domingo, 20 de enero de 2013

EL AUSENTE


Águeda Barojas Ontiveros

Cada día es más notoria la ausencia en Guaymas y en los eventos públicos del alcalde Otto Claussen Iberri. Es tan notoria que hasta los periodistas de casa lo dicen.

La ausencia del alcalde Otto Claussen Iberri en los actos públicos tiene connotaciones importantes. Primero es evidente el valemadrismo con el que gobierna Guaymas, segundo, creíamos que al terminar el trienio se regresaría a su casa de Hermosillo, pero nunca imaginamos que se regresaría tan pronto.

Han pasado poco más de cuatro meses de que inicio su gobierno y nada trascendente, nada importante ha sucedido en el gobierno del rumbo.

Bien decían, que la reversa también es cambio.

Si el alcalde no asiste a casi ningún evento público importante, ¿Qué hace? ¿Dónde se mete? ¿Acaso se la pasará encerrado en la oficina?

Cuatro meses han pasado y no hay cambios en Seguridad Pública, no tenemos nuevas unidades y si tenemos en cambio delitos de alto impacto que el alcalde los lamenta en twitter con un "chingao". O sea, con esa expresión quiere decirnos, aunque sea por las redes sociales, que le pesa mucho las ejecuciones en Guaymas.

Le pasó de noche los cien días de gobierno, le importó poco la organización del Carnaval y dejó en manos de unas cuantas personas una fiesta que ha venido de más a menos, pero que sirve de válvula de escape a muchos guaymenses.

Las consecuencias de su ausencia las sintió la semana pasada cuando la grilla interna y el pleito por el control de la organización de la fiesta se convirtieron en un escándalo.

El escándalo dejó al descubierto su desinterés.

La ausencia del alcalde no es nueva, con tantos problemas económicos y sociales que tiene la ciudad se dio el lujo de irse de vacaciones en diciembre y regresar a la Casa de Piedra el 7 de enero.

Ni mensaje de navidad, ni mensaje de año nuevo, ni presencia en los días más complicados del año.

Y como dice el dicho, a dónde fueras haz lo que vieras, por lo que fue muy notorio que la vida regresó a palacio municipal el 7 de enero, porque junto con él, llegaron los foráneos, que son muchos por cierto. Los de casa, hay que reconocerlo, se quedaron encargados del changarro.

Esta semana que recién concluyó fue reveladora, de por lo menos siete eventos importantes el alcalde sólo asistió a uno. Sólo acudió al cambio de mandos en la Armada, porque hay niveles, obvio y porque vendría el Procurador Carlos Navarro Sugich.

Antes, el alcalde no asistió a la presentación de la cartelera del Carnaval, a la reunión con productores agrícolas para evaluar daños de la siembra por las heladas, a la graduación de los niños del programa DARE, a la selección de la Reina del Carnaval, al homenaje que Cruz Roja y Bomberos hizo ayer sábado a "Don panchito", ni tampoco fue a la selección de los reyes infantiles, evento presidido por su esposa, Ana Sofía Rubio y Alfonso Uribe.

Al Secretario del Ayuntamiento y la Síndico Procurador ya se les conoce más por los actos a los que acuden a representar al alcalde que por sus funciones y acciones.

Eso, solo en una semana, la misma semana en la que el alcalde si fue al juego de los Yaquis a Ciudad Obregón acompañado por algunos funcionarios y regidores y en la que también se le vio, según versiones en las redes sociales, en Hermosillo en la marcha contra los impuestos el domingo pasado.

El desdén con el que ve a Guaymas Otto Claussen Iberri no es nada nuevo, de antemano se sabía que Guaymas para los que son de fuera, es un botín político.

En los últimos 20 años este puerto ha sido gobernado por tres golondrinos, Edmundo Chávez Méndez, Antonio Astiazarán y ahora Claussen Iberri.

El que haya nacido aquí no les da derecho a utilizar a Guaymas como trampolín político.

Su repentino amor por Guaymas nos ha costado caro.

Desfilparros, malos manejos, abuso de autoridad, censura, y otras linduras más han sido características de los gobiernos golondrinos.

Sin temor a equivocarme puedo asegurar que Otto Claussen le apuesta a que aterricen los millones y millones de pesos que prometió su amigo llegarían este año a Guaymas. Sabe que con dinero baila el perro.

Repito lo que le dijo hace unos días en redes sociales uno de sus periodistas favoritos: Otto Claussen está a tiempo.

Han pasado cuatro meses ya es hora que se ponga a gobernar.


Última actualización el Domingo, 20 de Enero de 2013 19:20
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA  DE AGUEDA BAROJAS/ Domingo, 20 de Enero de 2013 19:14)

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