El Norte
Guachochi─
Sentada sobre el suelo de lo más alto de una pendiente en Inápuchi,
comunidad prácticamente olvidada de la Sierra Tarahumara, con sus dos hijos
desnutridos a su lado, Francisca Cruz Cruz trata de calmar el hambre del más
pequeño con su leche materna, pero poco nutre porque padece anemia por no
comer.
Aunado a su condición precaria, aquí se carece de apoyo
alimenticio por parte de las autoridades, a diferencia de otras
comunidades.
La falta de comida se muestra en el rostro de Mariano y
Tomás, dos de seis hijos de Francisca, mujer tarahumara de 44 años de
edad.
Tomás, de cuatro años, enfrenta una desnutrición severa al tener un
peso equivalente al de un niño de 10 meses, mientras que Mariano, de menos de un
año, fue diagnosticado con moderada.
Esta comunidad se localiza a unos 90
kilómetros de la cabecera municipal de Guachochi, a la que se llega por un
camino de terracería en medio de grandes pendientes, las cuales a veces, cuando
no consiguen un vehículo, los habitantes deben bajar caminando durante horas
para llevar a los enfermos sobre los hombros cerca de la carretera para pedir el
traslado a un hospital.
"Los niños, todos están en desnutrición, hay
desnutrición de leve, moderada y severa", indicó Eliseo Gutiérrez, promotor de
salud de Gobierno del Estado, que en conjunto con autoridades federales
acudieron la semana pasada a diagnosticarlos y medicarlos.
"Aquí no es de
ahora, esto es una desnutrición crónica", dijo.
"Aquí no hay apoyo
alimentario, no llegan", agregó Gutiérrez, quien recordó que en septiembre del
2011 levantaron un listado para ver si los habitantes eran elegidos para el
programa Oportunidades, de la Secretaría de Desarrollo Social, pero será hasta
este mes de febrero cuando resolverán si les dan el apoyo o no.
Indicó
que, de acuerdo con los lineamientos del programa federal, si los beneficiarios
faltan varias veces a cobrar la compensación, la pierden.
"De aquí
(Inápuchi) a la Laguna de Aboreachi, que es a donde más cerca llega el programa
a hacer los pagos, hacen 10 horas caminando, ellas con sus niños en la espalda",
lamentó. "Lo más lógico es que lleguen a perder su apoyo".
Lo que han
promovido es que las autoridades se acerquen a la comunidad de Aboreachi, donde
caminan sólo cuatro horas.
Por lo lejano, pocas son las despensas que han
llegado e, incluso, cuando acuden las caravanas de salud, los promotores avisan
a través de la radio de la zona, el gobernador indígena o al maestro de la
escuela.
"Esta zona es una de las zonas olvidadas que tenemos del
municipio, del ejido", agregó Gutiérrez.
"A los niños desnutridos, en
veces, sí le daban papilla, pero ahora ya no, ya no vienen aquí las papillas",
explicó a su vez Eulogio Cruz Castillo, Gobernador indígena.
La doctora
Yazmín Vázquez Espinoza, quien acudió con una caravana a revisarlos en una casa
prestada, explicó que un 90 por ciento de los habitantes tienen problemas
respiratorios a causa de su falta de peso.
"Por ejemplo, un niño debería
de pesar 22 kilos y puede estar pesando 15".
Las madres les siguen dando
pecho hasta los cuatro años de edad a su niños, cuando lo idóneo es hasta los
seis meses, todo esto con el fin de tener algo que darle de comer a los
menores.
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