En los últimos tres
años, suman 225 las mujeres asesinadas en Baja California, víctimas apuñaladas,
decapitadas, incineradas que han terminado sus vidas flotando en los canales de
la periferia de las ciudades. Mientras, Gobierno del Estado ha decidido dejar
pendiente su deber de poner en funcionamiento el Sistema Estatal para la
Prevención, Sanción y Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres,
obligación que le fue marcada por Ley desde 2008. ONGs propone reeducar a los
hombres
La mañana del
viernes 15 de noviembre de 2013, agentes
de la Policía Municipal percibieron una estela de humo negro que salía de una
construcción derruida en el conjunto habitacional Los Viñedos, en Los
Santorales, al Poniente de Mexicali. Al acercarse, vieron que llamas de más de
medio metro salían de un cuerpo humano
en combustión. Entre el fuego se distinguían las dos manos y una parte del pie
izquierdo. Era el cuerpo de una mujer.
Al día siguiente,
las crónicas periodísticas reseñaban que había sido violada y quemada viva.
Ambas afirmaciones fueron refutadas por científicos del Gobierno del Estado.
De acuerdo al
reporte del Servicio Médico Forense, la víctima presentaba quemaduras de cuarto
grado en el 100 por ciento del cuerpo, por lo que fue difícil de identificar.
“Las quemaduras eran post mortales, primero la asesinaron y luego la quemaron,
tenía una herida punzocortante que llegaba al corazón”, explicó el titular de
SEMEFO, Francisco Acuña Campa, quien aclaró que no es fácil encontrar en una
persona calcinada rasgos de violación.
Los restos del
cuerpo quedaron en las instalaciones del Servicio Forense. El 19 de noviembre,
un hombre se acercó a las oficinas del SEMEFO, pero no entró. Abordó a una de
las empleadas afuera para preguntarle si estaba el cuerpo de una mujer quemada.
Al obtener la respuesta afirmativa, se retiró.
Seis días después el
hombre fue detenido. Se trata de José Miguel, a quien apodan “El Enano” -la Ley
protege su identidad- y era pareja sentimental de quien resultó ser Ana Luisa
Hernández Hinojosa, originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, y relacionada con
su agresor desde hace cinco años, con una historia de recurrente maltrato.
De acuerdo a
Cristian Colosio Lule, coordinador de la Unidad de Homicidios Violentos de la
Procuraduría estatal, desde que se implementó el Nuevo Sistema de Justicia
Penal -11 de agosto de 2010- a la fecha, se han cometido 55 asesinatos contra
mujeres en Mexicali; 19 en lo que va de 2013. Colosio calculó que cerca del 70
por ciento de los expedientes, son procesos “judicializados”, asuntos que
llegaron al Juzgado, en algunos casos con detenido o identificado el presunto
responsable. En el 30% restante, sigue la investigación, la integración de
elementos en el expediente. “En la mayoría de los casos, se trata de temas
pasionales”, aseguró el funcionario.
La larga lista
incluye mujeres descuartizadas, decapitadas, violadas, torturadas, arrojadas a
canales de riego -sobre todo en la parte Poniente de Mexicali-. En varios
asesinatos, se ha tratado de sexoservidoras.
Muchas muertas
Conforme a los archivos de la Procuraduría
General de Justicia del Estado, del 1 de enero de 2008 al 4 de diciembre de
2013, 231 mujeres han sido asesinadas en Baja California; 123 en Tijuana, 52 en
Mexicali, 16 en Rosarito; 6 en Tecate, 34 en Ensenada. 71 de esos homicidios
han ocurrido en 2013: 35 en Tijuana, 19 en Mexicali, 7 en Rosarito, 8 en
Ensenada y 2 en Tecate.
Del total de
expedientes, el 42% está resuelto con el presunto responsable detenido.
Ensenada tiene la mayor efectividad, con el 59% de los expedientes integrados;
le sigue Mexicali, con el 50%; Tijuana, 36%; y Rosarito, con 25%.
De acuerdo a datos
aportados por el coordinador de la Unidad de Homicidios Violentos en el NSJP,
de agosto a diciembre de 2010 se presentaron tres casos de mujeres asesinadas.
En 2011 se registraron15 asesinatos, 18 en 2012 y 19 hasta la primera semana de
diciembre de 2013.
En lo que respecta a
2010, dos de los tres eventos están ya “judicializados”, lo que significa que
ya se pidió la orden de aprehensión, una
está pendiente y otro detenido.
De los 15 homicidios
de 2011, ocho se catalogan como “resueltos”, hay siete presuntos responsables
detenidos, y los siete restantes siguen en investigación. De este año hay siete
detenidos.
En cuanto a los 18
asesinatos de 2012, hay nueve “resueltos”, con cinco detenidos. Los nueve
restantes continúan bajo investigación.
De acuerdo a Colosio
Lule, seis de los 19 asesinatos de
mujeres se consideran “resueltos”, con tres detenidos, y el resto aún en
investigación. Reiteró que el 70% ha tenido motivos pasionales. “No están tanto
aún relacionados con el tema de feminicidios, pero sí son eventos en los cuales
la víctima ha sido una mujer”, refiere el investigador, aceptando que en
algunos de los casos ha habido droga de por medio. También han encontrado temas
como narcomenudeo o delincuencia organizada, pero en menor proporción.
En el caso de
sexoservidoras, indica que tienen un
caso de 2013 ya catalogado como resuelto, y otros dos, de 2010 y de 2011, aún
en investigación, pero aclara que -sin descartar un posible serial-, en ambos
incidentes no hay elementos que apunten a homicidios por cuestión de género o relacionados con el sexo
servicio. “Son casos que se derivó en el momento, la droga, otros factores,
pero no propiamente los relacionados con el tema de feminicidios”, afirmó.
“Si vamos a un
porcentaje, tenemos aproximado del 50 por ciento en efectividad”, sostiene el
investigador estatal en relación a los casos de inicio y los judicializados.
En Tijuana, la
incidencia de hombres que asesinan mujeres, es más alta.
Durante 2011, 48
mujeres muertas en 47 averiguaciones, un doble asesinato, 20 fueron resueltas y
27 se encuentran en integración. “Traemos líneas en algunas, pero no hay
elementos suficientes. De las 20 resueltas, 13 están relacionadas con
narcomenudeo y siete tienen que ver con violencia intrafamiliar o delitos
pasionales”.
En 2012, las mujeres
asesinadas sumaron 40 y se abrieron 39 averiguaciones previas, 15 están
resueltas (11 relacionadas con narcomenudeo) y 24 pendientes de resolución. “En
algunas tenemos presuntos responsables y línea de investigaciones, pero no ha
sido localizado el detenido para ver qué elementos nos aportan, pero en muchas
de ellas, particularmente en las pasionales, traemos el dato de un presunto
responsable, aunque no tenemos señalamientos directos” explicó Miguel Guerrero.
Hasta el 5 de
diciembre de 2013, el registro era de 35 averiguaciones previas iniciadas por
asesinatos de féminas, seis están resueltas (cuatro relacionadas con
narcomenudeo), 28 en trámite, tres se remitieron a secuestros por estar
relacionadas con privaciones, y 15 con narcomenudeo.
— ¿Cuál es el móvil
principal móvil que han detectado?, se le preguntó al coordinador de
Homicidios.
“El pasional, en
segundo el narcomenudeo, y después secuestro y otros”.
— ¿En los homicidios
de mujeres existen antecedentes de violencia intrafamiliar?
“En la mayoría, nos
aparece que existió maltrato con anterioridad, sobre todo en el caso de los
concubinatos, el 70 u 80 por ciento de estos casos son concubinatos”.
— ¿Maltrato
denunciado?
“En la mayoría no
hay denuncias previas, lo detectamos por declaraciones de los familiares
mientras investigamos los asesinatos”.
— ¿Cuál ha sido
el perfil de los expedientes de las
mujeres asesinadas por narcomenudeo?
“Casi todas las
encontramos en homicidios dobles o triples, donde asesinan a uno o dos hombres,
también, en este año por ejemplo solo unas tres han aparecido solas. Es común
el uso de armas de fuego y el estrangulamiento. En el seguimiento se ha
detectado que las matan por estar relacionadas con hombres metidos en la venta
de droga, las matan por estar, por saber, por tener conocimiento, porque se
entrevistan con gente involucrada; le manejan, entregan, mueven, pero siempre
el cabeza de familia es el que maneja la situación, y la mujer está relacionada
con él”, concluyó Miguel Guerrero.
En Ensenada, el
registro de mujeres asesinadas de la Subprocuraduría de Justicia de Zona indica
que en 2011 iniciaron diez averiguaciones previas, correspondientes a trece
víctimas; en 2012, fueron 12 averiguaciones con trece víctimas; y del 1 enero
al 4 de diciembre de 2013, se abrieron ocho averiguaciones previas, con igual
número de víctimas. Del total de
averiguaciones previas, 20 están resueltas con personas detenidas, o con orden
de aprehensión girada.
Un total de 16 han
sido las mujeres asesinadas en los últimos tres años en Rosarito. Durante 2011
mataron a seis, la PGJE solo pudo ubicar al homicida de una; en 2012, tres
mujeres fueron masacradas y ninguno de los presuntos responsables fue
identificado; mientras que en 2013, hasta la primera semana de diciembre, siete
mujeres han muerto en homicidios violentos, pero solo tres de los asesinos han
sido llevados ante un juez.
Mexicali: “El Enano” y “La Chaparra”
Ana Luisa y José
Miguel se conocieron en un centro de rehabilitación de Ciudad Juárez, en 2008,
luego vivieron en Torreón -con la madre de ella- y tenían cerca de tres años
residiendo en Mexicali, aunque de manera inestable -en la casa de los padres de
él y se desaparecían por temporadas-. Oficialmente se dijo que la pareja se dedicaba a la venta de
ropa usada, que seguían con problemas de drogas, pero además, que José Miguel
la golpeaba constantemente. “Era un tipo muy violento”, lo definió un conocido,
quien aseguró: “Aparte la prostituía”.
De acuerdo a la
versión de un amigo de la pareja -Alfredo N- , la tarde-noche del jueves 14 de
noviembre de 2013, ambos llegaron a buscarlo a su trabajo, en la zona del
Bulevar Héctor Terán. José Miguel le dijo que “su vieja quería con él”, él
rehusó la oferta, aunque ella le insistió y hasta lo acusaron de “joto”, pero
él se mantuvo en el rechazo.
Dos horas después,
Ana Luisa regresó sola, le pidió 200 pesos por tener sexo con él, y aceptó. De
acuerdo a la versión aportada a los
fiscales, ella le advirtió que se cuidara de José, que se lo quería “chingar”,
que siempre portaba un cuchillo o un desarmador. Cerca de las cinco de la
mañana del viernes 15, José Miguel llegó a buscarlos y le pidió “raite” a la
casa de sus padres, en la colonia Progreso.
Los tres subieron a
un auto prestado, y en el camino, bajo el pretexto de que ella quería “ir al
baño”, se desviaron por un camino de tierra, llegaron a una casa abandonada,
rodeada de parcelas de riego.
De acuerdo al relato,
la pareja se bajó y se metió a la casa,
el testigo se dio cuenta de que José empezó a golpearla muy fuerte, ella quería
zafarse pero no podía. Caminaron más al fondo de la casa y ya no pudo verlos.
De repente José se subió al vehículo y se metió algo en la cintura, le dijo al chofer que la mujer se quedaría
“porque estaba bien drogada”.
“José estaba muy
nervioso, y olía mucho a gasolina…”, dijo el testigo a los investigadores.
En Ciudad
Juárez, el 19 de noviembre, Mariela
Hinojosa recibió una llamada desde Mexicali. Era José Miguel, quien le dijo que
su hija, “La Chaparra”, estaba muerta, quemada, que tenía que acudir al SEMEFO
a identificarla, por lo que viajó a Mexicali.
Del Servicio Médico
Forense, se fue directamente a las instalaciones de la Procuraduría estatal.
“Cuando me llamó se notaba muy desesperado, agitado”, dijo Hinojosa a los
investigadores. También les confió que en varias ocasiones la había amenazado
de muerte.
El 29 de noviembre
de 2013, se inició el juicio en el NSJP contra el presunto agresor de la joven
Anal Luisa, cuyo cadáver aún se encuentra en los refrigeradores del SEMEFO en
la capital del estado, a la espera de que el resultado del examen de ADN
coincida con el de su madre, para que la señora pueda recogerlo.
Tijuana: a “La
Flaca” también la quemaron
Según sus homicidas
-hombres deportados de Estados Unidos hace años que viven y venden droga en la
canalización-, Yesenia “La Flaca” y David “El Moreno” eran pareja y vendían
droga en la colonia Postal, para un hombre mayor conocido como “Don Juan”.
Su jefe criminal fue
informado por otros delincuentes que presuntamente, ambos estaban pasando
informes a la Policía Municipal, así que dio la orden de desaparecerlos. Los
mandaron llamar a la canalización del Río Tijuana, justo bajo el puente de la
colonia 20 de Noviembre. Cuando llegaron, los metieron a las cuartos hechizos
atrás de las compuertas, el vendedor de drogas Alberto Marroquín “El Cholo”
-acompañado de cuatro cómplices- les preguntó por la traición y lo negaron,
pero eso no importó.
“Yo golpee a ‘La
Flaca’ con un bat, por lo que le di dos batazos, uno en la nuca y el otro en la
espalda, y de ahí le empezaron a pegar los demás… tardando como unos cuantos
segundos hasta que ya no se movieron”.
Los asesinó y
abandonó, dejando instrucciones y dinero para que otros dos drogadictos fueran
a comprar 50 pesos de gasolina y quemaran los cuerpos. Lo hicieron y, cuando
estaban semi-carbonizados, los metieron en un saco y los trasladaron hacia el
norte por el mismo canal, donde el
cuerpo de Yesenia fue localizado el 29 de junio de 2013.
VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR
La mañana del
domingo 6 de octubre de 2013, a Ruth, de 30 años, la mató su esposo, Juan
Oswaldo Villanueva Botello.
“Mi esposa estaba en
ese momento desayunando, por lo que me le acerqué, quedando parado detrás de mi
esposa, le puse alrededor del cuello la corbata y la jalé hacia el declarante,
haciendo fuerza en apretarle el cuello para que se asfixiara y no pudiera respirar.
En el forcejeo mi esposa cae al suelo, boca arriba, golpeándose la cabeza, y es
cuando aprovecho y me siento encima de su abdomen, y continúo apretándole el
cuello con fuerza con la corbata gris, hasta que dejó de moverse…”, relató el
homicida.
Después cargó a su
hija de 11 meses de edad, y subió a descansar al segundo piso de la casa que
compartían. De la 1:30 hasta las 6:00 pm se fue a misa, y esperó a la madrugada
del día 7 de octubre para abandonar el cuerpo cerca de la casa de la hermana de
la víctima, en el fraccionamiento Paseos del Florido, en Tijuana, y después
llamar a la familia para hacerles creer que Ruth había huido.
Al justificar su
crimen ante el Ministerio Público, Juan Oswaldo aseguró que los tres años de
matrimonio habían sido problemáticos porque la mujer era depresiva y él tenía
miedo de que lo matara a él o su hija, también confesó que tres meses atrás
había iniciado una relación sentimental con una joven de su congregación
religiosa.
En otro hecho, el 12
de septiembre de 2013, en Ensenada, “Antonio” asesinó a su ex pareja Sonia
Romero Cota con un zapapico frente a sus hijas. En medio del pleito familiar,
Elizabeth Hernández Castro, amiga de la agredida, también pereció, víctima del
hombre celoso que se negaba a dejar la relación.
Antes, el 16 de
febrero, en el fraccionamiento Guaycura de Tijuana, María Cristina y su hijo de
siete años fueron asfixiados hasta morir por el padre de éste, Armando
Ricárdez. Las razones expresadas en su confesión, fueron que había consumido
bebidas embriagantes y, junto a un amigo de parranda, consumió cinco sobres de
cocaína de 20 dólares -equivalente a cinco líneas de droga por sobre-. Al
llegar a su casa, su esposa por 10 años no aceptó tener relaciones con él.
CRÍMENES DE AMOR
“Viven unos ciclos de violencia, de pobreza,
es como un engranaje de un mecanismo todo chueco, podrido, corrupto, impune”,
sostiene Maricarmen Rioseco, integrante de la agrupación Milenio Feminista y
parte del grupo local Alaíde Foppa.
“Se trata de una
violencia familiar de género, pero acentuada en la violencia sexual, han sido
abusadas desde la infancia, y entre la pobreza y el abuso huyen, salen. A los
14, 15 años, no tienen ninguna opción de trabajo, ni de escuela. Es
relativamente fácil que se vayan al trabajo sexual, o las drogas. Están tan
carentes de afecto, que es fácil que las enganchen, por eso se llaman crímenes
de amor”, refiere respecto a las mujeres asesinadas.
Rioseco advierte la
ausencia de una política pública seria, real, con una visión de género.
Cuestiona que existan programas -con millones de presupuesto- que no bajan a
las colonias, a los sectores marginales,
por lo que no tienen ningún impacto.
“No hay una parte
que les den trabajo, que les den salud, no hay una parte que te den identidad;
muchas personas no tienen ni siquiera identidad”, dice en alusión a documentos
básicos que les sirvan para trámites de todo tipo, incluidos los laborales.
La feminista opina
que la violencia contra las mujeres es un tema de seguridad ciudadana. “Son los
políticos los que hacen los programas, los presupuestos para la seguridad
pública, y no tienen ni idea de lo que está pasando”.
Rebeca Maltos,
coordinadora del grupo Gente Diversa, recordó que en Baja California no hay
ningún caso que se haya consignado como feminicidio, a pesar que desde el 19 de
octubre de 2012, se estableció en el
Código Penal como delito.
Maltos considera que
la violencia de género es un problema de hombres, porque este sector es el que
ejerce este tipo de violencia. “Se necesitan políticas públicas para reeducar a
los hombres, antes de llegar a la fase extrema que es el feminicidio. El
violentómetro es un semáforo, hay muchos indicadores”, afirma la activista,
para quien existen puntos importantes para “aterrizar” las políticas públicas,
como la prevención y la atención.
“La violencia de
género es un acto de control y de poder”, sintetiza en referencia que se trata
de relaciones desiguales de poder, y que al hombre lo educan para que controle
y mande, y si la mujer se rehúsa, el hombre trata de controlarla. “Si él fuera violento,
sería violento con su jefe en el trabajo, o con sus amigos…”.
La indolencia
oficial se remitió a la Ley Estatal de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia (aprobada en 2008), que incluye la creación de un sistema estatal
para la prevención, sanción y erradicación de la violencia hacia las mujeres
-conformado por nueve instancias de gobierno y presidido por el secretario
general de Gobierno en el Estado-. Solo se han reunido dos veces, en mayo de
2011 y en febrero de 2013, sin que a la fecha se haya publicado el plan estatal
para contrarrestar la violencia hacia las mujeres.
“Esto no se puede
esperar, si no entra otra vez este sistema, con los Presupuestos Operativos
Anuales, así van a estar otro año perdido. Mientras, que a las mujeres las
sigan calcinando”, resume Rebeca Maltos.
DETIENEN A VIOLADOR DE MENOR DE EDAD
Mario Enrique Buelna
Morales, de 54 años de edad, es acusado por la Procuraduría General de Justicia
del Estado (PGJE), de haber privado de su libertad y violado en una casa abandonada
en la colonia Azteca, a una joven de 16 años de edad.
Este caso fue ligado
a otra denuncia entablada por dos menores de edad, una de 8 y otra de 11 años,
quienes declararon ante las autoridades en noviembre, que un sujeto había
intentado violar a una de ellas, pero la menor logró escapar luego de gritar y
patalear. Las características del automóvil eran las mismas, la media filiación
del sujeto y la manera en que fueron abordadas, coincidían en los dos casos.
Buelna, propietario
de dos tracto camiones, fue detenido en un operativo en la madrugada del martes
10 de diciembre. Primero, ofreció 20 mil dólares a los policías ministeriales
que lo detuvieron, para que lo dejaran ir, oferta que fue rechazada. Luego,
confesó ambos delitos. La PGJE determinó que podrían existir más casos en los
que este sujeto estuviera involucrado.
Durante una rueda de
prensa realizada el 11 de diciembre, el subprocurador de Zona Ensenada de la
PGJE, Marco Antonio Chavarría López, comentó que si alguien identificaba a Buelna
o sabía de algún caso en otra entidad que lo vinculara a un delito, lo
denunciara de inmediato.
El detenido,
originario de San Luis Río Colorado, Sonora, había librado en ese estado un
proceso por homicidio. Hasta su captura, vivía en Ensenada con su esposa.
Manejaba un vehículo Dodge Nitro blanco, con placas fronterizas de Baja
California, número BHN-74-76. Al momento de su detención, las autoridades
encontraron una escopeta marca Winchester en el interior del automóvil.
Sobre la menor
secuestrada por este sujeto, el subprocurador refirió que los hechos ocurrieron
en la colonia Moderna el 9 de diciembre, donde Buelna “la sorprende, la sujeta
del brazo, la sube al vehículo, la cubre con una colcha que traía en el lugar.
Le dice que traía un arma de fuego, con esa la amenaza, y la lleva a un
domicilio ubicado en la colonia Azteca. En ese domicilio la baja y la obliga a
tener relaciones sexuales”.
De acuerdo a
Chavarría, tras la violación, el sujeto dejó a la menor en la vivienda, quien
se retiró del lugar y acudió ante las autoridades para denunciarlo.
(SEMANARIO
ZETA/ Rosario Mosso/ Ricardo Meza/ Diciembre 16, 2013 12:01 PM)
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