viernes, 25 de enero de 2013

EL ARZOBISPO GARFIAS MERLOS AVALA LA AUTODEFENSA, PERO PIDE DEPONER LAS ARMAS CUANDO LLEGUEN LAS AUTORIDADES



Yee Trujillo
El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, aprobó las movilizaciones armadas de ciudadanos para responder a la amenaza de la delincuencia organizada, pero opinó que cuando la “emergencia extrema” haya concluido y las autoridades se hayan presentado para asumir “su responsabilidad de dar seguridad”, como en los casos de Ayutla y Tecoanapa, los ciudadanos deben deponer las armas.

“Resulta inédito este hecho en el que los pueblos se han movilizado para protegerse a sí mismos y para erradicar a los grupos criminales de sus demarcaciones”, señaló en conferencia de prensa en un hotel de la Costera, y consideró como positiva la corresponsabilidad de la sociedad para “construir la paz y generar respuestas que contribuyan a la seguridad pública”.

Durante la lectura del comunicado, Garfias Merlos dijo que ha seguido con atención las movilizaciones en los pueblos de las jurisdicciones parroquiales de Ayutla y Tecoanapa, donde se han levando en armas para responder a las amenazas “que pesan sobre las familias y sobre los mismos pueblos”, así como en Tixtla, Iguala y Teloloapan.

“Es legítimo que los pueblos participen de acuerdo a sus posibilidades, pues la paz no es sólo responsabilidad de las autoridades, pero, por otra parte, es necesario reparar en los riesgos que entraña el uso de armas”, dijo, e insistió en que una vez que el momento de emergencia extrema termine y las autoridades asuman su responsabilidad de dar seguridad, se precisa deponer las armas para no crear un “caos social”.

En los casos de Ayutla y Tecoanapa, donde ya hay presencia de autoridades y militares, dijo que “es muy importante que ya la población deponga las armas y que dejen que la autoridad competente sea quien ofrezca la seguridad a la sociedad”, y agregó que el diálogo debe prevalecer entre ambas partes para restablecer “la vida normal de estas comunidades”.

A pregunta expresa de cuál es su opinión sobre el hecho de que el Ejército esté tomando el control en los lugares donde ha habido movilizaciones, Garfias Merlos consideró que “no es tanto que el Ejército esté tomando control”, sino parte de la colaboración que ha ofrecido dentro del operativo Guerrero Seguro para garantizar la seguridad.

“El riesgo está presente donde quiera que hay personas humanas, se supone que los militares tienen una preparación especial y estamos siempre en ese cuidado de los derechos humanos que les corresponde a los militares y a toda la sociedad, yo creo que hasta este momento ha significado un signo de protección y de seguridad, en el momento en que ya no se necesite habrá que también reconocerlo o pedirlo, pero yo creo que en este momento sí es importante”, dijo al insistírsele en si considera que es un riesgo que el estado se militarice o que el Ejército viole los derechos humanos como se ha denunciado en diferentes ocasiones.

En relación a las más de 40 personas que han sido detenidas por policías comunitarios y los movimientos en Ayutla y Tecoanapa, Garfias Merlos hizo un llamado a los pobladores para respetar los derechos humanos de todas las personas, “es importante que se haga el juicio correspondiente, que se haga el proceso judicial y siempre con el respeto de los derechos humanos, desde el principio de ellos mismos que están siendo detenidos”, dijo.

A pregunta de reporteros sobre si se corre el riesgo de que gente inocente muera, porque han ocurrido dos muertes, en Ayutla y Atliaca (Tixtla), de personas detenidas por los grupos de autodefensa, y que sus familias alegan que no estaban relacionados con la delincuencia, el arzobispo señaló que las instituciones deben proceder a hacer las investigaciones pertinentes para saber exactamente lo que sucedió, pues “no podemos desde acá, a estas alturas, estar diciendo opiniones que lo único que pueden hacer es confundir a la población y generar mayor desasosiego”.

Después de destacar que la experiencia de unos 18 años de la Policía Comunitaria “ha mostrado eficacia en la reducción de la delincuencia común”, afirmó que es necesario que el aporte de los pueblos y ciudadanos que “han tenido logros dignos de consideración deteniendo a grupos criminales y restaurando la tranquilidad de los pueblos” sea incorporado en la estrategia de seguridad pública para enriquecerla con la contribución ciudadana.

“Las situaciones de conflicto, cuando surgen, hay que buscarles solución, y hay que tratar de aprender de las situaciones que se generan para evitar que sucedan en el futuro, yo creo que ahí es donde se tiene que establecer un diálogo, una colaboración y una participación de todos, toda la ciudadanía, la sociedad, las instituciones, las organizaciones, con la autoridad competente para resolver las situaciones de conflicto, y si logramos generar una experiencia de soluciones de conflicto, naturalmente que tendremos elementos para evitar que se genere y tendremos elementos para resolver el conflicto que pueda suscitarse, yo pienso que eso es lo que tenemos que estar ahorita procurando, para que esta situación se resuelva y evitar que pueda seguirse propagando”, respondió en relación a si existe el riesgo de que estos movimientos puedan expandirse.

Al arzobispo también se le preguntó si ha recibido información de los clérigos sobre movimientos similares en otras regiones del estado o en la zona conurbada de Acapulco, donde han ocurrido hechos violentos, pero Garfias Merlos se limitó a decir que los sacerdotes sólo hablaron sobre los temas del encuentro pastoral.

Finalmente, sobre el encuentro pastoral de Bioética, desafíos actuales, que se realizó en un salón del hotel previo a la conferencia con la participación de unos 190 sacerdotes de las cuatro diócesis de Ciudad Altamirano, Chilpancingo-Chilapa, Tlapa y Acapulco, y de Ecatepec, Morelos, Garfias Merlos dijo que la formación permanente es una de las líneas estratégicas para el Plan Diocesano de Pastoral y que el fortalecimiento de las capacidades es un requerimiento ante las nuevas exigencias de la realidad socio-religiosa, y destacó que este curso contribuyó al estudio, la reflexión y análisis sobre el respeto a la vida “desde la concepción hasta su muerte natural”.


(EL SUR DE ACAPULCO/Yee Trujillo/ ene 25, 2013)

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