viernes, 18 de enero de 2013

CORRUPCIÓN AZUL (1)




Raymundo Riva Palacio

El nombre de Abraham González Uyeda aparece por todos lados al estar siempre en el antecoro de actividades presuntamente corruptas durante el gobierno de Felipe Calderón. Asesores del gobernador Emilio González y diputado local en Jalisco, la referencia a González Uyeda brinca en temas paradigmáticos donde la opacidad es la norma. Durante una gran parte del trayecto de la administración calderonista vivió en la cima del poder, y aun cuando parecía que lo dejaba, tuvo la suficiente fuerza para impedir que una orden de aprehensión en su contra en octubre de 2010 por presuntas irregularidades en licencias para casinos y casas de apuestas, fuera cumplimentada.

Si no ha estado protegido por una parte de la élite panista, no se entiende todavía cómo pueda estar políticamente blindado. González Uyeda, muy cercano al actual embajador en España y ex gobernador de Jalisco de quien fue secretario de Promoción Económica, Francisco Ramírez Acuña, es el empresario lechero que en 2004 prestó su rancho en Tlajomulco para que Felipe Calderón anunciara su interés de contender por la candidatura presidencial. Durante la etapa de la transición, el entonces presidente electo lo designó uno de sus coordinadores y al asumir el poder, nombró a Ramírez Acuña secretario de Gobernación, y a González Uyeda como subsecretario del ramo.

González Uyeda tenía influencia más allá del respaldo de Ramírez Acuña. Cuando éste fue cesado, se mantuvo en el cargo con Juan Camilo Mouriño y al morir este, sobrevivió un poco de tiempos más bajo las órdenes de Fernando Gómez Mont. Durante su periodo en Gobernación es cuando emergió y floreció el grupo de casineros que en estos días es centro de la polémica que tiene envuelto al PAN, que a través del escándalo mediático disputan la presidencia y el futuro del partido. Ese grupo de casineros lo encabeza quien fue su coordinador de asesores –preso actualmente en una cárcel de máxima seguridad por un delito del fuero común-, Juan Iván Peña Nader, con quien, de acuerdo con ex funcionarios del gobierno de Calderón, pretendieron quedarse con el negocio del juego.

Uno muy expuesto en estos días es el de los casinos y las casas de juego. Pero otro del cual se sabe muy poco involucra a Sergio Hidalgo Monroy, de quien se señala como fuerte candidato para encabezar la Dirección de Aduanas en la Secretaría de Hacienda, con quien se enfrentó ese grupo de manera abierta a mediados de la administración calderonista por el negocio de las máquinas tragamonedas, que proliferaron durante su sexenio. Cálculos extraoficiales ubican en más de 75 mil este tipo de máquinas que se instalan regularmente en establecimientos cercanos a las escuelas -muchas de ellas, sobre todo en el noreste del país manejadas por Los Zetas-, y que producen de 50 mil a 400 mil pesos mensuales cada una.

Hidalgo Monroy, cuya esposa está emparentada a Margarita Zavala, ex primera dama, fue el último director del ISSSTE en el gobierno calderoinista, pero previamente, como oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y con el respaldo del entonces titular, Agustín Carstens, incursionó en el negocio del juego, lo que provocó enfrentamientos con González Uyeda y Peña Neder, quienes disputaban dentro del gobierno el control de ese mercado. El más notorio, documentado por la prensa en diciembre de 2008, fue cuando Francisco Yáñez se despidió como director de la Lotería Nacional –renunció en enero de 2009- en el Salón Azul del Palacio Nacional.

En ese evento se iba a anunciar la aprobación de la adquisición de la Lotería Nacional de dos mil máquinas tragamonedas proporcionadas por la empresa de San Diego Digital Orchid –que opera hace tiempo en México como Sorteo Games-, impuesta por Hidalgo Monroy. La asistencia inesperada de González Uyeda frustró el anuncio. El negocio de las tragamonedas siguió avanzando en forma legal e ilegal, cuando los casineros cambiaron los impedimentos legales, con la autorización y protección de González Uyeda y el gobierno calderonista, al modificar la definición de esas máquinas por “juegos de destreza”—lo que hoy, en sus pleitos internos, les faltó.

*Primero de una serie ocasional.

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