lunes, 8 de julio de 2013

EL DILEMA DE SALIR DEL CLÓSET O NO

Leticia Espinoza
Saltillo.- Por las calles de Saltillo sus manos se entrelazan y de sus voces varoniles se escucha decir dulcemente “amor”, la palabra y la caricia que se quedó escondida tras las paredes verdes de la habitación de Adrián en Sabinas, donde el resto del mundo piensa que un día se casará con una mujer.

Lejos, donde nadie lo ve, Marcos puede ser él mismo, pues aunque su padre le dijo que lo apoyaría, le hizo jurar que nunca sus ojos lo verían al lado de un hombre, una promesa que hasta hoy lo lastima.

Entre Anahí y su abuela no hubo pactos, una madrugada le dijo “payaso” cuando la vio transformada en mujer, y hoy prefiere verla entrar y salir “así como quiere ser”.

Mientras platicaba con Érika, su mamá observó detenidamente su recámara, encontró libros sobre activismo y algunas notas de una chica pegadas en la pared, quiso buscar los culpables de lo que ella llamó ‘confusión’, algo que se ha convertido en una elección y ha creado todo un movimiento al saberse como las demás, hija de Eva.

ADRIÁN: ‘LIBERTAD FUERA DE CASA’

Detrás de las paredes verdes de su cuarto, acostados sobre su cama Adrián le dijo sí a Raúl, ahí escondidos de los prejuicios de su familia se besaron, se acariciaron y se amaron como hoy lo hacen cuando están a kilómetros de Sabinas.

“Mi vida de niño no fue distinta a la de otros niños, me gustaba el futbol, jugar con carritos, treparme a los árboles, sabía que había algo distinto conmigo, nunca me pregunté cuál era mi preferencia, siempre lo supe, sentía atracción hacia los hombres, nunca me gustaron las mujeres”, confiesa Adrián.

Él es originario de Sabinas y hace cuatro años llegó a Saltillo para estudiar Radiología, desde entonces se siente más liberado, pues recuerda que en su casa la pregunta más recurrente siempre fue “y la novia para cuándo”, afortunadamente siempre tuvo muchas amigas y cuando salía con una de ellas sus padres pensaban que era su novia.

Adrián salió del clóset con un grupo pequeño de amigos a los 16 años, con ellos sentía más aceptación que en su familia, donde son muy conservadores:

“La salud de mi papá no es buena, recibir una noticia de esta magnitud no sería bien recibida, por eso me he detenido”, comenta.

En Saltillo ha sido más fácil ser como realmente es, “gay”, porque existe otra mentalidad, tanto en la escuela como en el resto de su grupo de amigos:

“Llevo como una doble vida, a mis papás no les cuento ciertas cosas que tienen que ver con mi preferencia sexual, me da tristeza no poderles compartir lo que me preocupa, o cuando conocía a alguien para recibir un consejo o ir a cenar con la familia y no tener que disfrazar mi relación de pareja”, dice.

El flechazo con su pareja inició platicando en facebook, salieron tres semanas y su novio se le declaró, llevan siete meses juntos y sueña con vivir un día con Raúl, porque lo que más ama de él es que no es un hombre plástico:

Su relación se ha llegado complicar, Raúl ha ido varias veces a su casa en Sabinas, pero allá todo cambia, cómo se hablan, cómo caminan en la calle sin decirse “amor”.

“Cada quien cumple su proceso, yo esperaré el momento que decida decirlo y si no, tenemos que llegar a un acuerdo para poder vivir la vida juntos” dice Raúl mientras toma la mano de Adrián.

MARCOS: ‘DONDE NADIE LO VE’

El día que se atrevió a decir basta, llegó a las ocho de la noche, su mamá estaba haciendo de cenar y su papá estaba viendo la televisión, les dijo que lo escucharan y cuando estaban los dos sentados en la sala en medio del silencio les reveló que era homosexual.

Su madre se agarró a llorar y su padre entró en shock: “Cómo puede ser posible que nos hayas mentido tanto, tú no eras así, quién te hizo así”, le dijo su mamá, quien no lo aceptó aunque en el fondo siempre lo cuidó mucho más que a sus hermanos, incluso mandaba a alguno de ellos para acompañarlo cuando salía para cerciorarse de quién estaba con él.

“Yo te apoyo, no te voy a dar la espalda, sigo siendo tu papá, pero no vayas a traer a nadie aquí a la casa, no me gustaría verte con otro hombre, haz lo que tengas que hacer, pero fuera de estas puertas, allá lejos donde nadie te vea”, le dijo su padre.

Para entonces Marcos estaba cansado porque tras un año de relación con su pareja su mamá le exigió que se la presentara, y para entonces su vida se había convertido en una maraña de mentiras.

En el rostro de Marcos hay todavía culpas, piensa que vivir en el clóset es vivir en mentira, pues aunque se declaró con sus papás el resto del mundo no lo sabe.

“Me han visto con las amistades de la comunidad gay y mi pareja, aunque no ando con él exhibiéndome, me he detenido por mis papás, porque el hecho de que hayan enfrentado lo que les dije es algo muy difícil y los entiendo”, confiesa.

Tras la revelación Marcos decidió salir de su casa, nadie lo echó, pero sentía el resentimiento de sus padres, logró ser independiente y ahora vive con su pareja.

“Trabajo en la recepción de un hotel, pero incluso la vida laboral es difícil, hay hombres que se dicen heterosexuales o buga que se me han insinuado, yo tengo que detenerme para no faltarles al respeto para conservar mi empleo, de mi boca nunca ha salido que soy homosexual”, dice.

Marcos ahora tiene 30 años, y se atreve a revelar que antes si un hombre era guapo y le gustaba no dudaba en relacionarse con él, pero ahora lo que busca en su pareja es el compromiso y lo ha encontrado, tanto que se atrevió a confesárselo a su familia.

DE CLÓSET DE REYES A CLÓSETS METAFÓRICOS

La terapeuta María Luisa Gaytán Casas relata que antiguamente los reyes que tenían un hijo o hija con preferencias sexuales diferentes los escondían en sus grandes clósets o armarios cuando tenían fiestas para que sus invitados no los juzgaran y una vez que el alboroto terminaba los dejaban “salir del clóset”, sin embargo hoy el clóset es metafórico.

“Salir del clóset es una expresión que se usa hoy para aquellas personas que tienen predilecciones diferentes a su género en cuanto a lo sexual y de alguna manera no hayan cómo salir, porque no tienen los elementos y tienen miedo al rechazo, entonces permanecen dentro de un clóset que hoy es metafórico, porque no manifiestan sus predilecciones frente a los amigos o vecinos; de alguna manera salir del clóset es tratar de enfrentar una realidad”, explica la terapeuta María Luisa Gaytán Casas.

La primera barrera que les impide salir del armario es el rechazo de los padres y de sus propios amigos, el miedo a ser despedidos en sus empleos.

“Salir del clóset es un paso muy importante para muchas personas de la comunidad LGTBI y para otras personas es algo muy natural porque papá y mamá ya saben lo que poseen como hijos, hay gente que tiene que dar este paso de manera obligada, tienen una familia conservadora y sucede que alguien los vio”, explica Noé Leonardo Ruiz Malacara, coordinador de la Comunidad San Aelredo, A.C.

Señala que en este paso se da un fenómeno de discriminación, a algunos los corren de su casa, les niegan el apoyo económico para seguir estudiando y esto en una buena parte los obliga desde temprana edad a que trabajen en el sexo comercial para poder mantenerse.

Afirma que este siglo va de avanzada, pues en otros casos la familia decide acompañar a sus hijos, incluso les dan recomendaciones sobre todo para cuidarse de las infecciones de transmisión sexual.

Carlos Llamas, presidente la Asociación Jóvenes Prevenidos, coincide en la importancia de este paso para una persona, asumirse como gay, transexual o lesbiana, aceptarse y vivir orgullosamente, algo que han asociado con la oportunidad que tienen para unirse al activismo y poder luchar por los derechos y espacios que les corresponden: “la visibilidad es lo que cuenta en un movimiento gay, si no somos visibles no ganamos derechos, en Saltillo empezamos a ser visibles en 2002 en el movimiento de la Iglesia católica, hace 10 años los que se asumían homosexuales públicamente eran corridos de sus empleos, ahora esto ha cambiado mucho”, señala.

En este sentido aclara que la orientación sexual es solamente el gusto de una persona por los de su mismo sexo, mientras que la identidad de género es totalmente diferente, porque se puede nacer como hombre, con genitales masculinos, pero su género es el femenino, como sucede con las chicas transgénero.

Érika Morquecho, del colectivo lésbico “Hijas de Eva”, también piensa que “salir del clóset” es hacerse visible, hacerse libre y romper con aquellos miedos, prejuicios, dudas, pensamientos y actitudes que aprisionan como persona. “Se está dentro cuando se siente la asfixia y la presión como persona, cuando se tiene miedo de lo que papá, mamá, o la sociedad piense, cuando se crea una inseguridad y se coarta el derecho a amar; cuando sientes el peso de actitudes y pensamientos negativos es necesario buscar una salida que te haga libre contigo mismo, no con los demás, si no toleras vivir a escondidas o vivir a medias es necesario hacerte visible”, afirma.

NI MARICA NI LESBIANA: RESPETO A UNA PREDILECCIÓN

En el desarrollo del ser humano, al principio las niñas y niños conviven, pero al llegar a la etapa de los 7 a 12 años prefieren estar con los de su mismo sexo, pues si el niño se acerca a las niñas le dicen “marica” y si la niña se acerca los hombres le dicen “machorra”, al principio el niño tiene un reconocimiento personal, entre ellos se reconocen de qué tamaño tienen el pene o si tienen ensanchamiento de caderas… el detalle es que de tanto que están con los de su sexo encuentran el reconocimiento de que les gustan los de su sexo y su género, un secreto que guardan, una predilección oculta que cuando llegan a la adolescencia despierta con la necesidad de un contacto sexual.

“Qué importante sería decirlo como si fuera un gusto, es como comprar zapatos, es como decir a unos les gusta la paleta de chocolate a otros la de limón, qué importante es que los padres respeten los gustos de cada quien y eso no los hace ni más sabio o enfermo, que les permitan elegir, tener una predilección, pues el caso del género es lo mismo”, dice la terapeuta María Luisa Gaytán.

“Lo primero es aceptar lo que te gusta y lo que no te gusta y si hoy te gustan las personas de tu mismo género no es una enfermedad, no se le va a pegar a nadie, no es perversión, es una necesidad; a partir de ahí reconocerte como persona gay, lesbiana o trans y en esa medida empezar a vivir, expresarlo y acercarte a quien más confianza le tengas, alguien informado y relacionarte tal cual tu necesidad lo requiere”, recomienda la experta.

ÉRIKA: ‘HIJAS DE EVA’

“Creo que el clóset que tuve fue con mi persona, duró durante el tiempo que me invadía la duda sobre cómo definirme. Hablé con mi psicóloga y me envió algunos documentos sobre bisexualidad femenina y lesbianismo, seguido de eso me dijo: ‘Sí te gustan las niñas, eres lesbiana. Si después te gusta un niño ¿qué eres? No te preocupes por las etiquetas, esas son invento de la sociedad’. Fue cuando me definí lesbiana que salí del clóset”, revela Érika Morquecho.

Recuerda que cuando su mamá le preguntó si era gay fue a visitarla a casa de su abuela con quien vivía en ese momento y mientras platicaba con ella observó detenidamente su recámara, encontró libros sobre activismo y algunas notas de una chica pegadas en la pared; minutos después comenzó a cuestionarla acerca de sus amigos y amigas hasta que le preguntó si tenía novia y si era lesbiana o bisexual: “Al afirmarle sus dudas comenzó a buscar culpables entre mi lista de amigos y mi primo, mencionó que ellos me habían hecho creer algo que no era. ¡Como si fuera gripe!”.

Su manera de confesar abiertamente sus preferencias sexuales fue muy natural, pues cuando descubrió su gusto por las mujeres comenzó a crear un círculo de amigos con preferencias homosexuales; se inició directamente en el activismo colaborando con su primo, Edwin Morquecho, en la organización “Hazte Visible Comunidad LGBTTI” que se encarga de la defensa de los derechos de la diversidad sexual, a ella le tocó organizar a las mujeres.

Piensa que poder expresar abiertamente las preferencias hace libre al ser humano en todos los aspectos, pero en su caso no tuvo que declarar sus preferencias, porque las personas allegadas se fueron dando cuenta, quizá lo más difícil en el proceso ha sido en el ámbito profesional, aunque no cree necesario relacionar su vida profesional como educadora con su vida personal.

Érika dice que su mujer utópica es aquella con una mente seductiva: “Me encantan las mujeres inteligentes, cultas, que tengan gusto por la lectura, que al escribir me atrapen con sus letras, que siempre tengan un argumento interesante para envolverme en sus pláticas, que se les vea el alma en una sonrisa, que nunca demuestren lo que sienten a medias, que amen un solo corazón y con varios de repuesto”.

Y al evocar su primera vez dice que fue una experiencia muy bonita y nueva, porque además su ex novia fue una persona que quiso y aprecia mucho: “Le leí el extracto de un libro que momentos antes le regalé y dejamos que las letras nos envolvieran”, relata.

Érika es transparente, desde hace 10 meses empezó una nueva relación, con ella sueña crecer y formar una vida plena para gozar de los derechos y obligaciones que les corresponden como pareja e iguales a los de una pareja heterosexual.

Y estos sueños son los mismos que persigue en el colectivo “Hijas de Eva”, cuyo nombre lo eligieron pensando en que “todos somos seres humanos, pensamos en la historia de la creación y siendo hijos e hijas de Adán y Eva; creamos el nombre dejando relucir que nuestro amor no nos hacía distintas a nuestro supuesto origen”, dice la joven que al descubrirse a sí misma se ha ocupado de luchar por los derechos de las mujeres y la unificación del grupo lésbico y bisexual de Coahuila.

ANAHÍ: ‘SIN MODELOS’

“El día que mi abuela me vio vestida de mujer iba llegando de un antro como a las cuatro de la mañana y me dijo ‘has de decir que te ves muy chulo, pareces payaso’, fue lo único que me dijo y ya. Siempre me cambiaba en la casa de una amiga y llegaba a la casa de hombrecito, pero un día me asaltaron y al verme lastimado prefirieron verme como yo era”, cuenta Anahí.

Ella vive con su abuela, quien terminó aceptándola quizá por el miedo de que su familia se equivocara con ella como lo hicieron con uno de sus hijos, un tío de Anahí transgénero al que discriminaron en su propia familia.

El primer novio que tuvo fue a los 15 años cuando todavía no era Anahí,: “yo andaba como chundito y otro chundo me besó”, dice, duraron seis meses, pero su noviazgo fugaz se acabó porque el novio decidió vivir en unión libre con una chica.

“Se juntó con una muchacha y tuvo una niña, luego se la quitó a la esposa y quería regresar conmigo”, dice la joven transgénero que desde siempre fue muy delicada y buscó ser mujer.

“Primero que nada uno se debe aceptar tal cual es, cuando dices yo quiero ser así la gente te va aceptar, si eres indeciso nunca te van aceptar, siempre he tenido los pies en la tierra y voy derecho”.

A sus 21 años se siente bella tal cual es, aunque sueña con operarse la nariz y los pechos: “la belleza no es importante es más importante la belleza en el interior, no siempre estaré intacta, muchos travestis no se aceptan porque se sienten feos o gordos, un travesti quiere ser una modelo y eso no es para mí lo primordial”, dice.

Anahí se define como una chica inquieta y responsable, porque aunque muchos trans optan por la vida fácil ella se ha esmerado por mantenerse de lo que obtiene gracias su estética.

¿QUIÉN SALE MÁS DEL CLÓSET?

Los activistas de la comunidad LGTBI coinciden en que hoy quienes se atreven a salir más del clóset son los hombres quizá en 70% contra el 30 de las mujeres lesbianas o bisexuales, pero en este sentido se da un fenómeno diferente, pues a pesar de que los hombres dan la cara, quienes aprovechan las oportunidades ganadas sobre todo en materia de derechos son las mujeres.

“Por ejemplo el pacto civil solidaridad está firmado por más mujeres lesbianas que parejas de hombres gays, hay más de 675 pactos y unos 400 han sido firmados entre mujeres”, sostiene Noé Ruiz Malacara.

Actualmente los jóvenes están saliendo de sus ataduras entre los 14 y 16 años, para cuando llegan a la preparatoria no tienen ningún miedo a decirlo, incluso llama la atención que jóvenes trans acuden a tomar sus clases como mujeres, pues socialmente la gente se está acostumbrando a convivir con la comunidad LGTBI.

“Vas a secundarias y ya se percibe la población gay, no existe el temor ni el miedo, los jóvenes adolecentes tienen menos miedo de salir, de aceptarse, en este aspecto hemos contribuido mucho las asociaciones con la plataforma que ahorita tienen estas nuevas generaciones”, opina Carlos Llamas.

Sin embargo salir del clóset dependerá del contexto en que se desarrolle la persona, de su autoestima y la educación sexual que se le haya inculcado en casa: “En cuestiones de género, las mujeres somos más reservadas, reflexivas y apegadas a lo que se nos enseña, pero México es una sociedad machista, por lo que a un hombre también se le dificulta llegar a esa apertura ante la sociedad”, señala la presidenta del Colectivo Hijas de Eva.

¿EXITEN CONDICIONES PARA SALIR DEL CLÓSET?

La transformación de México se va dando poco a poco, pues si bien cada día más personas se atreven a vivir orgullosamente su vida como parte de la comunidad LGTBI, encuentran homofobia o lesfobia dentro de las instituciones, como las de seguridad social, o se topan con altos grados de intolerancia a sus preferencias.

“Una pareja de lesbianas tuvieron que firmar un acuerdo de concubinato para que una de ellas le pudiera dar el servicio médico a su pareja cuando ya habían firmado el pacto civil solidaridad, tuvieron que ir ante un notario para hacer todo este trámite, el problema que se tiene es que la compañera civil puede acceder al Seguro Social mas no a la pensión y eso es lo he estamos pugnando, tratando de que sea un hecho y que no tengamos que firmar un acuerdo de concubinato o para cualquier denominación de salud, y esto se busca con el matrimonio igualitario”, ejemplifica Ruiz Malacara.

“A nivel general se están dando las condiciones que hemos formado las asociaciones civiles, aquí el punto es la carencia de proyectos focalizados para trabajar con estas poblaciones, en el caso de la homofobia, transfobia y lesfobia estamos en pañales, porque realmente si una persona es agredida no tienen herramientas para protegerse, ese es el punto que más afecta a las nuevas generaciones y esto orilla a no salir del clóset, por ejemplo nunca en un año habíamos tenido casos de homofobia, nos enfocamos a darles una plataforma, pero una parte nos quedó hueca, la de tipificar los crímenes de odio”, opina Carlos Llamas.

“Para cambiar los valores y creencias de exclusión y homofobia que generaciones atrás han creado se necesita tiempo y esfuerzo, se necesita una estrategia de cambio, impartir educación sexual y educación en valores desde la infancia, enseñar a respetar y a exigir respeto sin lugar a agresiones y actitudes de intolerancia y para eso es necesario que fuerzas políticas, sociales y religiosas estén dispuestas a promover el cambio. Luego fuera del clóset nos enfrentamos a la desinformación sobre cómo actuar ante abusos y actos homofóbicos, a no hacer valer las leyes que como ciudadanos nos amparan”, opina Érika Morquecho.

LAS RELACIONES ENTRE HOMOSEXUALES

En una relación de homosexuales hay dos hombres, ninguno juega el papel de hombre ninguno el de mujer, este es un estereotipo en el cual se ha encasillado la comunidad LGTBI, cuyas relaciones pueden llegar a ser duraderas pese a que nadie les ha enseñado a construirlas.

Los activistas señalan que es más difícil para un homosexual encontrar pareja, pues hay muchos jóvenes que lo que quieren es disfrutar el momento, ir a un antro, juntarse en una casa para beber, tener relaciones sexuales y vivir el momento sin compromisos.

Sin embargo, lo que busca un hombre en un hombre es estabilidad, conocer a una persona con la que pueda compartir su vida, pues existen casos de personas que han vivido 15 o 20 años juntos hasta que uno de los dos fallece.

“Las relaciones sentimentales de pronto se vuelven difíciles porque somos educados para vivir como heterosexuales, educados para tener una esposa e hijos y en el concepto con la familia tradicional, romper dogmas de pronto nos hace reconstruir todo, tanto la idea de yo homosexual puedo ser profesional digno, la construcción de una persona nos toca a nosotros hacerla porque no nos educan para ser homosexuales ni para tener una familia homoparental, sólo en el patrón de costumbre que marca la sociedad”, dice Carlos Llamas.

Estudiando las relaciones de hombres se puede decir que la conquista inicia con miradas, con pláticas, con la convivencia, sin embargo ellos son más carnales, y en el caso del sexo se dan tres roles: el pasivo, a quien le gusta que lo penetren; el activo, que le gusta penetrar, y el ínter, que puede jugar ambos roles.

“Mucho se ha dicho que la homosexualidad es consecuencia de un abuso, es mentira, igual hay personas que se llegan a confundir y para eso es muy importante la atención psicológica, pero en el caso de un homosexual los sentimientos afloran desde sentir una atracción física, emocional por una persona de tu mismo sexo, la sexualidad viene a formar parte importante, pero no es una característica fundamental”, determina Carlos Llamas.

La terapeuta María Luisa Gaytán señala que en suma son personas muy comprometidas en una relación, obsesivas con la limpieza, en el reparto de los deberes, se comunican todo, trabajan intensamente en la profesión que poseen para ser indispensables y en el momento que se dan cuenta de que una relación no funciona lo dice, porque si a alguien le ha costado ser honesto es a este grupo.

RELACIONES ENTRE LESBIANAS

Las relaciones entre mujeres se dan de la misma manera que una relación heterosexual, a diferencia de que una mujer ama a otra mujer; algunas son muy precipitadas, otras toman tiempo, algunas son tormentosas, otras muy románticas, quizá algunas duren poco, otras serán más estables.

“A las mujeres nos gusta que nos endulcen la mente y el oído”, dice Érika Morquecho, pero los gustos dependen de la persona, pues la mayoría de las chicas suelen ser muy culturales, reservadas, tranquilas, con gustos o dotes artísticos, y algunas otras prefieren todo lo contrario. Algunas chicas gustan mujeres femeninas, coquetas, otras las p refieren más varoniles o rudas”, describe Érika.

Aclara que no siempre una chica es más femenina que su pareja ni es cierto el mito de que a una de las dos le toca el rol de hombre. Y mientras que en la mayoría de las relaciones sexuales heterosexuales la pareja se limita al contacto sexual y el objetivo principal es sentir placer y satisfacer a la pareja, en una relación lésbica las mujeres se permiten explotar el erotismo:

“Explorarnos y disfrutarnos como pareja, demostramos nuestro amor con caricias, somos más pacientes y menos instintivas a la hora de hacer el amor, somos pasionales, pero a la vez hacemos uso del lado sentimental y nos fijamos más en los detalles para hacer sentir amada a nuestra pareja”, menciona.

Para encontrar pareja las mujeres lesbianas o bisexuales frecuentan bares o lugares de ambiente (LGTBI), puesto que la mayoría de las mujeres que asisten gustan también de otras mujeres. Otros lugares que sirven para ligar pueden ser lugares públicos (cafés, librerías, centros culturales, parques, cine, centros comerciales, etcétera) en fiestas, en la escuela, en el trabajo, en algún torneo deportivo o evento cultural o social, etcétera.

Y aunque conseguir pareja es complicado, no es imposible, pues al igual que una chica heterosexual es cuestión de actitud: “la diferencia es que una niña hetero va en busca de un hombre sabiéndolo heterosexual, una chica les se arriesga, busca otra chica les o bisexual, arriesgándose en otros casos a conquistar chicas heterosexuales”, menciona Érika.
Sucede a menudo que las chicas lesbianas se atrevan cortejar a una chica heterosexual y ellas responden, pues hay mujeres heterosexuales que están en busca de experiencias nuevas, que están confundidas, o aquellas que entran en un proceso de búsqueda de su identidad sexual. Además también existen mujeres que, siendo heterosexuales, gustan de tener sexo con otras mujeres, sin embargo apostar a una relación con una chica heterosexual es parte de la experiencia de vida y las decisiones que quiera asumir una chica lesbiana.

SALIR DE CLÓSET, UNA DECISIÓN

En la vida hay periodos muy fuertes de toma de decisiones, sin embargo estamos acostumbradas a tomarlas para que los demás lo vean bien; quizá los tiempos de los reyes no han cambiado mucho, los padres siguen escondiendo a sus hijos, apoyándolos, pero no respetan sus gustos y preferencias, la intolerancia se institucionaliza y a pesar de esto dependerá de cada ser humano vivir dignamente… orgullosamente.

“No hay una fórmula de tres pasos para salir del clóset, sino cada salida del clóset es única, cada una tiene un toque personal, no es fácil salir del clóset, pero es mejor vivir en libertad, disfrutas mucho de ser tú y lo que decidiste lo transmites”, finaliza Noé Ruiz.
 
(ZOCALO/ Revista Visión Saltillo/  Leticia Espinoza/ 08/07/2013 - 05:00 AM)

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