lunes, 20 de mayo de 2013

‘ESCONDE’ GUERRERO TESORO PREHISPÁNICO

Los vestigios de este singular sitio permanecen enterrados o semidescubiertos, pues los habitantes, dedicados la mayoría a la siembra de maíz, ocupan las antiguas piedras para colocarlas en viviendas o corrales

Reforma
Piedra Labrada, Guerrero— Era tan pesado, cuentan, que hasta las llantas de la camioneta se desinflaron. Que estaba relleno de oro, que varios hombres lo sostenían porque dos no aguantaban, según Jesús, Rosario e Iván, de entre 9 y 12 años, quienes se arrebatan la palabra para relatar el descubrimiento del más reciente personaje prehispánico en Piedra Labrada, un caserío rural de unas 50 viviendas en la Costa Chica de Guerrero, cuyas ruinas arqueológicas han sido comparadas con las de Chichén Itzá o las de Monte Albán.

Los adultos enmiendan la historia: la piedra, con un jugador de pelota decapitado pesaba, sí, pero no requirió un ejército de hombres para transportarla; las llantas del vehículo no se poncharon; nadie sabe si contiene un metal precioso, porque apenas se halló el 3 de mayo en el cerro, cuando los pobladores arreglaban una tubería de agua.

El sitio arqueológico de Piedra Labrada, que coexistió con los zapotecas de Oaxaca y los teotihuacanos, entre otros grupos del Centro de México, pertenece al municipio de Ometepec, del cual dista unos ocho kilómetros. Sin carretera que lo comunique y sin transporte colectivo regular –un camión de redilas hace un viaje miércoles y domingos– es un lugar desconocido incluso para los habitantes de Ometepec, aunque desde 1960 el arqueólogo Román Piña Chan documentó su existencia, tras emprender un recorrido por los caminos que transitaban los pobladores a lomo de mulas o caballos, recuerda el arqueólogo Gerardo Gutiérrez.

“Continúa aislado, es una aventura llegar ahí”, opina el autor del ‘Catálogo de sitios arqueológicos de las regiones Mixteca–Tlapaneca–Nahua y Costa Chica de Guerrero’, académico de la Universidad de Colorado Boulder.

A diferencia de Chichén Itzá o Monte Albán, los vestigios de Piedra Labrada –cuya ocupación comenzó hace más de 2 mil años– permanecen enterrados o semidescubiertos, pues los habitantes, dedicados la mayoría a la siembra de maíz, ocupan las antiguas piedras para colocarlas en viviendas o corrales. En algún caso se usan como cuenco para bebedero de animales o guarida de gallinas.

MUDANZA OBLIGADA

El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, anunció el rescate, junto con el INAH, del sitio prehispánico, considerado el más importante del estado. Pero la excavación arqueológica requiere reubicar a la comunidad, asentada en un tercio de la zona.

Ismael Camacho, presidente del Museo Comunitario de Piedra Labrada, calcula que el 80 por ciento de los habitantes están de acuerdo con el traslado. Al resto será difícil convencerlo.

“¿Y a dónde nos vamos?”, pregunta una mujer, recelosa de la propuesta del cambio, porque además algunos habitantes sospechan que bajo los vestigios está enterrado oro.

Otro hombre, cuya casa refresca la sombra de un portentoso ciruelo, dice que se irá... si le garantizan el cobijo de un árbol semejante; observa además que su vivienda se localiza en la entrada del pueblo –donde vende dulces, frituras y refrescos– de modo que la nueva ubicación tendría que ser equivalente.

(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Agencia Reforma | 2013-05-19 | 22:17)

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