Uno de los
letreros de la UdeG que impide el acceso.
Empeñada en
hacer negocios incompatibles con su misión, la Universidad de Guadalajara trata
de despojar al ejido de Villa del Mar de un predio que éste les prestó para
instalar un centro de conservación de la tortuga marina. A decir del
representante de los lugareños, la casa de estudios no sólo les niega una
participación de los beneficios económicos que obtiene de dicho centro, sino
que no les devuelve el predio ni quiere comprarlo, e incluso pretende
restringirles el acceso.
MAYTO.- Los
ejidatarios de Villa del Mar, asentados en esta comunidad costera del municipio
de Cabo Corriente, afirman que se van a defender legalmente para evitar que la
Universidad de Guadalajara (UdeG) los despoje de un predio playero donde opera
desde hace ocho años un campamento de protección a la tortuga que, alegan,
puede convertirse en una avanzada de la privatización de una playa de 12
kilómetros.
La UdeG tiene la
posesión pero no la propiedad, advierte el presidente del comisariado ejidal,
Jesús Romero Pérez, quien señala que los ejidatarios alertarán a las
autoridades de todos los niveles para que no se dejen sorprender.
A su vez, la casa de
estudios afirma que no fue el ejido quien entregó el predio, sino el entonces
presidente municipal de Cabo Corrientes, Macedonio León Corrales, actual jefe
de Reglamentos del ayuntamiento de Puerto Vallarta.
Romero Pérez detalla
que el municipio dio la posesión del predio ejidal y luego transcurrió el
tiempo sin que se oficializara el contrato de préstamo. “Es cierto que en
cierta fecha (2005) vinieron a una reunión de ejidatarios a solicitar el apoyo
de un área para el campamento. Se les dijo que sí, que no había problema, pero
que se trajeran un contrato, el cual ya traía el presidente Macedonio León
junto con el doctor Armando Soltero Macías. Les dijimos que se podían instalar
para echar a andar la protección a la tortuga. El problema fue cuando nos
presentaron un contrato que no nos convenía y les dijimos que lo modificaran,
estando de acuerdo en que si iba a ser un campamento tortuguero nos iba a
beneficiar a todos”.
El interés por las
tierras de Mayto creció a la par que los desarrollos turísticos vecinos de
Chalacatepec, Tenacatita y otras playas de la Costa Alegre. Fue tal, que la
empresa bienes raíces Golden intentó obtener las parcelas frente al mar.
En el número 3821 de
la Gaceta Parlamentaria, del 29 de agosto de 2010, los entonces diputados
federales por Jalisco (David Hernández, Salvador Caro, Rafael Yerena Zambrano,
Juan José Cuevas García y Juan Enrique Ibarra Pedroza, entre otros) publicaron
que enviarían al gobernador Emilio González Márquez y al Registro Nacional
Agrario un exhorto para evitar la privatización de playas donde anidan
tortugas, en clara referencia a Mayto. También previnieron sobre el intenso
tráfico de parcelas frente al mar.
Ejidatarios de Villa
del Mar narran que hace varios años –no recuerdan la fecha– se reunieron ahí
durante un fin de semana varios directivos de la UdeG, entre ellos su “jefe
moral”, Raúl Padilla López. Hablaron de construir un hotel rústico, con
cabañas, para traer turismo europeo, y acordaron convencer al ejido de las
ventajas de tal proyecto.
Las fuentes, que
solicitan no se les nombre para evitar más problemas con la UdeG, afirman que
los propios ejidatarios ya se repartieron hace años toda la franja costera, de
aproximadamente 32 kilómetros, incluyendo los 12 de Mayto. La excepción es un
predio, pero aun éste ya tiene dueño.
Explican que se
trata de un particular que pretendía comprar un área mayor, pero no pudo
pagarla y se le entregó la parte proporcional al adelanto que dio. No abundaron
al respecto, porque el dinero ya se repartió.
Desde hace una
década Mayto ha sido visitado por desarrolladores interesados en negociar con
los 57 ejidatarios que se encuentran en posesión de 2 mil 80 hectáreas, de
acuerdo con una resolución de 1980, a fin de que cedan los derechos de sus
parcelas, principalmente las que se encuentran en un tramo de 12 kilómetros de
la línea costera.
GUERRA INTERNA
El conflicto en la
región se agudizó hace nueve meses, a raíz de la confrontación del doctor
Armando Soltero Macías (director de la Preparatoria Regional de Puerto
Vallarta, de la UdeG, quien al mismo tiempo y sin acudir al lugar funge como
responsable del campamento) con el biólogo Israel Llamas.
Desde hace meses
Soltero y Llamas se acusan mutuamente del manejo discrecional de las
aportaciones que hacen los visitantes y otros donativos al centro tortuguero.
En el campamento, uno de los encargados informó que las aportaciones de los
visitantes se le quedaban al biólogo Llamas, pero no precisó cantidades.
Por otra parte,
destaca que el doctor Soltero Macías no cuenta con reportes de dichos
donativos, ni de los ingresos y los egresos, que se manejan con discrecionalidad
desde hace ocho años, cuando se instaló el centro.
El dirigente de los
ejidatarios, Romero Pérez, señala que ellos no han donado el predio de 10 mil
metros a la UdeG, sino insiste que lo facilitaron como préstamo y después no
aceptaron el desventajoso convenio que les presentaron la universidad y el
ayuntamiento.
Propusieron entonces
que en el contrato se estipulara que si el proyecto obtenía beneficios
económicos, el ejido participara de ellos. La parte oficial prometió volver con
el contrato documento corregido pero jamás lo hizo.
No obstante, dice
Romero Pérez, el proyecto creció. “Vimos que traían muchos estudiantes y estaba
entrando una derrama económica que quedaba para ellos, los que están al frente
del campamento, y nosotros viendo nada más”.
Posteriormente los
propios ejidatarios presenciaron los problemas entre el director de la
preparatoria y el del campamento. Cada uno visitó a los ejidatarios para
obtener su apoyo, pero los campesinos les reprocharon a ambos que no los
hubieran tomado en cuenta para nada.
Las fricciones entre
el doctor Soltero y el biólogo Llamas empeoraron cuando el segundo consiguió la
concesión federal a su nombre y del grupo ecologista Ecomayto, que también
busca proteger a la tortuga marina.
Soltero invitó a los
ejidatarios a una reunión en Vallarta y ellos aprovecharon para decirle que se
acercara a ellos para llegar a un arreglo. Según Romero Pérez, le propusieron
vender el predio a la universidad, pero el doctor rechazó la oferta porque
según él la institución no tiene dinero.
Al enterarse de la
concesión al biólogo y la advertencia del doctor Soltero de que se la iba a
“tumbar”, los ejidatarios les manifestaron a ambos que solucionaran su pleito y
después llegaran a un arreglo con ellos, que se consideran perjudicados por el
conflicto.
Sin embargo, los
habitantes de la comunidad de Villa del Mar firmaron un contrato con el biólogo
Llamas para que siguiera trabajando durante un año en el campamento, al
comprobar que contaba con la concesión federal. El presidente del comisariado
ejidal, Romero Pérez, desconoce qué va a suceder con las palapas y enramadas
que construyó la universidad en la playa, al parecer con recursos de la
institución.
El doctor Soltero y
Llamas “se han tirado tan feo que desafortunadamente a los campesinos nos han
llevado entre las patas, al grado que la UdeG ha publicado que el ejido la
quiere despojar de las construcciones. Pero son mentiras: la universidad no
tiene ningún pedazo de terreno aquí. Que nos quieran quitar el patrimonio de
nuestros hijos, eso sí se ve un poco triste y no nos vamos a dejar por ningún
motivo. Si bien es una institución muy grande, no se vale”.
Como ejemplo de la
desinformación que utiliza la UdeG, Romero Pérez relata que hace días, durante
un festejo al que no asistió el doctor Soltero, unos enviados suyos le
prometieron a los asistentes que la universidad les iba a dar medicamentos y
regalos. “Envolvieron de tal forma a la gente que convirtieron el evento en un
foro de críticas y desinformaciones”.
La reunión también
fue aprovechada por Llamas, quien expuso la problemática a los vecinos de Mayto
y, al menos ahí, consiguió todo su apoyo.
El representante de
los ejidatarios reitera que ellos aprueban que el campamento siga funcionando,
pero lamenta que se utilice a estudiantes para formar un grupo de apoyo al
doctor Soltero. “Todos pueden venir a Mayto, pero sus problemas deben
arreglarlos entre ustedes”, les dijo.
Por lo pronto,
aclara que el contrato de la comunidad de Villa del Mar con el biólogo Llamas
está notariado y no se pueden echar para atrás. Por eso se queja de que la UdeG
mandara a sus abogados, quienes amenazaron incluso a un hermano de Israel
Llamas para que desalojara el predio concesionado. “Si traían alguna
notificación debieron haberla entregado y no amenazar. ¿Qué clase de abogados
son y cómo es que representan a la universidad?”, reflexiona.
Por eso, insiste en
pedir la devolución del terreno. Afirma que la universidad no apoyó al ejido,
como se comprometió, excepto por un par de veces que envió a estudiantes para
limpiar el área donde están las 40 casas y la escuela de Mayto (el ejido consta
de dos comunidades más: Villa del Mar y Tehuamixtle). En otra ocasión la UdeG
también obsequió medicamentos al centro de salud, pero en opinión de los
ejidatarios esta escasa ayuda contrasta con la recaudación que el campamento
obtiene por el flujo de estudiantes que llegan en camiones y aportan entre 300
y 500 pesos por cada uno, sin que los dueños del terreno se beneficien.
Para colmo, el ejido
solicitó al doctor Soltero un informe sobre el número de tortugas que nacieron
en cautiverio y que fueron liberadas, así como la cantidad de huevos
recolectados, a fin de conocer el alcance del programa que se desarrolla en el
campamento desde hace ocho años. No recibieron respuesta y sospechan que ese
registro no existe.
Tampoco la
Delegación de la Secretaría del Medio Ambiente en Puerto Vallarta informó a los
ejidatarios de las acciones en el campamento de Mayto para proteger a la
tortuga marina que desova en sus playas. Romero Pérez comenta que no obstante
la UdeG colocó letreros “insultantes” para advertir que el campamento es un
área restringida, cuando no le pertenece a la institución.
Finalmente, señala
que los lugareños no quieren que ahí suceda lo que en Campo Acosta y José María
Morelos, donde la ambición de los promotores de tierras y desarrolladores
(incluyendo al gobierno de Emilio González Márquez) dividieron a las
comunidades y ni aun así han sacado adelante el proyecto del “Nuevo Cancún” en
Chalacatepec.
(PROCESO/ MIGUEL
A. INFANTE/ 4 DE JULIO DE 2013)
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