Grupo Los
Cabos, a la cabeza
Comunión de
intereses perversos
Víctor Octavio García
En la última Sesión
del Congreso del Estado del jueves 21 de marzo, el diputado “independiente”
Alberto Treviño se salió con la suya al aprobársele el acuerdo que promovió
para que la Legislatura local solicite al Presidente de la República que se
derogue el Decreto emitido por el entonces Presidente Lázaro Cárdenas en 1938.
No conforme con este “éxito cameral”, el ex perredista volvió a sus andadas
para insistir ante el pleno del Congreso, ahora con una nueva solicitud de Acuerdo
Económico para que se revise otro añejo Decreto Presidencial de 1973, que tiene
que ver con la protección de la bahía de Cabo San Lucas. Con estos dos
acuerdos, Treviño se perfila no como un acucioso investigador de nuestra
historia legislativa, sino como un cabildero a sueldo de los intereses más
nefastos que pretenden acabar con los recursos naturales del estado. No dude
que en un próximo acuerdo salga en defensa de los proyectos mineros que se
ciernen sobre flora, fauna, suelo y vidas de miles de sudcalifornianos. Si se
ha venido cediendo a la ambición de sus ventajosos socios locales de
empresa no se ve como pueda resistirse a
unos cientos de miles de dólares de estos multimillonarios intereses mineros
canadienses y estadounidenses.
El Decreto Presidencial
emitido en 1938 fue como salvaguarda local declarándose zona protectora federal
vedada los terrenos colindantes con la entonces una muy reducida ciudad de La
Paz, a efecto de que se suspendieran los desmontes que indiscriminadamente se
hicieren con la explotación irracional de estos recursos y el natural
crecimiento que tendría la ciudad. A 75 años de este hecho el diputado Alberto
Treviño y sus paleros que se ostentan como legisladores y que le aprueban todo
en el Congreso quieren meterle reversa porque aquí se esconde un jugoso
negocio, porque no se trata de que el Decreto sea obsoleto porque ya pasó mucho
tiempo y la ciudad de La Paz ha crecido, sino porque el polígono de protección
detiene que se arrase con la flora endémica, no obstante que las autoridades
correspondientes no hayan hecho nada para penalizar a los infractores en
terrenos que abarcan una zona muy amplia que ahora se encuentra en los planes
de desarrollistas, hoteleros e inmobiliarios, a los cuales, indudablemente
sirve como mandadero y vive de esos
intereses el diputado sanluqueño del distrito dieciséis. Si Treviño
logra “convencer al Presidente Peña Nieto para que derogue ambos Decretos, le
redituará fuertes ganancias dado que hasta ahora ha sido un obstáculo legal
para que los fuertes intereses económicos depredadores que se ciernen sobre la
bahía de La Paz, logren sus aviesos objetivos, aduciendo una falsa obsolescencia
del Decreto que emitió Lázaro Cárdenas en 1938. Y puede que las autoridades
federales y locales que tienen que velar porque se cumpla la ley y los
reglamentos en materia de desarrollos, no sean verdaderamente un obstáculo,
sino que la existencia del Decreto de 1938 que sigue “vivito y coleando”, es
decir, vigente, les encarece cualquier trámite de construcción y de uso de
suelo, porque que afirmar que tenemos autoridades celosas y vigilantes para que
no se viole la ley y los reglamentos,
sería una balandronada. Inaceptable.
Mientras el
Presidente Enrique Peña Nieto y el Congreso de la Unión cierran el paso a los grandes
capitales depredadores, como es el caso de la nueva Ley de Amparo que niega la
suspensión a quienes detentan concesiones como las mineras, el Congreso
Local decide en sentido contrario, pues
es claro que aquí la reflexión y el compromiso con el pueblo, por lo general,
no se les da a los diputados locales; así, entusiasmado por su éxito con la aprobación de este exhorto al
Presidente de la República, para que se derogue el decreto de 1938, en la misma
sesión del jueves 21, el diputado Alberto Treviño propuso ¡otro acuerdo
económico!, ahora para que el Congreso del Estado le solicite al Presidente
Peña Nieto “que instruya que se lleven a cabo los estudios necesarios del decreto de 1973 mediante el cual se declaró a la Bahía de
Cabo San Lucas, como zona de refugio submarino de flora, fauna y condiciones
ecológicas de fondo y se permita la
realización de actividades de pesca de todas las especies marinas consideradas
por la ley, así como el anclaje de embarcaciones dentro del polígono de dicha
área de la bahía, siempre y cuando, en su dicho, no afecten su flora y fauna
marina”. En la misma propuesta de Acuerdo Económico se exhorta al Gobernador
del Estado que realice las gestiones necesarias ante el Presidente de la
República para consolidar este propósito. Cualquier persona sabe, que los
estudios de impacto ambiental y otras medidas leguleyas similares sirven para
maldita la cosa, porque ni se siguen ni se supervisan. Pero no conforme con
meter al Congreso en una dinámica contra natura, es decir, antiecológica, de la
cual los diputados parecen no tener sentido,
con este nuevo acuerdo, Alberto Treviño, ahora pretende utilizar de
“peón” de ambiciosos intereses ni más ni menos que al propio Gobernador del
Estado, porque dos iniciativas de
Acuerdo Económico, prácticamente van en el mismo sentido depredador y abusivo y
no pueden ser obra de la casualidad, sino de la comunión de intereses locales y
transnacionales, a los cuales, el “independiente” de Treviño jala mejor que
cualquier yunta. ¡Chúpense esa!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase
a abcdario@hotmail.com
(ABCdario/ Víctor Octavio García/ marzo 25, 2013)
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