miércoles, 29 de mayo de 2013

TOPOS EN EL CISEN




Raymundo Riva Palacio Raymundo Riva Palacio
 En su edición de esta semana, la revista “Contralínea” revela el organigrama del Cisen, el órgano de inteligencia civil del Estado Mexicano, y difunde los nombres y salarios de los 38 funcionarios de mayor nivel en esa institución. El semanario aduce como justificación a publicarlo, que es el órgano más opaco de la administración pública, aunque también dedica una buena parte del texto a criticar al último director del gobierno anterior, Jaime Domingo López Buitrón, al que cuestiona por su inexperiencia y por haber nombrado en puestos estratégicos a amigos y amigas suyos.

La revelación es muy importante, pero no por las razones que menciona “Contralínea”. Un órgano de inteligencia es opaco por definición y su función no es “espiar a los mexicanos”, como lo describe el semanario. El Cisen es un órgano de contrainteligencia que coadyuva a salvaguardar la seguridad nacional. Que haya tenido directores que lo usaron con fines políticos es una traición a la institución por parte de particulares, que no significa que como instrumento del Estado esté diseñado para el espionaje político. Su tarea debe ser opaca, secreta sobre todo, para que sea eficaz y cumpla el objetivo para el cual fue creado.

Por eso, la revelación de toda la estructura de mando del Cisen significa no sólo vulnerar el corazón civil de la seguridad nacional, sino que desnuda a los encargados de enfrentar a los enemigos del Estado, a quienes reduce su capacidad de operación y pone en peligro sus vidas. Los salarios son un tema trivial, aunque favorecido por cierta prensa para criticar el que haya remuneraciones muy por encima del salario de la mayoría de los mexicanos, sin mencionar que están muy por debajo de puestos similares en el sector privado. Lo relevante son los nombres que fueron “filtrados” a “Contralínea” para su difusión. La revista tendrá sus motivaciones para haberlos difundido y el acento que escogió. El problema de fondo no se encuentra en el medio –nunca se debe matar al mensajero–, sino en quién es el autor intelectual de esa infidencia, que dinamita en su eje a los servicios de inteligencia.

Las “filtraciones”, tan peyorativamente vistas en México, son un subproducto de la democracia. En sistemas abiertos, las “filtraciones” a la prensa se dan con el propósito de sondear en la opinión pública sobre una decisión que se vaya a tomar –si se recibe bien se ratifica; si se rechaza, se desecha–, y medir reacciones en distintos grupos de interés. También muestran las tensiones dentro de un gobierno al ser utilizadas para influir en decisiones tomadas que aún no son públicas, para que se modifiquen o se cancelen. Pero cuando estas “filtraciones” no apuntan a la toma de decisión sino a personas, sólo puede ser resultado de un acto inconsciente de quien aporta la información, o refleja una pugna interna de gobierno.

En un órgano como el Cisen, la ingenuidad no tiene cabida. Si se elimina esta variable, lo que estamos viendo a través de “Contralínea” es una lucha dentro del órgano que no alcanzamos a ver. No sólo es la crítica a López Buitrón lo que trasluce, sino una línea de cuestionamiento que llega directamente el actual director del Cisen, Eugenio Ímaz, por haber mantenido en sus cargos a varios funcionarios de la administración interior. Por tanto, si ambos son exhibidos, se puede excluir un ajuste de cuentas interno contra la administración pasada, lo que ubica la “filtración” en el contexto de un conflicto en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

¿Quién entregó ese organigrama a la revista? Quien lo hizo, cometió la traición más grande que haya vivido la institución en su historia, al poner en riesgo la vida de los altos mandos de la contrainteligencia mexicana y minar el trabajo que, al final, es la seguridad de los mexicanos. La Secretaría de Gobernación, de quien depende el Cisen, debe investigar quién sopló al viento los secretos del Estado. Es una buena oportunidad para medir la claridad y determinación del gobierno de Enrique Peña Nieto y proceder contra quien resulte responsable, de manera proporcional, cuando menos, a la afrenta que vivió.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx / @rivapa


(zocalo/ Columna de Raymundo Riva Palacio/ 29 de Mayo 2013)
 

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