A la detención de Juan Francisco Sillas Rocha en noviembre de 2011, “El
Chapito” fue –de acuerdo a información de departamentos de inteligencia de
México y los Estados Unidos– ungido por el “Ingeniero”, como sucesor de “El
Ruedas”.
Hoy, las policías federales, estatales, municipales y extranjeras,
andan tras este hombre que controla células para el CAF. También persiguen a
Melvin Gutiérrez Quiroz.
Investigaciones ZETA
En la reestructuración del cártel Arellano Félix, Octavio Leal Hernández
alias “El Chapito” tiene más jerarquía y poder.
Su ascenso en la estructura criminal que comanda el prófugo de la justicia
Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero” sucedió luego del 4 de noviembre de
2011 cuando fue detenido Juan Francisco Sillas Rocha.
Leal Hernández había sido una especie de secretario particular de Sillas
Rocha. De hecho, investigadores locales informaron que se encontraban juntos en
un restaurante, horas antes que el segundo fuera detenido por Alberto Capella
Ibarra, el Secretario de Seguridad Pública de Tijuana.
Conocedor del entramado criminal de “El Sillas”, “El Chapito” era en la
lógica delincuencial el natural sucesor. Y así lo consideró el líder de la
organización criminal, Fernando Sánchez Arellano.
En los últimos meses, Octavio Leal Hernández se ha empoderado criminalmente a
fuerza de amenazas, presiones, enfrentamientos y ejecuciones. Incluso se le
menciona como uno de los principales enemigos de las huestes de Joaquín Guzmán
Loera “El Chapo” en territorio bajacaliforniano, con quienes ha peleado por
territorio y personas.
Analista del crimen, un agente de inteligencia bajacaliforniano, considera a
“El Chapito” como uno de los criminales más cercanos a Sánchez. “Sería su
lugarteniente, si consideramos la estructura original del CAF.” También uno de
los más violentos sicarios, sólo comparado con Ramón Arellano Félix.
Fue Leal Hernández quien junto con “El Sillas”, encabezó la pugna del CAF
contra “Los Teos”. También participó en el secuestro de la prima y la sobrina de
Ismael Zambada “El Mayo”, en noviembre de 2010, y meses atrás “El Chapito”,
también apodado “El Killer”, había colaborado para plagiar a la hermana
de otro criminal hoy detenido, Raydel López Uriarte “El Muletas”.
Junto con Melvin Gutiérrez Quiroz, Octavio Leal Hernández está detrás de la
amenaza a los editores de ZETA. Así fue corroborado a este
semanario por elementos policíacos integrantes de grupos de inteligencia de
México y los Estados Unidos, el lunes 27 de febrero.
No es ésta la primera ocasión que la estructura criminal del cártel Arellano
Félix amenaza a los editores de este semanario. Lo hicieron en enero de 2010.
Entonces un reporte de inteligencia de la Unión Americana alertó a las
autoridades mexicanas sobre la orden para atacar a los periodistas. Venía de la
misma célula que hoy, la entonces comandada por Sillas Rocha, y donde se
encontraba Octavio Leal Hernández.
Reportes de corporaciones federales, estatales, municipales y extranjeras,
ubican a estos dos hombres de “El Ingeniero” en Baja California, y un operativo
para su captura ha sido implementado.
Los matones
Reportes de seguridad en Baja California indican:
“Octavio Leal Hernández nació en Puebla el 6 de diciembre de 1980, mide 1.60
metros –de ahí su apodo “El Chapito”– y tiene su residencia oficial en la
colonia Sánchez Taboada, aunque también tiene casa de seguridad en la delegación
La Mesa. Pasa mucho tiempo en Ensenada, y cuando “calienta la plaza” huye a su
estado natal parta evitar ser capturado”.
Las autoridades de Estados Unidos tienen orden se aprehensión en su contra,
sin embargo desde hace casi dos años, el matón decidió no cruzar a San Diego,
luego de enterarse que grupos rivales de aquel lado de la frontera le pusieron
precio a su cabeza.
En México, la Procuraduría del Estado sólo tiene activa una averiguación
previa, la 560/06/20F/AP del 24 de agosto de 2006, donde se investiga un
homicidio por culpa cometido contra Kevin Alejandro Lara Tamayo en la colonia
Niño Artillero.
La información oficial indica también que el poder criminal de Leal está por
encima del ex residente del Barrio Logan, Melvin Gutiérrez, pero que ambas
células operan en conjunto en la delegación Playas de Tijuana y en la franja
fronteriza, la cual consideran una zona de confort para sus movimientos
criminales. Y en ambos casos, las autoridades aseguran que los hombres de las
respectivas familias, están involucrados en actividades relacionadas con el
tráfico de droga. Y que el mexicoamericano, es un asiduo visitante de la zona
norte.
Crímenes públicos y operadores de Leal
Los miembros del Consejo Estatal de Seguridad dieron cuenta de la presencia
de Leal Hernández en el cártel Arellano a partir del enfrentamiento interno
entre Juan Sillas Rocha y Teodoro García Simental que dejó una estela de muertos
a partir de la primera semana de noviembre de 2009.
Se conocían sus apodos, “Chapito”, “Killer” incluso lo llegaron a
mencionar como “El Fantasma”, pero existía confusión porque había matones con
los mismos apodos en ambos grupos delictivos. Tanto en el cártel Arellano como
en el cártel de Sinaloa.
Su identificación nominal sucedió tras la declaración de tres vendedores de
droga al menudeo, víctimas de balaceras sucedidas en Tijuana entre febrero y
marzo de 2010 en la colonia 3 de Octubre y en la Sánchez Taboada, explicaron que
daban parte de sus ganancias a “Los Teos”, pero que en semanas recientes habían
recibido la visita de comandos que se presentaron como gente de “El Ingeniero” y
los habían amenazado, debían “alinearse” y “pagar piso” a los contrarios, que
según la autoridad era gente de “El Sillas” encabezada por “El
Chapito”.
114 asesinatos y 24 secuestros se sucedieron entre integrantes de ambos
grupos en esos dos meses.
Después, tras otra balacera sucedida el 18 de abril de 2010 en la delegación
La Mesa se supo del alcance criminal de Leal Hernández.
Extraoficialmente se
pudo conocer que en el operativo policiaco realizado tras el enfrentamiento, “El
Chapito” y algunos de sus cómplices que habían recibido y respondido el ataque
armado, fueron detenidos y presentados con un arma, por la policía municipal
ante el ministerio público del fuero común en la delegación La Mesa. Primero lo
dejaron ir, y después negaron la orden de aprehensión.
Lo único que se registró de ese enfrentamiento fue el asesinato de Alonso
Zambada López, ex policía municipal de Tijuana quien presuntamente delinquía
para “El Sillas”. Tras este hecho, Leal escapó a Puebla a esperar a que se
enfriara su tema, pero retornó unas semanas después.
En ese mismo período, las fuerzas del orden identificaron del lado de “Los
Teos” a Javier Uriarte, también apodado “El Chapito” y sobrino de Raydel López
Uriarte “El Muletas”.
En ese mismo período, el seguimiento de los investigadores de los operativos
para colgar cadáveres en los puentes durante octubre de 2010, les permitió
corroborar que ambos “Chapos” estaban recibiendo protección de la policía
municipal, principalmente en la delegación de San Antonio de Los Buenos en
Tijuana.
El 12 de octubre de 2010 al ser detenido Ricardo Gallardo Flores, en la
colonia Camino Verde, en posesión de 57 paquetes de marihuana, mil 596 cartuchos
de diversos calibres, un arma corta y un arma larga, dijo que operaba para “Los
Teos”, pero las autoridades determinaron que trabajaba para Leal.
Fue en noviembre, con 56 secuestros y 560 homicidios dolosos acumulados,
cuando la Procuraduría del Estado determinó que el recrudecimiento de la ola de
sangre se debía a que “Los Teos” y los servidores de “El Aquiles”, por separado,
estaban atacando a los grupos de Juan Sillas y “El Chapito”, tras el secuestro y
liberación de las sobrinas de Ismael Zambada.
Mensajes dedicados al segundo apodo de Leal fueron dejados por sus
competidores criminales el 19 de noviembre en el puente de Los Álamos con dos
cuerpos colgados, en dos hojas de libreta se leía: “Ahí está tu gente
(Killer) huevos prestados” y en la segunda, “Ahí está tu gente
Killer”.
Y la respuesta se dio el mismo día cuando desde un Nissan Maxima
tiraron el cadáver de otro hombre con un cartoncillo que decía: “Esto les va a
pasar a la jente del Aquiles pinche puto traes los guevos prestados del Mayo
pero aki te la pelas. Atte Ramón Arellano desde el infierno”.
El asesinato de Alejandro Martínez Hernández, empleado en un puesto de Nachos
y Hot Dogs en la colonia Cueros de Venado, el 5 de noviembre, también se le
atañe a su grupo. Hubo detenidos.
Las muertes continuaron ese mes hasta sumar 69, incluida la de una mujer cuyo
cuerpo fue abandonado en el interior de un carro que dejaron frente a las
oficinas del grupo de Homicidios de la Procuraduría del Estado avisándoles a los
agentes, pero éstos prefirieron ser omisos y esperar que el cadáver fuera
descubierto por el operador de la grúa que fue a mover el auto, acompañado del
mensaje: “Aciles va apasar a todos los que anden kon la mezcla asike váyanse
aliniandose”.
Los cómplices señalados
Según Juan Ramírez, un traficante identificado por las autoridades del estado
como del grupo de Leal, detenido por militares el 24 de noviembre de 2010 en
Ensenada, los operadores de esa célula son “El Negro” y “El Güero” y tuvieron el
apoyo de Miguel Ángel Martín del Río, Comandante de la AFI en Ensenada.
También capturados, Juan Ramírez Ibarra, Gonzalo Cisneros Calvillo, Walter
Fernando Gómez Ibarra y Miguel Vera García delataron cómo delincuentes
integrados a la operatividad de esa célula, en Ojos Negros “El Maravilla” y como
cuidador de bodegas en la zona urbana “El Mono”.
En el Aeropuerto Internacional de Los Mochis, apuntaron a los pilotos
identificados como “Leal” y “El Yanki”. Y en Punta Colonet “El Wilson”. En
Tijuana a dos hombres apodados “Los Cachorros” que delinquen encabezados por
Gilberto Lomelí.
La lista se completó en noviembre de 2011, con la captura de Sillas Rocha,
quien también habló de las relaciones criminales, que evidentemente, heredó a
Leal Hernández.
En el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), un hombre llamado
Porfirio apodado “Maltus”.
En la Policía Federal, en el Aeropuerto
Internacional “Abelardo L. Rodríguez” de Tijuana con el oficial Bosadas, en la
SIEDO desde México otro conocido como “Montero”, y en la Policía fiscal, a
Poncho Argüelles.
Además, un elemento de la Agencia Federal de Investigación
(AFI) en Ensenada, policías federales de Caminos que patrullan entre Tijuana y
Ensenada.
En la PGJE señaló como cómplices a dos jefes que lo combatieron y le fincaron
cargos, Fermín Gómez (hoy delegado de la PGR) y Fernando Jáuregui. También al
agente Palomares y al jefe Adán Velázquez.
De las policías municipales, al comandante en Ojos Negros en Ensenada y en
Tijuana a los uniformados de apellidos Cano Rodelo, Parra Esquivel, Rosales y
Meza.
Hoy, 15 y tres meses después, ninguno de estos mencionados ha sido
investigado.
Van por los líderes
Sin embargo, la movilidad criminal de sus jefes, Octavio Leal Hernández y
Melvin Gutiérrez en estos dos primeros meses de 2012 ya generó el trabajo
coordinado en ambos lados de la frontera, con autoridades de los tres órdenes de
gobierno.
En México, la Procuraduría del Estado está haciendo visitas a los penales,
ampliando las declaraciones de los empleados criminales de “El Chapito” y “El
Melvin”, con la finalidad de fincarles responsabilidad delictiva y solicitar las
órdenes de aprehensión pertinentes en los delitos de homicidio y secuestro que
se les imputan.
Mientras las fuerzas operativas coordinan esfuerzos, para ubicar a los socios
criminales de estos servidores del Cártel Arellano Félix, que les permitan dar
con el paradero de los traficantes.
Porque aún sin que se hayan concretado las órdenes de aprehensión en México,
existen los cargos en Estados Unidos y el planteamiento de la Procuraduría
General de la República, de la Procuraduría del Estado, de los Militares y de la
Estatal Preventiva, incluyendo la Municipal, es detenerlos para
extraditarlos.
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