Excelsior
Distrito
Federal– Durante las últimas tres décadas se ha hablado sobre la
contaminación que el humano genera en nuestro planeta, al grado que afecta al
clima, atmósfera y recursos naturales alrededor del planeta Tierra.
Pero,
al parecer, el humano, el moderno depredador, no se conforma con destrozar lo
que se encuentra a su alcance, y su “necesidad” de destrucción sobrepasó las
fronteras hasta llegar al espacio.
Los satélites que orbitan alrededor de
la Tierra, una vez que finaliza el ciclo de sus funciones, se convierten en
basura espacial que preocupa a las más altas autoridades de la NASA, debido a
que dichos objetos llegan a caer esporádicamente y ponen en riesgo a la
humanidad; además, hace peligrar las exploraciones espaciales que están en
marcha con el riesgo de que alguna nave colisione con los satélites
abandonados.
El experto de telecomunicaciones e informática de la NASA
Benito Octavio Gutiérrez comentó que “hoy en día, hay alrededor de 10 mil
objetos mayores de diez centímetros que se encuentran perdidos en el espacio que
circunda la Tierra y se han convertido en un problema”.
Sin embargo,
agregó que existen piezas menores a los diez centímetros, por lo que se calcula
que hay hasta 500 mil objetos chatarra orbitando sin control alrededor del
planeta, los cuales viajan a una velocidad aproximada a los 28 mil kilómetros
por hora.
Como Guerra de las Galaxias
Una de las
soluciones para comenzar a deshacer la basura espacial es un sistema de rayos
láser de poco poder, pero con la fuerza necesaria para mover los pedazos de
chatarra y alejarlos de la zona de riesgo para las misiones
espaciales.
Los protones del rayo podrían desacelerar el proyectil cerca
de 0.05 centímetros por segundo.
Calculan que disparar el láser por una
hora o dos al día podría mover el objeto aproximadamente 20 metros por día, por
lo que la intención de deshacer el objeto con el rayo no es precisamente la
idea.
En septiembre de 2011, el tema cobró fuerza cuando se comprobó que
varios proyectiles, todos ellos basura espacial, estaban destinados a caer en la
Tierra, aunque nunca se supo la ubicación exacta a la hora de impactar el
planeta.
A principios de año, la Estación Espacial Internacional tuvo que
desplazarse para evitar una pieza de basura del tamaño de una pelota de softbol
que pudo causar una catástrofe.
Los científicos estiman que la cantidad
de basura espacial mantendrá una evolución más o menos estable hasta el 2055,
pero a partir de entonces el número de objetos peligrosos flotando se disparará
de forma exponencial y salir hacia el espacio será una misión prácticamente
imposible para los humanos.
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