domingo, 20 de enero de 2013

ASESINO DE LÍDER BARZONISTA ERA DE "LA LÍNEA", PASABA RETENES " COMO SI NADA" EN JUÁREZ



Staff
El asesino del líder barzonista Ismael Osorio Urrutia, Juan Ismael Granillo Chavira, alias “El Chorrias”, quien fuera abatido el viernes en un tiroteo, siempre estuvo al alcance de las autoridades en las carreteras que conectan los municipios de Nuevo Casas Grandes, Buenaventura, Namiquipa y Ahumada.

“Siempre estuvo aquí y hasta pasaba como si nada frente a los ministeriales cuando colocaron los retenes por los conflictos con la minera Cascabel”, dijo ayer uno de los comuneros en esa región. Su presencia no extrañaba a las autoridades estatales, porque según describen los pobladores, “El Chorrias” departía ocasionalmente con agentes de la Fiscalía estatal algunos tragos en La Casona, uno de los bares a las afueras del casco ejidal.

Tras la muerte de Osorio Urrutia y su esposa Manuela Martha Solís Contreras, el 22 de octubre pasado, una de las líneas de investigación de la Fiscalía General del Estado iba encaminada a “El Chorrías”, quien fuera uno de los lugartenientes del Cártel de Juárez.

Era miembro de “La Línea” y era buscado por el Ejército, la Policía Federal y la PGR desde hacía casi tres años y por su captura se ofrecía una recompensa de 3 millones de pesos, dijo ayer el fiscal general del Estado, Carlos Manuel Salas.

Granillo Chavarría, a quien la FGE atribuye el doble homicidio que motivó una airada protesta de los miembros de El Barzón, cayó abatido la tarde del viernes pasado en un tiroteo con agentes de la Policía Estatal en el poblado de El Sueco, cuando se iba a ejecutar la orden de aprehensión que había en su contra.

El fiscal Salas dijo que el arma que portaba “El Chorrías”, una Pietro Beretta calibre .9 mm y el vehículo en el que viajaba, un Hyundai 2005 azul oscuro con reporte de robo, coinciden con las pruebas de balística y los videos obtenidos en las investigaciones en torno al asesinato del dirigente barzonista y de su esposa.

Afirmó que desde el inicio de la investigación se determinó que “El Chorrías” era el presunto doble homicida, por lo que se emprendió su búsqueda.

La indagatoria terminó la tarde del viernes, cuando, después de una persecución en El Sáuz, al norte de la capital del estado, inició un intercambio de disparos que concluyó con la muerte del sicario.

Salas aseguró que se pudo comprobar la pistola que portaba, previo análisis balístico y científico,  es la pistola con la que mataron al líder de El Barzón.

Por otra parte, “El Barzón” y el gobernador del estado, César Duarte Jáquez, coincidieron en que el abatimiento de “El Chorrías” no es un acto de justicia para el líder barzonista y su esposa, Manuela Martha Contreras, cuyos cuerpos fueron hallados el 22 de octubre del año pasado en un paraje de la carretera entre Ciudad Cuauhtémoc y la sección de Álvaro Obregón.

En un comunicado, El Barzón exigió al Gobierno del Estado que continúe con las  líneas de investigación que había podrían llevar a la empresa minera Mag Silver y su subsidiaria “Cascabel” al aprovechamiento irregular del agua en la cuenca hidrológica del Carmen, y las denuncias de corrupción en contra de la Comisión Federal de Electricidad, como probables autores intelectuales de ambos homicidios.

“El Chorrías” o Granillo Chavira, trascendió ayer entre los lugareños de Benito Juárez, desarrolló sus actividades dentro de grupos delictivos y vio crecer su patrimonio en el ejido.

La familia Granillo Chavira es de abolengo, oriunda de esa región de Buenaventura. Su padre es ejidatario y sus hermanos están dedicados a la agricultura.

“De hecho, por las actividades de Juan Ismael, estaban un poco distanciados, porque eran frecuentes las discusiones familiares derivadas de sus actividades al margen de la ley”, dijo uno de los comuneros entrevistados.

Desde hace cuatro años, “El Chorrías” era propietario de la cantina “El Forajido”, localizada cerca de uno de los accesos principales al poblado, frente a uno de los restaurantes de paso a la vera de la carretera Ahumada-Flores Magón.

Era dueño además de varias “vecindades” que rentaba a pizcadores de temporal.

Hace pocos años, Granillo Chavira inició la compra de predios en una colonia del ejido conocida como “Hernández y Hernández”, al sur de la comunidad.

Ahí, empezó con la compra de terrenos que después fue ampliando al adjudicarse otros abandonados que después adquiría “en remate” a quienes le reclamaban la devolución.

“Eran predios que la gente abandona porque se va a Juárez o a Chihuahua por la falta de trabajo aquí, y que cuando regresaban estaban invadidos, y por temor, se los vendían muy baratos. Así se adueñó casi de toda la colonia”, relató una mujer que radica cerca de ahí. (Staff/El Diario)

(El Diario /Staff/  2013-01-19 | 22:39)

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