domingo, 3 de marzo de 2013

DISPUTAN CÁRTELES LOS MOCHIS



Atribuyen a los Beltrán Leyva y a “contras” la escalada violenta

Los cuerpos de los dos jóvenes pendían de un cable amarillo, desde el puente a desnivel que meses atrás fuera inaugurado por el presidente de la República, Felipe Calderón. Un extremo del cordel estaba atado al barandal, el otro, enredado en los cuellos de ambas personas. Ambos reportados como “levantados” por grupos armados, que hoy se sabe trabajan para el cártel de los hermanos Beltrán Leyva, o bien, así quisieron dejarlo asentado en un narcomensaje que quedó sobre la carpeta de asfalto.

El reloj marcaba apenas las 03:00 horas cuando el sitio se vio lleno de policías. El frío calaba en los huesos. El aviso había llegado por las frecuencias de los radios Matra: “Dos personas colgadas en el puente a desnivel, entre carretera Internacional México 15 y bulevar Macario Gaxiola. Estaban frente a la gasolinera Lienzo Charro o sobre el viejo Colinas”, repetía la radioperadora. Al instante sucedió la movilización no solo de policías sino también de rescatistas.

Bajo los cuerpos quedaba perfectamente legible una leyenda en un trozo de cartón: “LA PLAZA YA TIENE DUEÑO NO SE ENRREDN PUTOS PORQUE ESTO LES VA A PASAR A TODOS LOS QUE ESTAN APOLLANDO EN CONTRA ATTE LA MOCHOMERA” (sic).

Poco después se reveló un nombre: Elio Hurtado Quiñones, de 20 años, apodado el Palomo y residente del Infonavit Mochicahui. El dictamen del forense fue concluyente: asfixia por ahorcamiento. Pero en el lugar quedaron varios cascajos para pistola. Estos eran los cadáveres del día, de una guerra que ahora se sabía libraba el cártel de los hermanos Beltrán Leyva contra otro al que sus propios miembros identificaron como “la contra”.

La tarde anterior, los rifles de asalto habían vomitado fuego en Andador Cedro y Nogal, entre Río del Fuerte y Código Agrario, en el infonavit Macapule.

Un joven había quedado muerto con la cabeza destrozada a un costado de una camioneta Jeep, de modelo reciente, color arena y placas VHM-4399 que portaba aditamentos de policía.

Presuntamente el individuo murió en fuego cruzado cuando su grupo pretendió atacar a otro. El tiroteo fue mortal. Ahora, el sujeto que portaba pechera y andaba encapuchado descansa en la morgue. Su muerte fue en un barrio populoso.

Antes, Erick Briceño Ortega, apodado el Chalinillo e identificado en investigaciones militares y federales como operador del clan Los Mazatlecos, apéndice del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, había encontrado la muerte a manos de un comando de desconocidos que prácticamente lo cazaron cuando descendía de una Jeep Cherokee, en la que buscaba escapar en el fraccionamiento Jardines de Fátima.

La cadena de enfrentamientos y ejecuciones se había agudizado en Navidad. En pleno arroyo del bulevar Centenario, Juan Ramón Ortiz Sevilla fue masacrado a rafagazos de AK-47. En una cangurera que portaba, la Policía encontró docenas de dosis de drogas, sintéticas y alcaloides. Dinero también fue encontrado.

Pero no era todo, en Nochebuena, Jaciel Humberto Espinoza Peñuelas quedó muerto en la cabina de una camioneta negra en la que circulaba cerca del ejido Ricardo Flores Magón, una hora antes dos de sus amigos y compañeros en la distribución de drogas habían sido también asesinados, pero en Mochicahui. Se trataba de Ramiro Bojórquez Inzunza y Fernando Aceviz Bojórquez. Ramiro, semanas atrás había sido amenazado de muerte por otro distribuidor de drogas, Juan Manuel Osuna Soto y quien perdiera la vida a manos de un comando de desconocidos que lo sacaron de su casa el 11 de noviembre.

En la cadena, los eslabones no se habían completado y una madrugada aparecieron en la zona industrial los cadáveres de dos jóvenes, uno de ellos residente de Badiraguato, tierra del clan de los hermanos Beltrán Leyva: Noel Panduro y Héctor Rosario Rodríguez Hernández. Una muerte aislada y que hasta ahora no se relaciona con los hechos violentos, fue la del albañil Juan Carlos Rodríguez García, pero también la del transportista Vicente León Salazar, cuyos orígenes familiares son de Sinaloa municipio.
En las cercanías del fraccionamiento Terranova, otro viejo pandillero, asaltante y metido a grupos de mayor organización delictiva había sido asesinado. Se trataba de Pablo Gastélum Sánchez, residente de la colonia Texas.

Las cadenas de muerte decembrina continuaron con la doble ejecución de Dimas de Jesús Flores Alvarado y de Alejandro Moroyoqui Espinoza.

Y todo había iniciado con la también doble ejecución de los sinaloítas, José Antonio Cárdenas Guerrero y su primo José Jacinto Guerrero Romero.

Diciembre no solo cobró su sangrienta cuota de muertes sino también reveló que la ciudad más tranquila de Sinaloa había entrado de lleno a la guerra del narco y que además, uno de esos grupos ya la proclamaba como suya: los hermanos Beltrán Leyva.

La guerra que para el Ejército era un asunto de bandas rivales en la distribución de drogas, pasó ahora a gran calado, a la rivalidad entre los grupos de los hermanos Beltrán Leyva y “la contra”.
(RIODOCE.COM.MX/ Redacción/enero 4, 2010)

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