAYMAS) Y ES ELIMINADO DE PLAYOFFS


Foto: Ramón Blanco

En un partido emocionante y que se definió en tiempo extra , los Zonkeys de Tijuana cayeron ante los Ostioneros de Guaymas 97-104 en el sexto juego de los playoffs del Circuito de Baloncesto de la Costa del Pacífico.

El encuentro que se disputó  esta noche en el Auditorio Municipal “Fausto Gutiérrez  Moreno” se definió hasta los últimos minutos de lado de los visitantes que obligaron a la prórroga, donde derrotaron a los Zonkeys que estuvieron cerca de obligar la serie a un séptimo partido.

Los “burros-cebras” recibieron el apoyo del público  que hizo una gran entrada en un partido que era de vida o muerte para Tijuana.

De esta manera, la quinteta de David Abramowitz se despidió de la temporada del Cibacopa en este año.


(SEMANARIO ZETA/ DEPORTEZ  /MARCOS A. ANGULO ÁLVAREZ/ SÁBADO, 17 JUNIO, 2017 10:30 PM)

CADÁVERES Y NARCOMANTA DEJAN EN BAR DEL EDOMEX


Los cadáveres de cuatro personas fueron hallados en un bar en el municipio de Chimalhuacán, en el Estado de México. Se trata de tres hombres y una mujer, de entre 35 y 40 años de edad; el establecimiento lleva por nombre “La chica de oro”.

Los cuerpos tenían heridas de bala y se encontraban junto a una narcomanta cuando los encontraron elementos policiacos en el Barrio Pescadores, donde se ubica el bar. En el mensaje se dirigían amenazas al Cártel  del Sur por parte de la Familia Michoacana. Aun no se ha identificado a las víctimas.

Cifras oficiales arrojan que desde 2012 a abril pasado fueron asesinadas 10 mil 839 persona en el Estado de México, lo que arroja un promedio de 169 asesinados cada vez (con información de Sin Embargo).


(SEMANARIO ZETA/ Destacados  /Daniel Gastélum /Domingo, 18 Junio, 2017 02:07 PM)

ACNUDH, CNDH Y GOBIERNO DE OAXACA SE REÚNEN POR NOCHIXTLÁN

Analizaron también, la implementación de la consulta previa a los pueblos indígenas y la prevención e investigación de las agresiones contra periodistas.


(Foto: Archivo / Cuartoscuro)

Representantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y el gobierno de Oaxaca sostuvieron un encuentro esta semana.   Alejandro Murat Hinojosa; Jan Jarab, representante en México del ACNUDH y Luis Raúl González Pérez, ombudsman nacional revisaron las investigaciones sobre los hechos ocurridos en el municipio de Asunción Nochixtlán  ocurridos hace un año.

Aquí el comunicado conjunto:

ANALIZAN CNDH, ACNUDH Y GOBIERNO DE OAXACA EL CASO NOCHIXTLÁN Y DIVERSOS TEMAS DE DERECHOS HUMANOS, DESDE LA PERSPECTIVA DEL DIÁLOGO Y CUMPLIMIENTO DEL ESTADO DE DERECHO

…En instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se celebró una reunión en la que participaron el gobernador del estado de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa; el representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jan Jarab, y el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, quienes abordaron una agenda de cuatro puntos.

Se trataron planteamientos para fortalecer las capacidades de los cuerpos de policía del estado de Oaxaca para temas de seguridad pública, en cumplimiento de la protección y preservación de los derechos humanos, así como la generación de protocolos y el fortalecimiento de los mandos de seguridad, sobre todo cuando participen de manera coordinada los tres niveles de gobierno.

Entre estos se contempló la revisión de las investigaciones de presuntas violaciones a derechos humanos en los acontecimientos ocurridos hace un año en el municipio de Asunción Nochixtlán, estado de Oaxaca, en la que se destacó que en la solución de los problemas siempre deben prevalecer el diálogo y el respeto al Estado de Derecho.

Así también la implementación de la consulta previa, libre, informada y de buena fe de los pueblos indígenas en todas aquellas acciones que busquen implementar políticas públicas para el desarrollo regional integral.

Finalmente se habló acerca de la atención preventiva y, en su caso, exhaustiva a las investigaciones de violación de derechos humanos de defensores y periodistas.


(ARISTEGUI NOTICIAS/ REDACCIÓN AN/ JUNIO 16, 2017 8:36 PM)

ABOGADO NIEGA QUE TRUMP SEA INVESTIGADO SOBRE RUSIA


"El presidente no ha estado ni está bajo investigación": Jay Sekulow.



(Foto: Reuters)

El abogado del presidente estadounidense Donald Trump dijo hoy que el mandatario no está bajo investigación sobre la presunta intromisión rusa en la campaña electoral de 2016, una declaración que parecía contradecir un comentario que Trump hizo en Twitter la semana pasada.

“El hecho es que el presidente no ha estado ni está bajo investigación”, dijo Jay Sekulow al programa Meet the Prees de la cadena CBS.

Sekulow, quien forma parte de un equipo contratado por Trump para lidiar con las acusaciones de colusión en su campaña con Moscú, añadió que el presidente no ha recibido ninguna notificación de que está siendo investigado.

La aparición en CBS fue una de las cuatro entrevistas que Sekulow dio el domingo a otros programas similares.

El viernes, Trump en un tuit escribió: “Estoy siendo investigado por despedir al Director del FBI por el hombre que me dijo que despidiera al director del FBI, Cacería de brujas”.

Esto en aparente referencia al fiscal general adjunto Rod Rosenstein, quien criticó a James Comey, exdirector de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y posteriormente nombró a Robert Mueller como fiscal especial para dirigir la investigación.

Mueller, designado por el Departamento de Justicia para investigar el asunto ruso, debe probar si alguien asociado con Trump o su campaña tuvo relaciones ilegales con funcionarios rusos u otros con vínculos con el Kremlin.

La semana pasada, varios informes de prensa dijeron que la investigación en curso de Mueller se había ampliado para incluir las acusaciones de que Trump obstruyó la justicia despidiendo a Comey, que había encabezado la investigación.

Según Sekulow, el tuit del presidente no debe tomarse como una confirmación de que está bajo investigación. “El tuit del presidente fue en respuesta a las cinco fuentes anónimas que supuestamente filtraron la información al Washington Post”.

“No tiene miedo de la investigación, (pero) no hay investigación. No ha habido notificación de la oficina del abogado especial de que el presidente está bajo investigación”, insistió.

Según el despedido Comey, Trump supuestamente le pidió dejara pasar la investigación de Michael Flynn, el exconsejero de seguridad nacional del presidente, quien renunció tras engañar al vicepresidente Mike Pence sobre reuniones con el embajador de Rusia en Washington, Sergei Kislyak. (NTMX)


(ARISTEGUI NOTICIAS/ Redacción AN/ Junio 18, 2017 4:33 pm)

EN NAYARIT, EL PRI TAMBIÉN PERDIÓ EL CONGRESO

En las elecciones del pasado 4 de junio, el PRI perdió ocho curules en el Congreso nayarita en relación con las elecciones de 2014


(Foto: IEEN)

En Nayarit, además de la gubernatura, el Partido Revolucionario Institucional también perdió el Congreso local.

En sesión especial, el Instituto Estatal Electoral de Nayarit (IEEN) declaró la validez de las elecciones de diputados de mayoría relativa y fueron asignadas las diputaciones de representación proporcional conformando así la próxima Legislatura, donde el PRI pierde la mayoría que tuvo anteriormente.

En el Congreso estatal tendrán mayoría los integrantes de la coalición del PAN, PRD, PT y PRS “Juntos por ti”, al obtener 15 de las 18 curules en las elecciones del 4 de junio, mientras que el Partido Revolucionario Institucional y Morena se quedan con una respectivamente, y se reconoce una más para la coalición “Nayarit de todos”, conformada por PRI, PVEM y Nueva Alianza.

Por la vía de representación proporcional, el Partido Revolucionario Institucional obtuvo seis posiciones, Morena dos y el Partido Acción Nacional, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y Nueva Alianza una respectivamente.

Por su parte, el PRD no consiguió ninguna diputación local por la vía plurinominal y el Partido Verde tampoco obtuvo ninguna curul.

Por tanto, en la Legislatura 2017-2021 del Congreso de Nayarit que se integra por 30 diputados, 18 electos y 12 de representación proporcional, el Partido Acción Nacional se queda con ocho curules y el Partido Revolucionario Institucional con siete.

Les sigue el PRD con 6 diputados electos, mientras que Morena y el Partido del Trabajo obtienen tres posiciones. A su vez,  Movimiento Ciudadano, el Partido Verde y Nueva Alianza consiguen un lugar respectivamente.

En las elecciones del pasado 4 de junio, el PRI perdió ocho curules en relación con las elecciones de 2014, cuando obtuvo 15 de las 30 diputaciones. El PAN, por su parte, se favoreció con tres posiciones y el PRD con dos. El Partido del Trabajo ganó un lugar, Nueva Alianza perdió uno y Movimiento Ciudadano se mantuvo en uno. Morena, que fue creado en 2014, incursionó con tres curules en el Congreso nayarita


(ARISTEGUI NOTICIAS/ REDACCIÓN AN/JUNIO 17, 2017 10:38 PM)

ANATOMÍA DE UNA MASACRE: CÓMO ESTADOS UNIDOS DESENCADENÓ UNA MATANZA EN MÉXICO

Este reportaje de ProPublica y National Geographic relata cómo una operativo antidrogas de la DEA desató una matanza en el poblado de Allende, Coahuila en el norte de México. Animal Político lo reproduce íntegro con la autorización de sus autores.



Anatomía de una masacre
A plena vista de los transeúntes y no lejos de la estación de policía, del departamento de bomberos y de un puesto militar, los Zetas demolieron casas y comercios en Allende. Quien fuera el alcalde durante la masacre aún vive al otro lado de la calle frente a esta casa. Él informó al inicio que no había visto evidencia alguna de violencia. Foto: Kirsten Luce / National Geographic. Imágenes de la edición julio 2017

José Juan Morales, coordinador de investigadores, Subprocuraduría de Personas Desaparecidas en el estado de Coahuila: Tenemos testimonios de personas que afirman que participaron en el crimen. Se hablaba de alrededor de 50 camionetas que llegaron a Allende con gente vinculada al cartel. Ingresaron a domicilios, los saquearon, quemaron. Después de saquearlos, llevaron a las personas que vivían en los domicilios a un rancho a las salidas de Allende.

Primero los mataron y luego los metieron a una bodega donde había pastura, los rociaron con diésel y les prendieron fuego. Estuvieron alimentando el fuego horas y horas.
  
***

Los indicios de que algo innombrable pasó en Allende son contundentes. Cuadras enteras, en algunas de las calles más transitadas del pueblo, yacen en ruinas. Mansiones que fueron ostentosas hoy son cascarones desmoronados, con enormes agujeros en las paredes, techos carbonizados, mostradores de mármol agrietados y columnas colapsadas. Esparcidos entre los escombros quedan los vestigios raídos y enlodados de vidas destrozadas: zapatos, invitaciones a bodas, medicamentos, televisores, juguetes.

En marzo de 2011, el tranquilo pueblo ganadero, de unos 23 000 habitantes y a solo 40 minutos en auto de la frontera con Texas, fue atacado. Sicarios del cartel de los Zetas, una de las organizaciones de narcotráfico más violentas del mundo, arrasaron Allende y pueblos aledaños como una inundación repentina; demolieron casas y comercios, secuestraron y mataron a docenas, posiblemente a cientos, de hombres, mujeres y niños.

La destrucción y las desapariciones se sucedieron erráticamente por semanas. Solo unos pocos familiares de las víctimas — en su mayoría los que no vivían en Allende o habían huido — se atrevieron a buscar ayuda. “Quisiera aclarar que Allende parece zona de guerra” se lee en un informe acerca de una persona desaparecida. La mayoría de las personas a las que les pregunté por mis familiares respondió que no debería seguir buscándolos, porque a los de afuera no los querían y los desaparecían”.

Pero, a diferencia de la mayoría de los lugares en México destrozados por la guerra contra las drogas, lo que pasó en Allende no se originó en México. Comenzó en Estados Unidos, cuando la Administración para el Control de Drogas (DEA) logró un triunfo inesperado. Un agente persuadió a un importante miembro de los Zetas para que le entregara los números de identificación rastreables de los teléfonos celulares que pertenecían a dos de los capos más buscados del cartel, Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar.

Entonces, la DEA se la jugó. Compartió la información con una unidad de la policía mexicana que, por mucho tiempo, ha tenido problemas con filtraciones de información, aunque sus miembros habían sido entrenados y aprobados por la DEA. Casi de inmediato, los Treviño se enteraron de que habían sido traicionados. Los hermanos planearon vengarse de los presuntos delatores, de sus familias y de cualquiera que tuviera un vínculo remoto con ellos.

La atrocidad en Allende fue particularmente sorprendente, porque los Treviño no solo habían basado algunas de sus operaciones en las cercanías — con movimientos de decenas de millones de dólares en drogas y armas por la zona cada mes — sino que también habían hecho del pueblo su casa.

Durante años después de la matanza, las autoridades mexicanas solamente hicieron esfuerzos inconsistentes para investigar. Erigieron un monumento en Allende para honrar a las víctimas, sin determinar por completo lo que había sido de ellas ni castigar a los responsables. Al final, autoridades estadounidenses ayudaron a México a capturar a los Treviño, pero nunca reconocieron el costo devastador de ello. En Allende, la gente sufrió, sobre todo en silencio, porque estaban demasiado asustados para hablar públicamente.

Hace un año, ProPublica y National Geographic emprendieron la labor de juntar las piezas de lo que pasó en este pueblo del estado de Coahuila: dejar a los que sufrieron la mayor parte del ataque, y a los que tuvieron algún papel en él, que contaran la historia en sus propias palabras, con frecuencia con gran riesgo para sus vidas. Voces como estas rara vez se han escuchado durante la lucha contra el narcotráfico: funcionarios locales que abandonaron sus puestos, familias asediadas por el cartel y por sus propios vecinos, operarios del cartel que cooperaron con la DEA y vieron asesinados a sus amigos y familias, el fiscal estadounidense que supervisó el caso y el agente de la DEA que lideró la investigación y quien, como la mayoría de la gente en esta historia, tiene vínculos familiares en ambos lados de la frontera.

Cuando le preguntaron durante una entrevista sobre su papel en el caso, el agente, Richard Martinez se desplomó en su silla, con lágrimas en los ojos. “¿Cómo me hizo sentir el hecho de que la información se hubiera filtrado? Prefiero no decirlo, para ser honesto con usted. Me gustaría dejarlo así. Prefiero no decirlo”.

LA MASACRE

Mientras caía la tarde del viernes 18 de marzo de 2011, hordas de sicarios del cartel de los Zetas empezaron a entrar en Allende.

Guadalupe García. Funcionaria jubilada: Estábamos comiendo en Los Compadres y entraron dos hombres. Se notaba que no eran de aquí. Tenían un aspecto distinto. Eran unos huercos, entre 18 y 20 años. Pidieron 50 hamburguesas para llevar. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que algo pasaba y decidimos que era mejor irnos a casa.

Martín Márquez. Vendedor de hot dogs: Empezaron a suceder cosas en la tarde. Llegaron hombres armados. Fueron casa por casa buscando a las familias de quienes los habían traicionado. A las 11:00 de la noche ya no había movimiento de autos en la calle. No había movimiento de ningún tipo.

Etelvina Rodríguez. Maestra de secundaria y esposa de la víctima Everardo Elizondo: Por lo regular, mi marido, Everardo, llegaba a las 7 o 7:30 de la tarde. Yo lo esperaba en mi casa. Dieron las 7, 7:30, 8, 9. Y empecé a marcarle. El teléfono estaba fuera de servicio. Pensé que a lo mejor estaba en casa de su mamá y se le descargó la pila. Le llamé a su mamá. Me dijo que no lo había visto y que a lo mejor andaba por ahí con algunos amigos. Pero no tenía sentido. Él me hubiera avisado. Me salí a buscarlo en el auto.

Se sentía un ambiente tenso. Eran las 9 de la noche, no tan tarde para ser viernes. El pueblo estaba completamente solo.

***

A pocos kilómetros a las afueras del pueblo, los sicarios bajaron en varios ranchos vecinos a lo largo de una carretera de dos carriles pobremente alumbrada. Las propiedades pertenecían a uno de los clanes más antiguos de Allende, los Garza. La familia se dedicaba principalmente a la ganadería y realizaba trabajos diversos, entre ellos la minería de carbón. Pero, de acuerdo con miembros de la familia, algunos de ellos también trabajaban para el cartel.

Ahora, estos nexos resultaban mortíferos. Entre aquellos de quienes los Zetas sospechaban que eran soplones — de manera equivocada, se supo más tarde — estaba José Luis Garza, Jr., un miembro del cartel de rango relativamente bajo. Cuando las camionetas llenas de sicarios invadieron Allende, uno de sus primeros destinos fue un rancho que pertenecía al padre de Garza, Luis, a pocos kilómetros del pueblo, junto a una carretera de dos carriles mal iluminada. Era el día de pago y varios trabajadores habían ido al rancho por su dinero. Cuando aparecieron los sicarios, tomaron como rehén a todo aquel que encontraron. Al anochecer, las llamas empezaron a alzarse desde uno de los grandes almacenes de bloques de cemento del rancho, donde el cartel quemó los cuerpos de los muertos.

Sarah Angelita Lira. Farmacéutica y esposa de la víctima Rodolfo Garza, Jr.: Llegó mi marido, Rodolfo. Me dijo: ‘Me duele muchísimo la cabeza, me voy a bañar’. Estaba totalmente cubierto de polvo porque estaba abriendo una nueva mina de carbón. Después de un rato empezó a sonar su teléfono. Yo pensaba que había ido a acostarse, pero salió del dormitorio, totalmente vestido, y me miró a los ojos de una forma que nunca había visto antes. ‘No salgas de la casa — me dijo. Está sucediendo algo. No sé qué es, pero no salgas de la casa. Voy y vuelvo.’

Poco después, me llamó: ‘Sal de la casa — dijo. Y no te vayas en nuestra camioneta.’ Me dijo que le pidiera a mi primo que nos llevara a casa de mi madre a nuestra hija, Sofía, y a mí.

El rancho de su tío Luis estaba en llamas. Y había muchos hombres armados en la entrada. Su hermana no contestaba su teléfono. Su padre tampoco contestaba. Rodolfo mandó a uno de sus obreros, Pilo, al portón a ver qué pasaba. Pilo había sido militar. Los hombres abrieron. Pilo entró, pero nunca salió.

Rodolfo estaba inconsolable. No encontraba a sus padres. No encontraba a su hermana. Y ahora su mejor empleado había desaparecido. Me dijo que iba a intentar entrar al rancho por la parte trasera.

Unos minutos más tarde, llamó otra vez. Hablaba tan bajo que casi no podía oírlo. Me dijo: ‘Sálganse de Allende. Dile a tu prima que te lleve a Eagle Pass. No hagas maletas. Váyanse nomás.’

Evaristo Treviño (sin relación con los jefes de los Zetas). Ex jefe de bomberos: Oficiales a mi cargo respondieron a reportes de un incendio en uno de los ranchos de los Garza. Hablamos de menos de tres kilómetros desde Allende. Aparentemente se celebraba un convivio de la familia Garza. Entre los primeros que acudieron al lugar había bomberos con una máquina de apoyo. Se percataron de que había personas conectadas con el crimen organizado, las cuales les indicaron, de forma muy vulgar y a punta de pistola, que se retiraran. Dijeron que iba a haber muchos incidentes. Que íbamos a recibir muchas llamadas de emergencia sobre balaceras, incendios y cosas así. Nos dijeron que no teníamos autorización para responder.

En mi papel como jefe de bomberos, lo que hice fue avisar a mi superior, quien, en este caso, era el alcalde. Le dije que encarábamos una situación imposible y que lo único que podíamos hacer era mantenernos al margen por la amenaza que también enfrentábamos. Había demasiados hombres armados. Temíamos por nuestras vidas. No podíamos responder a las balas con agua.

***

Desde Allende, los sicarios avanzaron hacia el norte a lo largo de un paisaje llano y seco, acorralando a gente mientras cubrían los 55 kilómetros hasta la ciudad de Piedras Negras, una extensión mugrienta de fábricas ensambladoras sobre el río Bravo. Los atacantes condujeron a muchas de sus víctimas hasta el rancho de los Garza, incluyendo a Gerardo Heath, jugador de futbol de secundaria de 15 años, y Édgar Ávila, de 36 años e ingeniero en una fábrica. Ninguno de los dos tenía nada que ver con el cartel o con la gente que el cartel creía que trabajaba con la DEA. Solo estaban ahí.

Claudia Sánchez. Directora de asuntos culturales y madre de la víctima Gerardo Heath: Estaba empacando porque nos íbamos a San Antonio a las cinco de la mañana para ir a un partido de futbol. Gerardo iba a jugar, así que teníamos que estar ahí temprano. Gerardo y su hermana hacían tonterías afuera. Me asomé por la ventana y vi que llegaban dos amigos de Gerardo en coche. Eran nuestros vecinos.

Gerardo entró y me preguntó si podía ir con sus amigos. Le contesté: ‘No, Gerardo. Tenemos que empacar.’ Lo siguiente que supe fue que Gerardo traía puesta la ropa que le habíamos comprado por su cumpleaños. Acababa de cumplir 15. Su camisa era azul y hacía juego con sus ojos. Me dijo: ‘Anda, mamá. No me tardo.’

Le dije: ‘Está bien, Gerardo. No tardes.’

Alrededor de las 10 de aquella noche, mi marido llamó al celular de Gerardo para saber a qué hora volvería a casa. Gerardo no respondió. Mi marido llamó otra vez. Nada. Poco después tocaron a la puerta. Eran amigos de Gerardo, de la escuela. Parecían aterrorizados. Les pregunté: ‘¿Qué pasa? ¿Dónde está Gerardo?’

Los muchachos dijeron: ‘Se lo llevaron.’

Pregunté: ‘¿De qué están hablando? ¿Quién se lo llevó?.’

Los muchachos dijeron que vieron a Gerardo y a nuestros vecinos frente a la casa de ellos. Llegó una camioneta llena de hombres armados. Los hombres subieron a los vecinos y a Gerardo a la camioneta y se fueron. Los muchachos no reconocieron a los hombres. Y, como tenían armas, no se atrevieron a decir nada.

Unos minutos después llamamos al alcalde de Piedras Negras. Estaba en una boda. Nos dijo que se sentía terrible por lo que nos había pasado, pero que no había nada que él pudiera hacer. Ni una sola patrulla llegó.

María Eugenia Vela. Abogada y esposa de la víctima Édgar Ávila: Estaba en el trabajo, esperando a que el juez firmara unos proyectos de sentencia que yo había escrito, cuando me habló Édgar para decirme que Toño, su amigo, lo había invitado a ver un partido de futbol. Yo estaba embarazada y, cuando llegué a casa, me sentía muy cansada. Édgar le había dado de cenar a nuestra hija y la bañó. Le pedí que me comprara empanadas antes de irse. Me las trajo y me dio un beso.

No fue sino hasta que me desperté, a las 2 de la mañana, que me di cuenta de que no estaba Édgar. No entraba ninguna de mis llamadas. Me dije: ‘Qué raro que Édgar no me haya hablado.’ Édgar siempre me hablaba.

Me quedé en un sillón esperándolo el resto de la noche, hasta alrededor de las 6:30 de la mañana. Entonces llamé a mi hermana. Le dije que Édgar no había llegado a casa. Entonces ella vino a mi casa y, en pijama, fui con ella y mi cuñado a casa de Toño. No había nadie, pero había signos de violencia. Estaba todo tirado.

***

A la mañana siguiente, sábado 19 de marzo, los sicarios llamaron a varios operarios de maquinaria pesada y les ordenaron demoler docenas de casas y comercios en toda la zona. Muchas de las propiedades fueron saqueadas a plena luz del día, en colonias prósperas y transitadas, a la vista no solo de transeúntes, sino cerca de oficinas gubernamentales, jefaturas de policía y puestos militares. Los sicarios invitaron a la gente del pueblo a tomar lo que quisiera, desencadenando una ola de saqueos.

Los registros del gobierno obtenidos por ProPublica y National Geographic indican que a las autoridades estatales encargadas de responder ante emergencias les llovieron unas 250 llamadas de personas que reportaban disturbios, incendios, riñas e “invasiones a hogares” por toda la zona. Los entrevistados señalaron que nadie acudió a ayudar.

Rodríguez. Esposa de una de las víctimas: El sábado empezó todo. Empiezan a tronar casas. Empieza a entrar la gente, a saquear, y todo lo que yo podía pensar era dónde podría estar Everardo. Todo el sábado lo pasé buscándolo y llamando a la gente para preguntar: ‘¿Qué has sabido?.’

Una persona me dijo: ‘Vi a hombres armados.’ Otra me dijo: ‘Las bodegas se siguen quemando. El humo es muy negro, es como si estuvieran quemando llantas. Es un humo muy negro, espantoso.’

Recibí una llamada de un hombre que trabajaba con mi marido. Mi marido criaba gallos de pelea. En esta región, las peleas de gallos son muy populares. Él trabajaba para José Luis Garza, pero no de tiempo completo. Solo iba en las mañanas y en las tardes a alimentar a los animales.

El hombre me dijo: ‘Las cosas están muy feas ahí en el rancho. No sabemos qué pasó con toda la gente.’ Yo pregunté: ‘¿Cómo que qué pasó con la gente? ¿Cuál gente?.’

Dijo que varios de los que trabajaban con mi marido no habían llegado a sus casas en la noche. Uno andaba con el tractor. Otro andaba regando. Y nadie regresó a sus casas.

Le pregunté: ‘¿Pues qué hacemos? Vamos a buscarlos.’ Me dijo: ‘Ni te acerques para allá, porque te llevan a ti también.’

Pasó algo que se me quedó aquí, esa imagen de cómo la gente entró a las forrajeras y sacaban los costales de alimento para los animales, hasta los pericos, traían las jaulas. Traían lámparas y juegos de comedor.

A mí, la imagen que se me quedó muy grabada fue de una motocicleta pequeña en la que, atrás del que manejaba, iba una señora. La mujer había convertido una sábana en morral. La traía así como tipo Santa Claus, a un lado, llena de cosas. Y del otro lado, en la mano llevaba una lámpara. Y así iban en la moto, no podían equilibrarse, parecía que se iban a caer, pero ellos felices, porque ya llevaban no sé qué tantas cosas.

Márquez. Vendedor de hot dogs: Dos amigos míos se dedicaban a recolectar y vender chatarra. Se dieron cuenta de que el rancho estaba en llamas y los dueños ya se habían ido. Así que fueron — el papá y su hijo — para ver si había algo de valor para cargar. Vieron una freeza [un congelador] al lado de la carretera, una freeza grande. Y la quisieron mover. Pero estaba muy pesada. Y el padre dijo: ‘Ven ayúdame, vamos a echarla pa’rriba.’ La abrieron y había dos cuerpos ahí adentro. Huyeron.

Evaristo Rodríguez. Veterinario y vicealcalde de Allende en aquella época: Se reunió todo el consejo municipal, no formalmente, solo estábamos reunidos: el alcalde, todos los regidores, el director de seguridad pública también. Y pues sí, había muchas preguntas. Lo principal: ‘¿Qué está pasando?.’ Pero todo el mundo quería saber, sobre todo, el porqué de las cosas. Ya todos sabíamos que había una balacera y algunos casos de desaparecidos y muertos.

Sí se preguntó mucho qué hacíamos, pero nadie quería hacerse cargo. Uno de los regidores incluso dijo: ‘Oye, pues vámonos de aquí, de la presidencia, no vaya a ser que vengan por nosotros.’

No me quería sentir héroe, pero sí quería que al menos nos quedáramos en nuestras oficinas para que la gente viera que no la habíamos abandonado. Pero todos los funcionarios querían irse. Todos se enfocaron en sus propias familias.

Con todo lo que estábamos viviendo, desconfiábamos de todos. Nos dábamos cuenta de que había una situación de doble gobierno; no sé si me explico: el gobierno oficial de Coahuila y lo que es la delincuencia, que tenía el mando. Sabíamos que la policía ya estaba infiltrada.

El director de seguridad pública nos comentó: ‘Es algo entre ellos.’ No dijo nada más. No hacía falta. Yo entendí: ‘No investiguen y no se metan, o ya verán.’



Anatomía de una masacre
A plena vista de los transeúntes y no lejos de la estación de policía, del departamento de bomberos y de un puesto militar, los Zetas demolieron casas y comercios en Allende. Quien fuera el alcalde durante la masacre aún vive al otro lado de la calle frente a esta casa. Él informó al inicio que no había visto evidencia alguna de violencia. Foto: Kirsten Luce / National Geographic. Imágenes de la edición julio 2017


Lira. Esposa de una de las víctimas: La última llamada con Rodolfo fue al cuarto para las 12. Sonaba agotado. Todavía no sabía nada de sus padres. Le dije que había hecho todo lo que podía por ellos y que ahora era tiempo de pensar en Sofía y en mí. Le rogué que viniera a Eagle Pass con nosotros. Él dijo: ‘Bueno, ahí voy.’

Nunca más escuché de él.

Sánchez. Madre de una de las víctimas: No hay un manual que te diga cómo actuar cuando alguien te arrebata un hijo. No hay un primer paso. Te vuelves loca. Quieres correr, pero no sabes adónde. Quieres gritar, pero no sabes si alguien está escuchando. Uno de mis primos sugirió que lo pusiera en Facebook. Así que escribí: ‘Devuélvanme a mi hijo. Si alguien sabe dónde está, tráiganmelo de vuelta.’

Vela. Esposa de una de las víctimas: ¿Cómo puedo explicar lo que sentí? Era como si aquel día me hubieran secuestrado a mí también. De alguna manera, yo también morí. Mataron el futuro que teníamos, los planes, los sueños, las ilusiones, la paz, todo. En aquella época había vivido más tiempo con Édgar del que había vivido sin él. Solamente piense usted en esto. Además, estaba embarazada, no podía tomar ni un tranquilizante. Tenía que intentar mantenerme ecuánime, muy tranquila, pero llegaba a mi casa y sentía que se me caía encima. No encontraba dónde sentarme sin sentir que las paredes se me caían. No alcanzaba a comprender. Fíjese, a pesar de ser abogada, no alcanzaba a comprender qué había pasado.

***



Anatomía de una masacre
Muchas de las víctimas fueron traídas a un rancho en las afueras de Allende, propiedad de la familia Garza. Se acusa al cartel de convertir este almacén, que contenía enseres y comida para animales, en un incinerador de cadáveres. Cenizas, un rosario, y lo que parecen ser hebillas de cinturones descansan en el carbonizado suelo de concreto. Foto: Kirsten Luce / National Geographic. Imágenes de la edición julio 2017


EL OPERATIVO

Unos meses antes, en las afueras de Dallas, la DEA había lanzado el operativo Too Legit to Quit [Demasiado Legítimo para Rendirse], después de unas redadas que tuvieron resultados sorprendentes. En una, la policía había encontrado 802,000 dólares en efectivo, empacados al vacío y escondidos en el tanque de gasolina de una camioneta. El conductor dijo que trabajaba para un tipo al que solo conocía como El Diablo.

Después de más detenciones, el agente Richard Martinez, de la DEA, y el fiscal federal adjunto Ernest Gonzalez identificaron a El Diablo como Jose Vasquez, Jr., de 30 años, un nativo de Dallas que había empezado a vender droga cuando estaba en la secundaria y que entonces era el distribuidor de cocaína más importante de los Zetas en el este de Texas, donde movía camiones llenos de drogas, armas y dinero cada mes.

Mientras se completaban los preparativos para detenerlo, Vasquez se fugó por la frontera hacia Allende, donde buscó protección de los miembros del círculo interno del cartel.

Pero Martinez y Gonzalez vieron en su huida una oportunidad. Si podían persuadir a Vasquez para que cooperara con ellos, les daría acceso a los altos rangos de un cartel, que era notoriamente impenetrable, y la posibilidad de capturar a sus jefes, especialmente a los Treviño, conocidos como Z-40 y Z-42, que habían dejado un sendero de cadáveres en su escalada a la cima de la lista de los más buscados por la DEA. Miguel Ángel Treviño era conocido como Z-40 y Omar como Z-42.

Lo que Martinez quería eran los PIN (números de identificación personal) rastreables de los teléfonos Blackberry de los Treviño. Vasquez, después de huir, le había dado al agente una amplia ventaja. Su mujer y su madre todavía vivían en Texas.

Jose Vasquez, Jr. Operario convicto de los Zetas: Mi mujer me llama como a las 6 de la mañana. Me dice: ‘Oye, la casa está rodeada.’

Le pregunté: ‘¿Qué quieres decir con que está rodeada?.’

Contestó: ‘Sí, hay mucha policía afuera.’

Le dije: ‘Pues, escucha, probablemente te van a detener. Déjame llamar [a mi abogado]. Sobre todo, no les digas nada. Intenta relajarte nomás. Te sacaremos con una fianza.’

Le dije: ‘Destruye los teléfonos.’ En la casa teníamos inodoros que descargaban con mucha fuerza, así que los rompió y los tiró al escusado.

Entonces me llamó Richard [Martinez] desde allí. Me puso en el altavoz, para que mi mujer pudiera escuchar.

Me advirtió que la iba a detener. Pensé que era un engaño, así que le dije: ‘Haz lo que tengas que hacer.’

Ernest Gonzalez. Fiscal federal adjunto: Al principio, lo único que queríamos era que Jose se rindiera y cooperara, para que nos explicara la estructura de la organización de los Zetas. Creo que esto nos habría aplacado en aquel momento, porque realmente no sabíamos cuán cerca estaba — cuán próximo era — de Miguel y Omar. No sabíamos — hasta que empezó a decir con quién hablaba, con quién se veía — lo que estaban haciendo. Fue entonces cuando nuestra perspectiva de lo que podríamos hacer, y cómo, empezó a cambiar. Empezamos a idear planes para capturarlos.

Cuando Jose no se entregó y vimos que estaba dispuesto a sacrificar a su esposa, supimos que teníamos que apretar las tuercas aún más, o presionarlo más.

Richard le dijo: ‘Se van a presentar cargos contra tu madre.’

Vasquez. Operario convicto de los Zetas: Le dije: ‘Hombre, oye, me voy ahorita mismo a la frontera, cruzo y me entrego. No peleo para nada. Firmaré todos tus papeles de incautación. Dame cadena perpetua. Tira la llave a la basura. No me importa. Pero deja a mi mujer en paz. Deja a mi madre en paz.’

Él dijo: ‘Oye, la única forma en que tu mujer no vaya a la cárcel, que tu madre no vaya a la cárcel, es si cooperas con nosotros.’

Le contesté: ‘Richard, no quiero cooperar, hombre. Esto va a traer muchos muertos.’

Él dijo: ‘Lo único que tengo que decirte es que, si no cooperas, ellas van a ir a la cárcel contigo.’

Le pregunté a Richard: ‘¿Qué quieres?.’

Richard Martinez. Agente de la DEA: Yo quería los números. Buscábamos capturar a los líderes de los Zetas. Pensé que estos números nos daban la mejor oportunidad de dar con ellos.

A la hora de la verdad, muchos de estos tipos huyen de Estados Unidos. Pero, si creciste aquí, todavía es Estados Unidos, el mejor país del mundo. Todavía quieres volver algún día. Si tu familia está aquí, quieres estar con ellos. Pensé que, una vez que Jose se diera cuenta de que la fiesta se había acabado, iba a hacer lo necesario para ayudarnos. Yo iba a empujarlo para que lo hiciera mientras tuviera la oportunidad.

Esto nos desvía del tema, pero me acuerdo de cuando iba a México de niño. Mi mamá es de allá, de Monterrey. He estado en Coahuila. Tengo familia en Coahuila. No puedes volver ahora. Es triste decirlo, pero no puedes ir por esos caminos rurales. Me encantaría que mi familia regresara, pero no puede.

Vi esos números como una llave. Son muy significativos. Los vi como una oportunidad para detener el reinado de Miguel Ángel y Omar Treviño.

Gonzalez. Fiscal federal adjunto: Era algo personal, totalmente. Era importante por mi origen, por mi herencia personal y por el conocimiento de lo que [los Zetas] le estaban haciendo a México. Pasaba los veranos con mis abuelos en ese país. Tenían granjas y ranchos. Disfruté mi juventud en México. Esta organización estaba destruyendo todo eso con su avaricia y violencia.

***

Para evitar la captura, los Zetas hicieron que su lugarteniente más cercano en Coahuila, Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, les diera celulares nuevos cada tres o cuatro semanas. Cuéllar le asignó la tarea de comprar teléfonos nuevos a su mano derecha, Héctor Moreno.

Ante la presión de obtener los PIN de los teléfonos, Vasquez recurrió a Moreno, utilizando información que él manejaba. Fue Gilberto, hermano de Moreno, quien había sido sorprendido al volante del camión con 802, 000 dólares en el tanque de gasolina. Con 20 años de prisión por delante, Gilberto había confesado que trabajaba para los Zetas y que el efectivo pertenecía a los hermanos Treviño.

Vasquez organizó que su abogado en Dallas representara a Gilberto y le prometió que no dejaría que nadie en el cartel supiera de las declaraciones incriminadoras de Gilberto. Moreno le devolvió el favor a Vasquez al aceptar conseguirle los números. Pero, llegado el momento, Moreno lo reconsideró.

Héctor Moreno. Exoperario de los Zetas: Los Zetas controlaban todo. Hacían lo que querían. Cuando los soldados iban a una zona, alguien del ejército nos avisaba con antelación.

A veces llegaban aviones llenos de policías federales, con 200 oficiales, pero recibíamos una llamada una semana antes: ‘¿Almacenan algo en tal o cual casa?.’

Respondíamos: ‘No, no hay nada ahí.’

Decían: ‘Qué bueno, porque hay una orden de cateo para ese lugar y los agentes van a llegar el jueves.’

El gobierno nos dijo todo. Así sabía que, si el gobierno conseguía esos números, los Zetas se iban a enterar.

Vasquez. Operario convicto de los Zetas: El día que Héctor me iba a dar los números, le llamé. Me dijo: ‘Conseguí los números, pero los tiré.’

Le dije: ‘¿Qué pasó? Dijiste que me los ibas a dar.’

Me contestó: ‘Estos números nos pueden meter en muchos problemas, así que los eché por la ventana.’

Le dije: ‘Tengo a estos tipos esperándome. Les prometí que les iba a dar los números. ¿Y mi familia?.’

Después de un rato lo convencí de que regresáramos al camino donde los había tirado. Lo recorrimos de arriba abajo por cerca de una hora o dos hasta que encontramos el trozo de papel.

Conseguí todos los números: el de 40 y 42, y de todos ellos. No sabía lo que iban a hacer con ellos. Pensé que iban a intentar interceptarlos o algo así. Nunca pensé que iban a mandar los números de vuelta a México. Les dije que no hicieran eso, porque iban a causar la muerte de mucha gente. No solo eso, yo todavía estaba allí. Todavía andaba con esa gente. Me dijeron que no lo harían. Richard me dijo que tenía que confiar en él.

***

LA OCUPACION

La gente de Allende no era ajena a la ilegalidad. Por su proximidad a la frontera norte — los vecinos hacen sus compras de fin de semana en el centro comercial de Eagle Pass, Texas — hacía mucho que familias dedicadas al contrabando vivían tranquilamente en la comunidad. Sin embargo, para 2007, los Zetas se establecieron ahí con el dinero y la fuerza de una ocupación hostil. Eliminaron a rivales, tomaron el control de agencias gubernamentales importantes, convirtieron a la policía local en su secuaz y transformaron la región en un refugio para todo tipo de criminales.

Se asimilaron a la sociedad, casándose con miembros de familias locales o asociándose con ellos. Algunos lugareños se unieron a las filas del cartel, incluyendo a varios miembros de un prominente clan de rancheros y mineros, los Garza.

Carlos Osuna. Empresario retirado y organizador para el Partido Acción Nacional: La violencia que estalló aquí en 2011 no sucedió de un día para otro. Ya había narcotráfico desde hacía mucho. Y, por largo tiempo, solo había un jefe, llamado Vicente Lafuente Guereca. Todos sabían quién era y a qué se dedicaba. Pero había respeto mutuo. Él respetaba a la sociedad y la sociedad lo respetaba. Y, en ese tenor, la vida seguía con cierta normalidad. Las drogas pasaban, pero la sociedad no intervenía. Y Lafuente no intervenía con el gobierno ni con la sociedad civil. No había secuestros. No había nada de eso.

Pero la coexistencia pacífica acabó cuando asesinaron a Lafuente.

Moreno. Exoperario de los Zetas: Cuando llegaron los Zetas, reclutaron a todos para que trabajaran con ellos. Todos los narcos de la región tenían que trabajar para los Zetas. Ya no había grupos independientes. Antes de que llegaran, Coahuila había sido una especie de libre mercado. Quien quisiera podía operar ahí. Los Tejas [banda con base en Nuevo Laredo] estaban ahí. El Chapo [Joaquín Guzmán, cabeza del cartel de Sinaloa] estaba ahí. Estaba abierto de par en par. Pero llegaron los Zetas y mataron a Omar Rubio, de los Tejas. Mataron a Vicente Lafuente y a unas pocas personas importantes más. Y todo el que quedó se les unió.

Mi familia había vivido en la región por mucho tiempo. Del lado de mi mamá tenía familiares que dirigían funerarias y ferreterías. Del lado de mi papá tenían ranchos. Pero la verdad es que nada de eso daba tanto dinero como el tráfico de drogas. Por eso me involucré.

Ángel Humberto García. Médico y exlegislador: Cuando fui miembro del Congreso, los agricultores y rancheros de Allende empezaron a venir a verme. Estaban aterrados porque sus vidas eran amenazadas. Dijeron que los criminales se habían apoderado de sus propiedades. Algunos me contaron que la única manera en que podían entrar a su propia tierra era si les pedían permiso a los criminales.

Uno de ellos era José Piña. Me comentó que había pedido ayuda a la policía y le dijeron que no podían hacer nada. Había un puesto de control militar a pocos metros de su propiedad, así que le pregunté: ‘¿Y los soldados?.’ Me contestó: ‘Les he dicho a los soldados y nada.’ Pregunté: ‘¿Qué quiere decir con nada?.’ Dijo: ‘No van a hacer nada.’

Indicó que [los Zetas] le habían ofrecido dinero por su rancho, pero no lo iba a tomar. Se había quejado con el presidente municipal y el gobernador, pero no conseguía que nadie lo escuchara. Así que vino a mí y me dio una carta escrita a mano para el presidente.

Dos días después, el señor Piña estaba muerto.

***

El diario mexicano El Universal publicó un artículo sobre el asesinato en 2009. Informó que el cuerpo de Piña, hallado detrás de una escuela primaria católica, estaba tan lleno de balas que parecía que había sido “cosido a balazos”. El texto decía que le habían cortado la lengua y los dedos, uno de los cuales se lo habían metido en la boca. Los asesinos dejaron una nota escrita: “Nosotros no nos metemos con ustedes, ustedes no se metan con nosotros”.

Moreno. Exoperario de los Zetas: Los Zetas mataron a Piña porque su rancho estaba ubicado en el río Bravo. Tanto 40 como 42 solían pasar por ahí a diario. Dejaban el portón abierto y entonces su ganado se escapaba. Se quejó al respecto con los militares. Los soldados les dijeron a los Zetas y por eso fueron y lo mataron.

Ricardo Treviño (no tiene parentesco con los líderes de los Zetas). Expresidente municipal de Allende: Una noche [los Zetas] golpearon a mi hijo. Fue muy feo. Tenía moretones en todo el cuerpo. Tenía la cara hinchada. Le pusieron una ametralladora en la cabeza y amenazaron con dispararle. Había estado tomando con unos amigos. Se detuvieron en una gasolinería. [Los Zetas] lo golpearon ahí, en frente de la policía.

Fui a la policía y pregunté: ‘¿Por qué por que chingados permitieron que estos cabrones golpearan a mi hijo?.’ Tomé las llaves de sus patrullas. Les dije: ‘¿De qué sirve tener oficiales en las calles si no van a proteger a la gente?.’

Me dijeron: ‘No podemos con ellos. Nos matan si tratamos de detenerlos. Traen muchas armas.’

Más tarde salí, me puse a tomar demasiado. Cuando caminaba hacia mi auto, vi a algunos policías cerca. Les grité: ‘Díganle al jefe [de los Zetas] que lo quiero ver.’

Al día siguiente, mientras hacía unas diligencias en el pueblo, vi una hilera de autos que venía hacia mí. Los autos frenaron frente a mí. ‘El jefe quiere hablar con usted.’ Me llevaron a uno de los autos. Entré junto al conductor. Era 42.

Preguntó: ‘¿En qué le puedo servir, señor alcalde?.’

Le dije: ‘Escuche, ¿cómo se sentiría si alguien le partiera la madre a su hijo? ¿No se encabronaría?.’

‘Por supuesto,’ respondió.

‘Pues estoy encabronado — le dije. Ustedes piensan que son muy cabrones porque tienen armas y no hay nada que podamos hacer. Puede que tenga razón. Pero en lo que a mi familia se refiere, si quiere tocar a alguien, viene conmigo. Si quiere matar a alguien, máteme a mí.’

Dijo: ‘No lo voy a matar. Usted no es mi enemigo, siempre y cuando se ocupe de sus asuntos y nos deje encargarnos de los nuestros. Pero, por favor, mantenga a su hijo en casa por la noche. Si quiere beber con sus amigos, que lo haga en casa. La noche es nuestra.’

Fernando Purón. Presidente municipal de Piedras Negras: Hubo un punto en el que empezamos a ver señales de que [los Zetas] habían empezado una especie de toma hegemónica de todas las actividades comerciales. Además del tráfico de drogas y de armas, echaron a andar compañías y negocios en el sector de servicios, en bienes raíces, en la construcción.

Por ejemplo, empezaron a operar casas de cambio en la frontera, para cambiar dólares por pesos. Montaron conciertos y bailes. Abrieron restaurantes, bares y zonas rojas. Se metieron en la compraventa de autos usados. Luego fueron por negocios más grandes. Empezaron a construir centros comerciales, hoteles y casinos.

Y empezaron a vivir aquí. Después de un tiempo, sus hijos empezaron a asistir a las escuelas con nuestros hijos.

No crea que vivían en las afueras o en algún rancho al margen de la ciudad. Vivían justo aquí, frente al ayuntamiento. De hecho, desde este balcón puedo señalarle una de las casas en las que vivían.

Todos les tenían miedo. Los Zetas eran más fuertes que el gobierno, ¿entiende? Eran más fuertes económicamente. Mejor organizados. Estaban mejor armados. Todos les tenían miedo y, los que no, habían sido comprados.

Osuna. Empresario retirado y organizador para el Partido Acción Nacional: El mayor efecto en la sociedad fue en nuestra sensación de libertad. Ya no podía ir a mi rancho, o incluso a la esquina, sin miedo de que alguien me confundiera con alguien más y me golpeara, o peor. Esa pérdida fue lo que más sentimos.

Y entonces, incluso si no estábamos involucrados [con el cartel], establecían vínculos con nuestras familias. Uno de ellos se casaba con una prima o hija de un amigo cercano, y de repente estaban en las mismas fiestas o cenas de Navidad.

Al principio solo nos quedábamos callados por miedo. Pero, por desgracia, el tráfico de drogas trae mucho dinero. Y nos gusta el dinero. Así que estos tipos se aparecen con él y empiezan a desparramarlo, y, antes de que uno se dé cuenta, son miembros del Club de Leones.

No era difícil darse cuenta. Somos una comunidad pequeña. Todos conocemos el nivel de ingresos de todos. Así que cuando alguien vive con 1 000 pesos un día y con tres millones de pesos al siguiente, dices espérate, algo está pasando. Desafortunadamente, todos lo aceptamos.

***

LA FILTRACIÓN

Alrededor de tres semanas después de que Vasquez le diera los números PIN a la DEA, los jefes del cartel recibieron la noticia de que uno de los suyos los había traicionado y lanzaron una ola de venganza.

Fuentes oficiales cercanas al caso dijeron que un supervisor de la DEA en Ciudad de México compartió información relacionada con los números con una unidad de la policía federal mexicana conocida como Unidad de Investigaciones Sensibles, cuyos agentes habían sido entrenados y examinados por la DEA. A pesar de ello, tenía un pobre historial manteniendo información fuera de las manos de delincuentes. Un oficial de la unidad, dijeron las fuentes, fue el responsable de la filtración. Cuando ocurrieron los hechos, los jefes de la unidad no respondieron a múltiples solicitudes de entrevistas.

Sin embargo, a principios de este año, uno de los supervisores de la unidad, Iván Reyes Arzate, se entregó a las autoridades federales estadounidenses para enfrentar cargos por compartir información sobre las investigaciones de la DEA con narcotraficantes. No queda claro si Reyes fue la fuente de la filtración en el caso de Allende.

No fue difícil para los Zetas reducir la lista de delatores bajo sospecha, porque muy poca gente tenía acceso a sus números PIN. Entre ellos estaban Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, el lugarteniente más importante de los Treviño en Coahuila, y Héctor Moreno, mano derecha de Cuéllar.

Sin decírselo a Cuéllar, Moreno le había dado los números PIN a Vasquez. Le estaba devolviendo un favor. El hermano de Moreno, Gilberto, era el conductor del camión que había sido detenido con 802,000 dólares en el tanque de gasolina. Frente a la posibilidad de pasar 20 años en prisión, Gilberto había confesado que trabajaba para los Zetas y que el dinero pertenecía a los Treviño. Vasquez había arreglado que su abogado representara a Gilberto y prometió que impediría que nadie más del cartel supiera sobre sus declaraciones incriminatorias.

Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar. Operario convicto de los Zetas: ¿Cómo sabía que había bronca? Porque yo tenía 596 kilos de cocaína del cartel y 40 mandó a un tipo para quitármelos. Esto era algo que les había visto hacer muchas veces. Cada vez que 40 planeaba matar a alguien en la organización, primero se aseguraba de recuperar su mercancía.

Me mandó una foto de sí mismo, cubierto con dibujos de sapos. Al pie de la foto escribió: ‘Mira, güey, me balacearon por los pinches sapos.’ Sapos es la palabra que utilizan para los soplones.

Llamé a 40 y le pregunté: ‘¿Oye, qué onda con eso?.’ No respondió. Lo único que me dijo fue: ‘Necesito verte. ¿Dónde vas a estar más tarde?.’

Le dije que iba a estar en las carreras de caballos. Pero no fui. Llamé a gente mía y les pedí que checaran qué pasaba allí. Después de llegar, me llamaron y me dijeron ‘Estás fregado.’ Uno de los hombres de 40 estaba allí, mentándome la madre porque no había ido. Ahí supe que me tenía que ir.

Empecé a llamar a toda mi gente, les dije: ‘Sálganse, que hay bronca.’ Ninguno de ellos me hizo caso, desafortunadamente. Cuando 40 no pudo encontrarme, fue por ellos.

Vasquez. Operario convicto de los Zetas: Héctor [Moreno] me llamó y me dijo que se venía un desmadre infernal. Me preguntó qué había hecho con los números. Le dije que se los había entregado a la DEA. Me dijo: ‘Algo está pasando. De alguna manera, los Zetas se enteraron.’

Le llamé a Richard [Martinez] y le pregunté: ‘¿Qué hiciste con los números?.’ Contestó: ‘Hombre, los mandaron a México.’

Le dije: ‘Hombre, ¿cómo dejaste que eso pasara? Te dije lo que iba a pasar si esos números llegaban a México.’

Richard respondió: ‘Hombre, yo no fui. No fue mi decisión. Vino de más arriba. El jefe lo hizo. Mandaron los números a México pensando que tenían un amigo allí en quien podían confiar.’

Gonzalez. Fiscal federal adjunto: Richard llamó y dijo que teníamos los números, pero que habían sido enviados a México. Exclamé: ‘¿Qué?.’ No nos habíamos reunido para discutir cómo manejarlos. Me enojé. Creo que Richard pensaba como yo. Tampoco quería que se hiciera de esa manera, pero estaba fuera de su alcance. Dijo: ‘Son los jefes. Es la gerencia.’

Sabía bien que había problemas de discreción en México. Cuando en ocasiones anteriores se había pasado información, siempre parecía que algo iba a suceder.

Habíamos tratado desde hacía tiempo de ubicar a los Treviño. Tratar de saber cuál sería el mejor mecanismo para poder decir, finalmente, ‘Aquí están, en este momento.’ Sabíamos que se movían mucho. Esta era una de las oportunidades en que podías hacerlo. Era algo con lo que habíamos batallado por mucho tiempo. Habíamos presionado a gente para que cooperara. Habíamos apresado a esposas y madres, y habíamos realizado todos esos grandes arrestos.

Era una gran oportunidad. Pero se desperdició porque no se hizo bien y se puso en riesgo.

***

Vasquez, Moreno, Cuéllar y Garza, cuyo rancho familiar fue la escena de muchos de los asesinatos, huyeron a Estados Unidos cuando empezó la masacre y accedieron a cooperar con las fuerzas de la ley estadounidenses a cambio de clemencia. Los escalofriantes reportes de lo que estaba pasando en Allende hicieron que las autoridades de Estados Unidos se dieran cuenta de la ira que había desencadenado aquella filtración.

Cuéllar. Operario convicto de los Zetas: Me acuerdo de mi primera reunión con la DEA. Les expliqué lo que estaba pasando en Coahuila, sobre toda la violencia. Me acuerdo que Ernest [Gonzalez] se levantó de la mesa, salió y enfrentó a uno de los jefes de la DEA. Empezó a gritarle. Dijo algo así como: ‘¿Escuchaste lo que está pasando? Todo esto porque mandaste aquellos números a México.’

Gonzalez. Fiscal federal adjunto: Le dije que esto era una porquería. Las cosas nunca tenían que haber pasado así. Teníamos información que nos podría haber ayudado a capturar a estos tipos, pero, por la manera como se manejó, todo se desmoronó. Y ahora era un maldito lío.

***

LA SECUELA

Durante años, las autoridades estatales y federales en México no parecían hacer un esfuerzo verdadero para indagar en el ataque. Las autoridades federales mexicanas dijeron que sus predecesores no investigaron porque los asesinatos no se podían conectar al crimen organizado, pero reconocieron que ellos tampoco han investigado.

Los estimados de los números de muertos y desaparecidos varían enormemente entre la cifra official, 28, y la de las asociaciones de las víctimas, alrededor de 300. ProPublica y National Geographic han identificado alrededor de 60 personas cuyas muertes o desapariciones han sido conectadas por familiares, amigos, grupos de apoyo a víctimas, archivos judiciales o informes periodísticos al asedio realizado por los Zetas aquel año.

Los familiares fueron abandonados a su suerte a la hora de juntar las piezas de lo que pasó y reconstruir sus vidas.

En mayo de 2011, Héctor Reynaldo Pérez levantó un reporte de persona desaparecida con las autoridades estatales. Su hermana, que se había casado con un Garza, había desaparecido junto con su familia entera. Menos de un año después, el mismo Pérez desapareció. Un informe por parte de investigadores independientes de derechos humanos en El Colegio de México halló evidencia de que Pérez había sido visto por última vez en custodia de oficiales de la policía de Allende.

Después de eso, pocos familiares de las víctimas se atrevieron a buscar ayuda con las autoridades, mucho menos a hablar públicamente sobre su tragedia. Varios se mudaron a Estados Unidos.

Ninguna familia perdió más miembros que los Garza. Se cree que casi 20 de ellos están muertos, incluida Olivia Martínez de la Torre, de 81 años, y su bisnieto de siete meses, Mauricio Espinoza. Los hermanos del bebé, Andrea y Arturo, que tenían cinco y tres años en aquel momento, aparecieron en un orfanato de Piedras Negras después del asesinato de sus padres.

Su abuela paterna, Elvira Espinoza, camarera de un hotel en San Antonio, fue por ellos con su esposo.

Elvira Espinoza. Ama de llaves de un hotel y abuela de los niños Espinoza: Andrea dice que fueron en una camioneta hasta un lugar donde las casas no tienen techos. Dijo que los hombres bajaron a su madre, su abuela y su bisabuela. Ellos les dijeron a los niños: ‘Quédense. Solo vamos a hablar con ellas.’

Los hombres tuvieron allí a los niños y les dijeron que se callaran. Que no lloraran. Andrea contó que le cambió los pañales a su hermanito y le preparó su leche.

Ella no recuerda exactamente cuántos días estuvieron ahí, hasta que los hombres la llevaron con Arturo y Mauricio a Piedras Negras. Andrea dice que los dejaron en un parque, pero se llevaron a Mauricio con ellos.

Contó que les había suplicado que le dejaran al bebé. Pero los hombres le dijeron que el niño era muy pequeño y lloraba demasiado para dejarlo ahí con ellos.

Andrea se culpa a sí misma de lo que pasó. Dice: ‘Si hubiera sido más fuerte, Mauricio estaría todavía con nosotros.’

Lira. Esposa de una de las víctimas: Yo sí metí una denuncia. El investigador me dijo que sería confidencial. Me prometió conservar mi identidad en el anonimato. Luego, unos días después, recibí una amenaza. Alguien me llamó al celular y me dijo que, si seguía con la queja, lo mismo que le había pasado a mi marido le pasaría al resto de mi familia. Mis padres aún vivían en Allende. Nunca me habría perdonado si algo les hubiera pasado.

Llamé al investigador ese mismo día. Le dije que me había mentido respecto a mantener mi nombre en secreto y que quería retirar mi demanda.

También fui al consulado mexicano en San Antonio. No creerá lo que me dijeron. Me echaron la culpa. Dijeron: ‘Ah, ahora viene llorando porque su esposo no aparece. Todo este tiempo usted sabía en qué negocios estaban metidos sus familiares, pero no pareció importarle hasta que se vio personalmente afectada.’

Nunca más le pedí nada al gobierno.

***

Tres años después de la matanza de los Zetas, el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, anunció que oficiales estatales investigarían lo que había sucedido en Allende. Lo informó con bombo y platillo; los oficiales anunciaron una “megaoperativo” para recabar evidencia y averiguar la verdad. Las familias de las víctimas y los habitantes de Allende indican que ha sido poco más que un ardid publicitario. La investigación no ha arrojado resultados de ADN concluyentes ni un cálculo final de los muertos y desaparecidos.

Menos de una docena de sospechosos han sido arrestados, la mayoría eran ex policías locales y peones del narco que seguían órdenes. Nadie ha sido acusado de asesinato. En 2015, la oficina del fiscal especial de Coahuila comenzó una serie de reuniones con familiares de aquellas víctimas que, como creían los investigadores — basados en confesiones — estaban muertos. Emitieron certificados de defunción, pese a no tener cuerpos, que enlistaban causas de muerte como “choque neurogénico” y “combustión total debido a exposición directa al fuego”.

Sánchez. Madre de una de las víctimas: Cuando ellos [las autoridades del estado de Coahuila] me dieron la noticia, mi cuerpo quedó sin fuerzas. Me dijeron que Gerardo había sido llevado a un rancho y asesinado. Algo dentro de mí me dijo que era verdad. Aun así pregunté: ‘¿Están seguros de que era él?.’

Me dijeron que un testigo les había dicho que entre las víctimas había una familia con tres niños, y uno de los niños era mi hijo. Me dijeron que había empezado a llorar. Llore y llore. Esto los estaba estresando, así que lo mataron. Híjole. Ahí sí perdí los estribos. ¿Cómo podía haber alguien que mata a un niño de 15 años, que está asustado y llorando?

Los oficiales me preguntaron qué quería. Respondí que quería sus restos. Me dijeron que sería difícil, porque mi hijo fue incinerado junto a mucha otra gente. En su lugar, me trajeron cenizas y tierra del lugar donde murió. Les pregunté si podía ir allí. Me contestaron que no era seguro. Les dije que quería ir de todas maneras. Entonces nos llevaron con unas escoltas.

Me llamó la atención lo cerca que estaba el lugar. Pensé, ‘Gerardo era tan fuerte que, si solo hubiera escapado y llegado hasta la carretera, podría fácilmente haber llegado a casa.’

Rodríguez. Esposa de una de las víctimas: El fiscal y su equipo tenían que llegar en la tarde, pero no lo hicieron sino hasta esa noche. Los esperamos por más de cinco horas. Y, cuando por fin llegaron, solo nos ofrecieron gestos simbólicos. Nos dijeron que nos expedirían certificados de defunción, con información basada en las declaraciones de la gente que había sido arrestada. Y tenían cajitas con tierra para cualquier familiar que las quisiera. Eso fue todo.

Les dije: ‘Esperen. Yo no esperé aquí seis horas para que llegaran y me ofrecieran un certificado de defunción y esta caja. Somos humanos. ¿Cómo pueden pensar que esta es la manera correcta de ayudarnos a darle cierre? Quiero saber de qué se enteraron y dónde. ¿Dónde está la persona que lo mató? ¿Cómo lo mataron?’

Expresaron que las respuestas podrían ser difíciles de escuchar. No querían ser crueles. Les dije que nada podía ser peor que las 20 000 cosas que ya me había imaginado sola.

¿Cómo sabrían los sospechosos el nombre de mi esposo si no eran de aquí? Todo este tiempo habíamos creído que a la gente que había hecho esto la habían traído de otro estado.

Al final nos enteramos de que era gente de aquí. Los monstruos que pensábamos que habían venido de Dios sabe dónde eran monstruos que habían vivido entre nosotros y que habrían tenido que protegernos.

Vela. Esposa de una de las víctimas: Me dieron un acta de defunción con fecha del 19 de marzo de 2011, el día después de que desapareció. Lo único que les pregunté fue si estaban completamente seguros. Me dijeron que los especialistas forenses no habían podido hacer pruebas con los fragmentos que se habían recuperado, así que no estaban 100 % seguros. Pero me dijeron que estaban convencidos de que Édgar estuvo allí en el momento de la masacre. Creo que es porque tenían declaraciones de testigos.

Aún no sé qué creer. No había sabido nada de ellos en cinco años y después, de repente, me piden que crea que el caso está resuelto.

Apuesto a que si usted lograra echar un vistazo al expediente de mi marido, vería que está vacío.

Con todo, con el certificado de defunción empecé a hacer los cambios pendientes. Me mudé de nuestra casa. Solo me fui con nuestra ropa y los muebles de la recámara [de mi hija]. Toda la ropa de Édgar sigue ahí, colgada en el clóset, tal como la dejó.

Por fin pude hablar abiertamente con mi hija sobre lo que había pasado. No había sido capaz de decirle que su papá estaba muerto, porque ¿y si regresaba? Creo que de alguna manera ya lo había descubierto.

***

Los hermanos Treviño, al final, fueron capturados en 2013 y 2015, en operativos liderados por la marina mexicana. Desde entonces, el dominio del cartel sobre Coahuila se ha debilitado y la vida nocturna ha regresado a Allende, aunque muchos residentes todavía sobrellevan cicatrices emocionales y desconfían de los extraños. Se obsesionan con noticias de violencia vinculada al narcotráfico; temen que los hermanos Treviño controlen el tráfico de drogas desde la cárcel.



Anatomía de una masacre
El dominio de los Zetas sobre el estado de Coahuila se ha debilitado y la vida nocturna ha regresado a Allende. Cientos de personas se juntaron el otoño pasado para la Cabalgata, desfile festivo de vaqueros que dura dos o tres días, el cual para en varios ranchos de la zona y termina con un rodeo al atardecer. Foto: Kirsten Luce / National Geographic. Imágenes de la edición julio 2017

La DEA se atribuye a sí misma las capturas, pero no dice si ha investigado cómo terminó en manos de los Zetas la información sobre los números PIN. Terrance Cole, el supervisor de Martinez en Dallas, y Paul Knierim, en aquel entonces supervisor de la DEA en Ciudad de México que ejerció como enlace con la unidad de la policía federal mexicana entrenada por la DEA, se negaron a dar entrevistas.

Knierim fue ascendido y actualmente es el jefe adjunto de operaciones en la oficina central de la DEA en Washington.

Pero Martinez aceptó hablar, con un breve nudo un la garganta cuando le pregunté sobre su papel en la masacre. Distinguido como agente del año en 2011, ahora tiene cáncer de colon y hasta ahora el tratamiento médico ha fallado. Russ Baer, portavoz de la DEA, viajó dos veces desde Washington, D.C., a Texas para monitorear las entrevistas con Martinez y otro agente. Mientras Martinez hablaba, Baer interrumpió para enfatizar que los Zetas más importantes estaban en prisión y que la investigación hecha por la agencia tuvo éxito.

Gonzalez. Fiscal federal adjunto: Obviamente me siento destrozado por esto. Uno sabe que en este tipo de trabajo va a haber consecuencias. La posibilidad de que alguien sea asesinado siempre está ahí. Pero es devastador estar involucrado en algo así y no poder hacer nada.

El objetivo era justo: conseguir la detención de estos tipos y meterlos a la cárcel para que dejaran de matar gente. Pero, en aquel punto de la investigación, tuvo el efecto opuesto.

Había escuchado de la brutalidad de Miguel Ángel y Omar Treviño, y de la violencia sin sentido que habían cometido en el pasado, pero no me cabía en la cabeza que pudiera ser así; que cualquiera remotamente vinculado contigo, incluso por fuera del narcotráfico, pudiera ser levantado y asesinado. Eso no parecía posible. Quizá debería serlo. Pero no lo pareció hasta que estaba pasando, hasta que pasó.

Martinez. Agente de la DEA: Conseguí los números. Se los pasé a nuestra gente. Hasta ahí. No tengo que ver con nada más.

Todos sabíamos que los números eran peligrosos. Si solo empollaba un número, ¿qué iba a hacer con ellos en Dallas? Intervenir un teléfono no es tan fácil como dice la gente. Debo tener una causa probable.

Para mí, solo conseguí los números y los pasé. Es mi trabajo.

No puedo hablar por la agencia, solo sé lo que yo hice. Hice todo lo que pude.

Lo intenté. Así es como lo sentí. Hice lo mejor que pude aquel día. Tuve la oportunidad de conseguir la información y entregarla. La conseguí. No puedo entrar por mi cuenta a México e intentar encargarme del asunto personalmente.

Russ Baer. Vocero de la DEA: Escuche a este tipo. Tiene familia que es de México. Habló sobre problemas de salud. Habló al respecto casi desgarrándose a veces, porque está muy involucrado emocionalmente en esto. Es alguien que empezó viendo el glamur de ‘Miami Vice,’ que dedicó su vida al servicio público para trabajar en la DEA y básicamente desmanteló el cartel de los Zetas. Esa historia personal … , mejor, imposible. Me da escalofríos.

Con respecto a lo que pasó en México y las repercusiones de la filtración, la postura oficial de la DEA es la siguiente: es por completo culpa de Omar y Miguel Treviño. Estaban matando gente antes de que aquello pasara y mataron gente después de que se entregaron los números. La DEA hizo el trabajo de ir por ellos e intentar enfocar y dedicar nuestros recursos en sacarlos del negocio. Al final tuvimos éxito en este sentido.

Nuestros corazones están con las familias. Son las víctimas, desafortunadamente, de la violencia perpetrada por los hermanos Treviño y los Zetas. Pero esta no es una historia en la que la DEA tenga las manos manchadas de sangre.

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ANATOMÍA DE UNA MASACRE



Residentes de Allende, sus caras pintadas para parecer calaveras, participan en las celebraciones del Día de los Muertos. La tradición, en la cual las familias honran a sus parientes muertos, no es tan común en el norte de México como lo es en otros lugares del país. Hace un par de años, las autoridades en Allende empezaron a organizar eventos públicos para marcar el día. Ahora, docenas de personas convergen en los cementerios para limpiar y decorar las tumbas de sus parientes y desearles lo mejor en la vida después de la muerte. Foto: Kirsten Luce / National Geographic. Imágenes de la edición julio 2017

Ginger Thompson es una reportera senior en ProPublica. Thompson ha ganado el premio Pulitzer y fue previamente una corresponsal nacional e internacional del The New York Times.

Alejandra Xanic, una reportera freelance en Ciudad de México, contribuyó investigación y reportearía a esta historia.

Traducción al español por Carmen Méndez, Claudia Muzzi Turullols y Marcelo Rochabrún.

Fotos por Kirsten Luce para National Geographic y ProPublica.

Audio producido por Adriana Gallardo.

Diseño y producción por David Sleight, Rob Weychert y Jillian Kumagai.


Este reportaje se publicó en la edición Julio 2017 de la Revista National Geographic, ejemplar ya disponible a la venta.


(ANIMAL POLITICO/ GINGER THOMPSON, PROPUBLICA. ARTÍCULO COPUBLICADO CON NATIONAL GEOGRAPHIC/  JUNIO 17 2017 06:00