Ismael Bojórquez/Columna Altares y Sótanos
Pasarán muchos días,
semanas, tal vez meses o años para saber exactamente qué pasó en la avenida
Emilio Barragán la noche del domingo 17, en Mazatlán. Dos militares fueron
asesinados como mata la mafia a sus enemigos. Alrededor de 150 tiros de fusiles
y pistolas fueron vaciados sobre la camioneta Dodge tipo Caravan gris, placas
VND-1254 de Sinaloa en que viajaban.
Desparpajado el
ataque, decenas de tiros no dieron en el vehículo y terminaron impactándose en
las paredes del local donde antes habían chocado los militares en su frenética
huida.
Se dijo que minutos
antes de que iniciara la persecución habían levantado kilómetros atrás a una
mujer, en el sector del Conchi, a la altura del cruce del periférico Luis
Dolando Colosio y el bulevar Manuel Clouthier del Rincón.
Luego el procurador
Marco Antonio Higuera Gómez diría que, de acuerdo al examen de los videos
disponibles, no hubo tal persecución.
Mucho misterio hay
en el caso, información contradictoria, datos falsos, verdades a medias,
mentiras completas. Lo cierto es que, por responsabilidad administrativa, por
complicidad o por omisión, todas las instituciones, la Policía de Mazatlán, el
Ayuntamiento, la Policía Ministerial, la Procuraduría de Justicia y el propio
Ejército, están embarradas en este doble crimen.
La versión inicial
de la Policía Municipal fue que los agentes les hicieron señas a los militares,
que iban en un vehículo no oficial, para que se detuvieran, pero siguieron su
marcha, con lo que inició la persecución hasta terminar en la masacre del
teniente Mario Aquino Ramírez y Nínive Fermín Ramírez, con grado de cabo,
adscritos al Octavo Batallón de Infantería con sede en ese puerto.
Por lo pronto, el
affaire ha terminado con la caída del comandante Alejandro García Medrano como
secretario de Seguridad Pública, un hombre que había llegado al cargo bajo
recomendación del mando único —de facto— de las policías en Sinaloa, Jesús
Antonio Aguilar Íñiguez.
Alguna vez, el
propio alcalde de Mazatlán confió a Ríodoce que Chuytoño le hizo tres
propuestas y que no tuvo necesidad de entrevistar a los tres prospectos, que
solo lo hizo con dos y que después de hablar con García Medrano se convenció
que era el hombre que ocupaba al frente de la secretaría, después de que el
anterior, Víctor Manuel Zataráin, había salido huyendo de Mazatlán, en mayo de
2012, bajo una orden de aprehensión, acusado por delitos federales.
La historia ha dicho
que Higuera Osuna se equivocó al escoger. No Aguilar Íñiguez, pues él estaba
haciendo su juego en el interés de tener bajo su control, por órdenes del
gobernador, Mario López Valdez, a todas las policías municipales, bajo ese
concepto de “mando único” que, a pesar de no estar todavía plasmado en ninguna
Ley, ya se aplica en Sinaloa y que ostenta un hombre que apenas hace unos años
era perseguido por la PGR acusado de tener nexos con la delincuencia
organizada.
El alcalde Higuera
Osuna fue víctima de una clara manipulación de los mandos estatales en materia
de seguridad, a menos que quiera aceptar ahora que es parte de la misma polla.
Y al propio general de la Tercera Región Militar, Moisés Melo García, no le
queda deslindarse de responsabilidades, pues cada mes, en espacios militares o
civiles, se reúnen los alcaldes de los municipios más conflictivos y los
respectivos jefes policiacos, el secretario de Seguridad Pública estatal, el
jefe de la Policía Ministerial, el secretario general de Gobierno et al, para
revisar las políticas de seguridad. Ni modo que no se conozcan entre ellos.
En todo caso, el
asesinato de estos dos militares tiene que ver con esas estrategias que entre
todos han instrumentado y que parece consistir en exterminar antes que buscar
justicia. ¿Qué está pasando en la zona norte, por ejemplo? Lo mismo. Hay un
montón de evidencias de que allá la Policía levanta, interroga, mata, entierra,
quema… Ah, pero resulta que ahora todo se lo quieren achacar a las “patrullas
clonadas”. Allá mucha gente está pidiendo la destitución del comandante Jesús
Carrasco, punta de lanza contra uno de los cárteles en pugna por el mercado y
las rutas de la droga. Pero el gobernador insiste en sostenerlo a pesar de que
tiene en su contra hasta denuncias de robo.
Aquí, como en otros
casos similares de abuso policiaco, hay un tronco común y se llama Jesús
Antonio Aguilar Íñiguez. Pero el problema no empieza ni termina con el jefe
policiaco, porque a este lo puso Malova, a sugerencia y por petición de
terceras personas. ¿Quiénes? Pues hay que preguntarle al gobernador. Unos dicen
que Juan Millán, otros que Antonio Toledo Corro, con quien Chuytoño estuvo
“trabajando” mientras se consideraba prófugo de la justicia. Pero otros
sugieren que al comandante lo propuso alguien más. Vaya usted a saber.
BOLA Y CADENA
CASO SIMILAR, AUNQUE
CON saldos menos lamentables, fue el de Bamoa Pueblo, cuando agentes de la
Policía Ministerial abrieron fuego contra una camioneta donde una mujer
trasladaba a seis adolescentes que habían participado en un juego de futbol.
Hubo heridos, no muertos, pero no por ello el ataque fue menos infame. “Estaban
nerviosos”, fue la explicación de Chuytoño. Y luego salieron libres.
SENTIDO CONTRARIO
EL DIPUTADO JESÚS
ROJO MANCILLAS acaba de dar una cátedra de estupidez al declarar que los que no
están de acuerdo con la reforma para imponer la reelección del rector en la UAS
son unos estúpidos. Es panista, por si a alguien le interesa su filiación.
HUMO NEGRO
CIERTAMENTE, la
campaña de la Tecate, Es fácil ser hombre por ti, Por los que no dejan ir una
viva… parece destinada a explotar el machismo en detrimento de las virtudes de
las féminas, más allá de su belleza física, que ahora es tomada como una ofensa
por las nuevas carmelitas descalzas de Culiacán. ¿Por qué no protestan por la
opresión política que sufren en sus partidos? ¿Por qué no contra el “gobierno
del cambio”, cuyo gabinete está conformado en un 90 por ciento por varones?
¿Por qué no se asoman a las secretarías para que vean las decenas de damas que
andan por ahí de “asesoras”, cuando realmente tienen otra función? Disfrute de
la Semana Santa y beba la cerveza que le dé la gana. Si bebe.
(RIODOCE.COM.MX/IsmaelBojórquez/Columna
Altares y sótanos/marzo 24, 2013)
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