El equipo de expertos para revisar las actividades de vigilancia de
la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) ha concluido
un informe que remitirá a la Casa Blanca este fin de semana y que prevé
limitaciones a la capacidad de espionaje de la entidad y cambios en su
organización, de acuerdo con un borrador al que han tenido acceso The New York Times y The Wall Street Journal.
La presidencia -que aún no ha recibido oficialmente el documento-, sin
embargo, no se plantea imponer restricciones significativas, según The Washington Post.
El presidente de EE UU, Barack Obama, ordenó constituir ese grupo este verano,
como reacción a la controversia provocada por las filtraciones de
Edward Snowden. El informe elaborado por el equipo reconoce que las prácticas de la NSA son legales
pero propone un incremento de los requisitos para autorizar la
recopilación de datos y otras medidas para garantizar la transparencia y
la seguridad interna. Entre las propuestas se plantea que sean altos
funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos el propio presidente,
quienes revisen personalmente el listado de los líderes extranjeros cuyas comunicaciones son objeto de vigilancia
-las revelaciones de Snowden sobre este particular han supuesto un
serio contratiempo para las relaciones internacionales de EE UU, hasta
el punto de y obligar a Obama a disculparse con algunos de los
mandatarios espiados-.
El equipo de expertos también propone que la dirección de la NSA sea
ocupada por un civil -ha estado liderada por militares desde que se
fundó en 1952- y que se escinda de la misma el Cibercomando, un organismo creado en 2009 integrado por hackers
del Ejército. Si la primera iniciativa cuenta con el apoyo de James
Clapper, el director Nacional de Inteligencia, la separación del
Cibercomando de la agencia es algo que la Casa Blanca no se plantea, de
acuerdo con un correo remitido por la portavoz del Consejo de Seguridad
Nacional, Caitlin Hayden, al Post.
“La Administración ha decidido que mantener juntas la dirección de la
NSA y del Cibercomando, es lo mejor para la eficacia de las dos
agencias”, cita el diario. Las recomendaciones del equipo de expertos no
son vinculantes para la Casa Blanca, que ya ha advertido que las
tendría en cuenta a la hora de elaborar las conclusiones de su propia
revisión de las políticas y programas de vigilancia de la
Administración.
Las medidas del equipo contemplan que sea una compañía telefónica o
una organización independiente quien albergue la base de datos de las
llamadas telefónicas recopiladas por la NSA, una disposición a la que la
dirección de la agencia se ha mostrado reacia por considerar que tener
que acudir a un tercero a solicitar los datos le restaría rapidez y
efectividad. El miércoles pasado, durante una audiencia ante el Senado,
el director de la NSA, el general Keith Alexander, sostuvo que el
programa de seguimiento de llamadas era “un buen modelo, no sólo para EE
UU sino para el resto del mundo”.
El equipo también recomienda que se cree un grupo de abogados que
puedan confrontar las alegaciones de la fiscalía en el Tribunal de
Supervisión de Inteligencia Extranjera, una medida a la que el
presidente parece inclinado, y que sea una organización sin ánimo de
lucro la que se encargue de controlar los antecedentes de los analistas
que, como Snowden, trabajaban para la NSA. Entre las propuestas también
se contempla que se tengan en consideración las preocupaciones de la Unión Europea sobre los programas de recopilación de datos de los ciudadanos europeos.
El grupo de expertos está integrado por miembros de larga experiencia
en las agencias de inteligencia estadounidenses, como el ex subdirector
de la CIA, Michael Morell, Richard Clark, antiguo jefe de
Antiterrorismo, Peter Swire, exfuncionario experto en temas de
privacidad, y los académicos, Geoffrey Stone, profesor de Derecho
Constitucional en la universidad de Chicago y Cass Sunstein, profesor de
Derecho.
Con información de El País.
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