MÉXICO, D.F. (Proceso).- Enero 21 de 2008. Eran las 3:25 horas.
“Estaba en mi casa, acostado, cuando escuché ruidos, voces de gente
en la puerta. Abrí la persiana. (Hombres armados) estaban apuntándome
por la ventana. En ese instante tumbaron la puerta de acceso y otra de
madera. (A la planta alta de la casa) subieron muchos militares, me
pusieron una capucha en la cabeza. Me llevaron a la sala de la casa, en
donde me tuvieron como dos horas. De ahí me sacaron a la calle, me
subieron a una (camioneta) van y me trasladaron al aeropuerto, supongo,
porque se oían los aviones. Luego me trasladaron a la Ciudad de México
en una aeronave. Al llegar me quitaron las vendas de la cabeza y me
presentaron con los periodistas…”
Ésta es parte de una declaración que Alfredo Beltrán Leyva El Mochomo
rindió el 11 de marzo de 2009. “Me subieron a un helicóptero y me
bajaron en las instalaciones de la SIEDO (Subprocuraduría de
Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, hoy SEIDO). En
un cuarto dos mujeres me pedían que ‘pusiera’ a mi hermano Arturo; les
dije que no sabía nada de él…”.
En otra declaración, el 25 de mayo, añade: “Los militares entraron,
revolvieron toda la casa y no encontraron nada ilícito. ¿Cómo es posible
que dos días después supuestamente hallen un arma de fuego? Resulta
ilógico”.
Cinco días después de la detención de Alfredo Beltrán, cinco soldados
fueron detenidos por la Policía Judicial Militar, acusados de
proporcionar información a ese capo. Las autoridades difundieron que los
nombres de los cinco aparecieron en una libreta encontrada durante la
captura de Beltrán Leyva. Además, en un audiocasete se incriminaba a uno
de ellos.
Sin embargo, según la versión oficial, la detención se realizó no
dentro de la casa, sino afuera. Supuestamente, Beltrán Leyva iba en una
camioneta BMW modelo X3 junto con otras tres personas. Llevaba 900 mil
dólares, un estuche con 11 relojes finos, un fusil AK-47 y ocho armas
cortas.
Después de casi seis años en prisión y procedimientos en al menos
tres tribunales, los militares acusados decidieron hablar por primera
vez…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1931 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/6 de noviembre de 2013)
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