martes, 18 de febrero de 2014

RADIOGRAFÌA NACIONAL DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL


México, DF.- Puede decirse que es una enfermedad a la que se quiere curar con medicinas diferentes. En Oaxaca se le quiere enfrentar creando una libreta de registro de sexoservidoras. En el Distrito Federal atacando a los padrotes. Y en Ciudad Juárez registrando los moteles. La lucha contra la trata de personas con fines de esclavitud sexual en México es un mosaico que pasa por diferentes enfoques y a través del tamiz de leyes federales y estatales, además de cuerpos policiacos que cuentan con distintos niveles de entrenamiento. Los gobiernos tampoco se ponen de acuerdo, algunos perciben el delito como una prioridad, otros como un tema secundario.

Cada región del país tiene su propia variación a un fenómeno nacional constituido en el segundo más redituable para la delincuencia, sólo por debajo del narcotráfico. En la frontera con Guatemala, las víctimas predominantemente son centroamericanas. En el centro, las redes basadas en Tenancingo continúan en ascenso y expansión, con operaciones que llegan desde el altiplano mexicano hasta Estados Unidos.

En el norte, las historias más recientes hablan de jovencitas explotadas y después asesinadas en Chihuahua, víctimas de la tenue línea entre el narcotráfico y la trata. En la costa del Pacífico, el turismo sexual en busca de menores de edad es el que campea, mientras que en Chiapas se ha pasado a la prohibición total de giros rojos, al comprobarse que son centros de reclutamiento de redes criminales.

Lo cierto es que son ejemplos todos de un país que ataca de forma fragmentada un fenómeno terriblemente unificado. “En el sistema federal mexicano, los gobiernos estatales sólo investigan y atacan los casos locales y no los interestatales. Más aún, las autoridades locales no tienen jurisdicción sobre casos que involucran al crimen organizado (…) esto ha entorpecido la solución de casos”, advierte el Departamento de Estado de Estados Unidos en su reporte 2013 sobre trata de personas.

EN EL GOLFO

La prostitución en Veracruz es un fenómeno que, de tan común, forma ya parte de la vida diaria de grandes ciudades y pequeñas poblaciones. Muchas veces bajo el control de padrotes, mujeres que ejercen el sexoservicio pueden encontrarse lo mismo en las zonas de mercados que en parques públicos y a la entrada de hoteles, incluso, a la salida de escuelas. Proliferan en áreas aledañas a zonas industriales y ocupan carreteras y casetas de peaje sin que las autoridades suelan acercarse para verificar si son víctimas de trata.

Aunque no existen zonas de tolerancia oficialmente constituidas como tal, lo cierto es que el ambiente es permisivo: se pueden encontrar servicios sexuales por teléfono o vía internet, disponibles a todas horas, a cualquier precio y, aún más problemático, a cualquier edad. Hay desde menores hasta personas cercanas a los 60 años.

La doctora Patricia Ponce, del Grupo Multisectorial VIH Sida en Veracruz, autora de diversos libros e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, analiza el tema de la prostitución en Veracruz. Lo categoriza como un empleo de alto riesgo ante la vulnerabilidad de quienes lo ejercen.

“Es el trabajo sexual el campo de la violación institucional por excelencia, donde más se manifiesta la violencia estructural que experimenta la persona, generado fundamentalmente por las condiciones de pobreza en que vive gran parte de la población nacional”.

En el PACÍFICO

Acapulco tiene al menos medio centenar de puntos donde mujeres y hombres ejercen la prostitución de forma libre o coaccionada. A última cuenta, se habían contabilizado más de 300 giros rojos y existe un padrón de 6 mil personas que acuden mensualmente a realizarse exámenes para obtener la tarjeta de salud.

Más al sur, Oaxaca se acerca a aplicar un enfoque prohibicionista. La capital del estado analiza un plan para desalentar la prostitución callejera de forma total.

El alcalde Javier Villacaña Jiménez advirtió que ha comenzado un programa para desalentar la prostitución callejera y evitar que redes de tratantes se establezcan en la ciudad. Desde este año, se ha comenzado a retirar a sexoservidoras que no tengan permiso para trabajar y se ha lanzado una campaña de cierre de sitios donde se ofrezca comercio sexual.

El Gobierno estatal estudia presentar al Congreso local una iniciativa para el cierre definitivo de tables dances, ya que son sitios donde se favorece la trata.

EL CRUCE CALIENTE

Chiapas vive una doble realidad: por un lado es uno de los principales puertos de paso de personas explotadas sexualmente. Por el otro, ha lanzado una ofensiva inédita a escala nacional para atacar la industria del sexoservicio forzado.

La porosidad de la frontera de México con Guatemala ha permitido por décadas un ininterrumpido flujo de drogas, armas y mujeres utilizadas para fines de trata laboral y sexual, algo considerado casi cotidiano y normal. Pese a años de denuncias, no fue sino hasta 2013 que el gobierno de Chiapas decidió emprender una agresiva campaña de ataque a la trata. Hasta ahora, se ha logrado la clausura de 144 centros de prostitución, bares, cantinas y burdeles.

En Jalisco hay trata internacional

Por: La Jornada

En la casa ubicada en la calle Tenochtitlán número 4083, colonia Ciudad del Sol, en Zapopan, la entrada y salida de mujeres procedentes de Venezuela es intensa. Los vecinos son testigos de la presencia de una veintena de ellas; todas con cualidades físicas llamativas: altas, esculturales y hermosas. El movimiento de coches y taxis que las trasladan sucede día y noche.

Son puras extranjeras. Ya tienen tres años viviendo allí. Cada cinco minutos llegan coches, les pitan y se las llevan; luego viene otro y las deja, señala una vecina molesta por el trajín y el ruido. A veces llegan a las 4 de la mañana con la música a todo lo que da y adrede le suben el volumen. ¿Quién las trae? Quién sabe. Es como un hotel.

Así funciona

A pesar de todo, el lugar nunca ha sido clausurado y sigue funcionando día y noche. El sistema de este giro negro consiste en convertir a las meseras en bailarinas. A veces ganan 200 pesos por ocho horas de trabajo.

Está acostada en la cama, convaleciente de las heridas. Hace un mes salió de trabajar a las cuatro de la mañana, se fue con el dueño, Iván Martínez Macías, su novia Heridia de León Piñón, también trabajadora en el bar, y en la glorieta Chapalita, entre la avenida Guadalupe y la calle San Ignacio unos hombres desde una camioneta Jeep Liberty les dispararon. Él murió, su compañera resultó ilesa y Nallely Estrada recibió dos balazos.

Sentí un calor muy fuerte en el estómago y en la pierna. Bajé del carro y alcancé a arrastrarme hasta el camellón. Estoy viva de milagro, afirma mientras se descubre las dos costuras de las heridas: 29 puntos en el estómago y 14 en la ingle.

Comparte su madre que no tienen dinero para la rehabilitación: 
 
“Veo muy fuerte el problema. Ayer que fui a hablar con la encargada del lugar me dijo que no había sido accidente de trabajo, que el dueño ya se había muerto, pero yo le dije: ‘¿Y a mi hija, el daño quien se lo va a reparar?’ Ella no duerme porque cierra los ojos y se le viene todo lo que vivió, necesita ayuda sicológica y sus rehabilitaciones para volver a caminar bien. No le puedo comprar ni la faja, ni la crema que le recetaron; me dicen que no tienen dinero, pero el negocio sigue trabajando, el bar está abierto. Nos urge el apoyo”.
 
(ZOCALO / Agencias /18/02/2014 - 04:03 AM)


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