lunes, 5 de marzo de 2012

"CULPABLE" A GOLPES






Del expediente judicial sobre las declaraciones de José Ramón Acosta Quintero en el caso Sheila Nabb

Cayetano Osuna  
A un mes de que a José Ramón Acosta Quintero, el Ray, de 28 años de edad, presunto agresor de la turista canadiense Sheila Nabb, le dictaron auto de formal prisión por el presunto delito de homicidio en grado de tentativa, se confirma la sospecha de clientes y amigos que trataron muy de cerca al entrenador de perros: el Ray se habría autoincriminado para que cesaran las supuestas torturas y las amenazas de que fue objeto por sus aprehensores.



“Para nosotros es obvio que aparte de haber sido torturado, está atemorizado o está amenazado; no sabemos qué le pasa, pero no es él”, dijeron sus clientes y amigos a Ríodoce el 13 de febrero.

El 30 de enero, entrevistado por Ríodoce dentro de su celda, Acosta Quintero dijo que había sido torturado con chicharra eléctrica en sus “partes nobles” y que bajo dicho suplicio sus aprehensores le habían arrancado la “confesión”.

De acuerdo con el expediente número 20/2012, eran las 12:00 horas del 31 de enero cuando Acosta Quintero fue sacado de su celda en el Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito para tomarle su declaración preparatoria en el Juzgado Quinto del Ramo Penal.

La “defensa”

En la comparecencia estaban presentes el agente del Ministerio Público, Jorge Antonio Vázquez Tejeda, y María Olivia Álvarez Corona, otrora defensora de oficio del inculpado, entre otros funcionarios públicos de dicho tribunal.

“Que diga mi defenso si puede mostrarnos su superficie corporal en donde usted refiere que fue agredido físicamente y si nos puede indicar en las partes en que refiere le pusieron los toques a la que hace referencia de la agresión que sufrió al momento de estar detenido por los agentes que llevaron a cabo su detención”, interrogó Álvarez Corona al inculpado de golpear a Sheila Nabb.

—Me dieron toques en mis partes privadas y me decían que me iban a dejar estéril, estábamos en una camioneta estacionados y el que iba conduciendo y estaba a mi lado izquierdo era el que me estaba aplicando los toques, y son los que tengo de bajo de la tetilla izquierda, en el abdomen y en el bíceps del lado izquierdo, siendo estos los golpes de la chicharra, los otros eran en la cabeza, cachetadas y no dejan huella, nada más bola.

—Que diga mi defenso si los agentes que llevaron a cabo esa agresión, usted los pudo observar su rostro, y si los pudiera identificar.
—Que no.

—Que diga mi defenso por qué no los puede identificar.
—Que nada más no los puedo identificar.

—Que diga mi defenso si usted ha recibido amenazas por los agentes que lo detuvieron el día 27 de enero del año 2012.
—Que sí.

—Que diga mi defenso si los agentes investigadores Ricardo Soberanes Rodríguez y Omar Osiel Sánchez Alcaraz el día que lo detuvieron, ¿le mostraron alguna orden judicial para llevar a cabo su detención, o en su defecto estos iban acompañados de alguna persona que lo señalara a usted como responsable de haber cometido algún delito?
—No tenían a nadie, y no tenían ninguna orden de aprehensión ni nada.

El inculpado

A pesar de lo anterior se le hizo saber al inculpado que el día 30 de enero se calificó de legal su detención, que fue ordenada por el agente del Ministerio Público del Fuero Común el día 27 de enero, y que fue la base para el ejercicio de la acción penal, por medio del cual se le acusa previamente por la comisión del delito de homicidio doloso en grado de tentativa.

“Que por autoincriminarse, al haber confesado la autoría del delito que se le atribuye, se convierte en la persona que se imputa a sí mismo la comisión del delito, el cual se denomina homicidio en grado de tentativa, previsto y sancionado por los artículos 16, 87, 133 y 134 del Código Penal en vigor para el estado de Sinaloa”, subraya el expediente judicial.

En el uso de la voz, José Ramón Acosta Quintero, manifestó: “Yo estaba bajo presión para dar ese testimonio, esa declaración; ese día me habían golpeado y no me dejaron leer las declaraciones, yo les pregunté si podía leer las declaraciones y me dijeron que no me hiciera pendejo, que era muy tarde, porque eran como la una de la mañana, ya que habíamos ido al hotel Riu y habíamos dado la vuelta, y ahorita que me la están leyendo, quiero decir que la declaración no es correcta, es falsa, y que había un licenciado ahí que dijo que él me iba a ayudar a que la declaración fuera certera y que no lo hizo, y ahorita que me están leyendo hay muchas cosas falsas que ellos pusieron que yo no hice ni dije, pero yo firmé de todos modos, porque ese día me habían golpeado, electrocutado, cacheteado, patadas”.

El MP

En ese escenario, el licenciado Jorge Antonio Vázquez Tejeda, dijo: “Que es mi deseo interrogar al inculpado”.

—Que diga el inculpado la razón por la cual, en el momento en que fue presentado ante los medios de comunicación, no realizó la manifestación que viene haciendo en este momento en relación al maltrato físico y verbal de que dice que fue objeto, ya que estaba en plena libertad de declarar o manifestar lo que él quisiera.
—Porque seguí en el mismo lugar (celda de la Policía Ministerial del Estado), aquí ya en el penal es un poco diferente, los guardias ya me tratan diferente y ya les dijeron a los otros presos que no se metieran con él (el Ray).

—Que diga el acusado si el día de ayer 30 de enero del presente año fue entrevistado nuevamente por la prensa, ya estando interno en este penal.
—Sí, me entrevistaron varias personas entre dos o tres, no recuerdo quiénes pero eran de la prensa.

—Que diga el inculpado si en esa entrevista que refiere hizo alguna manifestación en relación a lo que hoy viene declarando.
—Sí, le dije a Ríodoce.
—Que diga el inculpado por qué razón pidió disculpas a la hoy ofendida (Sheila Nabb) ante los medios de prensa nacionales y extranjeros.

—Porque siento mucho que ella fue agredida —respondió Acosta Quintero.

Autoincriminado:
“Hay muchas cosas falsas que ellos pusieron que no hice ni dije, pero, pero yo firmé de todos modos, porque ese día me habían golpeado, electrocutado, cacheteado, (y dado) patadas”.

 

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