El presidente
del PAN destituye a un fiel del expresidente de Calderón como jefe del Senado
Luis Prados
A punto de cumplirse
seis meses de la firma de la agenda de reformas suscritas por las principales
fuerzas políticas, el Pacto por México se cobra su primera víctima. El
presidente del Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha), Gustavo Madero,
comunicó este domingo a Ernesto Cordero, antiguo secretario de Hacienda con el
expresidente Felipe Calderón, su cese como jefe del grupo parlamentario panista
en el Senado.
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La decisión, que se
venía rumiando desde hace días, consagra la brecha abierta en el PAN a partir
del Pacto entre los fieles del expresidente mexicano y aquellos dirigentes del
partido que fueron apartados del poder en el sexenio anterior.
Madero ha anunciado
que el martes decidirá con los senadores panistas el perfil del nuevo jefe de
la bancada, pero 24 de los 38 senadores del partido hicieron pública una carta
en la tarde del domingo expresando su apoyo a Cordero como coordinador del
grupo parlamentario. En su misiva, los firmantes subrayan la “habilidad” del ex
secretario de Hacienda “como auténtico contrapeso a un Gobierno y un partido
que claramente lo ameritan”.
Al margen de
rencillas personales y ambiciones políticas frustradas, propias de todos los
partidos, la facción calderonista del PAN considera que su supeditación al
Pacto por México está convirtiendo al partido en una mera comparsa del proyecto
político del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto.
La gota que colmó el
vaso de la paciencia de Madero fue la iniciativa de Cordero de presentar una
reforma política y electoral fuera del Pacto por México, que tiene la intención
de presentar la suya propia a finales de este mes. Tras ello, el presidente del
PAN anunció a la prensa que el martes revisaría la conveniencia de seguir con
el mismo líder en el Senado. El conflicto motivó que el propio Calderón,
retirado en la Universidad de Harvard, interviniera llamando a los suyos a
ventilar sus diferencias en el interior del partido.
La alternativa
presentada por el ex secretario de Hacienda, que no ha dejado de criticar los
acuerdos suscritos en el seno de Pacto, fue apoyada por senadores del Partido
de la Revolución Democrática (PRD, izquierda). En ambos grupos no escasean
quienes piensan que el Pacto redunda en beneficio político fundamentalmente de
Peña Nieto, desdibuja el perfil de los partidos de oposición y socava al
Congreso como el verdadero foro de la representación popular. En el caso del
PAN la herida escuece más porque buena parte de las reformas previstas por el
Pacto fueron frustradas por la oposición del PRI durante la presidencia de
Calderón.
Buen ejemplo de esta
actitud es el artículo que firmaba ayer en el diario Milenio Juan Ignacio
Zavala, amigo y cuñado del expresidente Calderón. Bajo el título El pleito del
PAN, comenzaba así: “No es solamente una lucha por el poder, es una lucha por
el rumbo del partido, por la forma en que debe comportarse ante el Gobierno y
por recuperar un poco de la dignidad partidista que Madero ha pisoteado con sus
elogios desmedidos, y hasta cursis, que le lanza cada vez que puede al
presidente Peña Nieto”. Y concluía: “Porque el partido es mucho más que una
dirigencia pusilánime y que un cúmulo de rencores mal procesados”.
La batalla por el
control del PAN solo acaba de comenzar y quizá también ponga en juego la suerte
del Pacto por México en vísperas de las elecciones regionales y municipales
prevista en 14 estados —uno de ellos se juega la gubernatura— para el próximo 7
de julio.
(EL PAIS/ Luis Prados México/ 20 MAY 2013 - 05:05)
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