ACAPULCO,
Gro. (apro).- Por segundo día consecutivo, transportistas y
comerciantes bloquearon vialidades de este puerto para exigir la
destitución del secretario de Seguridad Pública municipal, Alfredo
Álvarez Valenzuela, un exmando federal que forma parte de la cofradía
denominada La Hermandad y quien fue impuesto por el gobierno federal y
estatal.
No obstante, los inconformes anunciaron un “repliegue
estratégico” para no afectar al turismo y los prestadores de servicios
durante este fin de semana, aunque advirtieron que el lunes 16 volverán a
manifestarse en el principal destino turístico de la entidad.
“El
gobierno sabe que sí nos podemos partir la madre porque nos sobran
huevos y no vamos a permitir que impongan personajes siniestros,
secuestradores y asesinos”, lanzó uno de los dirigentes visibles de la
protesta, el abogado José Sánchez Sánchez.
En respuesta, el
impugnado jefe policiaco advirtió que no renunciará y rechazó las
acusaciones en su contra, así como cualquier nexo con La Hermandad, al
argumentar que en ese grupo de policías del Distrito Federal que arribó a
la Policía Federal (PF) con el comisionado nacional de Seguridad,
Manuel Mondragón y Kalb, “no aceptan militares”.
En tanto, las
autoridades calificaron de “narcobloqueos” las protestas en contra de
Álvarez Valenzuela, y las atribuyen a una reacción de la delincuencia
que tiene a su servicio la policía porteña y el control de territorios
completos en este puerto.
Según indagó Apro, lo anterior fue
planteado durante una reunión privada entre el gobernador Ángel Aguirre y
el comandante de la IX Región Militar, Martín Cordero Luqueño, que se
realizó este viernes en la sede castrense ubicada en Acapulco.
Incluso,
el gobierno estatal difundió una fotografía donde se informa de forma
escueta sobre la reunión entre el mandatario y el jefe militar en la
entidad.
Desde noviembre, Mondragón y Kalb anunció “un golpe de
timón” en materia de seguridad en Acapulco para tratar de revertir los
efectos de la narcoviolencia que han colocado al puerto entre las
ciudades más violentas del país.
No obstante, el gobierno estatal,
a través del vocero José Villanueva, fue más directo al afirmar que la
policía porteña se encuentra infiltrada por el narco.
Los bloqueos
viales en Acapulco encendieron los focos rojos en las instancias
gubernamentales, que en respuesta anunciaron denuncias penales en contra
de los dirigentes visibles de la protesta: el líder cetemista Iván
Arizmendi Nava y el abogado José Sánchez.
La tardía reacción
oficial ocurrió después de que el jueves 12 al menos 3 mil
transportistas y comerciantes, acompañados de hombres embozados,
atacaran con piedras y palos la sede de la SSP municipal y bloquearon
los principales accesos de Acapulco durante casi 13 horas.
Durante
este lapso, se evidenció un vacío de autoridad que dejó a su suerte a
residentes y turistas, quienes quedaron varados en sus automóviles o
tuvieron que caminar largas distancias para llegar a sus destinos,
evidenciando con ello la impunidad que se vive en la entidad.
La
protesta comenzó cerca de las diez de la mañana y concluyó pasadas las
23:00 horas, cuando los manifestantes decidieron retirarse ante la
llegada de unos 2 mil policías federales y estatales con equipo
antimotín.
Por ello, este viernes, cerca de las once de la mañana,
los inconformes se volvieron a congregar frente a la sede del
ayuntamiento porteño, localizada sobre la avenida Cuauhtémoc.
Previamente, el edificio oficial fue desalojado y cercado por policías municipales y estatales con equipo antimotín.
Los manifestantes, quienes arribaron al lugar a bordo de unidades de transporte público, fueron ‘encapsulados’ por los uniformados sin incidente alguno.
Mientras que otro grupo de antimotines
encabezados por el jefe policiaco de Acapulco se dirigió a un extremo de
la avenida, donde retiraron las placas de las unidades de transporte
público que acarrearon a los inconformes.
La acción policiaca
provocó la molestia de un bloque más compacto de manifestantes, quienes
cubiertos del rostro y portando piedras amagaron con enfrentarse a los
uniformados.
El momento más ríspido fue desactivado por el abogado
José Sánchez y el secretario de Seguridad Pública de Acapulco, Alfredo
Álvarez Valenzuela, quienes pactaron el repliegue de los bandos, así
como la liberación vía para evitar la confrontación.
Sánchez pidió
a los encapuchados un “repliegue táctico” para no afectar a la
ciudadanía y evitar “un baño de sangre” que justificara “la detención de
los dirigentes y la desactivación del movimiento”.
No obstante,
advirtió que el próximo lunes se manifestarán pacíficamente en las
calles de Acapulco para insistir en su demanda de la destitución del
jefe policiaco, quien apenas lleva una semana en el cargo.
“Están
provocando una guerra”, consideró Sánchez Sánchez ante la designación de
Álvarez Valenzuela, y soltó ante una turba enardecida: “Somos un chingo
de gente, tenemos un chingo de camiones y un chingo de huevos”.
Enseguida,
apareció el dirigente cetemista Iván Arizmendi y, junto al abogado José
Sánchez, sostuvieron una breve charla con el denostado jefe policiaco.
Al
respecto, Álvarez Valenzuela planteó a los dirigentes del movimiento:
“Permítanme ayudarles, quiero ser un secretario de Seguridad Pública
cercano a la ciudadanía y con la mano extendida”.
“Estamos
cansados y aterrorizados por las acciones de los federales porque nos
han tocado donde más nos ha dolido y ya no lo vamos a permitir”,
respondió Iván Arizmendi al titular de la SSP municipal.
Luego,
los inconformes se retiraron encabezados por sus dirigentes, quienes
minimizaron las denuncias penales anunciadas por el gobierno estatal y
municipal, al advertir que este tema se va a resolver por la vía
política.
“Vamos a dialogar con el alcalde Luis Walton y un
representante del gobierno estatal, a pesar de que sabemos que ellos no
deciden, sólo para que no se nos califique de intransigentes”, advirtió
José Sánchez, quien equiparó al edil porteño con La Chimoltrufia, “pues
como dice una cosa, luego dice otra”.
/13 de diciembre de 2013)
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