viernes, 25 de enero de 2013

ESAS DOS VÍAS CONTRA EL CRIMEN



Ismael Bojórquez / COLUMNA Altares y sótanos
El fin de semana pasado, pobladores de al menos cinco municipios de la Costa Chica, en Guerrero, decidieron tomar las armas para enfrentar a los delincuentes. Los hechos se dieron producto del hartazgo de la gente ante el acoso del crimen y la nula acción del Gobierno (cuando no la complicidad) para brindarles seguridad. En una asamblea, cuyos humores le dieron la vuelta al mundo a través de los medios electrónicos y las redes sociales, hombres y mujeres acordaron armarse y cobrar, dijeron, “ojo por ojo y diente por diente”. Tomaron sus escopetas, sus machetes, sus veintidocitos y pusieron retenes para vigilar entradas y salidas de sus comunidades, todos con los rostros cubiertos con pasamontañas y pañuelos.

A media semana ocurrió lo mismo en los municipios de Iguala y Teloloapan, de la misma entidad. Y no se descarta que esta medida siga sumando poblaciones por lo menos en esa región.

Si faltaba algún elemento para medir la gravedad del problema que representa la violencia en algunas zonas del país, ahí está ese.

En Sinaloa fue polémica la declaración del alcalde de Concordia, José Eligio Medina Ríos, cuando propuso que el Ejército Mexicano armara y entrenara a los pobladores de la sierra para enfrentar a la delincuencia. Lo hizo días después de que un grupo de gatilleros mató a mansalva a nueve pobladores de El Platanar de los Ontiveros.

Son dos cosas distintas. Allá se trata de levantamientos espontáneos de la gente, con tanta legitimidad, que hasta el momento ninguna autoridad ha detenido a un solo campesino por bloquear carreteras o por levantar una vieja escopeta. Acá sería absurdo y cobarde que si el Ejército o las policías estatales y municipales no pueden ni defenderse ellos mismos, opten por armar a los pobladores.

El alcalde apela a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, que según permite al Ejército armar células rurales para la autodefensa de las comunidades, armadas, entrenadas y supervisadas por el propio Ejército, pero no hay, por lo menos en Sinaloa, experiencias en ese sentido.

¿Es recomendable lo que propone el alcalde? No, no lo es. Lo que ocurre en la sierra de Concordia —la matanza de pobladores con el propósito de que abandonen sus comunidades para controlar territorios— es lo que está pasando en las zonas montañosas de Choix, en El Fuerte, en Sinaloa, Badiraguato y San Ignacio. En todos esos municipios se padece la misma plaga de criminales que lejos de ser abatidos expanden cada día sus dominios o se mueren en la pretensión. Ahí están los enfrentamientos de la sierra de Choix en mayo del año pasado, donde murieron decenas de hombres de dos bandos del crimen y de las fuerzas del Gobierno, y cuyas cifras reales nunca conocimos.

Cuentan los parribeños que hace menos de un mes, en pleno Surutato, municipio de Badiraguato, elementos del Ejército Mexicano aseguraron una camioneta con armas. Era un verdadero arsenal. La camioneta y las armas fueron trasladas al destacamento militar de Surutato. Pero algo pasó, alguien avisó a los mandos castrenses y la camioneta con sus armas fue devuelta a los malandrines. Con un jalón de orejas para los soldados que estaban cumpliendo con su deber. “Regresen esas armas —les dijeron— ellos están haciendo lo que no hacen ustedes”.

Es decir, que la tarea de contener el avance de un grupo criminal se está dejando, por el mismo Gobierno, en manos de otro grupo criminal, que en este caso actúa como fuerza de choque del Estado. Aquí el Ejército no está armando a la población para que se defienda, sino a uno de los cárteles en pugna para que forme un dique de contención a otro, en una estrategia que, por lo demás, el Gobierno ha utilizado no solo en las zonas serranas, sino también en muchas ciudades del país, unas veces de un lado y otras del otro, dependiendo de quién controle la plaza.

Como sea, la Costa Chica y la sierra de Sinaloa tienen los mismos problemas: el acoso de los grupos criminales y la incapacidad del Gobierno para brindarles seguridad. Allá los pobladores toman las armas para defenderse. Acá huyen —cuando alcanzan a hacerlo— para no quedar en medio de una disputa a muerte por los territorios. Dejando casas, animales, tierras que habilitaron para el temporal, sueños. Y hasta a sus muertos.

Bola y cadena

MIENTRAS ESTO OCURRE, el gobernador Mario López Valdez informa que ya está tomando clases de zamba para participar en el Carnaval de Mazatlán 2013.

Sentido contrario

LA SECRETARÍA DE GOBERNACIÓN declaró zona de emergencia por las heladas al municipio de Choix, cuando el gobernador había solicitado tal medida para ocho municipios de la zona centro norte. Quiérase o no, sobrarán lecturas políticas también en estas acciones. En 2011, para estos días, ya estaba el secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, regalando cobijas y despensas. Ahora quién sabe si al gobernador le tomen las llamadas.

Humo negro
LOS POLICÍAS MUNICIPALES de Culiacán habían recibido la promesa de un aumento salarial de al menos el 20 por ciento para este año… y sí, les llegó el aumento esta quincena, pero de solo 110 pesos promedio a elementos que ganan 5 mil 300 pesos quincenales, es decir, de apenas el 2 por ciento. Con el agravante de que el año pasado no les fueron otorgados los recursos del Subsemun (Subsidio para la Seguridad en los Municipios) y los amenazaron de que todo aquel que lo reclamara, se iba a la calle.

(RIODOCE.COM.MX/ Ismael Bojórquez / COLUMNA Altares y sótanos /Domingo 20 de enero de 2013)

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