jueves, 4 de julio de 2013

TRÁGICO AMOR... CUANDO EL AMOR TE MATA

México, D.F.- Una de las historias más recientes: la del filósofo André Gorz (de nombre real Gerhard Hirsch) y su esposa Dorine. Ambos aparecieron muertos en su domicilio después de planear el suicidio conjunto. Su amor y dependencia emocional eran tan fuertes, que no se concebían el uno sin el otro. El también amigo y discípulo de Sartre, nacido en Viena en 1924, escribió en 2006 Carta a D. Historia de un amor, un libro premonitorio dedicado a su amada esposa, donde literalmente decía: “Tú vas a cumplir 82 años. Has menguado seis centímetros y aún eres bella, graciosa y deseable. Siento de nuevo, en lo más profundo de mi pecho, un vacío devorador que sólo puede calmar el calor de tu cuerpo contra el mío”.Fuente: QUO


En otro párrafo detallaba su intención: “Si tú te mueres, yo estoy muerto. Nos gustaría no sobrevivir a la muerte del otro. Nos hemos dicho muchas veces que si tuviésemos que vivir otra vida, querríamos vivirla juntos, siempre juntos”. Después de la publicación del escrito, en septiembre de 2007, los cuerpos del teórico de ecología política, autor de Metamorfosis del trabajo y cofundador del semanario Le Nouvel Observateur, y de su mujer, languidecían juntos. En la puerta había una nota: “Llamen a la policía”.

Los expertos dicen que los suicidios por amor se cuentan con los dedos de la mano, aunque por una extraña coincidencia, la mayoría se han registrado entre pensadores. Pierre Benoit sostuvo en su libro Genio y locura que los artistas, los escritores en particular, tienen más probabilidades de padecer desequilibrios psíquicos. Muchos de los ejemplos que han pasado a la historia pertenecen a este segmento laboral y creativo, como el del intelectual de origen húngaro Arthur Koestler y su esposa Cynthia.

Ellos también decidieron morir al mismo tiempo. Los encontraron en marzo de 1983 en su casa de Londres. Él sentado en un sillón y su mujer tumbada en el sofá. El filósofo social y escritor tenía leucemia y decidió buscar su liberación antes de que su salud le impidiera tomar la decisión que deseaba, así que Cynthia y él maquinaron una muerte serena. “Quiero que mis amigos sepan que abandono su compañía con plenas facultades mentales y con alguna tímida esperanza en una vida posterior despersonalizada más allá de los límites del espacio, del tiempo y de nuestra comprensión”, dejó escrito para tranquilizar a sus seres queridos.

Unidos en la decepción

Otra pareja que decidió dejar este mundo por motu propio fue la de Stefan Zweig y Lotte, su segunda esposa. Eran una pareja muy unida, desencantada del mundo decadente de los años 40, con el nazismo como trasfondo y la cultura en sus días más bajos. Así que decidieron quitarse de enmedio ingiriendo barbitúricos. Fue en 1942. El autor de 24 horas en la vida de una mujer dejó para la posteridad la razón de su muerte y su desencanto vital: “Creo que lo mejor es finalizar, en un buen momento y de pie, una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro, y la libertad personal, el bien más preciado sobre la Tierra”. El matrimonio, además, planeó todo con gran meticulosidad. Y no olvidaron sus responsabilidades y compromisos: dejaron el dinero de la renta del departamento y el salario de sus trabajadores. El testamento quedó revisado y dejaron instrucciones sobre qué hacer con sus posesiones. Por supuesto, no olvidaron las cartas de despedida, hasta franqueadas.

Estos tres casos dejan patente que sí es posible la muerte por amor, es más, una muerte planeada y simultáea de dos almas gemelas, con una dependencia podría decirse que hasta patológica.

Alma Millán, integrante de la Sociedad de Psicoanálisis de México (SPM), asegura que en estos ejemplos "hablamos de un caso de perversión, entendida como algo que no sigue la norma. Sería una manera por parte de ellos de desafiar a la muerte. Estamos hablando de algo patológico, porque el ciclo de la vida que todos vivimos es que la muerte te llega, no que tú te adelantes. El amor y la muerte están muy relacionados. Incluso en el acto sexual se requiere cierta agresión para llevarlo a cabo. Incluso hay un tipo de orgasmo que se llama la ‘muerte chiquita’. Cuando amor y muerte se funden, las personas pueden hacer las mayores atrocidades empuñando la bandera del amor”.

Millán no está tan segura de que los suicidios por amor abunden más entre los artistas, pero sí coincide en que ellos escenifican y recrean con más parafernalia una situación así.

Un artista hace una muerte más sofisticada. Sin embargo, dejarse morir es algo que practica mucha gente. Puede ser una depresión silenciosa que haga que la persona deje de comer y poco a poco desaparezca su vida social. Así va extinguiéndose. Hay gente, como los intelectuales, que todo esto lo hacen más aparatoso, hasta pueden hacer un poema o una película”, esgrime.

Incluso en el arte, la corriente del Romanticismo está repleto de casos de muerte por amor y desamor. Sin embargo, en todas las épocas la manera de vivir este sentimiento de una forma apasionada se ha reflejado en óperas, novelas y otras manifestaciones artísticas. He aquí algunos ejemplos: Tristán e Isolda. Ópera de Robert Wagner. Las desventuras del joven Werther, de Johann Wolfgang von Goethe y Romeo y Julieta, de William Shakespeare.

Las dolencias del penar

Hay otras razones por la que muchos enamorados o personas con relaciones intensas ven afectada su salud mental y física. De hecho, hay estudios que confirman que hay dolencias aparejadas al dolor por la pérdida de un ser querido. O incluso provocadas por una relación pésima con el partenaire de turno.

El corazón partido en dos no es solo una metáfora. Es una realidad comprobada por el estudio que dirigió Roberto de Vogli, un epidemiólogo de la Universidad de Londres que estudió a cerca de nueve mil ciudadanos, la mayoría casados. Todos respondieron un cuestionario sobre aspectos negativos de las relaciones con su pareja, esposas, maridos, parientes cercanos y amigos.

Los voluntarios llenaron estos formularios entre 1985 y 1990. Después de 12 años, 589 tuvieron ataques del corazón u otras enfermedades coronarias. Con estos datos en la mano y los cuestionarios, De Vogli y su equipo llegaron a la conclusión de que 34% de quienes reportaron relaciones conflictivas tenían más probabilidad de sufrir infartos. Además, cuando los investigadores indagaban las causas de las dolencias cardiacas, como tabaquismo, hipertensión u obesidad, se dieron cuenta de que la personas con malas relaciones tenían 23% más probabilidades de sufrir un ataque al corazón.

Si tienes gente buena alrededor, es beneficioso para tu salud. No se sabe si los aspectos positivos de las relaciones sociales protegen de los males del corazón, pero sí se sabe que los aspectos malos perjudican”.

Otra investigación, esta vez de la Universidad de Glasgow y con la firma de Carole Hart, sostiene que el corazón destrozado por la muerte de la persona amada puede desembocar en muerte. Ella y su equipo analizaron la evolución de unos cuatro mil matrimonios de 45 a 64 años entrela década de los setenta y 2004.

Hemos comprobado que el duelo tiene un impacto en los riesgos de mortalidad de los viudos, que se suma a los factores individuales”, manifestó Hart. Los detalles de esta investigación, publicada en el Journal of Epidemology and Community Health, revelan que los primeros seis meses después de la pérdida de la pareja son especialmente delicados.


Así ocurrió en uno de los casos más famosos que se conocen, el de Johnny Cash y June Carter Cash, pareja, compositores y cantantes de música rock y country. Su caso dio la vuelta al mundo. June murió en mayo de 2003. Johnny, que la amaba con locura, vio cómo se complicaba su diabetes, lo que le acarreó la muerte sólo cuatro meses después del fallecimiento de June. Johnny Cash tenía 71 años y pocas ganas se seguir viviendo sin su compañera.

El informe de Hart, además, menciona que durante los cinco años posteriores a la defunción, el viudo o viuda tiene altas posibilidades de sufrir trastornos cardiacos. Y las razones también las tiene registrada la Fundación de Cardiología Británica, que justifica este riesgo de afecciones coronarias en que los supervivientes comienzan a practicar malos hábitos de alimentación, sedentarismo, tabaquismo...

Pero no sólo se afecta el órgano del corazón, también la depresión hace entrada estelar en estos viudos que se sienten solos y sin sentido vital. Russel Friedman, director ejecutivo del Instituto Grief Recovery, también estudió a 50 mil viudos y viudas. Sus deduciones no necesitan comentarios: “Ellos se sienten como si hubieran perdido una parte de su cuerpo”.

En realidad parece que hay una conexión directa entre cuerpo, mente y duelo, y que la depresión también predispone a ciertas enfermedades. La idea es conocer en detalle la relación exacta entre aflicción, cambios en el sistema inmunológico y muerte.

Como dice Alma Millán, la pérdida de un ser querido, por muerte o divorcio, acarrea un duelo del que no se puede librar nadie. “Es muy importante saber cuáles son las etapas del duelo”. Y las enumera: “Primero está la negación, después el enojo. Luego llega la negociación, cuando haces acuerdos con el mundo para entender la pérdida. Le sigue la depresión, momento en que pueden aflorar pensamientos suicidas. Por último, la aceptación”.

Casi todo el mundo logra superar todas las fases, con más o menos problemas de salud en el camino. Millán tiene la receta para no llegar al extremo de la muerte por amor o desamor:

Si tienes buena autoestima y amor propio, eso sería como una vacuna. Nadie es inmune a los duelos, pero entre más fuerte estés emo cionalmente, más fácilmente vas a poder superarlo. No todos los que pierden a su pareja se van a dejar morir. Cuando pasa es que ya tenía un problema, por lo menos, de melancolía, y esto reactiva esa tristeza profunda que arrastraba a lo largo de toda su vida”, afirmó.
 
(ZOCALO/  Agencias / 03/07/2013 - 07:19 PM)

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