- Paisajes poco conocidos
Cabo
San Lucas, B.C.S.- Sin duda el arco de nuestro puerto querido, es la
insignia geológico más conocida y que identifica turísticamente al
lugar. Esta bella formación rocosa también fue un punto de referencia
descrito en la antigüedad por los aventureros navegantes.
Pero no es el de Cabo San Lucas el único arco en la península californiana. Hay otros más de gran belleza que son esculturas naturales hechas por el oleaje y la fuerza de los vientos del Mar de Cortés.
Pero no es el de Cabo San Lucas el único arco en la península californiana. Hay otros más de gran belleza que son esculturas naturales hechas por el oleaje y la fuerza de los vientos del Mar de Cortés.
Son menos conocidos por nosotros, pero ahí están como testimonio del
buen humor de nuestra madre naturaleza al dar forma a nuestras islas y
litorales.
En la Isla Espíritu Santo, una parada obligada para las fotografías
de los turistas es el arco. Esta zona natural protegida ahora es
descubierta por decenas de paceños que los fines de semana acuden al
lugar.
Más
al norte en Isla Danzante, en el Parque Marino de Loreto se encuentra
otro arco, que es mayormente visible cuando hay marea baja.
Es poco
conocido debido a que se encuentra en una zona alejada, casi frente a
Puerto Escondido. No por ello deja de ser hermoso e impresionante.
El
bello Loreto, que ahora es promocionado intensamente como un destino
turístico de calidad, además de ser la primera capital de las
Californias, también tiene otro arco, pero este a orilla de una playa
conocida como EL PULPITO.
Es una zona ubicada al norte del municipio, justo al sur del brazo
que da forma a la bellísima Bahía Concepción. Es un sitio ideal para la
práctica del buceo de orilla y el kayakin.
Y
más al norte, se puede apreciar otro arco en la zona sur del emporio de
pesca turística conocido como Bahía de los Ángeles, ya en territorio de
nuestro hermano estado de Baja California. Está a orilla del mar este
arco en la parte central de una piedra en forma triangular.
Este lugar también es visitado y apreciado por visitantes
norteamericanos que desde los años sesentas comenzaron a arribar en
forma regular vía aérea y ahora, ya también por yate, gracias a las
facilidades náuticas que se han instalado a lo largo del Mar de Cortez.
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