Agencia AP
Matamoros— Al otro
lado del río Bravo, justo enfrente de Brownsville, Texas, hay un refugio para
inmigrantes recién deportados de Estados Unidos y otros transeúntes que
aguardan cruzar la frontera.
Una amplia hilera de
camas ofrece a los migrantes un lugar para pernoctar en su larga travesía. Pero
el edificio no es lugar seguro en esta zona controlada por el cartel del Golfo.
Una noche, hombres armados irrumpieron en el lugar y se llevaron a 15 hombres,
a los que probablemente obligaron a trabajar para la organización delictiva
como guardias o mulas, para que transporten paquetes de mariguana a Estados
Unidos.
En estos momentos en
que el Congreso de Estados Unidos está debatiendo una reforma a la ley de
inmigración, los congresistas tendrán que enfrentar la realidad de lugares como
este, en que según testigos, el sistema actual para reprimir la inmigración
ilegal engendra un masivo tráfico humano que le suministra al cartel una
nutrida fuente de ingresos y mano de obra.
"Este círculo
vicioso le beneficia al crimen organizado porque un migrante está dispuesto a
pagar", declaró el reverendo Francisco Gallardo, quien coordina ayuda a
los inmigrantes en la diócesis de Matamoros.
Si el Congreso
suministra más recursos a la frontera, el gobierno además tendrá que prestar
atención a las variantes fluctuaciones de los arrestos de inmigrantes.
El cartel controla
quién cruza la frontera y se beneficia de cada migrante al imponerle un pago a
todos los traficantes conocidos como "coyotes". En el refugio, la
amenaza de los carteles es tan grave que el personal le pide a los migrantes
que salgan a la calle durante el día porque de esa manera es más difícil
reunirlos y llevárselos.
Estados Unidos ha
deportado un número sin precedente de inmigrantes en años recientes y decenas
de miles de ellos en lo que va de año han quedado en Tamaulipas, el estado
fronterizo con Texas. Se suele decir que Arizona es el punto de cruce más
común, pero cada vez son más los inmigrantes detenidos en la punta sur de
Texas, en el sector Río Bravo de la Patrulla Fronteriza.
Las estadísticas
sobre capturas de migrantes no son muy confiables porque reflejan apenas una
fracción de flujo real, pero definitivamente la tendencia de los arrestos está
variando.
Las capturas en el
sector de Tucson, Arizona disminuyeron 3% el año pasado, mientras las del Valle
del Río Bravo aumentaron en 65%. Solamente en marzo, la Patrulla Fronteriza
efectuó más de 16.000 arrestos de inmigrantes en el Sector del Río Bravo, un
aumento de 67% con respecto al mismo mes del año pasado, según esa dependencia
policial.
También han
aumentado las muertes de inmigrantes. En el sector se reportó el hallazgo de
unos 70 cadáveres en los primeros seis meses del año fiscal, más del doble del
año anterior.
Las nacionalidades
de los inmigrantes está variando también: ahora vienen más de Honduras,
Guatemala y El Salvador. La Patrulla Fronteriza efectuó 94.532 detenciones de
personas no-mexicanas en la frontera sudoccidental el año pasado, más del doble
que el año anterior. Y casi la mitad de esas detenciones tuvieron lugar en el
Sector del Río Bravo.
La Patrulla
Fronteriza está reaccionando a la nueva tendencia, reubicando a sus recursos de
personal, enviando a los más recientes graduados de su academia al Valle de Río
Bravo, dijeron autoridades de la patrulla.
Cuando inmigrantes
de México y Centroamérica llegan a Matamoros en camino a Estados Unidos, son
recibidos por "coyotes" que se ven obligados a pagarle al cartel de
drogas por cada persona que llevan a la frontera.
Cualquier intento
por cruzar la frontera solo es castigado violentamente. Algunos inmigrantes son
secuestrados a fin de obligar a sus familias a pagarle a la organización
delictiva.
Los asesinatos en
Tamaulipas han aumentado más de 250% en los últimos cuatro años, según cifras
del gobierno mexicano, y esas cifras oficiales por lo general son consideradas
menores al saldo verdadero. Soldados recientemente mataron a seis hombres
armados en un enfrentamiento en Matamoros.
Sin embargo, a pesar
del alto peligro, los inmigrantes siguen tratando de cruzar la frontera.
Los centroamericanos
prefieren usar la ruta oriental, bordeando el Golfo de México y atravesando
Tamaulipas, porque es la más corta, dijo Rodolfo Casillas Ramírez, profesor de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Ciudad de México. Los
traficantes les seleccionan la ruta, y aunque hayan escuchado sobre la
violencia en Tamaulipas, "creen que el dinero que han pagado incluye el
precio de pasar tranquilos", dijo Casillas Ramírez.
Los migrantes
abandonan sus países principalmente por razones económicas. Aunque la economía
estadounidense ha ofrecido menos empleos para inmigrantes durante la recesión,
las oportunidades al sur de la frontera son aun más escasas, estimó Casillas.
Es por ello que el
reverendo Alejandro Solalinde, el cura que fundó un albergue para inmigrantes
en Oaxaca, en el sur de México, dijo que la solución está en el desarrollo
regional y no en el aumento de las medidas de seguridad fronterizas.
"La situación
ha empeorado porque al final de cuentas los migrantes son como mercancía y el
crimen organizado se beneficia", expresó Solalinde en una visita reciente
a Matamoros.
Filemon Vela,
congresista estadounidense cuyo distrito incluye Brownsville y miembro de la
Comisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, dijo que el
debate sobre la reforma migratoria hasta ahora ha excluido una conversación
sobre el desarrollo económico de México.
"El incentivo
para que la gente cruce ilegalmente desde México nunca desaparecerá hasta que
estos individuos se sientan seguros y puedan mantener a sus familias",
opinó Vela.
En el albergue de
150 literas, más de la mitad de los inmigrantes acaban de ser deportados desde
Estados Unidos, explicó Gallardo. Los demás son inmigrantes que se alistan para
cruzar. Añadió que el personal del refugio está constantemente expulsando a
infiltrados que trabajan para los carteles y que vienen a tratar de conseguir
reclutas.
Debido a las
amenazas de los grupos delictivos, cuatro policías estatales y cuatro federales
viven en el albergue de Solalinde, en el sur de México, como protección.
Solalinde hoy en día viaja con guardaespaldas, tras haber huido de México por
dos meses el año pasado debido a las amenazas.
Un inmigrante en el
albergue de Matamoros, quien se identificó sólo como "El Gordo" y
dijo tener 48 años, dijo que había llegado dos días antes tras salir de Copán,
Honduras. Añadió que vivió en Los Angeles 10 años pero que ha estado en
Honduras los últimos cuatro. Ahora trata de regresar a California, donde tiene
una hija de 15 años.
Cuando se le
preguntó sobre sus probabilidades de cruzar la frontera, respondió: "Es
difícil, no tanto por la Patrulla Fronteriza" sino por los carteles de las
drogas.
» Avalan sistema de
datos biométricos para control de salida de extranjeros en EU
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Associated Press |
2013-05-20 | 12:42)
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