En los 27 países de la Unión Europea viven 115 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión social. Esta crónica de los “sin techo” en Bruselas, sede del Parlamento Europeo, ejemplifica la crisis.
Un miembro de la Cruz Roja ayuda a dos vagabundos en
Bruselas, el primero de febrero pasado.. Foto: Kristof Van Accom/ AFP
BRUSELAS, Bel.- Una banda de rumanos toca los últimos acordes de la
tarde. Uno a uno los músicos guardan la guitarra, el clarinete, los acordeones y
el contrabajo envuelto en una manta. Son las 20:00 horas en el túnel que conecta
la Estación Central de trenes con el Metro de Bruselas. A esta hora, los
oficinistas del Parlamento Europeo y de las firmas multinacionales con sus
grandes y elegantes abrigos han dejado ya el centro de la capital europea. Poco
a poco y sin hacerse notar, un grupo de personas sustituyen a los músicos
formando una fila. Todos tienen el mismo aspecto: ellos, la barba y el cabello
crecido, portan una gorra y una chamarra desvencijada; ellas, el cabello mal
peinado y unos guantes desgastados; todos llevan varias bolsas con sus pocas
pertenencias y por lo general quizá por guardar el cliché un perro que los
acompaña.
Es el momento en que los habitantes de las sombras asisten a la que, para
muchos, es la única comida caliente del día. Puntuales, las voluntarias de la
Operación Termos reparten una o dos piezas de pan y un café humeante. Hasta hace
un tiempo, esta cena callejera se llevaba a cabo discretamente con la asistencia
de 10 o 15 sin techo y bajo la mirada de un puñado de viajeros que,
extrañados, contemplaban a toda prisa y de reojo la escena en la urbe sede de
las pujantes instituciones europeas. No obstante, el número de concurrentes a
este fortuito comedor, otrora refugio nocturno de alcohólicos y mendigos, ha
aumentado a causa de la crisis del euro. Sophie es una rubia que administra las
raciones; ella asegura que hoy los alimentos (en su mayoría excedentes de
panaderías y supermercados) apenas alcanzan cada noche debido al incremento de
concurrentes que forman una extensa fila a lo largo del túnel.
Ahí, silencioso, espera Luc, uno de los nuevos comensales. Ha llegado
temprano arrastrando su carrito de mandado. Este belga francófono de 55 años,
dice haberse quedado hace unos meses sin empleo. La ayuda del gobierno apenas
me alcanza para pagar la renta. Por eso vengo aquí y a veces al comedor
comunitario de Poverello, ubicado en otra área de la ciudad. Luc aparenta más
edad de la que tiene, y dice no agradarle este ambiente, pero afirma no tener
ahora otras opciones. Este hombre forma ahora parte de los 115 millones de
personas en riesgo de pobreza y exclusión social que recientemente la Unión
Europea (UE) dio a conocer que habitan en sus 27 países miembros. La cifra
actual contrasta abismalmente con los 80 millones de personas que la Comisión
Europea calculaba que existían antes de la crisis iniciada en 2008.
Un indigente espera por comida en un centro de caridad en
Estrasburgo, Francia. Foto: Vicente Kessler Reuters
DESEMPLEO Y PENURIA
En otro punto de la ciudad, Naget (llamada La madre Teresa de Marruecos
por los trabajadores sociales de Bruselas por ser originaria de ese país
del norte de África) calcula si el alimento que trajeron esta noche será
suficiente para las personas que aguardan en la fila. Es viernes, y el frío de
esta noche de enero trajo más invitados. Antes sólo venían extranjeros, los que
estaban en espera de asilo político, mendigos, pero desde hace unos meses aquí
hay de todo, belgas, rumanos, españoles, gente venida del este de Europa, la
mayoría desempleados, sostiene en conversación con M Semanal esta
mujer de 50 años.
Es sabido que el desempleo es causa directa de la pobreza. El 30 de enero
pasado, al mismo tiempo que se llevaba a cabo la primera Cumbre Informal de la
UE 2012, convocada con el propósito de afrontar el problema del desempleo y el
retroceso de Europa en cuanto a competitividad, la agencia de estadísticas
Eurostat dio a conocer que en diciembre de 2011, en el territorio de los 27
países de la UE, 23.8 millones de personas, es decir 9.9 por ciento de su
población, se encontraban sin empleo, una cifra no vista desde hace 14 años y
nunca antes registrada desde la aparición del euro. En el caso del grupo de 17
países que utilizan el euro como moneda conocido como eurozona el desempleo
alcanzó una tasa récord de 10.4 por ciento durante el mismo periodo; es decir,
más de 16.4 millones de personas se encontraban paradas. Por otro lado, el paro
juvenil también causó alarma luego de darse a conocer que en la UE, 22.1 por
ciento de los jóvenes menores de 25 años no trabaja; por su parte, en la
eurozona este grupo alcanza 21.3 por ciento.
En Bélgica el paro no ha golpeado de forma tan severa como en España, donde
22.9 por ciento de la población está desempleada, más del doble de la media de
la eurozona. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas español, sólo
en el cuarto trimestre del año pasado, 295 mil 300 personas perdieron su empleo,
lo que elevó el número total de desocupados a cinco millones 273 mil 600
personas. En el país ibérico, donde cada mes la espiral del desempleo crece y se
agrava de manera alarmante, existen más de un millón y medio de hogares en los
que ninguno de sus miembros trabaja. Con España figuran otras naciones duramente
maltratadas por la crisis, como Grecia, con 19.2 por ciento de desempleo, según
datos de octubre pasado; le siguen Irlanda, con 14.5, y Portugal, con 13.6. En
todas estas naciones se repiten angustiosas escenas como la de los merenderos
nocturnos de Bruselas.
Españoles sin trabajo hacen fila en una oficina de empleo
en Madrid, el dos de diciembre del año pasado. Foto: Andrea Comas/ Reuters
DESENGAÑADOS
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para finales de este
año habrá 200 millones de desempleados en el mundo, y, en caso de que la
desaceleración se materialice, podría llegar a los 204 millones. El informe
Tendencias Mundiales del Empleo 2012 de la misma OIT, presentado en enero
pasado, apunta que para finales de 2012 las tasas de desempleo se situarán en
8.5 por ciento en los países desarrollados, entre ellos varios de la UE; en 7.2
por ciento en Latinoamérica y el Caribe; 4.1 por ciento en Asia Oriental
(incluida China); 4.7 por ciento en el Sudeste Asiático; 3.8 por ciento en Asia
del Sur (incluyendo India); 10.2 por ciento en Oriente Medio; 10.9 por ciento en
el norte de África, y 8.8 por ciento en el África subsahariana.
Bajo estas circunstancias el escenario es poco esperanzador. Peor aún para
Luc y las personas que se acomodan a comer en el pasaje subterráneo del Metro;
ellos pertenecen a un grupo vulnerable conocido ya como Los
desengañados, quienes tendrían que formar parte de la población
económicamente activa y no estar parados, sobre todo por su edad y salud física.
Sin embargo, han dejado de buscar empleo porque consideran que el mercado
laboral no tiene sitio para ellos. La OIT calcula que en el mundo existen 29
millones de desengañados, lo que equivale a 15 por ciento del total de
desempleados.
Pero a estas personas los apoyos del gobierno apenas les dejan pagar la renta
y las medicinas, y la comida queda en segundo plano. “Incluso hay gente de ésta
que aún tiene trabajo, pero como la vida aquí es tan cara, tienen deudas y en
algunos casos tienen que pagar medicinas, por eso vienen a pedir comida”, señala
Naget, quien agrega que pocos aguantan a este ritmo. Si bien no se puede
considerar a los nuevos pobrescomo las únicas víctimas de la crisis, expertos
en políticas públicas coinciden en que los niños, las mujeres, los adultos
mayores y los inmigrantes son los grupos más expuestos a la pobreza en Europa.
Este sector consigue trabajos precarios, y son ellos quienes sufren más, porque
al tener un empleo no tienen forma de solicitar un subsidio, afirma Sophie, de
la Operación Termos.
Al 2010 la UE lo bautizó como el Año Europeo de la Lucha contra la Pobreza y
la Exclusión Social; entonces el objetivo trazado fue lograr 20 millones de
pobres menos para 2020. Sin embargo, la crisis del euro ha puesto en duda poder
lograr los objetivos planteados. Para la organización católica Cáritas, con sede
en esta ciudad, existe un peligro real de que la pobreza y la exclusión social
no serán tratadan de manera efectiva en el tiempo trazado. Cáritas considera
necesario atacarlas de manera integral con tres pilares básicos de crecimiento:
el económico, el social y el ambiental. No obstante, con las cifras actuales,
el futuro se ve poco alentador.
“AYUDA” MEXICANA
La misma semana en que se llevó a cabo la Cumbre de los líderes europeos,
México presentó ante la UE las prioridades que tendrá durante su Presidencia del
Grupo de los Veinte (G20), el cual reúne a los países más industrializados y a
los emergentes. “Vamos a ver cómo podemos, los países del G20, contribuir al
retorno de la estabilidad en Europa y a recuperar la confianza de los mercados”,
indicó el representante de México, Roberto Marino, a la agencia
EFE.
Marino ya se reunió con funcionarios de la Dirección General de Finanzas de
la Comisión Europea en Bruselas, para explicar de qué manera se pueden encontrar soluciones a los problemas que aquejan a la economía global. El representante
de México ante el G20 indicó que nuestro país tendrá como máxima prioridad
durante su Presidencia la estabilización económica para lograr impulsar el
empleo, en especial entre los jóvenes. México iniciará su gestión en junio en
el marco de la próxima reunión del grupo, que se realizará en la ciudad de Los
Cabos, en Baja California Sur.
Por lo pronto, los comedores sociales seguirán instalándose cada noche en
diferentes ciudades europeas, tratando de llevar un poco de calor a quienes han
sido golpeados por la desventura y a aquellos nuevos que la crisis ha sumado. Espero un día no venir más, dice Luc, antes de perderse de nuevo en la
oscuridad de la noche.
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