viernes, 31 de mayo de 2013

FANTASMA EN LA OFICINA

Relatos y Leyendas

Monterrey, N.L.- Hace varios años trabajé en un edificio de tres pisos, que una fábrica de cosméticos había rentado en el centro de la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Ese lugar era visitado con frecuencia por muchas señoras que iban a realizar sus negocios y a recoger mercancías.

Una noche, después de cerrar el local, al guardia le causó extrañeza ver en los monitores a una mujer que recorría lentamente los pasillos del segundo piso.

Pensando que era una clienta desorientada, fue a su encuentro, pero cuál fue su sorpresa al no localizarla por ningún lado.

Creo que esto le sucedió en más de una vez a varios guardias en sus turnos, al grado de que se acostumbraron a ver al fantasma recorrer las salas.

Yo entré al área de captura, y cada fin de mes, catorcena, o que la empresa tenía sus promociones, nos quedábamos trabajando hasta la madrugada.

Unas seis personas estábamos en ese turno, entre ellas un primo, quien me alertó que en el segundo piso asustaban.

Si repentinamente me llamaban de una extensión de allá, no me asustara, porque regularmente sucedía eso.

Unos momentos después, el primo se paró de su lugar y salió del departamento, luego el teléfono empezó a sonar y casualmente era una extensión del famoso piso dos.

Inmediatamente pensé que me quería jugar una broma y al contestar se escuchó del otro lado que alguien tecleaba en la computadora y el sonido agitado de una respiración.

Pensando que era él, empecé a reclamarle: ¡ya sé que eres tú, deja de jugar, no me vas a asustar! no te quedes mudo –le decía.

Pero en eso llega mi primo, había ido al baño y entonces sí me dio pendiente y corté la llamada, para luego contarle lo sucedido.

Unos segundos después volvieron a llamar, pero no contestamos, sino que fuimos con el vigilante para ver por el monitor de las cámaras quién era el gracioso.

Para nuestra sorpresa, observamos que no había absolutamente nadie, entonces decidí tomar la situación con más respeto, porque no sabía si aquello que parecía sobrenatural era bueno o malo.

Después me tocó estar en inventarios y me quedaba hasta las dos de la mañana trabajando.

Una vez el primo, junto con otro compañero, siguieron a una sombra que se proyectaba en la pared; no alcanzaban a ver el cuerpo y sin darse cuenta entraron a una sala de juntas que tenía en todo su alrededor unas largas persianas.

Se quedaron petrificados cuando vieron cómo la sombra se metía por entre las persianas y luego salía por el otro extremo del cuarto, moviendo las persianas ruidosamente.
 
(ZOCALO/  Relatos y Leyendas/ 24/05/2013 - 04:30 PM)

No hay comentarios:

Publicar un comentario