viernes, 19 de julio de 2013

LAS REBELIONES DEL YAQUI


 
Leopoldo Santos Ramírez / Dossier Politico
El 19 de noviembre de 1976 en el sur de Sonora se hizo uno de los repartos agrarios más importantes en la historia del campo mexicano. 42 mil hectáreas de riego fueron repartidas a 8 mil ejidatarios formándose 79 ejidos colectivos. Fue la culminación de un proceso de lucha que venía dándose en el campo sonorense desde hacía veinte años. En ese lapso, los campesinos y los trabajadores agrícolas incluyendo a los del Valle del yaqui y el Valle del Mayo sostuvieron una enconada lucha por el reparto agrario, contra la burguesía terrateniente que detentaba ilegalmente extensiones de tierra por fuera de la ley, y contra el Estado mexicano. Los campesinos, antes como ahora, en sus gestiones se encontraban con la maraña burocrática que en coalición con la burguesía rural detenía las resoluciones sin llevarlas a efecto.

Uno de los estudiosos que siguió este largo proceso hasta la repartición de tierras y agua de 1976, calificó a este hecho como “el paso en la lucha por un pedazo de tierra, a la apropiación del proceso productivo”, (Gordillo, 1988). Aunque los veinte años de lucha representaron un esfuerzo y resistencia enormes para campesinos y jornaleros, 1975 y 1976 fueron los años decisivos, pues la burguesía sonorense, sobre todo la de Ciudad Obregón se enfrentó con las medidas reformistas del presidente Luis Echeverría para el campo mexicano. Se trató también de una pugna política que hizo crisis ante la sucesión presidencial, la nominación de candidatos y el hecho de que Carlos Armando Biebrich Torres entonces gobernador de Sonora se puso al lado de Moya Palencia, en contra de la línea que estaba marcando la presidencia y que  favorecía a López Portillo. Esto, junto a la crisis económica de ese momento en México, abrió una coyuntura política y social por donde se colaron las demandas campesinas que entonces tuvieron más perspectiva de triunfo.

En ese contexto de no entendimiento entre la burguesía agrícola y el poder central el 22 de octubre de 1975 se produjo la invasión al predio de 400 hectáreas denominado San Ignacio Río Muerto por un grupo de campesinos y jornaleros a quienes se les había dotado de esos terrenos que pertenecían al latifundista Miguel Dengel, mañosamente titulados a nombre de su hijo de 9 años de edad. Los litigios de años en reforma Agraria y en tribunales habían mantenido estancadas las resoluciones y su ejecución. A pesar de que campesinos y jornaleros invasores mantenían pláticas con las autoridades federales, el gobernador Biebrich ordenó el desalojo. Al enfrentarse, en la refriega murieron 6 campesinos y un número indeterminado de soldados y policías judiciales, bajas no reconocidas oficialmente. Pero el episodio habría de traer repercusiones profundas para el Valle del Yaqui y para el Estado de Sonora entero.

Comentarios: lsantos@colson.edu.mx
(DOSSIER POLITICO/ Leopoldo Santos Ramírez / 2013-07-18)

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