domingo, 20 de enero de 2013

CONSEJO ESTATAL ELECTORAL DE SINALOA: ¿FAMILIA ELECTORAL O GRUPO DE PODER?



Me quedo con la categoría sociológica de grupo de poder, que en una breve definición podría identificarse con base a tres elementos: afinidad ideológica, normas y disciplina interna. Tienen además posición, rol e intereses

ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY
En la columna institucional Malecón de Noroeste se acuñó el concepto de familia electoral para referirse al origen y cohesión de la mayoría de los miembros del recién nombrado Consejo Estatal Electoral. De los 24 aspirantes a Presidente y 96 a consejeros ciudadanos, curiosamente resultaron seleccionados quienes han sido miembros de este grupo patrimonialista. Sólo con excepción de Enrique Ibarra y Rodrigo Borbón, quienes por cierto en la primera sesión extraordinaria fueron chamaqueados cuando se nombró al Secretario General, que debió salir no de una propuesta, sino de una terna de abogados con especialidad en el área. La ley lo permite y las buenas prácticas democráticas así lo recomiendan.

En el nuevo CEE uno ya fue Presidente, otro, Secretario General, otros, consejeros electorales y dos novedades: subieron a una funcionaria de la estructura ejecutiva y un representante del CEE en la zona norte. Quien hasta ahora parece ser la única sacrificada es Juliana Araujo, que podría convertirse en magistrada electoral si se le acomodan los astros, luego de que se revocara el nombramiento de los tres magistrados que habían tomado posesión.

Entonces, la definición de "familia electoral" es muy ilustrativa del poder patrimonial de este grupo y la penosa simulación en que ha incurrido el Congreso del Estado, que no se apegó a la convocatoria ni garantizó la libre competencia de perfiles profesionales. Se inclinó preferentemente por quienes han venido controlando el órgano electoral desde 2001, dejando en el camino a profesionistas preparados, capaces y confiables.

Ergo, me quedo con la categoría sociológica de grupo de poder, que en una breve definición podría identificarse con base a tres elementos: afinidad ideológica, normas y disciplina interna. Tienen además posición, rol e intereses. Todo un objeto de estudio en el paisaje cada vez más complejo de los organismos electorales estatales.

Ante esta definición saltan tres preguntan que intentaremos responder: ¿Cuándo y cómo se forma el grupo? ¿Qué experiencias los han cohesionado? y ¿Quién o quiénes han sido beneficiados?

Origen
En los albores de 2001 se formó el primer CEE de la nueva época de los organismos electorales. A nivel federal las reformas electorales de diciembre de 1996 habían fortalecido al árbitro y se respiraba el mejor momento del instituto. Es el tiempo del "IFE de Woldenberg", quien junto con otras personalidades del mundo de la academia prestigió la institución electoral. En Sinaloa esto obligó a desmantelar el viejo CEE que había organizado la últimas elecciones en medio del escándalo y que tuvo su momento más climático cuando a los consejeros ciudadanos Alfredo Pallares y Refugio Ceceña se les impidió el paso a las instalaciones argumentando que "ya habían pasado las elecciones".

Ante tal despropósito se trataba de integrar un nuevo CEE con perfil académico y ciudadano parecido al del IFE y fuimos seleccionados profesores e investigadores universitarios, líderes de opinión y profesionistas. El nombramiento, recuerdo, fue por unanimidad y estimulaba confianza en las organizaciones sociales y políticas. No hubo aspavientos y la habilitación transcurrió con absoluta normalidad.

Sin embargo, el CEE que desde ese momento presidía Rigoberto Ocampo, rápidamente mostró que debía alguna factura, pues el nombramiento del Secretario que debería salir de una terna y no de una propuesta única para el pleno del Consejo (como alguna vez José Woldenberg sotte voce sugirió a Rigoberto Ocampo, en una comida que tuvimos los consejeros del IFE en el restaurante La Puntilla de Mazatlán), finalmente descansó en Juliana Araujo, quien al margen del procedimiento se desempeñaría con entusiasmo y entrega a las labores del CEE (luego de casi doce años me pregunto si quien fue el acreedor de esa factura sigue como factor decisivo en la integración de los órganos electorales. Sospecho que sí).

Esta es la semilla de este grupo político al que se sumaría Enrique Vega y con cierta distancia en un principio, el propio Jacinto Pérez Gerardo. De aquel Consejo ellos han sobrevivido intermitentemente en la nómina electoral. No obstante, este grupo ha crecido con nuevos miembros como son Arturo Fajardo, Karla Peraza y Andrés López, entre los más afortunados, otros más están a la espera de conservar su cargo o alguna promoción dentro de la estructura del CEE. Al tiempo.


Cohesión
Una característica de este grupo es su ambición burocrática. Ellos son buenos profesionistas y duchos en la operación electoral en un estado que conocen a pie juntillas. Pero, en beneficio a la justicia no sólo ellos tienen conocimiento y experiencia. En Sinaloa, gracias a la maduración de los organismos electorales y la formación académica de muchos jóvenes profesionistas, hay un gran capital humano que no puede cumplir sus expectativas de desarrollo por el patrimonialismo que, como nunca, se puso de manifiesto en la selección de magistrados y consejeros electorales.

Ante las críticas severas a la decisión del Congreso parece sólo quedar como respuesta etérea un: ¡Me vale madres! y un ¡Háganle como quieran! Entre ellos no caben consideraciones morales o éticas pues se impone el pragmatismo político de la conservación del poder y el presupuesto público. Su lógica parece rezar que aun con toda la crítica siempre será mejor estar, a no estar. Eso cohesiona y anima a ponerse en sintonía, como también exige una lealtad incondicional al grupo y su intereses.

No dudo entonces que la expresión de Pérez Gerardo, de que no va a pedir un voto de confianza, sino va a ganársela, más allá de la retórica del relevo institucional, será un principio que guíe sus acciones en los próximos meses, pues sin duda es un funcionario trabajador que buscará legitimarse. Pero, quién sabe si va lograr mejorar la percepción negativa del CEE ante segmentos organizados de la sociedad y líderes de opinión pública. Por los compromisos implícitos en estas designaciones, pues en algún momento se va a caer este propósito como ha sucedido –esperemos, no tan pronto como en el Tribunal Estatal Electoral, ya que hay un recurso interpuesto por la Coparmex y el PRD -, pues en política los compromisos persuaden.

Hay momentos cruciales donde los actores toman posición y esta posición afortunadamente es pública. Organismos sociales y medios más que los partidos de oposición son una caja de resonancia. Y se pondrá a prueba no sólo la fortaleza de este grupo, sino un valor indispensable a las instituciones electorales, como es la confianza pública.

Servicios políticos
Recuerdo que en las elecciones de 2001 se registró la fórmula petista de Gerardo Rosete y Raúl Elenes en el distrito electoral 19, donde el primero iba por mayoría relativa y también en el primer lugar de la lista de candidaturas plurinominales, triunfando en ambas por el efecto Rodríguez Pasos y al ganar tenía que renunciar a una de ellas. Optó entonces por la candidatura pluri para promover a su suplente. Sin embargo, en una maniobra de la Presidencia del CEE se buscó evitar la promoción del suplente. Entonces, Elenes recurrió el fallo emitido por la mayoría de consejeros y la autoridad jurisdiccional falló a su favor, corrigiendo el yerro y habilitándolo como Diputado. Menciono este caso porque eran las primeras resoluciones del CEE y se hacía sentir una influencia que estaba lejos del espíritu de la ley.

Luego vendrían las elecciones competitivas de 2004, donde sólo 11 mil votos hicieron la diferencia entre Jesús Aguilar Padilla y Heriberto Félix, e inmediatamente se daría trámite a favor del priista sin considerar los reclamos panistas, cosa que no hizo la Sala Superior del TEPJF, que por las irregularidades expuestas, mantuvo en suspenso hasta el 31 de diciembre quién sería el gobernador para el periodo 2004-2010.

El PAN, que dirigía Roberto Loaiza alegó, apoyado por la enjundiosa María Serrano, que la competencia había sido inequitativa y con una clara interferencia del Gobierno del Estado. Solicitaba que la cláusula de nulidad abstracta se aplicara y se valoraran varias causales. Finalmente el TEPJF dio un fallo muy controvertido. Ocampo concluyó su gestión y salió en medio del escándalo por supuesto enriquecimiento inexplicable. Denuncia que nunca se investigó pese a la exhibición de bienes millonarios.

Lo sustituye Juliana Araujo. En los comicios para gobernador de 2010 estalló nuevamente la polémica. Primero, cuestionan el acrónimo de Malova y luego mandan retirar la propaganda de la coalición electoral "El Cambio es ahora por Sinaloa", decisión que luego fue considerada excesiva por el TEPJF, y tercero, los videos que interesadamente fueron subidos a You tube y donde se puso en entredicho la imparcialidad y autonomía de Juliana Araujo y Enrique Vega, y la presunta injerencia de Jacinto Pérez en las resoluciones del CEE.

Aun con los avatares del tiempo, este grupo de poder demuestra que sigue en el ánimo de quienes toman muchas decisiones en el estado y hasta podríamos afirmar que son una pieza que aspira a ser indispensable en el sistema político dominante. Incluso, algunos de sus miembros han tenido capacidad para irradiar su cuota de poder hacia otros ámbitos en los órganos autónomos y de poder.

En manos de ellos estarán los dos comicios siguientes, no creo les vaya mal pero ¿le irá bien a nuestra democracia electoral? A su favor está la cohesión, la restauración del PRI, la distancia paulatina de Malova de los partidos de la coalición y el subsecuente debilitamiento del PAN y el PRD –que han dejado de ser un contrapeso- pero lejos, muy lejos, va quedando el espíritu ciudadano que animó las reformas que hoy se expresa en patrimonialismo electoral.


(NOROESTE/ ERNESTO HERNANDEZ NORZAGARAY/ 20-01-2013)

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