COLECTIVO. Búsqueda de desaparecidos y
apoyo a familiares.
Sabuesos Guerreras:
encuentran cuerpos, los entregan a las autoridades y luego les niegan
información
El dicho reza que el que
busca, encuentra. En el caso de María Isabel, el buscar solamente les ha
generado más dudas. Han pasado más de 570 días desde la desaparición de su hijo
y en ese transcurrir las preguntas se han multiplicado.
A Reyes Yosimar García,
agente de la policía municipal de Culiacán, lo desaparecieron. Fue levantado el
jueves 26 de enero de 2017 y a la fecha se desconoce su paradero. En otro
evento distinto, José Antonio Saavedra, corrió la misma suerte el lunes 23 de
ese mismo mes. Ambos permanecen en calidad de desaparecidos.
Y María Isabel mantiene esa
angustia como en el primer día. Se ha prolongado por 13 mil 680 horas. Dentro
de ese tiempo logró conformar al colectivo Sabuesos Guerreras AC, el cual este
miércoles 29 de agosto cumple un año de su fundación.
Y recuerda: “Yo empiezo el
oficio de rastreadora tres meses después de que desaparece mi hijo Yosimar,
empieza el movimiento con él y de ahí se nos une Micaela González Heras con sus
dos muchachos y (la familia de) José Antonio Saavedra, de ahí se nos une la
esposa de Fausto García y se empiezan a unir (las familias de) Martín Guadalupe
Camacho, Jorge Daniel Armenta Millán, se nos va uniendo su mamá”.
Durante la conmemoración del
primer aniversario de Sabuesos Guerreras AC, se tiene planeado llevar a cabo
una misa el miércoles 29 y al día siguiente un evento con testimonios de
familiares, una reseña de sus actividades y una exposición de fotos en el
quiosco de Catedral, a partir de las 9:00 horas.
A raíz de su pérdida y
búsqueda, María Isabel encontró a más gente en su condición. Ella describe la
pérdida de su hijo no solamente como perder una parte de sí misma, sino como
estar muerta en vida.
“Platicamos, nos sentamos… yo
creo que somos las fundadoras de Sabuesos Guerreras, nos sentamos, platicamos y
dijimos que teníamos que aterrizar algo donde pudieras venir a llorar, pudieras
venir a expresar ese dolor de cuando te arrancan algo o alguien porque no lo
hay, no lo hay donde tú vayas y digas aquí me siento comprendida, entonces de
ahí comienza mi lucha, mi caminar y mi pelear con las autoridades de que se
haga justicia y más que nada de que busquen a los que nos faltan”.
La cifra de desaparecidos es
difícil calcularla ya que mes con mes algunos aparecen (y van a dar a la
estadística de homicidios dolosos), o bien, la mayoría, no son denunciados por
temor a alguna represalia.
Y al colectivo, cada persona
que se ha integrado lo ha hecho no solamente para participar de las búsquedas
sino aportar parte de sus conocimientos como civiles y profesionistas: una
contadora, una oficinista, una almacenista y todas en común son rastreadoras.
YOSIMAR. Sin rastros.
EL INICIO
El 21 de enero de 2017, Óscar
Israel Ruiz Félix, supervisor operativo de la Policía Municipal de Culiacán fue
privado de su libertad; luego, dos días después José Antonio Saavedra Ortega,
también agente de la corporación, fue desaparecido en similares circunstancias
y luego fue levantado Reyes Yosimar.
A finales de febrero fueron
encontrados los restos óseos del comandante Israel en unas cribas en San Pedro,
Navolato, los cuales fueron identificados meses más tarde, el 6 de abril,
mediante un estudio de ADN.
En esa misma zona de San
Pedro fue localizado el cuerpo de José Eusebio Soto, parte del mismo grupo de
agentes municipales y quien fue levantado el 18 de febrero; otro agente del
mismo grupo, Jesús Alberto López Vargas, fue asesinado en febrero también. En
marzo de 2017, los restos de Ruiz Félix fueron encontrados.
Y a partir de ahí, las
familias de los agentes desaparecidos, adoptaron el oficio de ser rastreadoras.
LA LUCHA
La agrupación no se dedica
exclusivamente a la búsqueda de desaparecidos, sino también a brindar apoyo
psicológico a familiares. También, dentro de sus actividades está la de exigir
la rendición de cuentas por parte de la Fiscalía General del Estado.
“Empezamos una lucha en
Fiscalía cuando antes era Procuraduría, empezamos de forma individual porque yo
recuerdo que a mi caso, por ser policías, me lo separaban, me decían que el mío
y el de Saavedra eran aparte”.
Fue entonces que empezaron a
unirse, comenta María Isabel. “Los casos no tenían por qué verse uno por allá y
otro por acá”, explica, y a partir de mayo de 2017 comenzaron a exigirlo.
“Gracias a Rosa Neriz, quien
trajo eso de la revisión de expedientes, se lo pusimos en la mesa a Nuria
(González), lo checó con (José Luis) Leyva Rochín (coordinador general de la
Agencia Especializada en desaparición forzada) y fue que dijeron va, vamos a
equivocarnos juntos y fue donde empezó a darse la revisión de casos cada dos
meses”.
Novedad aún ninguna. Las
búsquedas por parte del colectivo continúan y junto con ellas la constante
preparación. Estudios que jamás pensaron llegar a cursar ahora son parte de su
quehacer.
MARÍA ISABEL. ‘Dudas sobre resultados de
ADN’.
LA NUEVA HIPÓTESIS
Tras las revisiones de casos
no ha habido novedades para dar con el paradero de sus desaparecidos. Sin embargo
sí ha servido para levantar una nueva hipótesis: los agentes Reyes Yosimar
García y José Antonio Saavedra pudieron haber sido encontrados ya.
Al menos así lo creen tanto
María Isabel como Juan Carlos, hermano de José Antonio y uno de los pocos integrantes
del sexo masculino miembro del colectivo Sabuesos Guerreras. Ambos coinciden en
que entre los restos entregados por la Fiscalía a la familia de Israel Ruiz
Félix podría haber más información.
“Pues sí hay unas dudas
porque a nosotros nos enseñaron unas fotografías donde aparece una bota con un
pie adentro y tela así como de uniforme de policía, y había una fornitura y
unas esposas. El único que traía esposas era mi hermano porque ni Yosimar ni el
comandante tenían uniforme”, explica Juan Carlos.
Tanto la duda como la versión
de las fotografías son compartidas por la lideresa de Sabuesos Guerreras, María
Isabel Cruz. “Y mi duda es esa, dice, yo pienso que Israel no es el que se
entregó ahí”.
La hipótesis la basan en
evidencia. Los restos encontrados y algunas fotografías del hallazgo ocurrido
el 23 de febrero de 2017 en una zona conocida como Acapulquito, en las
cercanías de las cribas de San Pedro, en los límites de los municipios de
Culiacán y Navolato, les hacen pensar en una nueva posibilidad.
“Me asalta la duda cuando me
dan una fotografía del lugar donde se encuentra Israel y se encuentra un pedazo
de uniforme de policía, una hebilla de un cinto, me dan dos pares de esposas,
una que se encuentra en el agua y otra que se encuentra colgada en un árbol y
se encuentra una bota táctica. Entonces decimos, si Israel no iba uniformado ni
Yosimar tampoco, el único que iba uniformado era Saavedra, entonces por qué
entregaron a Israel”, señala María Isabel.
Luego de una semana del
hallazgo, la autoridad informó que dichos restos correspondían al de Israel
Ruiz, por lo que sus familiares solicitaron hacer una segunda prueba pericial
de forma independiente, las cuales dieron un segundo que también resultó
positivo.
“Cuando a nosotros nos hablan
y nos dicen que era el fémur de Israel y que de ahí iban a sustraer el ADN y
pues la familia no quedó conforme, mandan hacer una prueba de ADN por fuera,
pero el detalle está que la misma empresa le avisa primero a la Fiscalía antes
que a la familia y la empresa hizo un acuerdo que ellos iban a enterar primero
a la familia”, añade Juan Carlos.
Y ambos coinciden en la
intención de que se exhume, pero la familia de Israel se opone y la autoridad,
sin poder hacer más nada, tampoco les ha dado respuesta sobre el paradero de
dichas pruebas.
“¿Y dónde quedaron esas
pruebas? Porque yo fui y se los enseñé a Nuria (González) y ella me dijo que
iba a preguntar, es cuando ellos iban llegando y pues dicen que no saben. O sea,
las cantidades de ropa que se encontraron ahí, porque era un campamento, había
muchísima ropa, dónde está, dónde quedó ¿Dónde quedaron los restos que ellos
dicen que no eran de Israel, cómo saben que los restos que entregaron sí eran
los de Israel? Si encontraron restos quemados, calcinados, ¿cómo los separaron,
le mandaron hacer ADN a todos los restos?”, se pregunta María Isabel.
HALLAZGO. De más de 5 mil restos óseos
calcinados.
LA CRIBA DE HUESOS
Pero esas no son las únicas
pruebas cuyo paradero desconoce el colectivo. Durante la mañana del domingo 10
de junio, en las cribas de San Pedro las rastreadoras de Sabuesos Guerreras
localizaron restos óseos. El conteo paró en 5 mil 216. Estaban esparcidos en lo
profundo de un pozo y están calcinados.
A casi tres meses de
localizados los restos, la Fiscalía aún no les brinda información del hallazgo.
La autoridad se limitó a recolectar los restos encontrados por las rastreadoras
y nada más. Del paradero de los huesos no tienen información.
“A quién se los entregaron
ellos, no sabemos dónde están”, señala la lideresa de Sabuesos Guerreras. “Por
ejemplo, el cuerpo que fuimos a sacar a Estación Dimas el 9 de octubre del año
pasado, ¿dónde está? He pedido que se me diga si ha sido identificado y me
dicen no, no y no y no te puedo dar información”, añade.
Al sitio han acudido unas 10
veces y continuarán con las búsquedas. Al menos así lo indica María Isabel,
quien a pesar del peligro que podría correr, señala que continuará con sus
investigaciones.
“El investigar por mi cuenta
yo corro peligro y mucho, lo sé, ¿pero si yo no lo hago yo, quién lo va hacer?
Yo como madre, a mí me interesa saber dónde está mi hijo y que la autoridad no
haga nada porque son cientos de casos los que le llegan cada mes, ¿tú crees que
van a poder ocho o 10 agentes con tanto trabajo?”, concluye.
Y mientras en un país que
entre agosto y octubre de 2017 se denunció en promedio la desaparición o el
extravío de una persona cada hora con 33 minutos, Sinaloa es ubicado como el
estado con la tasa más alta de desapariciones en el país, de 6.9 por ciento por
cada 100 mil habitantes, según los datos del Registro Nacional de Personas
Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), María Isabel y su colectivo se unen a
decenas de grupos que se convirtieron al oficio de manera involuntaria.
Artículo publicado el 26 de agosto de 2018 en la
edición 813 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ AARON IBARRA/ 28 agosto, 2018)